12/11/23

Más allá de la muerte

INTRODUCCIÓN

Sal 48:14; Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; él nos guiará aun más allá de la muerte.

Debido a que Dios ha puesto eternidad en el corazón del ser humano (Ec 3:11), las religiones en general creen en alguna forma de vida después de la muerte. Más en concreto, las diferentes confesiones cristianas creen que hay un día fijado por Dios en el que los muertos serán resucitados, unos para vida y otros para condenación (Jn 5:28-29; Ec 12:13-14). Por cierto, la resurrección se opone frontalmente a la reencarnación, que enseñan algunas religiones, ya que, según la Palabra de Dios, está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (He 9:27).

Ec 3:11; Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.

Jn 5:28-29; No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Ec 12:13-14; El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.

Así que todos los creyentes que basan su fe en la Biblia, sin importar la denominación religiosa en la que se congreguen o con la que más se identifiquen, creen en una futura resurrección corporal y en la existencia de otra vida después de la muerte. Sin embargo no se ponen de acuerdo entre ellos en lo que les sucede a las personas inmediatamente después de morir. Que el cuerpo del fallecido regresa al polvo, de donde procede, y se descompone, es evidente para todos (Gn 3:19; Job 17:16).

Gn 3:19; Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

Job 17:16; A la profundidad del Seol descenderán, y juntamente descansarán en el polvo.

Pero sobre lo que le ocurre a la parte inmaterial del ser humano hay dos creencias contrapuestas. Así, mientras unos creen que tras la muerte no queda nada de las personas hasta el día de la resurrección, otros sostienen que la parte inmaterial permanece en estado consciente, con sus pensamientos y sentimientos intactos, a la espera de ser revestidos con un cuerpo incorruptible. Entre los primeros se hallan los Testigos de Jehová y la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y entre los segundos casi todos los demás grupos: católicos, ortodoxos, protestantes, evangélicos, etc.

Otros puntos de desacuerdo estrechamente relacionados con esta cuestión son la definición de qué es el alma, así como qué es el infierno y qué les sucede a las personas que van a parar allí. Si bien en este estudio voy a reflexionar acerca del alma, el tema del infierno prefiero dejarlo para otra ocasión.

EL HOMBRE CONSTA DE UNA PARTE MATERIAL Y OTRA INMATERIAL

Entiendo que el hombre es un ser tripartito formado por un cuerpo, que es la parte material y visible, y por un alma y un espíritu, que conforman su parte inmaterial e invisible.

1 Ts 5:23; Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

La asociación del cuerpo con el alma

El hombre y el resto de los animales tienen en común que ambos poseen un cuerpo y un alma, aunque sean diferentes para cada especie. Esto es así, porque Dios formó del polvo de la tierra a todos los animales, incluyendo a los hombres (Gn 2:7,19; Job 10:8-9; Ec 3:19-20). El cuerpo se ocupa de la parte orgánica y fisiológica, con sus actos reflejos e instintivos, mientras que el alma gobierna la parte psicológica, que tiene que ver con los pensamientos, sentimientos, voluntad, sociabilidad, juegos, etc (Is 15:4).

Gn 2:7,19; Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente… 19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos...

Job 10:8-9; Tus manos me hicieron y me formaron; ¿Y luego te vuelves y me deshaces? 9 Acuérdate que como a barro me diste forma; ¿Y en polvo me has de volver?

Ec 3:19-20; Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. 20 Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.

Is 15:4; Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahaza se oirá su voz; por lo que aullarán los guerreros de Moab, se lamentará el alma de cada uno dentro de él.

Hay una clara distinción entre el cuerpo y el alma, pero también hay una fuerte interdependencia e influencia recíproca entre ambos (Job 14:22; Sal 31:9; Pr 16:24). Con todo, cada una de las partes puede tener sensaciones diferentes. Por ejemplo, puede haber dolor exclusivamente físico o corporal que no afecte a la psique o alma de la persona; y a la inversa, se puede experimentar cansancio en el alma sin que necesariamente esté cansado el cuerpo (2 S 21:15; 2 S 23:10; Jer 6:16; Mt 11:29).

Job 14:22; Mas su carne sobre él se dolerá, y se entristecerá en él su alma.

Sal 31:9; Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.

Pr 16:24; Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos.

2 S 21:15; Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó.

2 S 23:10; Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada...

Jer 6:16; Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.

Mt 11:29; Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.

Qué es el espíritu y su interacción con el alma

Desde una perspectiva bíblica la palabra “espíritu” tiene varias acepciones. Una de ellas se refiere al hálito de vida que hace funcionar el cuerpo conjuntamente con el alma (Job 27:2-4; Is 26:9); de manera que cuando Dios pone el soplo del espíritu en los hombres o en los demás animales, éstos viven, y cuando se lo retira mueren (Stg 2:26; Sal 104:29-30; Ec 8:8).

Job 27:2-4; Vive Dios, que ha quitado mi derecho, y el Omnipotente, que amargó el alma mía, 3 que todo el tiempo que mi alma esté en mí, y haya hálito de Dios en mis narices, 4 mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño.

Is 26:9; Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

Stg 2:26; Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto (pensemos en un cadáver), así también la fe sin obras está muerta.

Sal 104:29-30; (en referencia a todos los seres semovientes) Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo. 30 Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra.

Ec 8:8; No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.

Ahora bien, en el momento de la muerte no sólo el espíritu abandona el cuerpo, sino también el alma (Gn 35:18-19). Esto sucede al exhalar el último aliento o expirar; es decir, al cesar la respiración (Gn 25:8; Gn 49:33).

Gn 35:18-19; Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín. 19 Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén.

Gn 25:8 (también Isaac en Gn 35:29); Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo.

Gn 49:33; Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.

Las expresiones “fue unido a su pueblo” y “reunido con sus padres”, que aparecen en los dos últimos versículos, podrían referirse al hecho de descender al sepulcro como sus antepasados, o bien a reunirse con ellos en el seno de Abraham; no sé cuál de estas interpretacioes es correcta, o si las dos lo son.

Otra acepción de “espíritu” se refiere a la parte del hombre que le confiere a éste la capacidad de reflexionar sobre sí mismo, utilizar pensamientos abstractos, ser creativo, usar un lenguaje de signos de doble articulación, tener sentido de trascendencia, establecer una relación con Dios, etc. Obviamente estas capacidades son rasgos distintivos de los seres humanos que los diferencian de cualquier otra especie animal. De manera que de entre toda la creación de Dios sólo los hombres y los ángeles somos seres espirituales (Job 38:36; Sal 32:2; Zac 12:1; Jn 4:24; He 1:13-14).

Job 38:36; ¿Quién puso la sabiduría en el corazón? ¿O quién dio al espíritu inteligencia?

Sal 32:2; Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.

Zac 12:1; 1 Profecía de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho…

Jn 4:24; Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

He 1:13-14; Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?

Si bien el alma y el espíritu del ser humano son diferentes (Lc 1:46-47; He 4:12), entre ellos hay una estrecha vinculación, una gran interacción. De manera que el espíritu, el cual se ocupa de las funciones superiores del intelecto, puede reflexionar sobre el estado del alma, así como darle a ésta órdenes o instrucciones para inducir un cambio en ella y en todo nuestro ser (Sal 42:5; Sal 103:1; Sal 116:7).

Lc 1:46-47; Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; 7 y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.

He 4:12; Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Sal 42:5; ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.

Sal 103:1; Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.

Sal 116:7; Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.

El espíritu está dotado de conocimiento tal como indica 1 Co 2:11, lo cual demuestra que no es sólo un hálito que da comienzo al nacimiento de un nuevo ser y finaliza con su muerte; también es una parte esencial del hombre que tiene vida propia, y que junto con el alma perdura aun en ausencia del cuerpo (1 R 17:21-22; He 12:22-23; 1 P 3:18-22; 1 P 4:6).

1 Co 2:11; Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

1 R 17:21-22; Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él. 22 Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió.

He 12:22-23; ...sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos...

1 P 3:18-22; Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.

1 P 4:6; Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.

Otros espíritus no humanos

Las dos acepciones anteriores del término “espíritu” tienen que ver con el espíritu del hombre como una parte integral de su ser (Zac 12:1). Pero aún hay otras dos acepciones de “espíritu”: se trata, por un lado, de los espíritus demoníacos, que tras la caída en pecado del hombre han influido en él para que desobedezca a Dios; y por otro lado, del Espíritu Santo (1 S 16:14; Hch 19:11-12).

Zac 12:1; ...Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho…

1 S 16:14; El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová.

Hch 19:11-12; Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

El Espíritu Santo también ha interactuado desde el principio de la creación con los hombres; pero a diferencia del diablo y los espíritus demoníacos, que tientan a los seres humanos para que pequen (1 Ts 3:5), Él lo hizo para revelarnos a Dios y darnos a conocer su voluntad. Además, tras morir y resucitar, Cristo lo envió a su iglesia y a cada uno de sus discípulos para que more en su interior y los guíe a toda la verdad (1 Ts 3:5; Pr 1:23; Jn 14:16-17; Jn 16:12-13; Ro 8:16).

1 Ts 3:5; Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.

Pr 1:23; Volveos a mi reprensión; he aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras.

Jn 14:16-17; Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

Jn 16:12-13; Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad

Ro 8:16; El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

QUÉ ES LA MUERTE Y QUÉ LES SUCEDE AL ALMA Y EL ESPÍRITU AL MORIR

Los adventistas y los Testigos de Jehová afirman que no tenemos alma, sino que somos alma. Para ello se apoyan en porciones de la Biblia tales como Gn 2:7, ...”y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”, o un alma viviente (1 Co 15:45; Ez 47:9).

1 Co 15:45; Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

Ez 47:9; Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.

Sin embargo en los versículos que acabo de citar se está utilizando una sinécdoque, que es una figura literaria de uso común en el idioma español, mediante la cual se designa una cosa con el nombre de otra; en este caso el todo por una de sus partes (Gn 12:13; Ez 18:4). Por otra parte también hay que tener presente que las lenguas en general contienen numerosas palabras con dos o más significados que se tienen que discernir en función del contexto en el que aparecen.

Gn 12:13; Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.

Ez 18:4; He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

Pero así como en las porciones anteriores se muestra el alma con significado de “ser”, “persona” o “vida de una persona”, en Sal 6:2-3 el alma aparece como una parte diferenciada del cuerpo, el cual es representado aquí por los huesos. Lo mismo podemos observar en Lm 3:20 y en otras porciones anteriormente citadas, como los salmos 42:5, 103:1, etc.

Sal 6:2-3; Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. 3 Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?

Lm 3:20; Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;...

Ahora bien, en la muerte, además del cuerpo y el alma, también está involucrado el espíritu. El problema es que para los defensores de la mortalidad del alma, el espíritu es única y exclusivamente la energía que necesita el hombre para nacer y vivir; de modo que cuando Dios le quita a una persona esa energía vital se muere, diluyéndose dicha energía o espíritu y retornando a Dios que lo dio (Ec 12:1,7; Hch 7:59-60).

Ec 12:1,7; Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos… 7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.

Hch 7:59-60; Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

Esta interpretación es correcta en lo que respecta al espíritu como el hálito divino que da y quita la vida en esta tierra. Sin embargo, como ya he dicho antes, el espíritu es también una parte integral de nuestro ser que no desaparece con la muerte, sino que es recibido y conservado por Dios, junto con el alma, a la espera de reunirse con un cuerpo resucitado (Zac 12:1; Ro 8:16).

Zac 12:1; ...Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho…

Ro 8:16; El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Muerte espiritual versus muerte fisica

La expresión “el alma que pecare, esa morirá” de Ez 18:4, que ya cité anteriormente, no nos enseña que el alma muere junto con el cuerpo, como algunos pretenden, puesto que se refiere a la muerte espiritual o muerte eterna. Es evidente que si se refiriera a la muerte física el texto diría que todas las almas mueren, en vez de afirmar que sólo mueren las que pecan, porque lo cierto es que todos morimos corporalmente. Por consiguiente dicha expresión no es aplicable a los que han sido justificados por Cristo, sino a aquellas almas que parten hacia la eternidad sin haberse arrepentido y creído en Jesús para ser limpios de sus pecados, y escapar así de la muerte eterna.

La Biblia nos muestra claramente que hay un nuevo nacimiento y una muerte espiritual, que son diferentes del nacimiento y la muerte físicas (Jn 3:3-6; Ef 2:1). El pecado acarrea la muerte espiritual, “porque la paga del pecado es muerte” (Ro 6:23). Por eso Adán murió espiritualmente el mismo día que pecó, aunque su muerte física se demoró por cientos de años (Gn 2:16-17).

Jn 3:3-6; De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

Ef 2:1; Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,

Gn 2:16-17; Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Luego todo ser humano que antes de dejar de respirar sobre la tierra no nazca de nuevo, pasará al otro lado de la eternidad espiritualmente muerto y padecerá la muerte eterna o segunda muerte (Ap 2:11; 20:6,14-15; 21:8), que básicamente es la separación definitiva del hombre de su Creador. Por tanto, así como la muerte física produce la separación entre el alma y espíritu por un lado, y el cuerpo por otro, la muerte espiritual es la separación entre el hombre y Dios. De manera que si el hombre no pone remedio a esa situación, arrepintiéndose y creyendo en Jesucristo durante su vida terrenal, la muerte espiritual se volverá irreversible, por lo que será arrojado de delante de la presencia de Dios a un lago de fuego, donde pasará la eternidad en un estado de sufrimiento, vergüenza y confusión perpetua (Dn 12:2).

Ap 2:11; El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.

Ap 20:6,14-15; Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años... 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Ap 21:8; Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Dn 12:2; Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua (sabemos por otros pasajes que todos resucitaremos, y que seremos una gran muchedumbre, por lo que una traducción más precisa aquí sería “los muchos que duermen en el polvo de la tierra serán despertados”).

TEXTOS USADOS EN PRO DE LA MORTALIDAD DEL ALMA

Quienes sostienen que el alma es mortal se basan principalmente en porciones del antiguo testamento, extraídos en su mayor parte de Job, Salmos y Eclesiastés. Algunos de ellos son de difícil interpretación, especialmente los que hablan del Seol (en griego Hades), porque la mayor parte de las veces esta palabra se refiere a la tumba (1 R 2:6), pero en otras al lugar donde van a parar las almas de los muertos hasta que éstos sean corporalmente resucitados (Lc 16:23), e incluso en ocasiones de manera específica al infierno (Sal 9:17-18). Y algo parecido ocurre con la muerte que, como ya he comentado, puede referirse tanto a la muerte física como a la espiritual, la cual conduce a la muerte eterna.

1 R 2:6; Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol en paz.

Lc 16:23; Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.

Sal 9:17-18; Los malos serán trasladados al Seol, todas las gentes que se olvidan de Dios. 18 Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.

Tomando como referencia a los adventistas sobre lo que les acontece a las personas después de la muerte, sus creencias se pueden resumir en estos dos puntos : 1) el alma y el cuerpo forman una unidad indisoluble, por lo que ambos mueren hasta el día de la resurrección, en el cual reviven; 2) los resucitados para vida disfrutarán de la presencia de Dios por toda la eternidad, mas los resucitados para condenación perecerán para siempre, pues serán aniquilados o extinguidos en el lago de fuego.

La segunda cuestión nos lleva a la discusión de qué es el castigo o muerte eternos; si consiste meramente en que la persona deja de existir para siempre, o si el castigo consiste en una separación definitiva de nuestro Creador, que conduce a un estado de sufrimiento sin fin. Yo entiendo que la condenación eterna de la que nos habla la Palabra de Dios se refiere a un castigo que dura por toda la eternidad, y no a que la condenación es eterna porque es decretada por el Eterno. Pero, como ya había anticipado, la controversia sobre el infierno o el lago de fuego no es objeto de este estudio, por lo que me centraré en la primera suposición; es decir, que el alma muere junto con el cuerpo.

Hay un consenso prácticamente total en que la Biblia con mucha frecuencia usa la expresión dormir con el significado de morir (Sal 13:3; Mt 27:52-53; Jn 11:12-14). De ahí que los adventistas y algunas otras denominaciones, enseñen que todos al morir dejaremos de existir hasta que seamos resucitados. Es como si quedáramos sumidos en un profundo sueño, en un estado de total inconsciencia hasta que Dios nos despierte. A efectos prácticos para nosotros sería lo mismo que reunirnos con el Señor inmediatamente después de morir, ya que al no tener conciencia del tiempo transcurrido, sería como si éste no hubiera existido. Pero tal como he estado argumentando, entiendo que el alma y el espíritu sobreviven a la muerte para estar de inmediato con Cristo, en caso de ser sus discípulos, o bien para ir al infierno y de ahí al lago de fuego, en el caso de los incrédulos.

Sal 13:3; Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte

Mt 27:52-53; ...y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.

Jn 11:12-14; Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarlo. 12 Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. 13 Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto.

Examinaré a continuación algunos textos utilizados por los defensores de la mortalidad del alma. Comenzando por Job 7:21, este versículo no se refiere a dejar por completo de existir al yacer en el sepulcro, sino a no ser hallado más en la tierra de los vivientes. Y en cuanto a Ec 9:5-6,10, Salomón simplemente nos insta a aprovechar el tiempo que nos toque pasar debajo del sol para que hagamos lo que tengamos que hacer, antes de que nos muramos y sea demasiado tarde. De modo que estos textos no esconden ninguna enseñanza o doctrina sobre lo que le acontece al alma después de la muerte.

Job 7:21; ¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no existiré.

Ec 9:5-6,10; Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol… 10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.

La siguiente porción de Job 14:10-12 es similar a las dos anteriores con el añadido de que “hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño”. Esto únicamente se refiere a que al morir, los cuerpos yacen y se descomponen en la tierra hasta que Dios los resucite, sea para vida o sea para condenación. Las expresiones despertar y levantarse del sueño no indican una recuperación de la consciencia del alma, ya que ésta permanece viva y consciente después de la muerte, sino que son simples metáforas de la resurrección corporal. Es más lógico aplicar dichas metáforas a un ser cuya parte inmaterial vive separada del cuerpo, que a un ser que simplemente ha dejado por completo de existir. Porque de un estado de letargo e inconsciencia se puede despertar, pero nadie se puede levantar de un sueño, si ya no existe.

Job 14:10-12; Mas el hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? 11 Como las aguas se van del mar, y el río se agota y se seca, 12 así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño.

Las dos siguientes porciones de Job y Salmos expresan la fe de Job y David en que un día verán a Dios con sus propios ojos y con un cuerpo glorificado, a semejanza del cuerpo resucitado de Cristo. Estos versículos nos sitúan en un tiempo posterior a la resurrección de los muertos, sin referirse para nada a su situación previa, por lo que no veo aquí motivo alguno de discusión.

Job 19:25-27; Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; 26 y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; 27 al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí.

Sal 17:15; En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.

Otro texto empleado para defender la idea de que el alma deja de existir cuando el cuerpo yace en la tumba es el Salmo 146, versículos 3 y 4. Sin embargo, la afirmación de que “en ese mismo día perecen sus pensamientos” no significa que el alma de la persona muere, o queda inconsciente, y que por tanto no puede pensar, sino a que han perecido o quedado atrás los pensamientos o proyectos que tenía antes de exhalar su espíritu.

Sal 146:3-4; No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. 4 Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos.

Cierro este apartado con tres porciones de los Salmos en los que David dice que en la muerte no hay memoria de Dios, y que por consiguiente los muertos no lo alabarán. Dado que este libro es una colección de oraciones, poemas y cánticos de alabanza y adoración a Dios, considero que no es el más indicado para extraer de él doctrinas, al contrario de lo que sucede con las cartas pastorales de Pablo y de los otros apóstoles. Con todo, debemos prestarle atención porque indudablemente es parte de la verdad revelada por Dios.

Empezando por la porción de Sal 6:4-5, aquí el salmista clama en oración desde lo más profundo de su ser en medio de la prueba y aflicción. El estado de ánimo por el que está atravesando aquí David es similar al que experimenta Job cuando se expresa en Job 6:1-4, reconociendo haber hablado precipitadamente, acuciado por su insoportable dolor. Pero además de eso, Job creía erróneamente que estaba sufriendo un castigo de Dios. Sin embargo a nadie se le ocurre aceptar como doctrina esas declaraciones de Job, que fueron hechas en su ignorancia y tratando de desahogar su alma. Pues en esta porción de David ocurre algo parecido, nos sirve para poder captar su estado de ánimo y no para fijar doctrina.

Sal 6:4-5; Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia. 5 Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el Seol, ¿quién te alabará?

Job 6:1-4; Respondió entonces Job, y dijo: 2 ¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, y se alzasen igualmente en balanza! 3 Porque pesarían ahora más que la arena del mar; por eso mis palabras han sido precipitadas. 4 Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten.

En esa misma línea se halla el Sal 30:9, cuando David pregunta ¿Te alabará el polvo?”, dando a entender en esta oración de acción de gracias que no podrá alabar a Dios si éste deja que descienda a la sepultura. ¿Significa eso que tras la muerte el alma deja de existir junto con el cuerpo? No lo creo; porque si así fuera también tendríamos que creer lo que dice literalmente el versículo 3 de este mismo salmo, cuya interpretación correcta es que Dios sanó a David de su enfermedad cuando estaba al borde de la muerte, y no que lo había resucitado.

Sal 30:9; ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?

Sal 30:2-3; Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste. 3 Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; me diste vida, para que no descendiese a la sepultura.

Por último, entiendo que los muertos que no alabarán a Jehová mencionados en Sal 115:17-18, son personas espiritualmente muertas, hayan o no descendido a la sepultura. ¿Por qué lo creo así? Porque los que temen a Jehová lo bendecirán desde ahora y para siempre; es decir, no sólo mientras están vivos en esta tierra, sino también por toda la eternidad.

Sal 115:17-18; No alabarán los muertos a JAH, ni cuantos descienden al silencio; 18 pero nosotros bendeciremos a JAH desde ahora y para siempre. Aleluya.

TEXTOS SUSCEPTIBLES DE INTERPRETACIONES CONTRADICTORIAS

Si la expresión “te digo que hoy” de Lc 23:43 está bien traducida del texto original, resulta evidente la inmortalidad del alma. El problema es que quienes creen lo contrario dicen que debería traducirse por “te digo hoy que”. De modo que según la primera traducción el alma del malhechor pasó en ese mismo día a la presencia de Dios, mientras que si la traducción correcta es la segunda, eso no sucederá hasta el día de su resurrección. Hay otro texto similar en Dt 30:16 con la expresión “te mando hoy que”, pero en este caso no hay ninguna duda sobre su traducción, en el sentido de que Dios le mandó en ese día a Israel que lo ame siempre, no sólo en ese día.

Lc 23:43; Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Dt 30:16; ...porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

La siguiente porción de texto (Jn 11:23-26) se refiere a la resurrección, pero no aclara nada sobre el estado de las personas inmediatamente después de fallecer. Por consiguiente estos versículos no son adecuados ni para afirmar ni para negar la inmortalidad del alma.

Jn 11:23-26; Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.

Hay otro texto muy interesante acerca de la resurrección de los muertos (1 Co 15:42,44-49). Nos enseña que resucitaremos con un cuerpo incorruptible a imagen de Cristo, pasando de lo animal y terrenal a lo espiritual y celestial; o sea, de un cuerpo dominado por el alma a otro gobernado por el espíritu. Pero tampoco nos explica qué le pasa al alma y espíritu al morir.

1 Co 15:42,44-49; Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción… 44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. 45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. 46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.

Mención aparte merece 1 S 28:8-20, acerca de lo que sucedió en la visita de Saúl a la adivina de Endor. Para unos la imagen que se le apareció a Saúl y habló con él fue la del anciano Samuel, mientras que para otros fue un demonio que lo suplantó. La primera interpretación demostraría la existencia del alma y el espíritu fuera del cuerpo, mientras que la segunda no. Al no estar seguro de cuál es la posición correcta, no haré más comentarios sobre este texto.

TEXTOS QUE DEFIENDEN LA INMORTALIDAD DEL ALMA

La siguiente porción de 2 Co 5:1-4 es muy parecida a la de 1 Co 15:42,44-49, anteriormente comentada. No obstante añade a ésta un detalle o matiz diferencial que considero muy revelador. Se refiere a nuestro cuerpo como el tabernáculo en el que habitamos, igual que Jesús se refería a su cuerpo cuando estando en el templo de Jerusalén dijo que el templo sería destruido y reedificado en tres días (Jn 2:19-21). Luego es necesario que seamos desnudados de este cuerpo corrupto y mortal para ser revestidos de otro incorruptible e inmortal en la resurrección. Así que nuestra alma y espíritu permanecen en estado consciente aun cuando seamos temporalmente desnudados o despojados de este cuerpo terrenal.

2 Co 5:1-4; Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

Jn 2:19-21; Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. 20 Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? 21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.

Por si la porción anterior de 2 Co 5:1-4 no fuera suficientemente clara, continúa explicando en los versículos 6 a 10 que cuando nos ausentamos del cuerpo pasamos automáticamente a la presencia visible del Señor. Por tanto, al morir nos ausentamos o desprendemos temporalmente del cuerpo para vivir en alma y espíritu con Cristo.

2 Co 5:6-10; Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 9 Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. 10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

En la misma línea que acabo de mostrar tenemos Fil 1:21-24. Pablo expresa su deseo de partir de esta vida para estar con Cristo; pero por otra parte piensa que es más necesario quedar en la carne, colaborando con sus hermanos en beneficio de la obra del Señor. De manera que el alma de los creyentes arrepentidos no acompaña al cuerpo en la tumba, sino que parte para estar con su Señor; y en el caso de los incrédulos irá a parar al Hades, en espera del juicio final.

Fil 1:21-24; Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. 23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; 24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.

El texto de Lc 16:22-26 disipa cualquier duda sobre la inmortalidad del alma. Da igual que sea clasificado como una alegoría o una parábola; Jesús, que es la Verdad, no puede usar ningún ejemplo que induzca a confusión o error. Por consiguiente el texto deja bien claro que: 1) Estos dos personajes, sean reales o ficticios, han muerto y se hallan en una fase anterior a la resurrección final, la cual aún sigue pendiente de producirse en el día de hoy. 2) Sus almas viven, sienten y son conscientes de lo que les sucede. 3) En el Hades hay (o al menos había antes de la resurrección de Cristo) dos compartimentos con una separación que impide el paso de uno al otro. 4) Una parte del Hades es un lugar de tormento, mientras que la otra, llamada el seno de Abraham, es un lugar de gozo y consuelo.

Lc 16:22-26; Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.

En Ap 6:9,11 el apóstol Juan ve bajo el altar que hay en el cielo las almas de los que habían sido sacrificados por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesús. Éstas, habiendo padecido el martirio durante la Gran Tribulación, claman justicia a Dios; pero se les dice que aún deben esperar un poco, hasta la siega del fin del siglo (Ap 14:15,18), a fin de que se complete el número de los que han de ser salvos. Es entonces cuando serán corporalmente resucitados para disfrutar en el reino milenial de Cristo; pero mientras tanto sus almas ya viven delante de la presencia de Dios.

Ap 6:9,11; Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían... 11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.

Ap 14:15,18; Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura… 18 Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.

La siguiente porción de Ap 20:4-6 corrobora lo que acabo de decir. Estas almas resucitarán para vida en la primera resurrección y reinarán con Cristo mil años; de manera que la segunda muerte, que es la muerte eterna, no tiene potestad sobre los que son partícipes de la primera resurrección.

Ap 20:4-6; Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. 6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos.

Para terminar, una prueba contundente de la inmortalidad del alma se halla en Mt 10:28. Este versículo resalta la diferencia entre matar y destruir: matar el alma sería eliminarla de una persona; mientras que destruirla consiste en arruinarla, asolarla, causarle una gran pérdida o daño irreparable, sin que necesariamente tenga que ser aniquilada. Por eso el alma no se puede matar, ya que es inmortal; pero sí que puede ser destruida por Dios en el infierno (Sal 92:6-7).

Mt 10:28; Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Sal 92:6-7; El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto. 7 Cuando brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente.

Hasta aquí he llegado, mis queridos lectores. Que “todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Amén.

29/10/23

El error de querer judaizar el cristianismo

INTRODUCCIÓN

La adopción de determinados preceptos de la ley mosaica por algunas denominaciones que pretenden ser cristianas, forma parte de la apostasía del tiempo cercano a la segunda venida del Señor, entendiendo aquí la apostasía como una desviación de la fe que ha sido una vez dada a los santos (Jud 3).

Jud 3; Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

En dicho error incurren las iglesias adventistas, así como ciertos grupos denominados judíos mesiánicos, los cuales imponen a sus seguidores el cumplimiento de determinados preceptos legales dados bajo el antiguo pacto, a los que los cristianos no estamos sujetos. En este estudio abordaré diferentes cuestiones como son las leyes dadas por Dios en el Sinaí, las restricciones en el consumo de alimentos, el calendario de días festivos, el día de reposo, etc.

NO ESTAMOS BAJO LA LEY SINO BAJO LA GRACIA

Como todas estas cuestiones emanan de la ley de Moisés, lo primero que tenemos que preguntarnos es si son aplicables a los cristianos. Pues bien, el nuevo testamento no deja lugar a dudas, en el sentido de que no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia (Ro 6:14-15). No es que la ley haya desaparecido; la ley sigue vigente para los judíos que no creen en Jesucristo como el Mesías, del mismo modo que la ley moral de la conciencia rige para los gentiles inconversos (Ro 2:14-16). Pero los cristianos estamos libres de la ley porque hemos muerto a la misma, al morir y resucitar con Cristo (Ro 6:3-4), igual que la mujer queda libre de la ley del marido cuando éste muere, pudiendo casarse con otro (Ro 7:2-4,6).

Ro 6:14-15; Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. 15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.

Ro 2:14-16; Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

Ro 6:3-4; ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Ro 7:2-4,6; Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. 4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios… 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

La ley no fue dada para nuestra justificación y salvación, ya que por las obras de la ley nadie será justificado (Ro 3:28-31; Gá 2:14-16,21), sino para manifestar el pecado, haciéndonos conscientes de que somos pecadores (Ro 7:7,14-16), y también fue dada como nuestro ayo para llevarnos a Cristo (Gá 3:24-27; Ro 10:1-4).

Ro 3:28-31; Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. 29 ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30 Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. 31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.

Gá 2:14-16,21; Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? 15 Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, 16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado… 21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

Ro 7:7,14-16; ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás… 14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. 15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.

Gá 3:24-27; De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

Ro 10:1-4; Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. 2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. 3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; 4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

De manera que aunque la ley es santa (Ro 7:12-14), ha devenido en maldición para nosotros por nuestra incapacidad para cumplirla en su totalidad, a causa del pecado que mora en nosotros. Mas gracias sean dadas a Dios porque Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (Gá 3:10-14) al cargar sobre sí nuestras culpas sobre el madero para limpiarnos de todo pecado y darnos vida eterna (Gá 4.4-5). Así que la ley no puede hacernos perfectos delante de Dios, porque es sombra de los bienes venideros, pero Cristo sí que puede justificarnos delante del Padre, porque es la imagen misma de dichos bienes (He 10:1).

Ro 7:12-14; De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. 13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. 14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.

Gá 3:10-14; Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

Gá 4:4-5; Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

He 10:1; Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.

A pesar de que el hombre caído de la gracia no ha podido cumplir la ley, que obliga a obedecer todos sus preceptos (Stg 2:10), ésta tiene que ser cumplida. Pero sabemos que la ley, y en general toda la Palabra tiene su cumplimiento en Cristo, que es el Verbo de Dios, así como el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia (Jn 1.1; He 1:1-3). Jesús mismo dijo que no vino para abrogar la ley, sino para cumplirla, y que no pasará el cielo y la tierra hasta que todo se haya cumplido (Mt 5:17-19). Pues bien, Jesucristo durante su vida en la tierra cumplió cabalmente la ley, siendo absolutamente justo y libre de todo pecado, al ser concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y vivir en perfecta obediencia al Padre (Lc 1:34-35; He 4:15).

Stg 2:10; Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

Jn 1:1; En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

He 1:1-3; Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas...

Mt 5:17-19; No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

Lc 1:34-35; Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

He 4:15; Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Resumiendo este apartado, cuyo entendimiento es fundamental para no caer en herejías y falsas doctrinas, la ley de Moisés no es aplicable a los discípulos de Cristo, porque hemos muerto a la ley para estar con Él, y por tanto no estamos bajo la ley sino bajo la gracia, a la cual accedemos mediante la fe (Ef 2:8-9). Eso no significa que estemos sin ley, sino que nos regimos por la ley de la libertad (Stg 2:12), la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús (Ro 8:2-4).

Ef 2:8-9; Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.

Stg 2:12; Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.

Ro 8:2-4; Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

LA GRACIA Y LA LEY NO PUEDEN SER COMPARTIDAS

El apóstol Pablo es muy elocuente al exhortar a los gálatas que habían creído a permanecer firmes en la libertad que Cristo había traído a sus vidas, pues había judíos que trataban de volver a esclavizarlos, diciéndoles que se tenían que circuncidar y guardar la ley. Pero cuando un creyente gentil se circuncida, sin darse cuenta se compromete a guardar toda la ley, y por consiguiente está menospreciando el sacrificio de Cristo y rechazando la gracia, sin la cual nadie puede ser salvo (Gá 5:1-3; Gá 3:2-3). Por si estas dos últimas porciones no fueran suficientemente claras en cuanto a la inutilidad de guardar la ley de Moisés, fijémonos en la contundencia con que se expresa Gá 5:4,7.

Gá 5:1-3; Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. 2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley.

Gá 3:2-3; Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?

Gá 5:4,7; De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído… 7 Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?

En el antiguo pacto la circuncisión era una marca o señal física de aceptación y sometimiento a las leyes de Dios, y por tanto un requisito indispensable para pertenecer a su pueblo. Pero tras la muerte y resurrección del Señor, Dios ha tomado para sí pueblo de entre los gentiles para que junto con los creyentes judíos conformen la Iglesia o cuerpo de Cristo (Ro 9:24-26; Ro 4:9-12). Así que hemos pasado a ser de Cristo, quien nos ha redimido de la maldición de la ley, y ya no tenemos que circuncidarnos físicamente, como así lo atestigua Hch 15:5-11,28-29, porque hemos recibido la circuncisión de Cristo, que es la marca invisible o sello del Espíritu Santo (Col 2:11,13-14; Ef 1:13-14).

Ro 9:24-26; ...a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente.

Ro 4:9-12; ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. 10 ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. 11 Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12 y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.

Hch 15:5-11; Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. 6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. 7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. 8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; 9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. 10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

Col 2:11,13-14; En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo… 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.

Ef 1:13-14; En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

NO HAY ALIMENTOS IMPUROS NI FIESTAS QUE DEBAN GUARDARSE

Bajo el nuevo pacto en la sangre de Cristo se puede comer toda clase de alimentos, excepto la ingesta de sangre y la carne de animal ahogado (Hch 15:28-29); de manera que ya no existen alimentos impuros, porque el Señor los ha hecho limpios (Mr 7:18-23; Hch 10:9-16).

Hch 15:28-29; Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

Mr 7:18-23; ...¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, 19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. 20 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

Hch 10:9-16; ...Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; 11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. 15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.

La Palabra enseña que tanto la dieta alimenticia establecida en el viejo pacto, como el calendario festivo y otros preceptos, eran una sombra de los bienes que habían de venir con Cristo. Pero ahora los cristianos estamos completos en Él, en quien habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y por eso no debemos volvernos a aquellos pobres rudimentos que nos esclavizan. Así que nadie debe juzgarnos por lo que comemos, o por no guardar las fiestas religiosas (Col 2:8-10,16-17; Gá 4:8-11).

Col 2:8-10,16-17; Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. 9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos en El, que es la cabeza de todo principado y potestad... 16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

Gá 4:8-11; Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; 9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.

No obstante, por amor a los débiles en la fe, los cristianos maduros debemos abstenernos de ejercer nuestra libertad, si con ello les ofendemos o escandalizamos, causándoles tropiezo (1 Co 8:4,7-9; Ro 14:1-3,5-7).

1 Co 8:4,7-9; Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios… 7 Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina. 8 Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. 9 Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.

Ro 14:1-3,5-7; Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. 3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido… 5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios… 14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. 15 Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió… 20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come.

LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO COMO DÍA DE REPOSO

Dios estableció para los hijos de Israel el séptimo día de la semana, ahora llamado sábado, como día de reposo para conmemorar la creación de Dios, el cual hizo todas las cosas en seis días y el séptimo descansó, santificando así ese día (Gn 2:2-3; Ex 20:8-11; Ex 31:14-17; Ex 35:3).

Gn 2:2-3; Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. 3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

Ex 20:8-11; Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

Ex 31:14-17; Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. 15 Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá. 16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. 17 Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.

Ex 35:3; No encenderéis fuego en ninguna de vuestras moradas en el día de reposo.

Ahora bien, basándonos en los textos precedentes, guardar el día de reposo para dedicarlo a Dios conlleva una serie de restricciones, como es abstenerse de todo tipo de trabajo, o hacer fuego para cocinar; pero además conlleva un terrible castigo, como es la pena de muerte para quien incumpla este mandamiento. No basta con un cumplimiento parcial del día de reposo, porque eso equivale a su total incumplimiento, por lo que actualmente este precepto es de dudosa aplicabilidad, incluso en la propia tierra de Israel.

Entonces, si cumplir todas las normas del día de reposo es imposible incluso para los propios judíos, ¿por qué exigir que las cumplan los creyentes gentiles? Y el mismo problema se plantea con muchos otros preceptos como, por ejemplo, la circuncisión. Pero para los que estamos en Cristo no tiene ningún valor estar o no circuncidados (Ro 2:28-29; Ro 9:6-8), porque al producirse en nosotros un nuevo nacimiento espiritual somos una nueva creación y formamos parte del Israel de Dios (Gá 6:12-16).

Ro 2:28-29; Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Ro 9:6-8; No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, 7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. 8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.

Gá 6:12-13,15-16; Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. 13 Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne... 15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. 16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.

Concretando, entonces: ¿Por qué no tenemos que guardar los cristianos el sábado como día de reposo? Por varias razones: 1) Porque este mandamiento fue dado a la nación de Israel bajo el antiguo pacto, y nosotros ahora estamos bajo el nuevo. 2) Porque debemos dedicar todos los días de nuestra vida al Señor, no sólo uno de cada siete. 3) Porque estamos en Cristo y Él es nuestro reposo.

La tercera razón que acabo de mencionar se expone en He 4:3-4,7-9. Dios les prometió a los israelitas que sacó de Egipto llevarlos a la tierra prometida, donde hallarían el ansiado reposo; pero al caer en incredulidad en medio de las pruebas, casi toda esa generación murió en el desierto sin poder entrar en ella. Y aunque sus hijos, dirigidos por Josué, entraron, no obtuvieron completo reposo, porque no tomaron toda la tierra que Dios les dio, y tuvieron que compartirla con sus enemigos, que les fueron hostiles. Por eso David se refirió proféticamente a otro día de reposo, que es el que hallan en Jesús todos aquellos que un día creen en Él y se arrepienten de sus pecados (Mt 11:28-30). Como la base de nuestra salvación es la gracia de Dios, podemos descansar de nuestras obras, como Dios de las suyas al acabar la creación; y desde otro punto de vista, al ser perdonados y reconciliados con Dios por medio de Cristo, experimentamos paz y descanso para nuestras almas.

He 4:3-4,7-9; Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. 4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día… 7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. 8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. 9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

Mt 11:28-30; Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Pero además de lo expuesto en este apartado, vemos que en el nuevo testamento no hay ninguna orden expresa a los discípulos de Jesús de guardar el sábado. En sus viajes misioneros Pablo se reunía a veces con los judíos de la diáspora los sábados en las sinagogas, pero no con la finalidad de guardar el día de reposo, sino para predicarles el evangelio en el día y lugar en el que se congregaban los de su nación.

En cambio hallamos dos textos que certifican que los cristianos solían congregarse el primer día de la semana, o sea el domingo. El propósito principal de estas reuniones era compartir el pan y el vino en conmemoración del cuerpo y la sangre de Jesús, tal como Él nos mandó, si bien en ellas también se cantaba, oraba, predicaba, recogían ofrendas, etc. (Hch 20:7; 1 Co 16:1-3).

Hch 20:7; El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.

1 Co 16:1-3; En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. 3 Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén.

De manera que no fue el emperador romano Constantino quien cambió el día de descanso del sábado al domingo, como alegan los judaizantes, porque, como he mostrado, la iglesia primitiva ya se reunía los domingos. Y esto tiene que ver sin duda con el hecho de que Jesús resucitó en dicho día de la semana, tal como lo atestiguan los cuatro evangelios, y como lo anticipa la ofrenda de la gavilla mecida en Lv 23:10-13, en clara referencia simbólica a la resurrección de Cristo.

Lv 23:10-13; Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. 11 Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá. 12 Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. 13 Su ofrenda será dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin.

Pero además en la fiesta de Pentecostés, que también cae en domingo, se produjo otro evento muy significativo: Jesús envió el Espíritu Santo a sus discípulos en forma de lenguas como de fuego descendiendo sobre ellos para darles el poder de predicar el evangelio por toda la tierra. A este acontecimiento también hace referencia Lv 23:10-13 (sobre estos dos textos de Levítico lo invito a leer los comentarios que hago de ellos en mi estudio “Comunión con pan y vino en los dos pactos”, que se encuentra en https://amar-la-verdad.blogspot.com).

Lv 23:15-19; Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. 16 Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. 17 De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová.

Sólo me queda aclarar un par de cuestiones, antes de pasar al siguiente apartado. Los judaizantes aducen que la observancia del sábado como día de reposo no es una mera ley ceremonial sino uno de los diez mandamientos, y que por consiguiente debemos obedecer este mandamiento, igual que los otros nueve. Esto por un lado, y por otro, que Dios les mandó a los hijos de Israel guardarlo por pacto perpetuo por sus generaciones; es decir, este mandato les fue dado para siempre.

Pues bien, la observancia del sábado como día de reposo es parte integral del sistema legal dado por Dios a los hijos de Israel bajo el antiguo pacto y, tal como he venido argumentando en este estudio, es aplicable a los que no reconocen a Jesús como el Mesías y continúan practicando el judaísmo, basado en las obras de la ley; pero no a los que hemos entrado en el nuevo pacto. Con todo, hay muchas normas legales del antiguo testamento que siguen siendo válidas para los cristianos, porque concuerdan con los principios morales y las enseñanzas de Cristo y los apóstoles. Por ejemplo, un casamiento entre hermanos era repudiable entonces y lo sigue siendo hoy para la inmensa mayoría de los hombres, y en especial para los hijos de Dios, aunque el nuevo testamento no diga expresamente nada al respecto.

Y en cuanto a la perpetuidad de guardar el sábado, este mandato no es diferente al de otros muchos que ni siquiera los judíos pueden cumplir en la actualidad (ver nota al respecto a pie de página). El día de reposo, la circuncisión, las fiestas solemnes, y una buena parte de los antiguos ritos y ceremonias, serán restaurados cuando entre la plenitud de los gentiles, y Dios reanude con la nación de Israel el trato especial que mantuvo con ellos en la antigüedad. Esto será en los postreros días, cuando el remanente que haya quedado tras la gran tribulación o tiempo de angustia para Jacob reconozca a Jesús como su Mesías y se arrepienta con gran llanto y lamentación (Zac 12:10-11).

Zac 12:10-11; Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. 11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.

SI JESÚS CUMPLIÓ LA LEY, ¿POR QUÉ SUS DISCÍPULOS NO?

Considero que ya he expuesto sobradamente con argumentos respaldados por textos bíblicos los motivos por los que un cristiano no debe guardar la ley mosaica. Pero me falta responder a la pregunta de por qué Jesús no sólo cumplió la ley, sino que estuvo de acuerdo en que los judíos la cumplieran (Mt 23:2-3).

Mt 23:2-3; En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.

Pues bien, esto fue así porque Jesús de Nazaret fue un judío que nació y vivió bajo la ley, a quien envió el Padre cuando llegó el cumplimiento del tiempo para redimir a los que estaban bajo la ley y adoptarlos como hijos (Gá 4:4-5). Entonces la clave de la cuestión es que Jesús estableció un nuevo pacto en su sangre para sustituir al antiguo pacto, y a través de las enseñanzas del evangelio del reino de los cielos nos otorgó un nuevo testamento (He 8:1-2,6-7). Pero, como bien explica Heb 9:15-17, éste no entró en vigor hasta después de su muerte, como ocurre con todos los testamentos. Así que Jesús y los judíos de su época debieron cumplir la ley, pero los que nacimos después ya recibimos el nuevo testamento, que nos libera de esa carga.

He 8:1-2,6-7; Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre… 6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. 7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

He 9:15-17; Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16 Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. 17 Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.

LA ACTITUD CORRECTA DE LOS CRISTIANOS CON ISRAEL

En los países donde arraigó la cristiandad se ha estigmatizado a los judíos a lo largo de los siglos. Con el pretexto de que fueron ellos los que mandaron crucificar a Jesús fueron culpabilizados, denostados, perseguidos, desposeídos, asesinados y expulsados de sus tierras. Indudablemente Dios va a juzgar con severidad estas acciones (Zac 1:14-15).

Zac 1:14-15; ...Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion. 15 Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal.

Pero en la actualidad en muchos círculos cristianos, sobre todo evangélicos, se ha pasado al extremo opuesto, idolatrando a Israel. Por eso muchos gentiles, deseando ser judíos, buscan por sus apellidos su genealogía para ver si tuvieron antepasados de esa nación, como si eso fuera un privilegio. Así que ahora está de moda ser judío y proclamarlo a los cuatro vientos. Es como si tuvieran un complejo de inferioridad, como si las bendiciones que aguardan a los judíos fueran mayores que las que recibiremos los que pertenecemos a la iglesia de Cristo. Pero no es así, ya que los cristianos fieles heredaremos todas las cosas con Cristo (Ro 8:16-17). ¿Puede haber alguna bendición mayor?

Ro 8:16-17; El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

Entonces lo correcto es mantener una posición equilibrada, pues no somos mejores ni peores que ellos. Lo que marca la diferencia tanto para los judíos como para los gentiles es creer en el Señor Jesucristo y pasar a ser parte de su iglesia, porque Dios no hace acepción de personas (Ef 2:14-18).

Ef 2:14-18; Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

Es normal que los verdaderos cristianos tengamos un sentimiento especial hacia los israelitas, como si se tratara de nuestros hermanos mayores; porque ellos fueron los elegidos de entre todos los pueblos de la tierra, de entre los cuales salieron los héroes de la fe del antiguo testamento, así como Jesús y los apóstoles; porque fueron los depositarios de la Palabra de Dios; y por tantas otras cosas que son de bendición para nosotros los gentiles (Ro 9:2-5).

Ro 9:2-5; ...tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

Pero eso no significa que debamos justificar todo lo que el actual estado de Israel hace. No se trata de una historia de buenos contra malos, en la que los de Israel son los buenos y sus enemigos los malos, pues, como dijo Jesús, sólo Dios es bueno. En Israel hay gente impía, como en todas partes, y siguen rechazando al Mesías; por eso van a tener que pasar por la gran tribulación antes de que reconozcan a Cristo como su señor y salvador, y se humillen delante de él arrepentidos.

Y si eso le aguarda a Israel, cuánto más a sus enemigos (1 P 4:17). Sobre estos recaerán las maldiciones que están escritas en la Biblia por no respetar las decisiones soberanas de Dios, tratando de oprimir e incluso destruir a su pueblo original (Zac 2:8-9). Pero nosotros los cristianos debemos actuar como mediadores, porque somos embajadores de paz. Dejemos que sea Dios quien haga lo que tenga que hacer; para eso no necesita que le ayudemos.

1 P 4:17; Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

Zac 2:8-9; Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. 9 Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.

Por otra parte el Señor nos manda que amemos a todos, incluso a nuestros enemigos. Por tanto debemos amar y orar no sólo por la nación de Israel, sino también por los que luchan contra ella. También debemos pedir por la paz de Jerusalén, que es la misma paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento, morando en los corazones de sus hijos. Esa tan anhelada paz no llegará hasta que el Señor venga a tomar posesión del reino en Jerusalén, que será cabeza de naciones para bendición en toda la tierra.

Porque aunque Israel invalidó el pacto, Dios sigue siendo fiel y tiene compasión de ellos; por eso prometió atraerlos a sí y restaurarlos. Ahora la nación de Israel confía en el hombre tanto o más que en Dios, al contar con la incondicional ayuda del poderoso imperio que es los Estados Unidos de América. Pero esa estrecha alianza puede cambiar, por debilitarse su poder o incluso por traición (Jer 17:5,7). Entonces, cuando Israel se sienta indefenso, Dios actuará milagrosamente para protegerlo y castigar a sus enemigos; porque dice el Señor: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu” (Zac 4:6).

Jer 17:5,7; ...Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová… 7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.

Como hemos visto en Ro 2:28-29 y Ro 9:6-8, para Dios los verdaderos hijos de Abraham, así como los verdaderos israelitas y judíos, no son los descendientes según la carne, sino según la promesa, la cual se recibe por la fe en Jesucristo, el cual es el Mesías anunciado por los profetas del antiguo testamento. No obstante, Dios siempre se asegura de tener un remanente fiel de los descendientes naturales de Abraham, que en este tiempo son parte del cuerpo de Cristo. Por eso Pablo dice refiriéndose a Isaías: “...Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo… (Ro 9:27).

Así que a Israel le espera, como a nosotros los cristianos, un futuro glorioso, pero antes van a pasar por la angustia de Jacob tal como está profetizado. El gran resurgimiento de Israel se producirá cuando todos sus hijos vuelvan a su tierra, no antes, y por ahora aún hay muchos en la diáspora (Ez 39:28). También será en ese tiempo cuando se reunifique Judá con el resto de Israel (Ez 37:21-22), y cuando los hijos de Israel pasen de muerte a vida, como nos ha ocurrido a los cristianos, que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, y al creer en Jesucristo hemos nacido de nuevo. Eso es lo que vio Ezequiel con respecto a Israel en el valle de los huesos secos, cuando el Espíritu entró en los cuerpos ya formados con sus huesos, tendones, carne y piel. Aunque la tierra de Israel ya alberga un considerable número de retornados de la diáspora, y ese número va en constante aumento, a los ojos de Dios son como cuerpos sin espíritu; mas pronto llegará el día en que el Espíritu entrará en ellos y recibirán vida eterna.

Ez 37:21-22; Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; 22 y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos.

Ez 39:28; Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos.

Ez 37:7-8, ; ...y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. 8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu… 10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.

Aquí doy por finalizado mi trabajo con la exposición sin comentarios del siguiente texto, que puede ayudarnos a adoptar un enfoque o perspectiva correcta acerca de la Iglesia, Israel y la relación entre ambos.

Ro 11:1-2,5,16-26; Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2 No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció… 5 Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia… 16 Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17 Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, 18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? 25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel será salvo...

Bendiciones en el Señor. 

 

NOTA

-Además del mandamiento de guardar el séptimo día como día de reposo, como vemos en Ex 31:16 y en otros textos, Dios estableció con Israel muchos otros pactos o estatutos perpetuos por todas sus generaciones, que tras la destrucción del templo y la diáspora del pueblo judío no se han podido cumplir. Entonces, si tenemos que guardar el sábado, ¿por qué no circuncidarnos y obedecer todos los demás preceptos legales que le fueron dados a Israel para siempre? He aquí una amplia muestra de mandatos de Dios sin fecha de caducidad:

-El pacto de no traer otro diluvio sobre la tierra (Gn 9:12-13).

-La circuncisión como señal del pacto de Dios con Abrahan (Gn 17:9-14).

-La fiesta de los panes sin levadura con todos sus detalles (Ex 12:14-15).

-Mantener constantemente encendido el candelabro o Menorá (Ex 27:20-21; Lv 24:1-3).

-Llevar las vestiduras sagradas los sacerdotes cuando sirvan en el santuario o el altar (Ex 28:40-43).

-El pecho y la espaldilla de los animales sacrificados son para los sacerdotes (Ex 29:26-28; Lv 7:32-34).

-El holocausto diario de dos corderos acompañados de su correspondiente libación y ofrenda vegetal (Ex 29:38-42).

-La quema diaria de incienso por la mañana y al anochecer, cuando se alistan o encienden las lámparas (Ex 30:7-12).

-La obligación de lavarse en la fuente de bronce los sacerdotes antes de acercarse al altar o entrar en el santuario (Ex 30:18-21).

-El aceite de la santa unción (Ex 30:22-32).

-Los días de reposo, con especial referencia al séptimo día (Ex 31:12-17).

-La grosura de los animales en las ofrendas de paz y en otros tipos de sacrificio que se queman para Dios: igual que sucede con la sangre, nadie la comerá (Lv 3:12-17).

-El sobrante de las ofrendas vegetales, incluyendo el de la ceremonia de unción de los sacerdotes, el cual será comido por éstos (Lv 6:14-23).

-La prohibición a los sacerdotes de beber vino o sidra cuando entren en el tabernáculo (Lv 10:8-9).

-El mandato al pueblo de afligir sus almas para obtener el perdón de sus pecados en el día de la expiación (Lv 16:29-34; Lv 23:26-32).

-No hacer ningún sacrificio de paz u holocausto sin traerlo a los sacerdotes a la puerta del tabernáculo (Lv 17:1-8).

-No tomar los sacerdotes para sí las cosas santas que el pueblo dedique a Jehová ni acercarse, estando inmundos, a las cosas sagradas que el pueblo haya consagrado (Lv 22:1-3).

-La ofrenda de la gavilla mecida y la prohibición de comer pan, grano tostado, o espiga fresca, hasta el día en que aquélla sea ofrecida (Lv 23:9-14).

-La fiesta de Pentecostés con todos sus ritos ceremoniales (Lv 23:15-21).

-La fiesta de los tabernáculos en todos sus detalles (Lv 23:39-43).

-Los panes de la proposición (Lv 24:5-9).

-El toque de las trompetas de plata para convocar al pueblo (Nm 10:1-8).

-La cantidad de ofrenda vegetal y de libación por cada sacrificio u holocausto en función del tamaño o tipo de animal sacrificado (Nm 15:1-16).

-El encargo a los sacerdotes de cuidar de todas las ofrendas a Jehová y de todas las cosas consagradas por los hijos de Israel (Nm 18:8-11).

-La entrega de los diezmos por heredad a los levitas (Nm 18:21-24).

-El sacrificio de la vaca alazana con todo su ritual (Nm 19:1-10).

-La purificación de la inmundicia por contacto o exposición a cadáveres de personas o animales (Nm 19:14-20).