4/1/21

Religiones falsas

          (Jueces 17)

INTRODUCCIÓN

Tanto dentro como fuera del cristianismo existen diversos tópicos sobre el fenómeno religioso que son parcial o totalmente falsos. Así, entre los no cristianos, se ha hecho muy popular el dicho y la creencia de que todos los caminos conducen a Dios. Sin embargo la Biblia, y más específicamente el Nuevo Testamento, afirma que sólo hay un camino al cielo y un único mediador entre Dios y los hombres, que es Jesucristo.

Por otra parte, muchos cristianos sostienen que toda religión es falsa y que Jesús mismo rechaza en general las religiones y a los religiosos, poniendo como ejemplo sus constantes reproches a los fariseos y demás líderes del judaísmo durante su etapa terrenal. Así que contraponen la relación con Dios a la religión como si fueran cosas incompatibles entre sí, diciendo que lo que importa es tener una relación personal con Él. Eso es lo que yo mismo sostuve erróneamente durante más de veinte años, adhiriéndome sin mucha reflexión a lo que había escuchado de otros hermanos en la fe.

Pero lo cierto es que más allá del uso que se le quiera dar a la palabra “religión”, o lo que cada uno entienda acerca de ella, el sentido de trascendencia y el factor religioso a él asociado que está ligado a la divinidad, es algo consustancial y exclusivo del ser humano, que lo diferencia del resto de especies animales.

Entonces, presentar la relación con Dios como contrapuesta a la religión es una falsa dicotomía, porque la verdadera religión conlleva una relación del hombre con Dios. Por tanto, la incompatibilidad no existe entre los dos conceptos anteriores, sino entre la religión falsa y la verdadera. La religión verdadera es la que Dios nos ha revelado, y que está recopilada en la Biblia; mientras que la religión falsa comprende a todas las demás religiones inventadas por los hombres.

La religión verdadera afirma que el ser humano se apartó de su creador y está perdido; de manera que sólo Dios puede salvarlo. Por eso, despojándose de su gloria y tomando forma de siervo, Dios mismo vino a la tierra en la persona del Señor Jesucristo para redimirlo de la esclavitud del pecado y darle vida eterna. Por el contrario, las religiones falsas creadas por los hombres enseñan que el ser humano puede salvarse a sí mismo en base a sus propios méritos u obras de justicia, al margen de la misericordia de Dios y la justicia de Cristo a nuestro favor.

En resumen, la religión verdadera se basa en que Dios descendió del cielo a la tierra para encontrar al hombre perdido y salvarlo, siempre que éste reconozca su necesidad, se arrepienta y se convierta, poniendo su fe en el Señor Jesucristo. Por el contrario, las religiones falsas pretenden recorrer el camino inverso, ascendiendo de lo terrenal a lo celestial para encontrar a Dios, y haciendo creer a los hombres que su salvación depende de ellos mismos; que si sus buenas obras pesan más que las malas, Dios reconocerá su justicia y les concederá la vida eterna.

Pero la verdad es que la demanda de justicia de Dios no puede ser satisfecha por nuestras supuestas buenas obras, sino sólo mediante el aval de la justicia de Cristo a nuestro favor. Así que, quienes reivindican su justicia ante Dios acarrean condenación para sí mismos, pues con tal actitud desprecian la obra redentora y salvadora de Cristo.

Gál 2:21; No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

Por consiguiente, sí que existe una religión verdadera y agradable a Dios, al ser precisamente Él quien la estableció. La Biblia se refiere explícitamente a ella en Stg 1:26-27, y de forma implícita en muchos otros textos, como por ejemplo en Jer 7:4-6, o en Mi 6:6,8. En ellos se pone de manifiesto que, si bien los ritos simbólicos de culto establecidos por Dios deben ser respetados, su importancia es accesoria o secundaria con respecto al mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Y eso debe traducirse necesariamente en una vida de obediencia y santo temor, que se caracterice no sólo por decir buenas palabras, sino también por respaldarlas de manera coherente con hechos. Sin esta actitud del corazón, la observancia formal de los demás requisitos externos es inútil e inaceptable para Dios.

Stg 1:26-27; Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

Jer 7:4-6; No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. 5 Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, 6 y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, 7 os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre…

Mi 6:6,8; ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?... 8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

MANIFESTACIONES DE LAS FALSAS RELIGIONES

Acto seguido expondré y comentaré el relato histórico del capítulo 17 de Jueces, el cual contiene múltiples manifestaciones de la falsa religión:

1 Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía, 2 el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío. 3 Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo. 4 Mas él devolvió el dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía. 5 Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. 6 En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.

En la porción del texto anterior hay ciertos detalles que no están claros y podrían ser objeto de discusión, como sería determinar tras las sucesivas devoluciones del dinero, quién se quedó finalmente con los novecientos siclos de plata no consumidos en la fabricación de la imagen; o si se hizo una imagen tallada de madera, recubierta de plata, o fueron dos imágenes iguales hechas con materiales distintos: una de madera o piedra y otra de plata fundida. Pero no voy a entrar en cuestiones menores como éstas, porque me parecen irrelevantes a efectos de extraer enseñanzas útiles para los creyentes cristianos actuales.

Así que, entrando en materia, vemos en primer lugar que Micaía se arrepintió de su mala acción y confesó a su madre que había sido él quien había cometido el hurto. Eso indica que en medio de tanta confusión religiosa, al menos su conciencia seguía estando viva y le remordía, llevándolo al arrepentimiento.

Esto es importante, porque la conciencia de Micaía aún estaba lo suficientemente despierta como para poder escuchar y obedecer al Espíritu de gracia. Sin embargo, cuando alguien se obstina en desoír reiteradamente la voz de la conciencia que Dios ha puesto en todo ser humano, ésta se va obnubilando progresivamente a la vez que el corazón se va endureciendo e insensibilizando hasta alejarse de Dios de manera irreversible. Entonces algo terrible sucede: Dios deja de inquietar a las personas para que se arrepientan y conviertan, entregándolas a una mente reprobada (Ro 1:28).

Ro 1:28; Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen...

Otra observación que podemos hacer es que la madre de Micaía fue imprudente al maldecir (Pr 10:19), ya que si esta maldición la profirió contra el ladrón, lo hizo sin querer contra su propio hijo. Y es probable que así sucediera, porque vemos que al enterarse de que el ladrón había sido su hijo se apresuró a bendecirlo en el nombre de Jehová, tratando así de deshacer la maldición que antes había pronunciado contra él.

Pr 10:19; En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente.

En relación con esta cuestión, creo que las palabras tienen poder para alterar la realidad de las cosas, ya sea para bien o para mal. La mayor evidencia de esto la hallamos en la Palabra de Dios, que es poderosa para transformar milagrosamente las vidas de las personas; pero a un nivel inferior también las palabras de los seres humanos pueden provocar cambios que afecten individualmente a personas, grupos, países e incluso a toda el mundo (Pr 15:1; Stg 3:5).

Pr 15:1; La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.

Stg 3:5; Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

Además, según la Palabra, ni las personas ni los pueblos son maldecidos nunca por Dios sin una causa que lo justifique (Pr 26:2). Y por otra parte, cuando Dios maldice al hombre éste no podrá escapar a su maldición, a no ser que se arrepienta de sus pecados y se vuelva en obediencia a Él; sólo así podrá conseguir que Dios retire la maldición de su vida.

Pr 26:2; 2 Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa.

Sin embargo dudo que las personas tengan poder para hacer que las maldiciones expresadas verbalmente contra otros se cumplan. Al menos no se cumplen contra los hijos de Dios, pues Él las transforma en bendiciones (Dt 23:5; Sal 109:28), al tiempo que esas mismas maldiciones se vuelven contra quienes las profieren (Gn 27:29).

Dt 23:5; Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba.

Sal 109:28; Maldigan ellos, pero bendice tú; levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo.

Gn 27:29; Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti; sé señor de tus hermanos, y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren.

En el antiguo testamento hallamos maldiciones pronunciadas por personas impías, pero también por siervos de Dios, en cuyo caso puede que al menos algunas de ellas expresen o estén alineadas con su voluntad. Sin embargo, bajo el nuevo pacto en la sangre de Jesús, a sus discípulos les está absolutamente prohibido maldecir a nadie; antes al contrario, deben bendecir siempre, aun a sus enemigos (Ro 12:14).

Ro 12:14; Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.

No voy a insistir más en este tema tan interesante, pero a quien quiera reflexionar sobre el poder de la lengua, las bendiciones y las maldiciones, lo invito a leer en mi blog http://www.amar-la-verdad.blogspot.com mis dos siguientes estudios: El poder de la lengua” y La bendición y la maldición”.

Pero si a algo nos induce el texto que estamos considerando, es a reflexionar sobre la actitud religiosa de los intervinientes en esta historia, la cual nos muestra una serie de conductas que no honran ni glorifican a Dios. Veamos:

1) Infringen el primer mandamiento de la ley, pues practican la idolatría con sus terafines o dioses domésticos y su imagen de talla y de fundición.

Ex 20:3; No tendrás dioses ajenos delante de mí.

Sal 96:5; Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; pero Jehová hizo los cielos.

Is 42:17 Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.

2) Infringen el segundo mandamiento, que prohíbe hacer todo tipo de imágenes y postrarse ante ellas.

Ex 20:4-6 (también Dt 4:23, y otros); No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás…

Sal 97:7; Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla, los que se glorían en los ídolos. Póstrense a él todos los dioses.

Al abordar este punto no puedo dejar de recordar las prácticas religiosas de la iglesia católica romana y de otras confesiones religiosas. El caso es que, ateniéndonos a lo que dice la palabra de Dios, yerran completamente, porque este mandamiento no sólo prohíbe hacer imágenes de falsos dioses y postrarse ante ellos, sino también hacerle imágenes a Jehová, el Dios verdadero.

Is 46:5-6; ¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes? 6 Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran.

3) Infringen el tercer mandamiento, tomando el nombre de Dios en vano al invocar su nombre con ligereza e hipocresía, puesto que al mismo tiempo le desobedecen.

Ex 20:7; No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

Lc 6:46; ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Este mandamiento considero que es uno de los más olvidados. Sin embargo es puesto a prueba en numerosas ocasiones y contextos diferentes de nuestra vida cotidiana. Aquí vemos que la madre de Micacía, dedica 200 siclos de plata a Jehová y le pide una bendición para su hijo; pero lo hace desde una posición de rebeldía, puesto que Dios prohibió que se le hicieran imágenes. Por tanto, ésta es sin duda una forma vana de invocar el nombre de Dios.

Pero también es vanidad jurar en su nombre, más aún si dicho juramento es falso; blasfemar o maldecir su nombre; maldecir a alguien en el nombre de Dios; mencionarlo de manera irreverente, ya sea contando chistes, en conversaciones superfluas, o sin venir a cuento en expresiones de frases hechas; pretender justificar asesinatos o guerras en su nombre; hablar a otros de parte de Dios sin que Él le haya hablado antes a la persona que transmite el mensaje, tal como ocurrió con muchos falsos profetas a lo largo de la historia; etc.

Jer 23:21,25-26; No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban… 25 Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. 26 ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón?

4) Antes de arrepentirse por su mala acción, Micaía infringió el quinto mandamiento por deshonrar a su madre y traicionar su confianza en él; también infringió el octavo mandamiento por hurtar y el décimo por codiciar bienes que no le pertenecían.

Ex 20:12,15,17; Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da… 15 No hurtarás… 17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

5) Practican el sincretismo religioso, adoptando costumbres y ritos ceremoniales de los pueblos paganos con los que conviven y mezclándolos con la adoración a Jehová, algo que para Él es abominación.

2 R 17:33; Temían a Jehová, y honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados.

Ez 20:39; Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.

6) Desobedecen a Dios por establecer un lugar de culto alternativo al tabernáculo que estaba en Silo y que varios siglos después David trasladó al monte de Sion en Jerusalén, donde permaneció hasta que Salomón construyó el templo.

Dt 12:13-14; Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; 14 sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando.

Jer 7:12; Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.

1 S 8:4,6; Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas… 6 Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.

7) Desobedecen a Dios al poner como sacerdote a un israelita que no es de la tribu de Leví y de la casa de Aarón.

Éx 40:13-15; Y harás vestir a Aarón las vestiduras sagradas, y lo ungirás, y lo consagrarás, para que sea mi sacerdote. 14 Después harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas; 15 y los ungirás, como ungiste a su padre, y serán mis sacerdotes, y su unción les servirá por sacerdocio perpetuo, por sus generaciones.

Nm 18:1-4; Jehová dijo a Aarón: Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio. 2 Y a tus hermanos también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo serviréis delante del tabernáculo del testimonio. 3 Y guardarán lo que tú ordenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercarán a los utensilios santos ni al altar, para que no mueran ellos y vosotros. 4 Se juntarán, pues, contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de reunión en todo el servicio del tabernáculo; ningún extraño se ha de acercar a vosotros.

8) Viven separadamente en tribus, en vez de conducirse como un solo pueblo, unido bajo la autoridad y reinado del Señor. Esto es una consecuencia directa de sustituir la adoración a Jehová por los ídolos de los falsos dioses, o bien de mezclar y querer compartir a éstos con el único y soberano Dios.

1 S 8:6-7; Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. 7 Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.

Cada vez que los hijos de Israel se sentían aplastados bajo el yugo opresor de sus enemigos y clamaban a Jehová, Él se compadecía de ellos y les levantaba un caudillo libertador que los protegía, juzgaba y gobernaba. Lo malo es que tras disfrutar de cierta seguridad y paz, al morir estos jueces, volvían a rebelarse contra Dios. Con todo, durante este largo periodo de aproximadamente 450 años no hubo un verdadero gobierno unificado de todo Israel, ni siquiera cuando estos líderes ejercían como jueces. Por tanto, su alejamiento de Dios y consecuentemente su desunión como pueblo, debilitaba a Israel y los hacía extremadamente vulnerables frente a sus enemigos.

Jue 8:22-23; Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián. 23 Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros.

9) Cada cual hace lo que le da la gana, yendo en contra de las leyes de Dios.

Jue 8:27; Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa.

El versículo anterior es uno de los muchos ejemplos de que en esa época cada uno hacía lo que bien le parecía (afirmación que se repite dos veces en el libro de Jueces), ignorando así la voluntad de Dios e incumpliendo sus instrucciones y mandamientos. Hacían justo lo que el Señor les había advertido que no hicieran en Dt 12:8-9.

Dt 12:8-9; No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece, 9 porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os da Jehová vuestro Dios.

Como consecuencia de esa falta de respeto hacia Dios, elaboraban religiones a su medida, tomando sólo los mandamientos de Dios que les gustaban e ignorando o bien sustituyendo por sus propias normas aquellos que les desagradaban. Así, según las circunstancias y en función de sus motivaciones e intereses, podían implantar normas cuyo cumplimiento apenas requiriera esfuerzo, o bien establecer otras que fueran pesadas cargas difíciles de sobrellevar, como hicieron en su día los intérpretes de la ley (Lc 11:46). Dichas normas con el paso del tiempo suelen convertirse en tradiciones humanas que confunden a las personas, haciéndoles creer que son mandamientos de Dios (Mr 7:5-8).

Lc 11:46; Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.

Mr 7:5-8; Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? 6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. 7 Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. 8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres…

UN SACERDOCIO ILEGÍTIMO

7 Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí. 8 Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y llegando en su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía. 9 Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde pueda encontrar lugar. 10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó. 11 Agradó, pues, al levita morar con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos. 12 Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía. 13 Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.

El joven levita que llegó a la casa de Micaía, se sabe por Jue 18:30 que se llamaba Jonatán y era descendiente de Gersón, hijo de Moisés. No creo que fuera hijo directo de Gersón y, por tanto, tampoco nieto de Moisés, como afirman algunos. En todo caso, en base a 1 Cr 6:17,20-21, es posible que fuera un hijo de Gerson en sentido amplio; o sea, uno de sus descendientes, proveniente probablemente de la línea de Simei, que fue uno de los dos hijos de Gersón.

Jue 18:30; Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la tierra.

1 Cr 6:17,20-21; Y estos son los nombres de los hijos de Gersón: Libni y Simei… 20 Gersón: Libni su hijo, Jahat su hijo, Zima su hijo, 21 Joa su hijo, Iddo su hijo, Zera su hijo, Jeatrai su hijo (en cuanto a Simei, que yo sepa, la Biblia no dice si tuvo o no hijos; así que no se puede afirmar, pero tampoco descartar, que los tuviera).

Es evidente que el joven levita, igual que el resto de personajes de esta historia, hacía lo que bien le parecía, sin consultar para nada a Dios ni tener en cuenta sus mandamientos.

Por eso salió de su lugar sin un propósito claramente definido, ya que no había recibido ninguna instrucción de Dios de ir a algún lugar en concreto a cumplir una misión determinada. Por lo tanto debería haber permanecido quieto en su ciudad, desarrollando sus tareas cotidianas y estando disponible para servir en el tabernáculo cuando fuere requerido para ello. Sin embargo, prefiriendo actuar por su cuenta, dejó la ciudad de los levitas en la que residía (Jos 21:27-33 y 1 Cr 6:71-76), y se fue a Belén de Judá; pero al cabo de cierto tiempo también salió de allí y deambuló por Israel sin rumbo fijo y sin ningún plan acerca del lugar a donde quería ir ni qué iba a hacer para sobrevivir.

Así que cuando se le presentó la oportunidad que le brindó Micaía de quedarse a vivir en su casa y tener un trabajo remunerado como sacerdote, no se lo pensó dos veces y aceptó sin reparos la oferta, oponiéndose así a las normas establecidas por Dios. Dicho comportamiento sólo admite dos posibles explicaciones, que no justificaciones: o bien era un ignorante de la ley, cosa extraña viniendo de un levita; o bien carecía de santo temor de Dios. El caso es que este joven levita pasó por alto que:

1) De entre todos los levitas, Dios había consagrado a perpetuidad para el sacerdocio solamente a Aarón y sus hijos; por consiguiente él quedaba excluido, al no ser descendiente de Aarón, sino de Moisés.

2) Los sacerdotes no debían ministrar a Dios en cualquier parte, sino en el lugar elegido por Él, que en ese tiempo era la ciudad de Silo.

Dt 12:13; Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; 14 sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando.

3) Dios había prohibido que se hiciesen imágenes de culto y que se adorase en presencia de ellas, tanto si estaban dedicadas a falsos dioses, como si pretendían representarlo a Él.

En este caso vemos que Micaía continuaba usando el nombre de Jehová en vano, invocándolo al tiempo que permanecía en obstinada rebeldía contra Él. Pero además de pecar se engañaba a sí mismo, creyendo que Dios lo iba a prosperar por consagrar como sacerdote a un levita en su casa, pues hay que ser bien necio e iluso para esperar prosperidad de parte de Dios, pisoteando sus leyes. Por eso, en vez de obtener esa tan ansiada prosperidad, lo que realmente le esperaba a Micaía era juicio y condenación.

En el siguiente capítulo de esta historia (Jue 18:1-31), vuelven a aparecer más manifestaciones paganas que son características de las falsas religiones; pero no voy a tratarlas en este estudio para no extenderme demasiado.

ALGUNOS MOTIVOS DE REFLEXIÓN ADICIONALES

Como deja bien claro el Nuevo Testamento, el Señor estableció su iglesia sujetándola al Nuevo Pacto; de manera que no hay lugar en ella para el sacerdocio levítico, que pertenece al Antiguo Pacto. Ahora tenemos un sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, el cual está en el cielo a la diestra del padre, intercediendo como abogado defensor por nosotros.

1 J 2:1; Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Además de eso Dios puso en su iglesia a todos y cada uno de sus hijos como sacerdotes para ofrecerle sacrificios de alabanza, que son fruto de labios que confiesan su nombre (He 13:15). Es importante tener bien presente esta realidad, porque es fácil que influenciados por prácticas tomadas del Antiguo Pacto o de ciertas tradiciones humanas, ignoremos o nos olvidemos de esto. Dios ha dado el sacerdocio a cada miembro de la iglesia para que lo ejerza por sí mismo, no para que lo delegue en otro hermano, aunque se trate de un pastor o anciano.

He 13:15; Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

En cuanto al gobierno de las iglesias, el ejercicio de los dones espirituales, y el uso de los talentos recibidos, tenemos que pedirle a Dios que nos dé discernimiento para saber si las personas encargadas de dichas funciones y tareas han sido puestas bajo la guía del Espíritu Santo o si, por el contrario, su designación está motivada por deseos e intereses humanos.

No es bueno obsesionarse, pero sí es necesario permanecer en alerta contra posibles engaños, sabiendo que a veces las cosas no son lo que parecen ni es oro todo lo que reluce. Porque tanto en Israel como en la iglesia, han convivido a lo largo de la historia pastores verdaderos y fieles con otros falsos e infieles; asimismo ovejas con cabritos y con lobos disfrazados de ovejas; profetas y maestros verdaderos con falsos; etc.

El engaño religioso protagonizado por Micaía y el joven levita es un fiel reflejo de lo que acontece en la actualidad. Por todas partes no cesan de proliferar falsas religiones y falsas iglesias, así como falsos pastores, maestros y profetas, que se auto-nombran a sí mismos, o que son elegidos carnalmente por otros hombres al margen de la voluntad de Dios. La mentira y el engaño se están multiplicando velozmente, cada día de forma más acelerada. Por eso tengo la firme convicción de que hemos llegado al tramo final de los últimos tiempos, que comenzaron con la ascensión del Señor Jesús al cielo.

Babel, con su desorden y confusión religiosa, vuelve a desafiar al Altísimo con una arrogancia tal como no se había visto antes desde que Dios detuvo la construcción de la antigua ciudad del mismo nombre, confundiendo las lenguas de sus moradores y esparciéndolos por toda la tierra. Tal como está el mundo hoy, no creo que falte mucho para que la gran Babilonia se manifieste en su máxima corrupción y afronte el juicio de condenación que le espera (Ap 17:1-2,5-6). Por eso Dios está llamando a su pueblo que está dentro de este sistema religioso de Babilonia, que salga de él antes de que sea destruido y se vean involucrados en su castigo (Ap 18:4).

Ap 17:1-2,5-6; ...Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; 2 con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación… y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra.

Ap 18:4; Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas...

Estemos preparados para lo que venga, confiando y descansando en el Señor. Que Él nos guarde y nos colme de sus ricas bendiciones.