5/6/18

El arrebatamiento


PRÓLOGO

Nuevas reflexiones motivadas por un par de predicaciones que escuché recientemente me obligan a replantear este tema, que para mí sigue siendo de enorme complejidad.

PRIMERA PARTE

CERTEZA DE UN ARREBATAMIENTO DE LOS SANTOS

La Biblia nos muestra con total claridad que en un momento previsto por Dios, que sólo Él conoce, habrá un arrebatamiento de los santos en las nubes, como deja bien claro el siguiente texto:

1 Ts 4:16-17; Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Según ciertos teólogos, las expresiones “arrebatamiento” o “rapto” son inadecuadas, porque no es propio de Dios sacar a los suyos a la fuerza, o secuestrarlos. Dicen que el término “tomar” define mejor este acontecimiento, ya que Jesús nos toma a sí mismo repentinamente y en un instante. No tengo nada que objetar a dicha aclaración, entre otras cosas porque no tengo ni idea del idioma griego; pero en cualquier caso esta cuestión me parece irrelevante.

Si eso fuera realmente importante, deberíamos también preguntarnos: ¿Ejerció violencia Dios contra Elías (2 R 2:11) cuando fue arrebatado en un torbellino? Y lo mismo se podría plantear en el caso de Ezequiel (Ez 8:3), cuando fue tomado por las guedejas de su cabello y alzado por el Espíritu entre el cielo y la tierra; o en el caso de Pablo (2 Co 12:2), cuando fue arrebatado hasta el tercer cielo; o finalmente en el caso del evangelista Felipe (Hch 8:39), cuando el Espíritu del Señor lo arrebató y desapareció de la vista del eunuco. Por tanto, el medio o manera que el Señor quiera usar para atraer a sí mismo a los suyos tiene poco interés; lo que verdaderamente importa es que se cumpla el anhelo de sus discípulos de estar siempre con Él.

Entonces, dando por sentado que habrá un arrebatamiento, la principal discusión gira en torno a cuándo sucederá eso. Unos creen que se producirá antes de la tribulación de los siete años que preceden a la segunda venida del Señor, otros que será después y algunos durante dicho periodo.

Argumentos post-tribulacionistas

EL ARREBATAMIENTO EN LAS CARTAS A LOS TESALONICENSES

La iglesia de Tesalónica se estableció y desarrolló en un contexto de fuerte tribulación a causa de la persecución que padecían los creyentes (1 Ts 1:6; 3:3-4; 2 Ts 1:4), por lo que uno de los principales propósitos de las cartas de Pablo fue consolarlos y animarlos a permanecer firmes en la fe.

Debido a las muertes de hermanos, especialmente las causadas por dicha persecución, la congregación estaba sumida en la tristeza, como es lógico. Entonces el apóstol les recuerda nuestra bendita esperanza, basada en que así como Cristo murió y resucitó, los que durmieron en Él también resucitarán de la muerte. Pero además de eso les revela que aquellos que estén vivos hasta la venida del Señor serán arrebatados juntamente con los resucitados. Ahora, ¿cuándo sucederá eso? Pues según 1 Ts 4:15 en la venida del Señor (1 Co 15:22-23), por lo que el arrebatamiento parece que ocurrirá inmediatamente después de la gran tribulación. Lo mismo ocurre con 2 Ts 2:1 que también ubica la reunión de los creyentes con Cristo en su segunda venida.

1 Ts 4:15; Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

1 Co 15:22-23; Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

2 Ts 2:1; Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él…

Otro punto a resaltar son las menciones al día del Señor en estas epístolas (1 Ts 5:2; 2 Ts 2:2). Pero, ¿qué significa esta expresión? Para empezar, el día del Señor, que es utilizado exclusivamente en el Nuevo Testamento, es lo mismo que el día de Jehová del Antiguo Testamento (comparar Hch 2:20 con Jl 2:31).

1 Ts 5:2; Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche...

2 Ts 2:2; ...no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

Hch 2:20; El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto.

Jl 2:31; El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.

El día del Señor o día de Jehová no se refiere a un periodo literal de 24 horas, sino a un tiempo más largo que incluye los juicios de la ira de Dios sobre la tierra y la venida del Mesías. Aunque esta interpretación parezca algo enrevesada, basta leer con un poco de atención los textos que nos describen el día de Jehová para darnos cuenta de ello. Es un tiempo en el que Dios manifestará su indignación e ira sobre los hombres, que desfallecerán de angustia, espanto e insoportable dolor (ver Is 2:10-12; 13:6,9-14; Sof 1:14-15,17; 2 P 3:10; y otros como Jl 1:15; 2:1,11,31; Am 5:18-20; etc). Menos mal que a este escenario tan tenebroso y desolador le sigue la salvación del remanente fiel del pueblo de Dios (Jl 2:32; 1 Co 5:5; 2 Co 1:14; 1 Ts 5:3-5).

Is 2:10-12; Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad. 11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día. 12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido.

Is 13:6,9-14; Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso… 9 He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. 10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. 11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.

Sof 1:14-15,17; Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. 15 Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento… 17 Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol.

2 P 3:10; Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

Jl 2:32 (también Hch 2:21); Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.

1 Co 5:5; ...el tal (el fornicario) sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.

2 Co 1:14; ...somos vuestra gloria, así como también vosotros la nuestra, para el día del Señor Jesús.

1 Ts 5:3-5; ...que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

Entonces, como he mostrado, el día del Señor finaliza con su segunda venida; por lo tanto para los redimidos tiene un sabor agridulce, en el sentido de que empieza con gran tribulación pero acaba con un gozo indescriptible. Dado que el día del Señor y por ende su venida no sucederá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el arrebatamiento de los santos debería acontecer después de la gran tribulación.

Por último quiero comentar 1 Ts 1:10 y 1 Ts 5:9. Los pre-tribulacionistas se apoyan en estos versículos para argumentar que Dios va a quitar de la tierra a los suyos antes de que su ira se derrame sobre la misma, mientras que los post-tribulacionistas entienden que de lo que nos libra el Señor es de la segunda muerte o muerte eterna, no de pasar por la gran tribulación. Teniendo en cuenta el contexto de estas cartas no debería descartarse en principio ninguna de las dos interpretaciones. Ahora, si relacionamos los dos versículos anteriores con 2 Ts 2:13, la balanza se inclinaría en favor de una salvación que nos libra de ir a parar al lago de fuego, más que de una salvación que nos libra de la gran tribulación. ¿Por qué digo esto? Porque no hay ningún indicio de que se esté refiriendo aquí a otro tipo de salvación que no sea la que obtienen todos los hijos de Dios a lo largo de la historia.

1 Ts 1:10; ...y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

1 Ts 5:9; Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo...

2 Ts 2:13; Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad…

En resumen, las dos cartas a los tesalonicenses parecen mostrarnos un escenario post-tribulacional del arrebatamiento; pero si tomamos como base toda la Biblia el asunto no está tan claro. Por eso en lo que resta de este estudio voy a exponer un conjunto amplio de reflexiones y argumentos que avalarían un arrebatamiento pre-tribulacional.

ALGUNOS MOTIVOS DE RECHAZO DEL PRE-TRIBULACIONISMO

Dada la dificultad para entender en su conjunto los numerosos pasajes bíblicos relacionados con este tema, muchos cristianos deciden creer lo que se les enseña en su congregación sin más. Sin embargo deberíamos analizar los diferentes argumentos enfrentados antes de tomar posición por una u otra opción.

Un motivo engañoso para aceptar o rechazar una determinada creencia es dejarse arrastrar por lo que cree la mayoría, o creer una doctrina porque es la que enseñan destacadas personalidades a las que admiramos. ¿Acaso no tienen entre sus filas insignes teólogos y predicadores la mayoría de las denominaciones consideradas cristianas? Sin embargo, el hecho de que haya desacuerdos doctrinales entre las distintas denominaciones revela que cualquiera de ellas puede estar equivocada en determinados puntos, entre los cuales podemos incluir el arrebatamiento de los santos.

Una de las razones que muchos alegan para rechazar el arrebatamiento pre-tribulacional, es que esta creencia, según dicen, surge a mediados del siglo diecinueve, por lo que es relativamente nueva en la historia de la Iglesia. De admitirse este supuesto, algo con lo que no todos los estudiosos de la historia del cristianismo están de acuerdo, entonces los grandes maestros que vivieron antes de esa época ni siquiera se plantearon la posibilidad de un arrebatamiento previo a la gran tribulación.

Sin embargo la verdad no hay que buscarla en lo que la mayoría de entendidos hayan dicho sobre la Palabra, sino en lo que realmente dice ésta. No necesitamos conocer la verdad a través de intermediarios ni recibir información de segunda mano, porque gracias a Dios, tenemos acceso directo a la fuente primaria del conocimiento, que está en la Biblia. ¡Escudriñemos, pues, la Palabra de Dios!

¿LA ESCATOLOGÍA SE REFIERE A DOS EVENTOS O A UNO SOLO?

Antes de fijar nuestra posición, la primera cuestión a dilucidar es si las profecías sobre la segunda venida de Cristo se refieren a un único acontecimiento, al final de la gran tribulación o a dos acontecimientos distintos. El primer supuesto ubica el arrebatamiento en el tiempo de su segunda venida a la tierra (arrebatamiento post-tribulacional). El segundo contempla dos posibilidades: 1) que el arrebatamiento ocurra antes de la semana 70 de Daniel (arrebatamiento pre-tribulacional); 2) que ocurra en medio de ella (arrebatamiento mid-tribulacional).

Antes de continuar avanzando en este estudio, debo decir que, por economía de tiempo y para no añadir más dificultad a este debate, ya de por sí complejo, no tomaré en consideración el arrebatamiento mid-tribulacional, que es la opción que cuenta con menos partidarios.

Los oponentes al arrebatamiento pre-tribulacional argumentan que esta doctrina responde a un invento humano, porque en ningún pasaje de la Biblia se dice que la segunda venida se producirá en dos acontecimientos o momentos distintos, o que se vayan a producir más de dos venidas. Este razonamiento parece lógico, pero ¿qué pasaría si viviéramos antes de que el Nuevo Testamento fuera revelado? Tratemos de imaginarlo... ¿Se dice en alguna parte del Antiguo Testamento que el Mesías vendría dos veces? No, sin embargo ahora sabemos que en el plan de Dios había dos venidas, porque la primera ya se produjo y estamos esperando la segunda, tal como Jesús mismo nos prometió. Pues bien, algo similar puede suceder al final de esta era. No se trataría de dos venidas, porque en un arrebatamiento pre-tribulacional Cristo no se posaría sobre la tierra, sino que atraería a los suyos hacia las nubes del cielo para estar con Él.

Muchas de las referencias al Mesías en el Antiguo Testamento se hallan, junto con otras de diferentes contenidos, mimetizadas y escondidas en medio de determinados textos. Así que para que no nos pasen desapercibidas y podamos entenderlas necesitamos que el Espíritu Santo nos dé discernimiento. En este sentido hay verdades entresacadas de los textos proféticos acerca del Mesías que tal vez no las habríamos entendido, si Jesús o algunos de sus discípulos no hubieran hecho alusión a las mismas para instruirnos en el conocimiento de la Palabra.

A modo de ejemplo, he aquí algunas de las citas acerca del Antiguo Testamento, hechas por Jesús y sus discípulos: Mt 22:44; vs Sal 110:1; Lc 1:32-33 vs Is 9:6-7; Mt 12:18-21, Lc 2:32 vs Is 42:1,6-7; Mt 21:5, Jn 12;15; vs Zac 9:9; Hch 13:35-37; vs Sal 16:10; Hch 15:14-18; vs Am 9:11-12.

Si excluimos el capítulo 53 de Isaías (Is 53:2) y alguna otra porción, el Mesías como siervo sufriente rara vez es mostrado de manera clara y evidente en el Antiguo Testamento. En cambio su presentación como rey triunfante es más frecuente y clara, además de resultar más atractiva y fácil de aceptar, por ser generalmente más acorde con los deseos de las personas (Jer 23:5-6).

Is 53:2; Subirá cual renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.

Jer 23:5-6; He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. 6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.

Por eso no es de extrañar que la inmensa mayoría del pueblo judío, con sus dirigentes civiles y religiosos a la cabeza, fueran incapaces de reconocer y recibir a Jesús como el mesías anunciado. Ellos esperaban un libertador en el orden material que estableciera su trono en Jerusalén para reinar con gran poder y gloria sobre toda la tierra para siempre, tal como anunciaban las profecías. Pero al ir pasando el tiempo y ver que eso no ocurría sino que, por el contrario, Jesús acabó muriendo en una cruz, se quedaron decepcionados y llenos de incredulidad. En cuanto a los sacerdotes, escribas, fariseos y doctores de la ley, que se vanagloriaban de conocer las sagradas escrituras, en realidad tenían el entendimiento velado (2 Co 3:14-16) y no pudieron acceder al reino de los cielos, porque no lo recibieron con la humildad y sencillez de un niño (Mr 10:15).

2 Co 3:14-16; Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

Mr 10:15 (también Lc 18:17); De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Así que el hecho de que en el Antiguo Testamento no se anuncien de manera clara y expresa dos venidas del Mesías con diferentes propósitos y en tiempos distintos, confundió a la mayoría del pueblo judío rebelde, que esperaba una sola venida. Por otra parte, vemos que también la Iglesia permaneció oculta bajo un velo de misterio durante dicho periodo (Ef 3:5-6). Siendo estos hechos tan trascendentales, ¿no deberían haberse mostrado con total claridad en la Palabra?

Ef 3:5-6 (también Col 1:26); ...misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio...

Independientemente de lo que cada uno de nosotros pueda pensar o desear, Dios se revela de forma progresiva, tanto a nivel histórico como personal de cada individuo; de manera que a medida que vayamos escudriñando y obedeciendo la Palabra, a su tiempo iremos entendiendo cada vez más (Is 28:9-11). Por eso, a la luz de la revelación completa de la Palabra, hoy ya disponible, y considerando la venida del Mesías tal como fue anunciada en el Antiguo Testamento, ¿podemos descartar que antes de venir en gloria con sus santos venga primero a sacarlos del mundo para estar con Él?

Is 28:9-11; ¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los arrancados de los pechos? 10 Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; 11 porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo...

Argumentos pre-tribulacionistas

¿VENIDA VISIBLE A TODOS Y PRECEDIDA DE SEÑALES, O VISIBLE SÓLO A SUS DISCÍPULOS Y SORPRESIVA?

Conforme a lo expuesto en el apartado anterior, es posible que ambas cosas sucedan en tiempos y escenarios distintos: 1) primero descendería Cristo a la atmósfera para arrebatar a los suyos en las nubes y llevarlos al cielo, sin que los demás hombres lo vean; 2) pocos años después toda la humanidad lo vería venir a la tierra con sus santos para destruir a sus enemigos, juzgar a los hombres e instaurar su reino. De ser así, no habría ninguna contradicción, ni tampoco necesidad de escoger entre dos opciones alternativas mutuamente excluyentes.

Aunque en toda la Biblia sólo 1 Ts 4:16-17 se refiere de manera clara y expresa al arrebatamiento, éste no aparece en los demás los textos que hablan de la segunda venida de Jesús (Esto puede comprobarse leyendo: Sal 2:2-6; Is 13:1-13; 30:27-33; 31:4-5; 34:1-4; 63:1-6; Joel 3:1-2,9-18; Zac 14:1-9; 2 Ts 2:1-12; Ap 19:11-21).

Por tanto, sólo una venida de Cristo ligada a dos eventos distintos, puede explicar la aparente contradicción entre el anuncio de una venida visible a todos y precedida de señales (ver Ap 1:7; y también Dn 9:27; 12:11-12; Zac 14:3-4; Mt 24:15-21,29-30; Mr 13:14-27; Lc 21:20-27; Ap 13:1,5; 19:11,19), frente a otra carente de señales previas, que pilla a todos por sorpresa y pasa desapercibida a los ojos de la mayoría de los habitantes de la tierra (Mt 24:36-51; 25:1-13; Mr 13:32-36; Lc 12:35-46; 17:21-37; 21:34-36).

Ap 1:7; He aquí que viene con las nubes, y todo ojo lo verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.

Mr 13:32-36 (y otros); Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. 33 Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. 34 Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. 35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; 36 para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.

La ascensión de Jesús al cielo no fue visible a todos los habitantes de la tierra, sino sólo a sus discípulos que estaban reunidos con Él, de entre los cuales fue tomado. Como quiera que una nube había ocultado al Señor, dos ángeles dijeron a los presentes que Jesús vendría en un futuro de la misma manera. ¿Se refiere esta venida a la que tendrá lugar al finalizar la gran tribulación, en la que todo ojo lo verá, o a otra que sólo verán sus discípulos, para tomarlos en el aire y reunirlos con Él? En el segundo supuesto el mensaje de los ángeles no se estaría refiriendo a la venida de Cristo para tomar posesión del reino, sino a un arrebatamiento previo (Hch 1:9-11).

Hch 1:9-11; Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

UNA VENIDA POR SUS SANTOS Y OTRA CON SUS SANTOS

Jesús dijo en Jn 14:2-3 a sus discípulos que iba a subir al Padre a prepararles lugar en el cielo y que luego regresaría y los tomaría a sí mismo, para que estuvieran con Él para siempre. Creo que es precisamente a eso a lo que se refiere 1 Ts 4:16-17. No tendría mucho sentido que el Señor arrebatara a los suyos en las nubes, resucitando incorruptibles a los que durmieron en Cristo y transformando el cuerpo pecaminoso mortal de los que estén vivos en ese momento (1 Co 15:51-52), para que en vez de llevarlos a disfrutar de las moradas celestiales que fue a preparar, los conduzca de inmediato a la tierra.

Jn 14:2-3; En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

1 Co 15:51-52; He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

Por cierto, en relación con 1 Co 15:51, si la transformación de los cuerpos carnales de las personas vivas fuera al final de la gran tribulación, dicho acontecimiento no sería un misterio, sino lo esperado. Esto puede ser un indicio de que el arrebatamiento será anterior a la segunda venida de Cristo en gloria para reinar sobre la tierra.

Cristo viene a buscar a su esposa (Is 61:10; Ap 19:7-8) siguiendo el modelo de la boda tradicional judía. Primero los novios se desposaban mediante un vínculo legal que los comprometía a guardarse fidelidad mutua. Entonces el esposo volvía con su padre para construir el hogar matrimonial. Ella debía estar preparada en todo momento para partir con su esposo, pues no sabía cuándo él vendría a buscarla. Ni aun el esposo (igual que Cristo como Hijo del Hombre) sabía el día y la hora en que eso sucedería, porque era el padre del novio quien debía dar su aprobación cuando todo estuviera preparado (Mr 13:32-33).

Is 61:10; En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.

Ap 19:7-8; Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Mr 13:32-33; Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. 33 Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.

Las reiteradas exhortaciones en el Nuevo Testamento a velar y a estar preparados en todo tiempo con la expectativa de un cercano regreso del Señor, sugiere que la reunión de los santos con Jesús mediante el arrebatamiento puede suceder en cualquier momento, sin señales previas que lo anticipen (Lc 12:35,40).

Lc 12:35,40; Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; 36 y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida… 40 Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.

Es muy significativo que la venida del Hijo del Hombre mencionada en el anterior pasaje de Lc 12:40 no se enfoque en todos los hombres, sino exclusivamente en sus discípulos o siervos en calidad de mayordomos, como podemos observar en la respuesta implícita de Jesús a la pregunta de Pedro (Lc 12:41-46). El hecho de que la venida del Señor aquí anunciada atañe exclusivamente a sus siervos fieles, ¿no es otro motivo adicional para creer en un arrebatamiento pre-tribulacional?

Lc 12:41-44; Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? 42 Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? 43 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. 45 Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, 46 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles.

En caso de un arrebatamiento post-tribulacional, éste iría precedido de una multitud de señales sobre las que nos advierten varios textos proféticos como ocurre, por ejemplo, con la abominación desoladora al llegar a la mitad de la semana 70 de Daniel. El problema es que eso iría en contra de lo expuesto en la porción anterior de Lucas, porque a medida que los hechos descritos en Apocalipsis se vayan produciendo, los creyentes podrán realizar una estimación muy aproximada de la venida del Señor, aun cuando no puedan precisar con exactitud el día y la hora.

Antes de continuar avanzando quiero deshacer un equívoco. Muchos se refieren a la Iglesia como la esposa en exclusiva de Cristo. Pero la Palabra enseña que también Israel es la esposa (de Jehová y, por tanto, de Cristo). No sólo Is 61:10 y otros muchos pasajes del Antiguo Testamento así lo indican, sino también Ap 21:2, refiriéndose a la nueva Jerusalén como la esposa. Porque, ¿quiénes estarán dentro de los muros de la ciudad, que tiene escritos en sus cimientos los nombres de los 12 apóstoles, y en sus puertas los de las 12 tribus de Israel? Pues obviamente tanto los santos del Antiguo como los del Nuevo Testamento.

Ap 21:2; Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

Los post-tribulacionistas creen que los santos son arrebatados en las nubes (1 Ts 4:16-17) e inmediatamente descienden con Cristo a la tierra para establecer el reino celestial (Mt 24:29-31); de modo que, según ellos, el arrebatamiento tiene lugar después de que haya finalizado la gran tribulación. Dicen que el hecho de dejar la tierra para recibir al Señor en el aire se corresponde con la costumbre que había en Israel de salir fuera de los muros de la ciudad a recibir a los que habían sido ungidos reyes, cuando oían el anuncio de que su rey venía en camino. Aunque esa explicación parezca ingeniosa, no encaja con el arrebatamiento, ya que en este caso no son los santos los que salen a recibir a Cristo, sino que es Él quien por sorpresa los atrae o toma consigo, arrebatándolos en las nubes.

1 Ts 4:16-17; Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Mt 24:29-31; E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.

La anterior porción de Mateo nos conduce al final de la gran tribulación, lo mismo que Ap 19:11-21; mas no parece que los dos textos se refieran al mismo suceso. En Ap 19:11 se vuelve a abrir el cielo, como ya había ocurrido en Ap 4:1, cuando al apóstol Juan le son mostradas las cosas que sucederían después de la visión en gloria de Jesús y el mensaje a las siete iglesias; pero esta vez para que salga Cristo con sus ejércitos celestiales vestidos de lino finísimo en caballos blancos a derrotar a la bestia y sus tropas.

Entonces, ¿cómo reconciliar el pasaje de Mateo con el de Apocalipsis? Ciertamente es complicado; pero una posible solución sería la siguiente: primero viene Jesucristo con sus santos para destruir a la bestia, a los reyes de la tierra y sus ejércitos, y luego el Señor aparece con gran poder y gloria en las nubes del cielo a la vista de todos los hombres que hayan sobrevivido tras la batalla. Será en ese tiempo cuando Jesucristo reunirá a todos los moradores de la tierra y juzgará por separado a las ovejas de los cabritos para darles a aquéllas entrada en el reino y a éstos arrojarlos al infierno, que fue originalmente preparado para el diablo y sus ángeles (Mt 25:31-34,41).

Mt 25:31-34,41; Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo… 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Por otra parte, dado que el arrebatamiento es simultáneo a la resurrección de los justos, no se necesitaría la intervención de ángeles para reunir a las personas transformadas o resucitadas, ya que éstas, a semejanza de los ángeles y de Cristo resucitado, podrán volar, atravesar paredes o puertas cerradas, aparecer y desaparecer instantáneamente, etc. (Mt 22:30; Dn 9:21; Ap 8:13; Lc 24:36-37; Jn 20:19,26). Luego no deben ser personas resucitadas las que juntan los ángeles, sino personas con cuerpos corruptibles. En consecuencia, el acontecimiento descrito en Mt 24:29-31 no parece que ocurra durante el arrebatamiento de los santos, sino en la siega del final del siglo, después de que los santos hayan sido reunidos con Cristo y éste venga en gloria para establecer su reino.

Mt 22:30; Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.

Dn 9:21 (ver también Ap 8:13); ...aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.

Lc 24:36-37 (ver también Jn 20:19,26); Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.

Vemos en varios pasajes de la Palabra que cuando Jesús venga a tomar posesión del Reino, lo hará acompañado de todos sus santos. ¿Quiénes son esos santos que lo acompañarán? En primer lugar y sin ningún género de dudas vendrá con sus santos ángeles (Mt 25:31); pero, ¿no vendrá también acompañado de la Iglesia de Cristo, y de los santos del Antiguo Testamento (Is 13:3-6; Zac 14:5; Ap 19:7-8,14)?. Yo creo que sí.

Mt 25:31; Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él

Zac 14:5 (también Is 13:3-6); Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; …y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.

Ap 19:14; Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.

CUANDO EL TIEMPO DE LOS GENTILES SE CUMPLA, RESURGIRÁ ISRAEL

Numerosos textos bíblicos enseñan que Dios siempre conserva un remanente fiel entre su pueblo Israel (Is 10:21-22; Ro 11:5; etc), aun en las épocas de mayor oscuridad, como será el tiempo de la segunda venida del Mesías. Entonces habrá un gran resurgimiento de Israel como nación, que se manifestará primero en el orden material y después también en el espiritual (Ez 37:7-9).

Is 10:21-22 (también Ro 9:27); El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte. 22 Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá...

Ro 11:5; Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.

Ez 37:7-9; ...y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. 8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. 9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.

Pero la conversión de Israel al Señor como nación (Zac 12:9-10) no sucederá hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles (Ro 11:25-26).

Zac 12:9-10; Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén. 10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

Ro 11:25-26; Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito

Hay quienes alegan que Dios ha desechado a la nación de Israel y la ha sustituido por la Iglesia como el nuevo Israel de Dios, valiéndose de porciones como: Ro 2:28-29; Ro 9:6,8; y Gá 6:15-16.

Ro 2:28-29; Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Ro 9:6,8; No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.

Gá 6:15-16; Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. 16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.

Sin embargo, la evidencia bíblica de que Dios no ha desechado a la nación de Israel para siempre es tan contundente (Jer 33:24-26), que se necesitaría mucho tiempo para abordar esta cuestión. Así que, me conformo con invitar a cualquier escéptico a una reflexión sobre los ocho capítulos de Ezequiel que van desde el 40 hasta el final del libro. Si Israel no fuera a recibir un trato diferenciado de la Iglesia al final de esta era, no tendría sentido que Dios le hiciese ver a Ezequiel un templo futuro y le diese instrucciones tan precisas y detalladas sobre su diseño, mobiliario, sacrificios, ritos, función sacerdotal, etc (Ez 40:4).

Jer 33:24-26; ¿No has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo: Dos familias que Jehová escogiera ha desechado? Y han tenido en poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación. 25 Así ha dicho Jehová: Si no permanece mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra, 26 también desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia.

Ez 40:4; Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te muestro; porque para que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta todo lo que ves a la casa de Israel.

Aunque a muchos les resulte extraño e incomprensible que en el futuro vuelva a haber un templo, en el que ministrarán sacerdotes y levitas, habiendo muerto Jesucristo por los pecados pasados, presentes y futuros de toda la humanidad, eso se cumplirá según lo enseña claramente la Palabra. Por eso entiendo que los ritos y celebraciones en el nuevo templo, incluyendo los sacrificios, serán en general de carácter meramente conmemorativo, mirando hacia el pasado para recordar el sacrificio expiatorio de Cristo, que trajo salvación por gracia. Tendrán, pues, una función similar a la actual santa cena, en la que se recuerda la muerte y resurrección de Jesús.

Por tanto, la perspectiva con la que se realizarán dichos actos es diametralmente opuesta a la que tenían durante el antiguo pacto, cuyos ritos ceremoniales apuntaban hacia el cordero de Dios, que vendría en el futuro para quitar el pecado del mundo. Según nos revelan las profecías, el templo ya habrá sido edificado y puesto en funcionamiento como mínimo antes de los tres últimos años y medio de la gran tribulación (Dn 11:31; Ap 11:1).

Dn 11:31 (también Dn 9:27 y Mt 24:15); Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.

Ap 11:1; Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

Llegados a este punto, cabe preguntar si es compatible que coexista la Iglesia con un templo judío, sobre todo si tenemos en cuenta que es voluntad de Dios que éste se construya. Pienso que la coexistencia de ambas cosas es incompatible, porque la Iglesia nunca estuvo vinculada a un determinado templo o lugar de adoración (Jn 4:21,23), como tampoco a un sistema ritual de sacrificios y ofrendas. Por eso creo que la Iglesia ya no estará presente en la tierra en ese tiempo, por haber sido arrebatada y llevada al cielo.

Jn 4:21,23; Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre... 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

Además una atenta lectura de Lc 21:20-24 nos muestra, como muchos otros textos proféticos de la Biblia, una doble referencia: una referencia a la destrucción de Jerusalén y el segundo templo por las tropas romanas de Tito, y otra escatológica, relativa al tiempo de la gran tribulación (Zac 14:2-3; Ap 11:2). En estas dos porciones vemos que el poder ha sido entregado a los gentiles, pero sólo por un tiempo determinado; dándonos a entender con esto la Palabra que cuando el mismo se cumpla, será la nación de Israel la que ejerza el dominio sobre la tierra durante el reino milenial de Cristo (Jer 30:7-9; Os 3:4-5).

Lc 21:24; Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.

Zac 14:2-3; Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. 3 Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.

Ap 11:2; Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

Jer 30:7-9 (y otros); ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. 8 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, 9 sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré.

Os 3:4-5; Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. 5 Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.

SEGUNDA PARTE

OTROS TEXTOS QUE APUNTAN A UN ARREBATAMIENTO PRE-TRIBULACIONAL

Creo que 2 Ts 2:7-8 está estrechamente relacionado con un arrebatamiento pre-tribulacional; porque, ¿qué es lo que detiene la aparición del gran anticristo o bestia? Pienso que el mayor obstáculo para su manifestación es la presencia de la Iglesia en la tierra, ya que al desaparecer la luz de Cristo reflejada en la Iglesia, el mundo quedará sumido en la más tenebrosa oscuridad y el sistema del anticristo podrá campar a sus anchas sin apenas ser estorbado.

2 Ts 2:7-8; Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. 8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida...

Como el anterior versículo siete indica que quien está deteniendo la manifestación del Anticristo es alguien del género masculino, muchos descartan que pueda referirse a la Iglesia. Sin embargo considero que dicho argumento no es concluyente, porque podría referirse al cuerpo de Cristo, que no deja de ser un sinónimo de la Iglesia en masculino.

En cualquier caso creo que quien detiene propiamente la aparición de este inicuo es el Espíritu Santo, el cual partirá con la Iglesia cuando ésta sea arrebatada. Recordemos que el Espíritu Santo fue enviado a la Iglesia por Cristo, tal como Él lo había prometido, no sólo para estar con ella sino también para morar en ella, así como en cada uno de sus miembros. Por tanto, esta forma de estar presente en la tierra cesará cuando la Iglesia sea removida al cielo, y aunque el Espíritu Santo no puede desaparecer porque es Dios, la forma de relacionarse con los hombres será diferente; es decir, será como antes del surgimiento de la Iglesia.

Aunque las tribulaciones han acompañado a la Iglesia prácticamente desde su inicio, y el Señor mismo nos advierte que hemos de pasar necesariamente por pruebas y aflicciones, la mayor de las tribulaciones que el mundo habrá conocido (Mt 24:21) vendrá como consecuencia de la multiplicación de la maldad (Mt 24:12), que colmará la paciencia de Dios. Eso desatará su ira contra las naciones e intervendrá para castigarlas con grandes y dolorosas plagas. Sin embargo, la Iglesia creo que ya no estará en la tierra cuando eso suceda, a juzgar por los siguientes versículos:

Lc 21:36; Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.

1 Ts 5:2-3,8-9; Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; 3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán... 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. 9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo...

Fijándonos en Mt 24:15-21, observamos que el escenario y los detalles en los que se enmarca la descripción que se hace de la gran tribulación, corresponden por completo a la nación de Israel (el lugar santo del templo de Jerusalén, el territorio de Judea y el día de reposo). ¿No será porque la Iglesia, compuesta mayoritariamente por gentiles, ya no estará presente en ese tiempo?

Mt 24:15-21; Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), 16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. 19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; 21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

En los siguientes versículos la Palabra establece una analogía entre los días de Noé y la venida del Hijo del Hombre (en Lc 17:28-29 también con los días de Lot). Así como el diluvio no vino hasta que Noé entró en el arca, y tampoco llovió fuego y azufre hasta que Lot salió de Sodoma, creo que la venida de Cristo en la que todo ojo lo verá, no sucederá hasta unos años después de que los santos hayan sido tomados por él en las nubes.

Mt 24:38-39 (también Lc 17:26-30); Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.

Partiendo del hecho de que ni Noé ni Lot fueron sacados de la tierra, sino sólo preservados, muchos dicen que la Iglesia pasará por la gran tribulación. De ser así, la Iglesia permanecería a salvo en la tierra durante dicho periodo, como Noé en el arca, sin verse afectada por ninguna plaga ni persecución; de modo que pasaría por la tribulación sin padecerla. Pero entonces, ¿qué propósito podría tener Dios para retener a su iglesia escondida en la tierra, si no es para ser probada durante la gran tribulación? Mi respuesta es que no tendría sentido que la Iglesia permaneciera oculta, siendo la sal de la tierra y la luz del mundo (Mt 5:13-14,16). Por eso, creo que lo que nos revelan las ilustraciones de Noé y Lot es que, mediante el arrebatamiento, la Iglesia será sacada de la tierra antes de que se desate la gran tribulación; no que será preservada en la tierra a salvo de cualquier peligro o amenaza.

Mt 5:13-14,16; Vosotros sois la sal de la tierra;... 14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder... 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Por otra parte, vemos que la bestia, actuando por delegación del gran dragón, hará guerra contra los santos y los vencerá (Dn 7:21-22; Ap 13:7), causando entre ellos muchas bajas durante un corto periodo de tiempo. Así pues, Dios permitirá que un considerable número de ellos muera por oponerse a la bestia, pero ocultará y sostendrá a la mayor parte (Ap 12:14). Pero, ¿quiénes son dichos santos? Como antes he dicho, no creo que sean los santos de la Iglesia, sino el remanente fiel de Israel que afrontará la gran tribulación con su fe y esperanza puestas en Dios, y también los gentiles excluidos del arrebatamiento que después se arrepientan y crean en Jesucristo (Ap 12:17).

Dn 7:21-22 (también Ap 13:7); Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, 22 hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.

Ap 12:14; Y se le dieron a la mujer (Israel) las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

Ap 12:17; Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

En coherencia con lo expuesto en este apartado, creo que en Mt 24:40-41 el que es tomado forma parte del arrebatamiento, mientras que el que es dejado se queda en la tierra, donde está a punto de manifestarse el gran anticristo. Lo creo así, por el contexto en el que se menciona este suceso, ya que en el mismo se relaciona la entrada de Noé en el arca para no sufrir la consecuencia del diluvio, con la necesidad de velar porque no se sabe cuándo vendrá el Señor. Por tanto, este evento es diferente del que acontecerá cuando Cristo descienda con sus santos a la tierra para instaurar su reino. En ese momento, como ya he comentado, es cuando se procede a la siega del final del siglo, en la que primero son tomados los malos y arrojados al horno de fuego, y luego son juntados los buenos para disfrutar en la tierra del reino celestial.

Mt 24:40-41 (también Lc 17:34-36); 40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

ABORDANDO DUDAS Y APARENTES CONTRADICCIONES

Hemos visto en 1 Ts 4:16-17 que sólo los santos son tomados, una vez que los muertos en el Señor hayan sido resucitados y los cuerpos corruptos de los que estén vivos transformados en incorruptibles. Eso significa que todos aquellos que no hayan sido justificados por la sangre de Cristo, son dejados en la tierra.

Pero por otra parte, tenemos Mt 13:30,41-43,49-50, cuyos versículos se refieren a la siega de la cosecha final de almas en el tiempo de la segunda venida del Señor, donde se nos dice que son los malos los que serán quitados de la tierra, ya que serán recogidos o apartados de entre los justos para ser echados en el horno de fuego. Los justos, por el contrario, permanecerán en la tierra, donde disfrutarán de todas las bendiciones del reino de los cielos que viene a establecer Cristo.

Mt 13:30,41-43,49-50 (ver también Ap 14:14-19); Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero... 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga... 49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Luego está claro que no hay contradicción entre ambos pasajes, porque corresponden a dos acontecimientos diferentes que suceden en distintas fechas: el arrebatamiento antes de la tribulación y la siega después de la misma.

Tampoco tiene que ver el arrebatamiento con la porción de Mt 25:31-34,41 ya comentada anteriormente. Si el arrebatamiento se produjera después de la gran tribulación, no haría falta reunir a todas las naciones para separar las ovejas de los cabritos, porque el propio arrebatamiento produciría la separación. Eso revela que el mismo sucede antes de la gran tribulación, mientras que la separación entre buenos y malos según sus obras ocurre cuando el Señor regresa con sus santos a establecer el Reino.

El hecho de que tras la gran tribulación serán juzgados los supervivientes de las naciones implica que, tras el arrebatamiento, habrá personas que se arrepientan de sus pecados y pongan su fe en Jesucristo, negándose a recibir la marca de la bestia, aun a costa de su vida. Sin embargo, y esto es discutible, creo que estas ovejas que son apartadas de los cabritos para heredar el reino, pertenecen a otro grupo de personas que, movidas por su amor y misericordia (Ro 13:8-10), ofrecieron su ayuda al prójimo, especialmente al pueblo de Dios, durante la terrible persecución desatada contra él (Mt 25:34,37,40).

Ro 13:8-10; No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Mt 25:34,37,40; Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo... 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

De modo que estas personas creo que, de hecho, habían estado sirviendo al Señor sin ser conscientes de ello, a diferencia de los que confiesan a Cristo, que saben que todo lo que hacen es para el Señor (Col 3:23-24). De ahí que se queden tan gratamente sorprendidas cuando el Rey las recompensa, dándoles entrada en su reino.

Col 3:23-24; Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Entiendo que las ovejas y los cabritos de la porción anterior son los supervivientes de las plagas de la gran tribulación y de la batalla de Armagedón y que, por lo tanto, el Señor no juzga en ese tiempo a personas resucitadas. Entonces, ¿estas ovejas que entran en el reino, lo hacen con sus cuerpos naturales o con cuerpos transformados? Sabemos que la tierra será poblada durante el Milenio por personas que podrán tener hijos (Is 65:23). Eso no es factible con cuerpos transformados a la imagen de la gloria de Cristo, ya que, igual que les sucede a los ángeles, no pueden casarse, tal como ya vimos en Mt 22:30. Así que, es muy probable que estas ovejas que entran en el reino de los cielos lo hagan con sus cuerpos naturales.

Is 65:23; No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.

Si la expresión “horno de fuego” utilizada en la siguiente porción de Mt 25:41,46 se corresponde con el lago de fuego, entonces los clasificados como cabritos se añaden a la bestia y el falso profeta en ese siniestro lugar (Ap 19:20), a donde habían sido arrojados tras su derrota en Armagedón, sin esperar al juicio final ante el gran trono blanco. En este juicio, que tendrá lugar al finalizar el Milenio (Ap 20:11-12,15), se completará el número de los condenados, junto con Satanás y sus ángeles.

Mt 25:41,46; Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles... 46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Ap 19:20; Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.

Ap 20:11-12,15; Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras... 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

La afirmación de que el juicio ante el gran trono blanco es exclusivamente para condenación, como enseñan la mayoría de maestros, no la comparto. La Palabra no dice eso, ni en Ap 20:6 ni en ningún otro sitio. Lo que declara este versículo es que los partícipes de la primera resurrección no sufrirán la segunda muerte, sino que, por el contrario, reinarán como sacerdotes con Cristo durante mil años. Pero no dice que los que queden para la segunda resurrección serán todos condenados; eso dependerá de si, en función de sus obras, sus nombres se hallan o no inscritos en el libro de la vida. Creo que esto se entenderá mejor, cuando concluya mi siguiente reflexión.

Ap 20:6; Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

Sabemos que durante el reinado milenial, Cristo va a regir con vara de hierro a todas las naciones (Ap 19:15-16), lo cual significa que mucha gente no servirá de corazón al Señor, sino que se someterá a Él por miedo y a la fuerza.

Ap 19:15-16; De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de Reyes y Señor de Señores.

Entonces, a pesar de que la gente vivirá en un mundo ideal en el que la naturaleza se habrá regenerado (Ro 8:19,21), en el que habrá total seguridad (Is 65:21-22) y Satanás habrá sido encarcelado para que deje de engañar (Ap 20:1-3), seguirá habiendo pecadores y, por tanto, muertos (Is 65:20), ya que la paga del pecado es la muerte (Ro 6:23). A estos que irán muriendo durante el Milenio se añadirán los que participen en la rebelión final contra Dios capitaneada por Gog y Magog, una vez que Satanás sea soltado por un poco de tiempo.

Ro 8:19,21; Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios... 21 ...porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Is 65:21-22; Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.

Ap 20:1-3; Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; 3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

Is 65:20; No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.

Así que, todos estos muertos afrontarán seguramente un juicio condenatorio. Sin embargo, los que por haber rechazado el pecado en sus vidas sobrevivan hasta el final; o sea, los que hayan servido con integridad de corazón al Señor, ¿por qué habrían de ser condenados cuando comparezcan en juicio ante el Señor? Creo que estas personas se hallarán inscritas en el libro de la vida del Cordero y serán salvas. Y eso se decidirá en el juicio ante el gran trono blanco descrito en Ap 20:11-15, puesto que la Biblia no menciona ningún juicio específico para ellos en ese tiempo, como sí ocurre en el juicio ante el tribunal de Cristo para recompensar a los santos, al que se hace referencia varias veces en el Nuevo Testamento, especialmente en 1 Co 3:11-15.

¿HAY ALGUNA REFERENCIA AL ARREBATAMIENTO EN EL A.T.?

Creo que Is 26:19-21 contiene suficientes indicios de un arrebatamiento pre-tribulacional. Todo el capítulo 26 de Isaías es un cántico de confianza en la protección de Dios, que brota de la tierra de Judá. La expresión “tus muertos vivirán” del versículo 19 se refiere a los que mueren en el Señor, los cuales resucitarán en gloria. En contraste con estos muertos están los mencionados en el versículo 14, los cuales no resucitarán para entrar en el reino de los cielos, por oprimir a Israel, despreciando y suplantando de ese modo el señorío de Jehová.

Is 26:13-14; Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. 14 Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo.

Is 26:19; Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.

Por otra parte, en Is 26:20-21 se describe cómo Dios esconde a su pueblo en aposentos que ha preparado para ellos, hasta que se derrame su ira, y sus juicios sobre las naciones de la tierra se hayan consumado. Esto encaja perfectamente con un arrebatamiento pre-tribulacional, en el que los muertos en el Señor resucitarán primero para entrar junto con los vivos del pueblo de Dios en sus moradas y permanecer a salvo en ellas, hasta que el Cordero dé justa retribución a sus enemigos y se calme su ira.

Is 26:20-21; Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 21 Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.

Otra referencia velada al arrebatamiento se halla en Lv 23:24, donde se menciona una de las siete fiestas solemnes de Jehová. Éstas profetizan y evocan los principales hitos de la historia de la redención del Mesías. Las cuatro primeras fiestas (Pascua, Panes sin levadura, Gavilla mecida y Pentecostés) se ubican en la primera venida del Mesías y se celebran en primavera, que es la estación de la lluvia tardía, cuando se recogen las primeras cosechas. En cambio las tres restantes (Trompetas, Expiación y Tabernáculos) se sitúan en su segunda venida y tienen lugar en otoño, cuando se recogen las últimas cosechas, dando paso a la lluvia temprana, que prepara la tierra para un nuevo ciclo de cosechas (hay un excelente estudio sobre las siete fiestas solemnes en http://hebroots.org/lassietefiestas.htm).

Lv 23:24; Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación.

Las tres primeras fiestas de la primavera, que están vinculadas con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, se celebran prácticamente juntas durante ocho días, y luego, cincuenta días después de la Gavilla mecida, llega el día de la fiesta de Pentecostés, que se refiere al descenso del Espíritu Santo sobre la Iglesia. Ya en otoño tiene lugar la fiesta de las Trompetas, que conmemora el arrebatamiento de los santos. Nueve días más tarde se celebra la fiesta de la Expiación, que conmemora el arrepentimiento y conversión de Israel; y finalmente otros cinco días después y por espacio de ocho días tiene lugar la fiesta de los Tabernáculos, relativa al advenimiento del reino milenial.

El hecho de que la fiesta de las Trompetas y la fiesta de la Expiación estén separadas por un espacio de tiempo de nueve días, a diferencia de las tres primeras fiestas que prácticamente se solapan entre sí, indica que primero tiene lugar el arrebatamiento y en un tiempo posterior la conversión de Israel (Zac 12:10), dando así paso a la inminente venida de Cristo para establecer su reino. Luego el arrebatamiento de los santos al cielo es un acontecimiento anterior y distinto de la venida del Señor desde el cielo con sus santos para reinar sobre la tierra.

EL ARREBATAMIENTO EN APOCALIPSIS

El Apocalipsis de Juan no dice explícitamente nada del arrebatamiento. Pero eso no significa que dicho evento no vaya a suceder, o que este libro no aporte ninguna información sobre el mismo, puesto que tanto en la Biblia como en cualquier otro ámbito de la realidad existen cosas que aunque no se vean ni se oigan, se puede deducir su existencia a partir de otras que son evidentes.

Consideraciones previas sobre el Apocalipsis

Para poder entender mejor el Apocalipsis, hay que partir de una primera división, que marca el propio libro en Ap 1:19: Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. "Las cosas que has visto” se refieren a la visión del Hijo del Hombre, versículos del 9 al 17 (ó 20) del primer capítulo. "Las que son” se muestran en los capítulos dos y tres. Y “las que han de ser después de éstas” van desde el capítulo cuatro hasta el final del libro.

Por otra parte, desde el capítulo 7 hasta el 18, ambos inclusive, la narración no sigue un orden cronológico. Las tres series de siete, o sea, las formadas por los sellos, trompetas y copas, pueden referirse a intervalos de tiempo sucesivos, o también a un mismo periodo contemplado desde tres distintas perspectivas, cada una de las cuales añade diferentes detalles que complementan y completan la información.

¿Qué me lleva a pensar que los sucesos descritos en los sellos, trompetas y copas pueden tal vez referirse a un mismo periodo de tiempo? En primer lugar, porque lo que sucede en la apertura del sexto sello (Ap 6:12-14) se corresponde con el tiempo en que la ira de Dios es consumada y toda la humanidad ve descender en gloria al Hijo del Hombre (Mt 24:29-30). Y en segundo lugar, porque el séptimo sello, la séptima trompeta y la séptima copa finalizan con relámpagos, truenos, voces y un terremoto (Ap 8:5; 11:19; 16:18).

Pero puede haber incluso una tercera opción: que con la apertura de los sellos se nos muestre una visión reducida de los hechos, seguida de otra más detallada que empieza con el toque de las trompetas, y sigue, al no arrepentirse los hombres (Ap 9:20-21) con una intensificación del castigo por parte de Dios con el derramamiento de las copas. El caso es que primero el sexto sello muestra la consumación de la ira del Cordero en Ap 6:12-17, y de nuevo la consumación se vuelve a mostrar con el derramamiento de la séptima copa en Ap 16:16-17. (No reproduzco el contenido de los textos citados en estos dos últimos párrafos por economía de espacio y tiempo).

En todo caso, aunque la narración en conjunto de los capítulos 7 a 18 de Apocalipsis no sea cronológica, sí lo es internamente cada una de estas series. Otra característica es que entre el sexto y séptimo evento de cada serie, la secuencia de acontecimientos se detiene para mostrar con más detenimiento y en detalle determinados hechos muy significativos que ocurrirán durante este periodo tan convulso de la historia.

"Las cosas que son”, referidas a la época de Juan, aún siguen siendo hoy; y lo que acontecía en las iglesias de Cristo en aquel tiempo, sigue aconteciendo en las iglesias actualmente. "Las cosas que han de ser” todavía las estamos esperando y, aunque no sabemos cuándo empezarán a suceder, multitud de señales nos indican que será pronto.

Cuando una puerta se abre en el cielo

Llama poderosamente la atención que, desde el final del capítulo 3 hasta el 19, no se vuelva a mencionar ni una sola vez la Iglesia. Esta omisión comienza precisamente cuando se abre una puerta en el cielo y una voz como de trompeta, que es la del Hijo del Hombre (Ap 1:10-13), le ordena a Juan que suba allí, donde le mostrará “las cosas que sucederán después de éstas” (Ap 4:1). Curiosamente, cuando la Iglesia reaparece en escena (Ap 19:7-8) no lo hace en la tierra, sino en el cielo como la esposa del Cordero, que está a punto de celebrar sus bodas. Estos hechos inducen a pensar que, si no se hace ninguna alusión a la Iglesia mientras Dios está ejecutando sus juicios en la tierra, es porque la misma fue previamente arrebatada al cielo, cuando el Señor le dijo a Juan “sube acá”.

Ap 1:10-13; Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, 11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. 12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, 13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre...

Ap 4:1; Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.

Ap 19:7-8; Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Cuando Juan ve por segunda vez el cielo abierto (Ap 19:11), es para que el Señor descienda con sus santos a la tierra a destruir a sus enemigos y establecer el reino de los cielos (Ap 19:14-15). Creo que los ejércitos celestiales montados en caballos blancos, son los santos redimidos que, junto con los ángeles de Dios, siguen a Cristo.

Ap 19:11; Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

Ap 19:14-15; Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.

El hecho de que se abra el cielo para que salga el Señor con sus santos demuestra, a mi entender, dos cosas: 1) Que en el arrebatamiento, los santos no suben hasta las nubes para descender desde ellas a la tierra con Cristo, sino que son llevados al cielo para estar allí con Él; 2) Que el arrebatamiento y la venida del Señor de manera visible a todos, son dos acontecimientos distintos que tienen lugar en fechas también diferentes.

Fieles de Dios luchando en la tierra, mientras otros ya descansan en el cielo

Esto lo vemos por primera vez en Ap 6:9-11, cuando se abre el quinto sello y Juan ve bajo el altar que hay en el cielo (recordemos que en ese tiempo hay otro templo y altar terrenal en Jerusalén), las almas de los que mueren por negarse a adorar a la bestia. Después, el apóstol vuelve a ver estas almas en Ap 20:4. ¿Cómo puede ver el apóstol almas, si son inmateriales? Pues no lo sé; pero seguramente Dios eliminó toda restricción en Juan para que éste pudiera ver no sólo almas, sino también ángeles, su trono, y aun el resplandor de su divina gloria.

Ap 6:9-11; Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.

Ap 20:4; ...y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

También se observa en el capítulo siete que mientras Dios ejecuta sus juicios contra los moradores de la tierra, estando los 144.000 sellados de la nación de Israel en ella (Ap 7:3-4), una gran multitud de todas las naciones ya se encuentra en el cielo (Ap 7:9,14).

Ap 7:3-4; ...No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. 4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.

Ap 7:9,14; Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos 14 ...Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

Los 144.000 sellados se muestran de nuevo con el Cordero sobre el monte Sión, como los únicos en la tierra capaces de aprender el cántico nuevo que se está cantando en el cielo delante del trono (Ap 14:1-3). Y un poco más adelante, cuando está a punto de darse la orden de derramar las siete copas de la ira de Dios sobre la tierra, vemos a los que triunfaron sobre la bestia en el mar de vidrio que está en el cielo, cantando el cántico de Moisés y el del Cordero (Ap 15:2-3).

Ap 14:1-3; Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. 2 Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. 3 Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.

Ap 15:2-3; Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. 3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero...

De lo expuesto en este apartado, creo que se pueden extraer, al menos, dos conclusiones: 1) Es evidente que muchos de los que padecerán la gran tribulación, serán salvos por arrepentirse y creer en Jesucristo, aun a costa del sacrificio de sus propias vidas; 2) La elección de los 144.000 sellados sugiere un especial protagonismo de la nación de Israel durante ese periodo.

Sin embargo hay otras cuestiones sobre las que no me atrevo a pronunciarme. Por ejemplo: A) las almas de los que habían sido muertos por causa de su fidelidad a Dios (Ap 6:9-11; Ap 20:4); B) los que forman una gran multitud de todas las naciones con palmas en las manos (Ap 7:9,14); C) los que cantan el cántico nuevo delante del trono (Ap 14:2-3); D) los que están de pie sobre el mar de vidrio mezclado con fuego, entonando el cántico de Moisés y el del Cordero Ap 15:2-3). ¿Pertenecen todos ellos al mismo grupo?

También me pregunto si la gran multitud del capítulo siete, que en plena tribulación ya se encuentra en el cielo, representa a los santos que habían sido arrebatados antes de la tribulación, o a los mártires de la gran tribulación por oponerse a la bestia.

Tampoco puedo afirmar con seguridad si las “almas” que están en el cielo clamando venganza y que son vestidos, igual que los de la gran multitud, de ropas blancas, están o no con cuerpos resucitados, ya que la palabra “almas” podría usarse aquí como sinécdoque (figura literaria que se usa para designar la totalidad de una cosa mediante una de sus partes como, por ejemplo, juntar mil cabezas de ganado, reunir a miles de almas, etc).

Esta pregunta es pertinente, porque la historia del rico y Lázaro del capítulo 16 de Lucas enseña que estos personajes podían sentir y expresarse, a pesar de que tenían una vida inmaterial, ya que la resurrección de los muertos es un acontecimiento futuro que no se había producido en ese tiempo y que aún hoy seguimos esperando. De ahí la siguiente pregunta: Esas personas cuyas almas bajo el altar claman venganza a Dios, ¿están presentes en cuerpo, alma y espíritu, o sólo en su parte inmaterial, formada por el alma y el espíritu? A mi entender la segunda opción parece más probable.

Los 24 ancianos alrededor del trono

En cambio el grupo de los 24 ancianos creo que es más fácil de identificar que los grupos que he mencionado en el apartado anterior. Es más, considero que son una prueba consistente de que el arrebatamiento es pre-tribulacional. Los 24 ancianos son, como expondré más adelante, una representación de los santos del Antiguo y Nuevo Testamento. Pero para una mayor comprensión, vamos a fijarnos en los siguientes detalles: 1) el tiempo de su aparición en el cielo; 2) las características presentes en su descripción; 3) lo que hacen y dicen.

De todas sus apariciones a lo largo del libro, creo que es suficiente para nuestro propósito observar lo que se revela acerca de ellos en los capítulos cuatro y cinco. Veamos:

El tiempo de su aparición en el cielo

Es importante destacar que los 24 ancianos ya están presentes en el cielo desde antes de comenzar a desatarse los sellos, cuando las cosas en la tierra aún están en relativa calma.

Características presentes en su descripción

Ap 4:4; Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.

¿Por qué son 24 y no otro número cualquiera? Muchos creen que representan a los cabezas de las 12 tribus de Israel más los 12 apóstoles del Cordero, ya que sus nombres están escritos en las puertas y muros de la nueva Jerusalén (Ap 21:12,14). Me parece válida esta explicación; pero además de eso creo que estos adoradores son el antitipo o imagen de los 24 sacerdotes, levitas y cantores designados por David para ministrar, por turno, en el templo que encargó a su hijo Salomón, como podemos observar en los capítulos 24 y 25 del primer libro de Crónicas. Por tanto, estos tres grupos de 24 miembros cada uno, escogidos por David para ministrar en el templo, son tipo y sombra de los 24 ancianos que, como vemos en Apocalipsis, sirven y adoran continuamente a Dios en el cielo.

Ap 21:12,14; Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.

1 Cr 24:3-4; Y David, con Sadoc de los hijos de Eleazar, y Ahimelec de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio. 4 Y de los hijos de Eleazar había más varones principales que de los hijos de Itamar; y los repartieron así: De los hijos de Eleazar, dieciséis cabezas de casas paternas; y de los hijos de Itamar, por sus casas paternas, ocho.

Los tronos en los que se sientan los 24 ancianos son para reinar y a la vez juzgar, facultades ambas que Cristo ha otorgado a los que son suyos (Ap 1:6; Lc 22:29-30; 1 Co 6:2-3; Ap 20:4; etc). Por tanto, los fieles del Señor ejercerán de jueces en el reino de los cielos, además de desempeñar su función de reyes y sacerdotes.

Ap 1:6; ...y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Lc 22:29-30 (Mt 19:28); Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, 30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

1 Co 6:2-3; ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?

Ap 20:4; Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar...

La facultad de juzgar de los santos no incluye los juicios en los que se determina quién es salvo y quien no, porque esa prerrogativa corresponde en exclusiva a Cristo. Por consiguiente, impartirán justicia en el reino de los cielos de modo similar al de los jueces nombrados por Moisés (Éx 18:13-26), mediando en los conflictos y abordando las demandas que les sean presentadas para tomar la correspondiente resolución.

En cuanto a la declaración de que los santos juzgarán a los ángeles, es algo que sobrepasa mi entendimiento. Sabemos que Satanás ya ha sido juzgado (Jn 16:11) y es de suponer que sus ángeles también lo han sido con él, por lo que cuando llegue el momento serán lanzados sin más en el lago de fuego (Ap 20:10).

Jn 16:11; ...y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

Ap 20:10; Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Las ropas blancas son un símbolo de pureza y santidad de aquellos que están revestidos de Cristo, que han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero (Ap 7:14). Y las coronas son, por una parte un signo de dignidad y realeza de los que son vencedores con Cristo y, por otra, representan el premio o recompensa de los que han perseverado en su fidelidad hasta el fin (2 Ti 4:8; 1 P 5:4; Ap 2:10).

2 Ti 4:8; Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

1 P 5:4; Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.

Ap 2:10; ...Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

Basta con una pequeña reflexión, para descubrir ya en este primer análisis claros indicios de un arrebatamiento pre-tribulacional, porque ninguna de estas prerrogativas de los 24 ancianos se puede recibir antes de resucitar de entre los muertos, o bien antes de que nuestro cuerpo mortal sea transformado estando aún vivos en la tierra, lo cual nos conduce al arrebatamiento. Teniendo en cuenta que estos santos varones ya están en el cielo antes de comenzar la tribulación, el arrebatamiento tiene que ser necesariamente pre-tribulacional.

Lc 14:14; ...y serás bienaventurado; porque ellos (los pobres y desvalidos) no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.

Qué hacen

Se postran en adoración sobre sus rostros y dan gloria al único que es digno, al que vive por y para siempre (Ap 4:10-11). Además alaban con arpas y presentan a Dios sus oraciones, ejerciendo así su función sacerdotal (Ap 5:8).

Ap 4:10-11; ...los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Ap 5:8; Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos...

Qué dicen

Ap 5:9-10; ...y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

Si hay algo capaz de disipar definitivamente cualquier duda sobre la identidad de los 24 ancianos, es lo que ellos mismos proclaman, cuando adoran, alaban y dan gracias al Cordero con un cántico nuevo. Así que, basándonos en lo que ellos dicen, vemos que:

1) Son seres humanos que fueron redimidos por la sangre de Cristo de entre todas las naciones. No pueden, pues, ser seres angelicales, porque éstos nunca han sido redimidos.

2) Fueron hechos por el Señor Jesucristo reyes y sacerdotes para Dios.

3) Aunque en el tiempo en el que Juan tiene esta visión de la corte celestial, los 24 ancianos ya han sido constituidos reyes y sacerdotes (tiempo pasado), éstos no reinarán efectivamente con Cristo en la tierra hasta que sean trasladados a ella desde el cielo; por eso dicen “reinaremos” (tiempo futuro).

En resumen: el hecho de que los 24 ancianos ya se encuentran en el cielo antes de que el Cordero abra los siete sellos, y por tanto antes de que dé comienzo la tribulación, sin estar aún reinando con Cristo en la tierra, considero que es una prueba determinante de que el arrebatamiento es pre-tribulacional; porque la única explicación viable es que, habiendo sido ya arrebatados al cielo, y siendo ya reyes y sacerdotes, aún tienen que esperar algo de tiempo, hasta que el Señor descienda con ellos a la tierra para tomar posesión del reino.

CONCLUSIÓN FINAL

Muchos otros textos y razonamientos podrían ser empleados en un tema tan difícil y complejo como éste, pero considero que mi tiempo y esfuerzo ha llegado a su fin.

En todo caso tenemos que estar siempre preparados, velando y orando en todo tiempo, independientemente que el arrebatamiento de los santos específicamente revelado en 1 Ts 4:16-17 acontezca antes o después de la gran tribulación, porque el Señor puede llamarnos individualmente a su presencia en cualquier momento. Por otra parte, en el supuesto de que la Iglesia tenga que pasar por la Gran Tribulación, Dios nos va a fortalecer para que podamos salir victoriosos de la prueba; confiemos en Él.

Sin más, recibid un fraternal saludo y muchas bendiciones en el Señor.