INTRODUCCIÓN
Dios
es amor sin dejar de ser justo. Tendiendo su mano, nos llama a todos
a reconciliarnos con Él. Lo hace por puro amor y misericordia, ya
que Él no es deudor de nadie. Todo aquél que acepta esta oferta de
gracia se salva, pero quienes la rechazan se condenan. La Palabra es
clara, por lo que nadie puede ser llamado a engaño.
Ro
11:22; Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios;
la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la
bondad para contigo, si permaneces en esa bondad;
pues de otra manera tú también serás cortado.
Los
que hemos creído en Jesús como nuestro Señor y Salvador, debemos
entregarle nuestra vida entera, sin reservar para nosotros ninguna
área de nuestra personalidad; debemos reafirmar constantemente
nuestra voluntad y compromiso de permanecer en Él; debemos velar
para no caer en tentación; y debemos reaccionar rápidamente cada
vez que contristamos al Espíritu Santo, arrepintiéndonos y
pidiéndole a Dios que nos ayude a desterrar el pecado de nuestras
vidas.
Cuando
un creyente se aleja de Dios, no suele hacerlo de un día para otro,
sino a través de un proceso gradual, en el que una y otra vez desoye
la voz del Espíritu. De ese modo se va insensibilizando y volviendo
más apático, hasta caer en la tibieza espiritual, que es la
antesala de un corazón lleno de dureza e incredulidad. Por eso, lo
mejor es obedecer a Dios en todo y sin demora, porque cuantas más
oportunidades desperdiciemos, más nos va a costar después hacerlo,
y porque puede llegar un momento en que se agote su paciencia.
PROCESO
DE DEGRADACIÓN PERSONAL Y COLECTIVO
El
libro de Jeremías, entre otros de la Biblia, ilustra muy bien el
alto nivel de incredulidad, dureza de corazón y apostasía, que
llegó a alcanzar la inmensa mayoría de la población de Judá y
Jerusalén. Se habían vuelto irreconocibles como pueblo de Dios, a
causa de sus abominaciones y obstinada rebeldía.
MECANISMOS
Y DINÁMICAS INVOLUCRADAS EN ESTE PROCESO
Cuando
durante mucho tiempo un pueblo o un individuo ha escuchado el mismo
mensaje, advirtiendo del castigo que vendrá como consecuencia de su
rebelión contra Dios, cuanto más tiempo transcurra sin que se
arrepienta, más difícil es que alguna vez lo haga. Esto es así,
porque el corazón humano se va insensibilizando y endureciendo a
medida que pasa el tiempo y el castigo anunciado no acaba de llegar.
Y
es que la rebelión contra Dios no suele acarrear consecuencias
visibles a corto plazo, sino a la larga, sea en esta vida o en el más
allá. De ahí que cuando Dios habla a un pueblo en profecía, muchas
veces lo profetizado no se cumple en esa generación, sino en otra
posterior. Eso
hace que normalmente
sea
necesaria
una perspectiva histórica para poder verificar que la Palabra de
Dios nunca falla.
Cuando
el juicio que por mucho tiempo ha sido anunciado ya está a la
puerta, normalmente las señales se multiplican y los acontecimientos se
precipitan. Sin embargo,
la mayoría de la gente está tan endurecida por su incredulidad, tan
confiada porque va pasando el tiempo y no les sucede nada, que es
incapaz de percibir las señales de alarma que les advierten del
peligro y rechazan, por tanto, que vayan a sufrir castigo, o en el
mejor de los casos, que el mismo sea inminente.
CUANDO
JERUSALÉN YA TENÍA LOS DÍAS CONTADOS
Sucede que cuando llega el tiempo en el que la mies ya está madura para la siega, pilla a la gente relajada y con la guardia totalmente bajada; de manera que es incapaz de percibir la gravedad de la situación. Y aunque se les advierta de la inminencia del juicio, se resistirán a creerlo,
argumentando que la gente no es tan mala como para merecer tal castigo, o pensando de manera optimista que eso quizá ocurra en un futuro lejano. Esa era precisamente la actitud de los principales
de Jerusalén cuando la ciudad aún no había sido tomada, pero ya
una parte importante de sus habitantes había sido llevada cautiva a Babilonia, primero con el rey Joacim, a quien Nabucodonosor le permitió regresar al cabo de tres años, y luego con su hijo Joaquín, unos siete u ocho años después.
Ez
11:2-3, 7-11; Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que
maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo; 3 los cuales
dicen: No será tan pronto;
edifiquemos casas; esta
(Jerusalén)
será la olla, y nosotros la carne.
7
Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vuestros
muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y
ella es la olla; mas yo os sacaré a vosotros de en medio de ella.
8 Espada habéis temido, y espada traeré sobre vosotros, dice Jehová
el Señor. 9 Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en
manos de extraños, y haré juicios entre vosotros. 10 A espada
caeréis; en los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo
soy Jehová. 11 La ciudad no os será por olla, ni vosotros
seréis en medio de ella la carne; en los límites de Israel os
juzgaré.
Un
poco más adelante, en Ez 12:22-28, se vuelve a poner de
manifiesto el aletargamiento espiritual de los habitantes de Judá.
Éstos, al ver que pasan los días y no se cumple el castigo
anunciado, tratan de desacreditar la visión de Ezequiel,
cuestionando que provenga de Dios o, en el peor de los casos, que su
cumplimiento sea inminente.
Ez
12:22-28; Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que
tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando
los días, y desaparecerá toda visión? 23 Diles, por
tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Haré cesar este refrán, y
no repetirán más este refrán en Israel. Diles, pues: Se
han acercado aquellos días, y el cumplimiento de toda visión.
24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de
lisonjeros en medio de la casa de Israel. 25 Porque yo
Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable;
no tardará más, sino que en vuestros días, oh casa
rebelde, hablaré palabra y la cumpliré, dice Jehová el
Señor. 26 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 27 Hijo de
hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La
visión que éste ve es para de aquí a muchos días, para
lejanos tiempos profetiza éste. 28 Diles, por
tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No tardará más ninguna de
mis palabras, sino que la palabra que yo hable se
cumplirá, dice Jehová el Señor.
SITUACIÓN
PREVIA A LA CAÍDA DE JERUSALÉN VS ÚLTIMOS TIEMPOS
La
situación de los habitantes de Jerusalén durante el ministerio de
Jeremías se parece mucho a la de la época actual. Hoy en día hay
tantas señales alarmantes, los acontecimientos se suceden con tal
rapidez, que probablemente la segunda venida de Cristo esté a la
vuelta de la esquina y muchos no sean conscientes de ello. De tanto
escuchar que estamos en los últimos tiempos y que la venida del
Señor está cerca, es posible que dejemos de estar expectantes, se
enfríe nuestra relación con Dios, y la venida de Cristo nos
sorprenda como ladrón en la noche (Lc 12:35-37; 1Ts 5:2-6;
2P 3:10-11; Ap 16:15), sin que
estemos preparados (Mt 25:10-13).
Lc
12:35-37; Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras
lámparas encendidas; 36 y vosotros sed semejantes a hombres que
aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue
y llame, le abran en seguida. 37 Bienaventurados aquellos siervos a
los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de
cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y
vendrá a servirles.
Ap 16:15; He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado
el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su
vergüenza.
Mt 25:10-13; Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y
las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y
se cerró la puerta. 11 Después vinieron también las otras
vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él,
respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad,
pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre
ha de venir.
En
términos similares se expresan: 1 Ts 5:2-6 y
2 P 3:10-11.
CUANDO
JERUSALÉN YA HABÍA SIDO DESTRUIDA
Después
de tomar Jerusalén y llevar cautivo al pueblo, el rey de Babilonia
puso como gobernador a Gedalías, pero Ismael lo asesinó de modo
traicionero. Entonces el resto que había quedado de Judá emigró a
Egipto en busca de protección, por temor a la represalia de
Nabucodonosor (Jeremías, cap. 44).
Este
remanente, con sus líderes al frente, rechazó una vez más las
instrucciones de Dios de no temer al rey de Babilonia y quedarse
quietos en su tierra. Jeremías les advirtió que si iban a Egipto
caerían muertos a espada, de hambre y pestilencia, junto con los
egipcios, como ya había ocurrido en Jerusalén. Incluso volvió a
hablarles cuando llegaron a Egipto, para que se arrepintieran y
dejaran de provocar a ira a Jehová, adorando a dioses falsos; pero no hubo
manera de hacerlos cambiar de actitud, por lo que ya sólo cabía
esperar el castigo.
Parece
mentira que, después de haber comprobado cómo todo lo que Jeremías
había profetizado hasta ese momento se había cumplido cabalmente,
no quisieran creerlo. El caso es que, en vez de temer al
Todopoderoso y confiar en Él, buscaron otros dioses que no pueden salvar, por lo que todos perecieron. Menos mal
que Dios guardó un remanente de entre los que fueron cautivos a
Babilonia para que su pueblo no fuera exterminado. Dios siempre conserva un remanente, no importa cuán
pequeño sea.
Is
65:8; Así ha dicho Jehová: como si alguno hallase mosto
en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en
él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo.
EL
ERROR DE CAMBIAR LA FE POR UNA SUPERSTICIÓN
Jer
44:15-19; Entonces todos los que sabían que sus mujeres habían
ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban
presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en
tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo: 16
La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la
oiremos de ti; 17 sino que ciertamente pondremos por obra toda
palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la
reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros
y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las
ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia
de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno. 18 Mas desde que
dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle
libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos.
19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos
libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto,
y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros maridos?
Resulta
revelador el culto que las mujeres, en complicidad con sus maridos,
rendían a la llamada reina del cielo, lo que nos recuerda, por
cierto, la figura de la reina del cielo de los católico-romanos, que
atribuyen esa condición a la virgen María. Este remanente judío,
al echar la vista atrás recordaba que cuando le ofrecían incienso
y derramaban libaciones a esta diosa, prosperaban, estaban alegres y
no les acontecía ningún mal; pero cuando dejaron de rendirle culto,
además de faltarles de todo, estaban expuestos a destrucción y
muerte.
Pero
lo cierto es que sacaron una conclusión errónea, que los condujo a
una creencia y práctica supersticiosa. Ese bienestar que ellos
recordaban y anhelaban se prolongó hasta el tiempo en que Jehová
les retiró su protección, y no hasta que dejaron de rendirle culto
a la “diosa del cielo”, aun cuando ambos hechos coincidieran en
el tiempo. Precisamente esta abominación fue una de las causas de su
ruina.
Se
da una superstición cuando entre dos o más hechos simultáneos o
próximos en el tiempo, se establece por asociación una relación
causal, que es ajena a la realidad. Porque un hecho suceda a otro, no
siempre debemos interpretar que el primero ha causado el segundo.
Muchas veces, como ocurre en este caso, se producen con total
independencia el uno del otro, sin que haya ninguna relación de
causa-efecto entre ellos. Por tanto, era falso que las cosas les
fuesen bien porque rendían culto a esta diosa, sino porque durante
ese tiempo Dios los estuvo protegiendo, a pesar de sus abominaciones.
Ahora
bien, ¿por qué muchos son confundidos y se extravían de la fe?
Como dice 2 Ts 2:10-11: “...por cuanto no
recibieron (entiéndase
no quisieron recibir) el amor de la verdad
para ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para
que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que
no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.
LA
OBSTINACIÓN PUEDE LLEGAR A SER IRREVERSIBLE
A
medida que el corazón humano se va endureciendo y blindando en una
espiral de incredulidad y rebeldía, puede alcanzar un punto de no
retorno, en el que ya no va a ser posible que se arrepienta y
reconcilie con Dios (Is 57:10).
Puede llegar un momento en que Él retire su influencia benéfica
sobre la persona, dejándola a merced de su propia maldad
desenfrenada, hasta que se endurezca por completo (Sal
69:27-28 y 81:12-13; Lm 3:64-65; Is 63:17 y 64:7; Jer 33:4-5).
Esto nos recuerda lo que le ocurrió a faraón, entre otros, cuando
se negó obstinadamente a dejar salir a los hebreos de Egipto.
Is
57:10; En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no
dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto,
no te desalentaste.
Sal 69:27-28; Pon maldad sobre su maldad, y
no entren en tu justicia. 28 Sean raídos del libro de los
vivientes, y no sean escritos entre los justos.
Sal
81:12-13; Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón;
caminaron en sus propios consejos. 13 ¡Oh,
si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera
andado Israel!
Lm
3:64-65; Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos. 65
Entrégalos al endurecimiento de corazón; tu
maldición caiga sobre ellos.
Is
63:17; ¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus
caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor?
Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
Is
64:7; Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse
en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos
dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
Jer
33:4-5; Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las
casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá,
derribadas con arietes y con hachas 5 (porque vinieron para pelear
contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a
los cuales herí yo con mi furor y con mi ira, pues escondí mi
rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad). (Nótese
que la forma de herirlos consistió simplemente en esconder de ellos
su rostro).
LAS
PERSONAS REPROBADAS POR DIOS
A
los que han alcanzado ese punto máximo de dureza, la Palabra les
llama réprobos en cuanto a la fe y a toda buena obra; son personas a
las que por su obstinado rechazo a Dios, Él las entregó a una mente
reprobada (2 Ti 3:8; Tit 1:16; Ro 1:28; He 6:4-8).
Humillémonos, pues, delante de Dios y confesémosle arrepentidos
nuestros pecados, porque antes de aplicar su juicio, Él quiere
primero impartir misericordia. Hoy es el día de salvación, mañana
puede ser tarde. “Por lo cual, como dice el
Espíritu Santo: si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros
corazones...” (He 3:7-8).
2
Ti 3:8; Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así
también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de
entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.
Tit
1:16; Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo
abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena
obra.
Ro
1:28; Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios,
Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas
que no convienen.
He
6:4-8; Porque es imposible que los que una vez fueron
iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes
del Espíritu Santo, 5 y asimismo gustaron de la buena palabra de
Dios y los poderes del siglo venidero, 6 y recayeron, sean otra vez
renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos
al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. 7 Porque la
tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce
hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe
bendición de Dios; 8 pero la que produce espinos y abrojos
es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser
quemada.
YA
NO TIENEN NADA QUE PERDER, MAS NO SE ARREPIENTEN
Observamos
atónitos en la Biblia a personas que, sufriendo en sus carnes las
consecuencias de sus pecados en medio de una tribulación, en vez de
humillarse y clamar por la misericordia de Dios, se levantan
desafiantes contra Él y lo maldicen. Esa actitud, más que
impresionar, pone a uno la piel de gallina y da que pensar. ¿Cómo
es posible tanta necedad en forma de soberbia?. No lo entiendo, pero
lo cierto es que
así sucede (Is 8:21-22; Jer 5:1-5; Ap 16:8-11).
Is
8:21-22; Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y
acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey
y a su Dios, levantando el rostro en alto. 22 Y mirarán a la tierra,
y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán
sumidos en las tinieblas.
Jer
5:1-5; Recorred las calles
de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver
si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque
verdad; y yo la perdonaré. 2 Aunque digan: Vive Jehová, juran
falsamente. 3 Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la
verdad? Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron
recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra, no
quisieron convertirse. 4 Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres,
han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de
su Dios. 5 Iré a los grandes, y les hablaré; porque
ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos
también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.
Ap 16:8-11; El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol,
al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. 9 Y los
hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de
Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para
darle gloria. 10 El quinto ángel derramó su copa sobre
el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas,
y mordían de dolor sus lenguas, 11 y blasfemaron contra el Dios del
cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de
sus obras.
LOS
IMPÍOS QUE SE ATREVEN A REPROCHAR A DIOS
Es
típico de muchas personas que afirman no creer en Dios, o que le dan
la espalda, negándolo, por tanto, con sus palabras o hechos, que
cuando les acontece algo especialmente grave y doloroso, se acuerden
de Él para culparlo de sus desgracias. “¿Por qué siendo
Todopoderoso -dicen- no nos libró de este sufrimiento?”. Esto es
el colmo del cinismo y, por otra parte, qué gran contradicción para
los que en ausencia de grandes problemas dicen que Dios no existe.
¡Que Dios se apiade de ellos!
SEAMOS
CELOSOS EN NUESTRA OBEDIENCIA A DIOS
Lo
que he expuesto debería hacernos meditar, no sólo en las promesas y
bendiciones de Dios, sino también en sus exhortaciones y
advertencias. La Palabra en general nos enseña que cuando Dios nos
manda hacer algo debemos obedecerlo en todo y con prontitud; no con
negligencia, no de forma selectiva, o a regañadientes. Cuanto más
apliquemos este principio en todas las esferas de nuestra vida, mejor
nos irá. La Biblia contiene numerosos ejemplos que pueden ayudarnos
a entender esto. He aquí algunos:
A)
SEGUIR FIELMENTE Y SIN EXCUSAS LAS INSTRUCCIONES
1
S 15:20-22; Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he
obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió,
y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.
21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del
anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. 22 Y
Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y
víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar
atención que la grosura de los carneros.
Como
sucedió aquí con Saúl, a veces nosotros obedecemos a medias, o a
nuestra manera. Solemos obedecer en aquello que nos resulta más
fácil, en lo que exige de nosotros poca renuncia o sacrificio,
dejando de lado lo que más nos cuesta. Es decir, decidimos cumplir
parcialmente las instrucciones de Dios, pensando que si hacemos
algunas de las cosas que Dios nos pide, seremos aprobados por Él;
pero lo cierto es que obedecer en parte es desobedecer. Por lo tanto,
nuestra actitud debe ser la de obedecerlo en todo, y si en algo
fallamos, pedirle perdón y ayuda para superar nuestra debilidad y no
volver a caer en los mismos actos de desobediencia.
Otra
lección que podemos extraer de este texto es que no valen los
pretextos o el echar la culpa a los demás, y menos cuando Dios le ha
dado a uno la autoridad sobre otros. A las personas investidas de
autoridad, Dios les pedirá cuentas por sus propios actos y por los
de aquellos que están bajo su responsabilidad. Este principio se
aplica a cualquier ámbito de autoridad, sea ésta el cabeza de
familia, pastor, rey, etc. Ya en Gn 3:11-13 vemos
cómo el ser humano trató inútilmente de eludir su propia
responsabilidad acusando a otro.
Gn 3:11-13; Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo?
¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12
Y el hombre respondió: la mujer que me diste por compañera
me dio del árbol, y yo comí. 13 Entonces
Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y
dijo la mujer: la serpiente me engañó, y comí.
B)
RENUNCIAR A NUESTROS CAMINOS Y ANDAR CON DIOS
Mt
9:9; Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que
estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le
dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
Cuando
Jesús llamó a los doce apóstoles, éstos dejaron todo y al
instante lo siguieron. Mateo es sólo un ejemplo.
Mt
8:21-22; Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme
que vaya primero y entierre a mi padre. 22 Jesús le dijo: Sígueme;
deja que los muertos entierren a sus muertos.
En
contraste con la actitud de los apóstoles, vemos aquí un discípulo
que antepuso otras obligaciones a seguir a Jesús. Para él lo
primero era enterrar a su padre, después ya seguiría a Jesús. Los
apóstoles demostraron amar a Dios sobre todas las cosas, mientras
que de este discípulo no podemos decir lo mismo; cuando menos
resulta dudoso que así sea. Manteniendo esa actitud, no se puede
avanzar gran cosa en los caminos de Dios.
C)
ELIMINAR IMPEDIMENTOS PARA UNA RELACIÓN FLUIDA CON DIOS
Mt
5: 23-25; Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te
acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja
allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con
tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25 Ponte
de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás
con él en el camino, no sea que el adversario te entregue
al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.
Ef
4:26-27; Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre
vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo.
Cuando
se genera alguna desavenencia con un hermano o con nuestro prójimo
en general, cuanto antes tratemos de solucionarlo mucho mejor, no sea
que la enemistad eche raíces y se enquiste. Siempre es más eficaz
atajar los problemas pronto y de raíz, que dejar pasar el tiempo
esperando a que se resuelvan solos. Si no nos preocupamos de curar
pronto las heridas producidas en una relación, éstas pueden
degenerar en un cáncer. Asimismo, si no atendemos pronto y con
diligencia las reclamaciones de nuestro prójimo para llegar a un
acuerdo, pueden causarnos luego mayores disgustos.
Y
lo que es más importante, si permanecemos indiferentes ante este
tipo de problemas, nuestra relación con Dios se enturbia. Nuestra
ofrenda a Dios es aceptable si se la entregamos con limpia conciencia
y un corazón puro; pero si hay alguna espina clavada en nuestra
relación con un hermano y el Espíritu Santo nos lo muestra, debemos
incluso interrumpir la presentación de la ofrenda y reconciliarnos
antes con el hermano. Debemos tener siempre presente que Dios
quiere corazones sinceros, que repele la hipocresía.
Mt
24:50-51; ...vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no
espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigará
duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el
lloro y el crujir de dientes.
D)
CONFESAR PRONTO A DIOS NUESTROS PECADOS
Sal
32:3-5; Mientras callé, se envejecieron mis huesos
en mi gemir todo el día. 4 Porque de día y de noche se agravó
sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de
verano. 5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije:
Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad
de mi pecado.
Como
ya apuntaba antes, en nuestra relación con Dios ocurre lo mismo.
Cuanto antes restablezcamos nuestra paz con Él, mucho mejor para
nosotros en todos los sentidos, incluso en lo que afecta a nuestra
sensación de bienestar y salud.
E)
PERSEVERAR CON FIDELIDAD APRECIANDO LAS PEQUEÑAS COSAS
Lc
16:10; El que es fiel en lo muy poco, también en lo más
es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es
injusto.
Mt
5:21; Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre
poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el
gozo de tu señor.
Cnt
2:15; Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan
a perder las viñas; porque nuestras viñas están en
cierne.
No
debemos menospreciar las pequeñeces, sino concederles la importancia
que tienen, ya que la perseverancia y fidelidad en hacer bien las
pequeñas cosas es un entrenamiento, una preparación para poder
llevar a cabo tareas más complicadas; de manera que Dios no nos va a
encomendar misiones elevadas, si fallamos en lo más elemental. Por
otra parte, la reiteración de “pequeñas” infidelidades puede
degenerar en una conciencia lasa que nos predisponga a cometer
“grandes” infidelidades.
F)
COMBATIR RADICALMENTE LAS TENTACIONES
Mt
5:27-30; Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo
os digo que cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu
ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues
mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu
cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te
es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que
se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno.
Cuando
surjan tentaciones, debemos combatirlas al momento y con energía.
Entran a través de nuestros sentidos y atacan a nuestro corazón y
mente, como dardos de fuego del maligno (Ef 6:16). Utilizando
un ingenioso símil muy conocido, no podemos evitar que los pájaros
revoloteen por algún tiempo alrededor de nuestra cabeza, pero sí
que se posen en ella y hagan nido.
Ef
6:16; Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del maligno.
La
anterior porción de Mateo nos enseña que la mera intención de
hacer algo, para Dios equivale a realizar el acto, aunque por
diversas circunstancias no podamos llevarlo a cabo. A un intento
fallido Dios le da el mismo valor que a una acción consumada, porque
Él ve más allá de las apariencias, penetrando hasta lo más
profundo del corazón humano y discerniendo las intenciones y
motivaciones más ocultas. Por tanto, no seamos negligentes, no nos
engañemos a nosotros mismos; Dios lo ve todo.
Estos
versículos también nos instan a estar despiertos y en guardia
contra las tentaciones, para detectarlas de inmediato y reaccionar de
forma radical y enérgica contra ellas. De lo contrario, un simple
flirteo al inicio puede terminar convirtiéndose en fornicación o
adulterio; pequeñas mentiras pueden acabar en grandes calumnias;
infidelidades de carácter leve, convertirse en una gran traición;
etc.
RESUMEN
Y CONCLUSIÓN FINAL
Todo
cristiano vive en esta tierra en una permanente guerra espiritual en
contra de Satanás y sus huestes (Ef 6:10-12). Sus principales
armas para hacernos caer en la tentación son, por este orden: a)
nuestra propia carne y b) las mentiras con que trata de seducirnos el
mundo. Por eso debemos estar en guardia en primer lugar contra
nosotros mismos (Ro 7:18-20), arrepintiéndonos
cada vez que caemos, y pidiéndole perdón y ayuda a Dios para no
volver a cometer los mismos errores. No podemos abandonar esa
actitud, porque si no corremos el riesgo de ir poco a poco
endureciendo nuestra cerviz hasta caer en la incredulidad (He
3:12-13).
Ef
6:10-12; Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y
en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios,
para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes.
Ro
7:18-20; Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el
bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso
hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado
que mora en mí.
He
3:12-13; Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros
corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes
exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se
dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño
del pecado.
Por
tanto, debemos estar prestos para responder a la voz del Espíritu,
que nos exhorta y redarguye, obedeciendo la voluntad del Señor
fielmente y sin demora, no sea que se enfríe nuestra relación con
Él y caigamos en la desidia.
La
constatación por parte de
los incrédulos de que su
rebeldía contra Dios no
conlleva consecuencias negativas a la vista, refuerza su
ceguera espiritual y su
rechazo al evangelio, endurece sus corazones y los sume en tinieblas,
haciendo
que vivan
de un modo completamente
inconsciente y temerario (Ro
2:5-8).
Ro
2:5-8; Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido,
atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación
del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus
obras: 7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan
gloria y honra e inmortalidad, 8 pero ira y enojo a los que son
contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la
injusticia...
El
orgullo y la vanidad hace que mucha gente viva peligrosamente
confiada, ignorando que el retardo del castigo se debe a que Dios es
paciente y quiere dar a todos la oportunidad de salvarse, mediante el
arrepentimiento y la fe en Cristo (2 P 3:9).
Pero la
oferta de salvación por gracia que
Dios hace a los hombres, se
extiende sólo durante el limitado e incierto periodo de
la vida de éstos en la tierra; de ahí que sea urgente una respuesta
afirmativa al mensaje del evangelio (Is 55:6-7; He
4:7; 2 Co 6:2).
2
P 3:9; El Señor no retarda su promesa, según
algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para
con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento.
Is
55:6-7; Buscad a Jehová mientras puede ser hallado,
llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el
hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá
de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en
perdonar.
He
4:7; ...Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros
corazones.
2
Co 6:2; ...He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí
ahora el día de salvación.
Espero
que esta reflexión sea provechosa para todos los lectores, como lo
ha sido para mí.
Que
el Señor reparta bendiciones en abundancia.