27/6/17

Bondad y severidad de Dios



INTRODUCCIÓN

Dios es amor sin dejar de ser justo. Tendiendo su mano, nos llama a todos a reconciliarnos con Él. Lo hace por puro amor y misericordia, ya que Él no es deudor de nadie. Todo aquél que acepta esta oferta de gracia se salva, pero quienes la rechazan se condenan. La Palabra es clara, por lo que nadie puede ser llamado a engaño.

Ro 11:22; Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.

Los que hemos creído en Jesús como nuestro Señor y Salvador, debemos entregarle nuestra vida entera, sin reservar para nosotros ninguna área de nuestra personalidad; debemos reafirmar constantemente nuestra voluntad y compromiso de permanecer en Él; debemos velar para no caer en tentación; y debemos reaccionar rápidamente cada vez que contristamos al Espíritu Santo, arrepintiéndonos y pidiéndole a Dios que nos ayude a desterrar el pecado de nuestras vidas.

Cuando un creyente se aleja de Dios, no suele hacerlo de un día para otro, sino a través de un proceso gradual, en el que una y otra vez desoye la voz del Espíritu. De ese modo se va insensibilizando y volviendo más apático, hasta caer en la tibieza espiritual, que es la antesala de un corazón lleno de dureza e incredulidad. Por eso, lo mejor es obedecer a Dios en todo y sin demora, porque cuantas más oportunidades desperdiciemos, más nos va a costar después hacerlo, y porque puede llegar un momento en que se agote su paciencia.

PROCESO DE DEGRADACIÓN PERSONAL Y COLECTIVO

El libro de Jeremías, entre otros de la Biblia, ilustra muy bien el alto nivel de incredulidad, dureza de corazón y apostasía, que llegó a alcanzar la inmensa mayoría de la población de Judá y Jerusalén. Se habían vuelto irreconocibles como pueblo de Dios, a causa de sus abominaciones y obstinada rebeldía.

MECANISMOS Y DINÁMICAS INVOLUCRADAS EN ESTE PROCESO

Cuando durante mucho tiempo un pueblo o un individuo ha escuchado el mismo mensaje, advirtiendo del castigo que vendrá como consecuencia de su rebelión contra Dios, cuanto más tiempo transcurra sin que se arrepienta, más difícil es que alguna vez lo haga. Esto es así, porque el corazón humano se va insensibilizando y endureciendo a medida que pasa el tiempo y el castigo anunciado no acaba de llegar.

Y es que la rebelión contra Dios no suele acarrear consecuencias visibles a corto plazo, sino a la larga, sea en esta vida o en el más allá. De ahí que cuando Dios habla a un pueblo en profecía, muchas veces lo profetizado no se cumple en esa generación, sino en otra posterior. Eso hace que normalmente sea necesaria una perspectiva histórica para poder verificar que la Palabra de Dios nunca falla.

Cuando el juicio que por mucho tiempo ha sido anunciado ya está a la puerta, normalmente las señales se multiplican y los acontecimientos se precipitan. Sin embargo, la mayoría de la gente está tan endurecida por su incredulidad, tan confiada porque va pasando el tiempo y no les sucede nada, que es incapaz de percibir las señales de alarma que les advierten del peligro y rechazan, por tanto, que vayan a sufrir castigo, o en el mejor de los casos, que el mismo sea inminente.

CUANDO JERUSALÉN YA TENÍA LOS DÍAS CONTADOS

Sucede que cuando llega el tiempo en el que la mies ya está madura para la siega, pilla a la gente relajada y con la guardia totalmente bajada; de manera que es incapaz de percibir la gravedad de la situación. Y aunque se les advierta de la inminencia del juicio, se resistirán a creerlo, argumentando que la gente no es tan mala como para merecer tal castigo, o pensando de manera optimista que eso quizá ocurra en un futuro lejano. Esa era precisamente la actitud de los principales de Jerusalén cuando la ciudad aún no había sido tomada, pero ya una parte importante de sus habitantes había sido llevada cautiva a Babilonia, primero con el rey Joacim, a quien Nabucodonosor le permitió regresar al cabo de tres años, y luego con su hijo Joaquín, unos siete u ocho años después.

Ez 11:2-3, 7-11; Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo; 3 los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; esta (Jerusalén) será la olla, y nosotros la carne.
7 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla; mas yo os sacaré a vosotros de en medio de ella. 8 Espada habéis temido, y espada traeré sobre vosotros, dice Jehová el Señor. 9 Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y haré juicios entre vosotros. 10 A espada caeréis; en los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová. 11 La ciudad no os será por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en los límites de Israel os juzgaré.

Un poco más adelante, en Ez 12:22-28, se vuelve a poner de manifiesto el aletargamiento espiritual de los habitantes de Judá. Éstos, al ver que pasan los días y no se cumple el castigo anunciado, tratan de desacreditar la visión de Ezequiel, cuestionando que provenga de Dios o, en el peor de los casos, que su cumplimiento sea inminente.

Ez 12:22-28; Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión? 23 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Haré cesar este refrán, y no repetirán más este refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado aquellos días, y el cumplimiento de toda visión. 24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel. 25 Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no tardará más, sino que en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra y la cumpliré, dice Jehová el Señor. 26 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 27 Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza éste. 28 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor.

SITUACIÓN PREVIA A LA CAÍDA DE JERUSALÉN VS ÚLTIMOS TIEMPOS

La situación de los habitantes de Jerusalén durante el ministerio de Jeremías se parece mucho a la de la época actual. Hoy en día hay tantas señales alarmantes, los acontecimientos se suceden con tal rapidez, que probablemente la segunda venida de Cristo esté a la vuelta de la esquina y muchos no sean conscientes de ello. De tanto escuchar que estamos en los últimos tiempos y que la venida del Señor está cerca, es posible que dejemos de estar expectantes, se enfríe nuestra relación con Dios, y la venida de Cristo nos sorprenda como ladrón en la noche (Lc 12:35-37; 1Ts 5:2-6; 2P 3:10-11; Ap 16:15), sin que estemos preparados (Mt 25:10-13).

Lc 12:35-37; Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; 36 y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. 37 Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.

Ap 16:15; He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

Mt 25:10-13; Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

En términos similares se expresan: 1 Ts 5:2-6 y 2 P 3:10-11.

CUANDO JERUSALÉN YA HABÍA SIDO DESTRUIDA

Después de tomar Jerusalén y llevar cautivo al pueblo, el rey de Babilonia puso como gobernador a Gedalías, pero Ismael lo asesinó de modo traicionero. Entonces el resto que había quedado de Judá emigró a Egipto en busca de protección, por temor a la represalia de Nabucodonosor (Jeremías, cap. 44).

Este remanente, con sus líderes al frente, rechazó una vez más las instrucciones de Dios de no temer al rey de Babilonia y quedarse quietos en su tierra. Jeremías les advirtió que si iban a Egipto caerían muertos a espada, de hambre y pestilencia, junto con los egipcios, como ya había ocurrido en Jerusalén. Incluso volvió a hablarles cuando llegaron a Egipto, para que se arrepintieran y dejaran de provocar a ira a Jehová, adorando a dioses falsos; pero no hubo manera de hacerlos cambiar de actitud, por lo que ya sólo cabía esperar el castigo.

Parece mentira que, después de haber comprobado cómo todo lo que Jeremías había profetizado hasta ese momento se había cumplido cabalmente, no quisieran creerlo. El caso es que, en vez de temer al Todopoderoso y confiar en Él, buscaron otros dioses que no pueden salvar, por lo que todos perecieron. Menos mal que Dios guardó un remanente de entre los que fueron cautivos a Babilonia para que su pueblo no fuera exterminado. Dios siempre conserva un remanente, no importa cuán pequeño sea.

Is 65:8; Así ha dicho Jehová: como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo.

EL ERROR DE CAMBIAR LA FE POR UNA SUPERSTICIÓN

Jer 44:15-19; Entonces todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo: 16 La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti; 17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno. 18 Mas desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos. 19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros maridos?

Resulta revelador el culto que las mujeres, en complicidad con sus maridos, rendían a la llamada reina del cielo, lo que nos recuerda, por cierto, la figura de la reina del cielo de los católico-romanos, que atribuyen esa condición a la virgen María. Este remanente judío, al echar la vista atrás recordaba que cuando le ofrecían incienso y derramaban libaciones a esta diosa, prosperaban, estaban alegres y no les acontecía ningún mal; pero cuando dejaron de rendirle culto, además de faltarles de todo, estaban expuestos a destrucción y muerte.

Pero lo cierto es que sacaron una conclusión errónea, que los condujo a una creencia y práctica supersticiosa. Ese bienestar que ellos recordaban y anhelaban se prolongó hasta el tiempo en que Jehová les retiró su protección, y no hasta que dejaron de rendirle culto a la “diosa del cielo”, aun cuando ambos hechos coincidieran en el tiempo. Precisamente esta abominación fue una de las causas de su ruina.

Se da una superstición cuando entre dos o más hechos simultáneos o próximos en el tiempo, se establece por asociación una relación causal, que es ajena a la realidad. Porque un hecho suceda a otro, no siempre debemos interpretar que el primero ha causado el segundo. Muchas veces, como ocurre en este caso, se producen con total independencia el uno del otro, sin que haya ninguna relación de causa-efecto entre ellos. Por tanto, era falso que las cosas les fuesen bien porque rendían culto a esta diosa, sino porque durante ese tiempo Dios los estuvo protegiendo, a pesar de sus abominaciones.

Ahora bien, ¿por qué muchos son confundidos y se extravían de la fe? Como dice 2 Ts 2:10-11: “...por cuanto no recibieron (entiéndase no quisieron recibir) el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.

LA OBSTINACIÓN PUEDE LLEGAR A SER IRREVERSIBLE

A medida que el corazón humano se va endureciendo y blindando en una espiral de incredulidad y rebeldía, puede alcanzar un punto de no retorno, en el que ya no va a ser posible que se arrepienta y reconcilie con Dios (Is 57:10). Puede llegar un momento en que Él retire su influencia benéfica sobre la persona, dejándola a merced de su propia maldad desenfrenada, hasta que se endurezca por completo (Sal 69:27-28 y 81:12-13; Lm 3:64-65; Is 63:17 y 64:7; Jer 33:4-5). Esto nos recuerda lo que le ocurrió a faraón, entre otros, cuando se negó obstinadamente a dejar salir a los hebreos de Egipto.

Is 57:10; En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.

Sal 69:27-28; Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia. 28 Sean raídos del libro de los vivientes, y no sean escritos entre los justos.

Sal 81:12-13; Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos. 13 ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel!

Lm 3:64-65; Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos. 65 Entrégalos al endurecimiento de corazón; tu maldición caiga sobre ellos.

Is 63:17; ¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.

Is 64:7; Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

Jer 33:4-5; Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y con hachas 5 (porque vinieron para pelear contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí yo con mi furor y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad). (Nótese que la forma de herirlos consistió simplemente en esconder de ellos su rostro).

LAS PERSONAS REPROBADAS POR DIOS

A los que han alcanzado ese punto máximo de dureza, la Palabra les llama réprobos en cuanto a la fe y a toda buena obra; son personas a las que por su obstinado rechazo a Dios, Él las entregó a una mente reprobada (2 Ti 3:8; Tit 1:16; Ro 1:28; He 6:4-8). Humillémonos, pues, delante de Dios y confesémosle arrepentidos nuestros pecados, porque antes de aplicar su juicio, Él quiere primero impartir misericordia. Hoy es el día de salvación, mañana puede ser tarde. “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones...” (He 3:7-8).

2 Ti 3:8; Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.

Tit 1:16; Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.

Ro 1:28; Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.

He 6:4-8; Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. 7 Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8 pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.

YA NO TIENEN NADA QUE PERDER, MAS NO SE ARREPIENTEN

Observamos atónitos en la Biblia a personas que, sufriendo en sus carnes las consecuencias de sus pecados en medio de una tribulación, en vez de humillarse y clamar por la misericordia de Dios, se levantan desafiantes contra Él y lo maldicen. Esa actitud, más que impresionar, pone a uno la piel de gallina y da que pensar. ¿Cómo es posible tanta necedad en forma de soberbia?. No lo entiendo, pero lo cierto es que así sucede (Is 8:21-22; Jer 5:1-5; Ap 16:8-11).

Is 8:21-22; Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto. 22 Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas.

Jer 5:1-5; Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré. 2 Aunque digan: Vive Jehová, juran falsamente. 3 Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la verdad? Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron convertirse. 4 Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. 5 Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.

Ap 16:8-11; El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. 9 Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria. 10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, 11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.

LOS IMPÍOS QUE SE ATREVEN A REPROCHAR A DIOS

Es típico de muchas personas que afirman no creer en Dios, o que le dan la espalda, negándolo, por tanto, con sus palabras o hechos, que cuando les acontece algo especialmente grave y doloroso, se acuerden de Él para culparlo de sus desgracias. “¿Por qué siendo Todopoderoso -dicen- no nos libró de este sufrimiento?”. Esto es el colmo del cinismo y, por otra parte, qué gran contradicción para los que en ausencia de grandes problemas dicen que Dios no existe. ¡Que Dios se apiade de ellos!

SEAMOS CELOSOS EN NUESTRA OBEDIENCIA A DIOS

Lo que he expuesto debería hacernos meditar, no sólo en las promesas y bendiciones de Dios, sino también en sus exhortaciones y advertencias. La Palabra en general nos enseña que cuando Dios nos manda hacer algo debemos obedecerlo en todo y con prontitud; no con negligencia, no de forma selectiva, o a regañadientes. Cuanto más apliquemos este principio en todas las esferas de nuestra vida, mejor nos irá. La Biblia contiene numerosos ejemplos que pueden ayudarnos a entender esto. He aquí algunos:

A) SEGUIR FIELMENTE Y SIN EXCUSAS LAS INSTRUCCIONES

1 S 15:20-22; Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. 22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.

Como sucedió aquí con Saúl, a veces nosotros obedecemos a medias, o a nuestra manera. Solemos obedecer en aquello que nos resulta más fácil, en lo que exige de nosotros poca renuncia o sacrificio, dejando de lado lo que más nos cuesta. Es decir, decidimos cumplir parcialmente las instrucciones de Dios, pensando que si hacemos algunas de las cosas que Dios nos pide, seremos aprobados por Él; pero lo cierto es que obedecer en parte es desobedecer. Por lo tanto, nuestra actitud debe ser la de obedecerlo en todo, y si en algo fallamos, pedirle perdón y ayuda para superar nuestra debilidad y no volver a caer en los mismos actos de desobediencia.

Otra lección que podemos extraer de este texto es que no valen los pretextos o el echar la culpa a los demás, y menos cuando Dios le ha dado a uno la autoridad sobre otros. A las personas investidas de autoridad, Dios les pedirá cuentas por sus propios actos y por los de aquellos que están bajo su responsabilidad. Este principio se aplica a cualquier ámbito de autoridad, sea ésta el cabeza de familia, pastor, rey, etc. Ya en Gn 3:11-13 vemos cómo el ser humano trató inútilmente de eludir su propia responsabilidad acusando a otro.

Gn 3:11-13; Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12 Y el hombre respondió: la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: la serpiente me engañó, y comí.

B) RENUNCIAR A NUESTROS CAMINOS Y ANDAR CON DIOS

Mt 9:9; Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

Cuando Jesús llamó a los doce apóstoles, éstos dejaron todo y al instante lo siguieron. Mateo es sólo un ejemplo.

Mt 8:21-22; Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

En contraste con la actitud de los apóstoles, vemos aquí un discípulo que antepuso otras obligaciones a seguir a Jesús. Para él lo primero era enterrar a su padre, después ya seguiría a Jesús. Los apóstoles demostraron amar a Dios sobre todas las cosas, mientras que de este discípulo no podemos decir lo mismo; cuando menos resulta dudoso que así sea. Manteniendo esa actitud, no se puede avanzar gran cosa en los caminos de Dios.

C) ELIMINAR IMPEDIMENTOS PARA UNA RELACIÓN FLUIDA CON DIOS

Mt 5: 23-25; Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.

Ef 4:26-27; Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo.

Cuando se genera alguna desavenencia con un hermano o con nuestro prójimo en general, cuanto antes tratemos de solucionarlo mucho mejor, no sea que la enemistad eche raíces y se enquiste. Siempre es más eficaz atajar los problemas pronto y de raíz, que dejar pasar el tiempo esperando a que se resuelvan solos. Si no nos preocupamos de curar pronto las heridas producidas en una relación, éstas pueden degenerar en un cáncer. Asimismo, si no atendemos pronto y con diligencia las reclamaciones de nuestro prójimo para llegar a un acuerdo, pueden causarnos luego mayores disgustos.

Y lo que es más importante, si permanecemos indiferentes ante este tipo de problemas, nuestra relación con Dios se enturbia. Nuestra ofrenda a Dios es aceptable si se la entregamos con limpia conciencia y un corazón puro; pero si hay alguna espina clavada en nuestra relación con un hermano y el Espíritu Santo nos lo muestra, debemos incluso interrumpir la presentación de la ofrenda y reconciliarnos antes con el hermano. Debemos tener siempre presente que Dios quiere corazones sinceros, que repele la hipocresía.

Mt 24:50-51; ...vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.

D) CONFESAR PRONTO A DIOS NUESTROS PECADOS

Sal 32:3-5; Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. 4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. 5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

Como ya apuntaba antes, en nuestra relación con Dios ocurre lo mismo. Cuanto antes restablezcamos nuestra paz con Él, mucho mejor para nosotros en todos los sentidos, incluso en lo que afecta a nuestra sensación de bienestar y salud.

E) PERSEVERAR CON FIDELIDAD APRECIANDO LAS PEQUEÑAS COSAS

Lc 16:10; El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.

Mt 5:21; Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Cnt 2:15; Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne.

No debemos menospreciar las pequeñeces, sino concederles la importancia que tienen, ya que la perseverancia y fidelidad en hacer bien las pequeñas cosas es un entrenamiento, una preparación para poder llevar a cabo tareas más complicadas; de manera que Dios no nos va a encomendar misiones elevadas, si fallamos en lo más elemental. Por otra parte, la reiteración de “pequeñas” infidelidades puede degenerar en una conciencia lasa que nos predisponga a cometer “grandes” infidelidades.

F) COMBATIR RADICALMENTE LAS TENTACIONES

Mt 5:27-30; Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

Cuando surjan tentaciones, debemos combatirlas al momento y con energía. Entran a través de nuestros sentidos y atacan a nuestro corazón y mente, como dardos de fuego del maligno (Ef 6:16). Utilizando un ingenioso símil muy conocido, no podemos evitar que los pájaros revoloteen por algún tiempo alrededor de nuestra cabeza, pero sí que se posen en ella y hagan nido.

Ef 6:16; Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

La anterior porción de Mateo nos enseña que la mera intención de hacer algo, para Dios equivale a realizar el acto, aunque por diversas circunstancias no podamos llevarlo a cabo. A un intento fallido Dios le da el mismo valor que a una acción consumada, porque Él ve más allá de las apariencias, penetrando hasta lo más profundo del corazón humano y discerniendo las intenciones y motivaciones más ocultas. Por tanto, no seamos negligentes, no nos engañemos a nosotros mismos; Dios lo ve todo.

Estos versículos también nos instan a estar despiertos y en guardia contra las tentaciones, para detectarlas de inmediato y reaccionar de forma radical y enérgica contra ellas. De lo contrario, un simple flirteo al inicio puede terminar convirtiéndose en fornicación o adulterio; pequeñas mentiras pueden acabar en grandes calumnias; infidelidades de carácter leve, convertirse en una gran traición; etc.

RESUMEN Y CONCLUSIÓN FINAL

Todo cristiano vive en esta tierra en una permanente guerra espiritual en contra de Satanás y sus huestes (Ef 6:10-12). Sus principales armas para hacernos caer en la tentación son, por este orden: a) nuestra propia carne y b) las mentiras con que trata de seducirnos el mundo. Por eso debemos estar en guardia en primer lugar contra nosotros mismos (Ro 7:18-20), arrepintiéndonos cada vez que caemos, y pidiéndole perdón y ayuda a Dios para no volver a cometer los mismos errores. No podemos abandonar esa actitud, porque si no corremos el riesgo de ir poco a poco endureciendo nuestra cerviz hasta caer en la incredulidad (He 3:12-13).

Ef 6:10-12; Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Ro 7:18-20; Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.

He 3:12-13; Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.

Por tanto, debemos estar prestos para responder a la voz del Espíritu, que nos exhorta y redarguye, obedeciendo la voluntad del Señor fielmente y sin demora, no sea que se enfríe nuestra relación con Él y caigamos en la desidia.

La constatación por parte de los incrédulos de que su rebeldía contra Dios no conlleva consecuencias negativas a la vista, refuerza su ceguera espiritual y su rechazo al evangelio, endurece sus corazones y los sume en tinieblas, haciendo que vivan de un modo completamente inconsciente y temerario (Ro 2:5-8).

Ro 2:5-8; Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia...

El orgullo y la vanidad hace que mucha gente viva peligrosamente confiada, ignorando que el retardo del castigo se debe a que Dios es paciente y quiere dar a todos la oportunidad de salvarse, mediante el arrepentimiento y la fe en Cristo (2 P 3:9). Pero la oferta de salvación por gracia que Dios hace a los hombres, se extiende sólo durante el limitado e incierto periodo de la vida de éstos en la tierra; de ahí que sea urgente una respuesta afirmativa al mensaje del evangelio (Is 55:6-7; He 4:7; 2 Co 6:2).

2 P 3:9; El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Is 55:6-7; Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

He 4:7; ...Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.

2 Co 6:2; ...He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.

Espero que esta reflexión sea provechosa para todos los lectores, como lo ha sido para mí.

Que el Señor reparta bendiciones en abundancia.

La verdadera amistad


La RAE define la amistad como un “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”.

Muchos con frecuencia llaman amigos a ciertas personas porque congenian entre sí, porque comparten intereses en algún asunto, o simplemente porque se lo pasan bien juntos; pero, de acuerdo a la anterior definición, eso no es verdadera amistad.

El amigo auténtico aprecia a la otra persona por lo que es y no por lo que tiene; la acepta con sus virtudes y defectos; procura su bien; no trata de sacar provecho de modo egoísta de la relación; ayuda siempre que puede; acude cuando se le necesita; es agradecido; comparte; es confiable; es leal... El verdadero amigo está a las duras y a las maduras, y se prueba en medio de las dificultades.

Pr 17:17; En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.

El mejor amigo que cualquier persona pueda tener es Jesús. Nadie puede igualarlo, ni siquiera compararse con Él, porque dio su vida por toda la humanidad, aunque no éramos merecedores y sabía que con frecuencia le íbamos a fallar; sabía que muchos, en vez de mostrarse agradecidos, iban a despreciar su amor y misericordia. Como dice Jn 15:14, “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos.

Jesús amó incluso a Judas Iscariote, a pesar de que sabía que lo iba a traicionar.

Sal 55:12-14; Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él; 13 sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía, y mi familiar; 14 que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios.

NUESTRA AMISTAD CON DIOS

¿Puede acaso el hombre, débil mortal, llegar a tener amistad con Dios? Por supuesto que sí. La Biblia nos enseña que Dios tiene amigos y también enemigos. Lo que no es posible es ser neutrales con respecto a Él.

Mt 12:30; El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

Por otra parte, sólo podemos ser amigos de Dios siendo amigos de Jesús.

Jn 14:23; ...El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

Sin nuestra condición de siervos no podríamos ser amigos de Dios. El servicio obediente a Dios hace que seamos sus amigos y, a la inversa, porque somos sus amigos, lo servimos. Es decir, somos amigos sin dejar de ser siervos. Ambos aspectos van indisolublemente unidos en nuestra relación con el Señor.

Jn 15:14; Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Jn 14:21; El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama...

Si sólo fuéramos siervos y no amigos, Jesús no nos habría revelado los secretos que compartía en la intimidad con el Padre, tal como lo hizo.

Jn 15:15; Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

Los que pertenecemos a la descendencia espiritual de Abraham, también nos hemos hecho amigos de Dios, precisamente por creer en Él y sus promesas. Igual que Abraham, somos justificados por gracia (Ro 3:24) y no por obras, accediendo a esta gracia por medio de la fe en nuestro señor y salvador Jesucristo (Ro 5:2). A éste envió el Padre para que, redimidos por su preciosa sangre, podamos reconciliarnos con Él, dejando así de ser sus enemigos para convertirnos en amigos.

Is 41:8 (ver también 2 Cr 20:7); Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.

Stg 2:23; Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

Dios, que es verdadero y perfecto, nunca falla. En cambio el hombre puede fallarnos, porque es débil e imperfecto. ¿No nos fallamos incluso a nosotros mismos? Por eso, aunque en muchas circunstancias podemos confiar en amigos de probada fidelidad, sólo debemos confiar de manera plena en Dios.

Sal 118:8-9; Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. 9 Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes.

Sabemos por experiencia que cuando las dificultades o los riesgos aumentan, como ocurre en el contexto profético del siguiente versículo, los seres humanos somos más proclives a fallar a nuestros amigos y a que ellos, a su vez, nos fallen. Por eso debemos actuar siempre con cautela y en situaciones de máxima dificultad extremar nuestras precauciones.

Mi 7:5; No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.

Lo que jamás debemos hacer, si queremos obtener bendición y vida eterna, es ignorar a Dios y en vez de confiar en Él, confiar en el hombre. Veamos lo que nos dice al respecto la Palabra.

Jer 17:5,7; Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová... 7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.

Una muestra perfecta de cómo incluso nuestros mejores amigos nos pueden fallar, la tenemos en el libro de Job. Cuando tres de sus amigos se enteraron de todo el mal que le había acontecido a éste, vinieron a verlo con la sana intención de consolarlo. Al principio su actitud fue inmejorable, limitándose a acompañarlo en silencio y llorar con él. ¿Qué otra ayuda le podían dar en la situación de insoportable dolor en que lo hallaron?

Lo malo es que este buen comportamiento inicial cambió, yendo de mal en peor a medida que fueron respondiendo de modo contencioso a los lamentos desesperados de Job, con reproches y consejos carentes de empatía. Esa actitud sólo sirvió para agravar aún más el dolor de su amigo. ¡Qué lástima! Empezaron bien, pero luego acabaron añadiendo una molesta carga al padecimiento de Job. Estando tan necesitado de amor y comprensión, lo ofendieron con maliciosas y falsas acusaciones. Así pecaron contra su amigo y contra Dios, quien finalmente salió en defensa de Job y los reprendió duramente.

Job 2:11-13; Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle. 12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo. 13 Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

DAVID Y SUS AMIGOS

El rey David, hombre curtido en mil batallas, tuvo acérrimos enemigos, pero también amigos ejemplares. Como sucede en nuestra relación con Dios, la amistad en la vida de David se desarrolla en torno al servicio. En un sentido amplio, todos los siervos fieles de David fueron sus amigos. Pero también en cierto sentido David estuvo al servicio del pueblo. Así pues, el servicio era recíproco, ya que todos eran necesarios. Tanto David como sus siervos fieles así lo entendieron, desempeñando cada uno su función con humildad y santo temor. En este aspecto la similitud con la iglesia o cuerpo de Cristo es evidente.

2 S 21:15-17; Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó. 16 E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; 17 mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel.

RASGOS PRESENTES EN SUS SIERVOS Y AMIGOS

-Eran personas agradecidas.
-Apreciaban a David, no por su riqueza o poder, sino por su persona.
-Estaban siempre dispuestos a dar su vida por él.
-Lloraron con él; su tristeza era la de ellos. (“Gozaos con los que se gozan, llorad con los que lloran”. Ro 12:15).
-Eran incondicionales; sabían estar a las duras y a las maduras.

2 S 15:13-18,30; Y un mensajero vino a David, diciendo: El corazón de todo Israel se va tras Absalón. 14 Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada. 15 Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos a todo lo que nuestro señor el rey decida. 16 El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas, para que guardasen la casa. 17 Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante. 18 Y todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.

30 Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían.

Pasara lo que pasara, eran sus amigos y tenían claro que debían permanecer con él, aun con riesgo de su propia vida, ya sea por caer en batalla ante un enemigo más numeroso o por posibles represalias futuras de Absalón en caso de derrota. En los peores momentos, cuando parecía que todo estaba en contra de David, no optaron por pasar al otro bando o esperar a ver cómo evolucionaban los acontecimientos sin implicarse, para luego pronunciarse a favor del vencedor, subiéndose de manera oportunista al carro ganador. Por el contrario, desde el principio fueron leales a Dios y a su señor y amigo, el rey David. ¡Sencillamente admirable!

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE DAVID

-Su pensamiento y su corazón estaban íntimamente ligados a los de Dios, del mismo modo que todo cristiano tiene el corazón y la mente de Cristo (1 Co 2:16).
-No actuaba exclusivamente en beneficio propio, más bien se preocupaba por el bienestar de todos sus hermanos; tenía corazón de pastor, tenía carga por su pueblo.
-Tenía claro quiénes eran sus verdaderos enemigos y contra quiénes tenía que luchar. No era su enemigo Saúl, a pesar de que lo perseguía con saña para matarlo; no eran sus hermanos que apoyaban al rey, sino los filisteos y otros enemigos del pueblo de Dios. De modo similar, los cristianos no debemos tratar a las personas en general como enemigos, aun cuando sean usadas contra nosotros por nuestros verdaderos enemigos, que son Satanás y sus ángeles. Recordemos que no tenemos lucha contra carne y sangre (Ef 6:11-12), y que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino espirituales (2 Co 10:3-5).
-Era misericordioso sin dejar de ser justo (“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”. Stg 2:13).

EJEMPLOS DE VERDADERA AMISTAD

Y para finalizar, presentaré a continuación sin apenas comentarios, pues la propia Palabra es bien elocuente, algunos casos notables de fidelidad y amistad en torno a la figura de David.

JONATÁN

La Palabra trata extensamente sobre esta sobresaliente relación de amistad, por lo que merece otro estudio aparte. Para no tener que dedicar demasiado tiempo y espacio, me limitaré aquí a citar varias porciones que versan sobre este asunto, facilitando así a los lectores su búsqueda.

-1 S 18:1-4; 1 S 19:1-7; 1 S 20. 1 S 22:7-8,16-18; 2 S 9.

ITAI, GETEO

2 S 15:19-21; Y dijo el rey a Itai geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey (con Absalón); porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar. 20 Ayer viniste, ¿y he de hacer hoy que te muevas para ir con nosotros? En cuanto a mí, yo iré a donde pueda ir; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; y Jehová te muestre amor permanente y fidelidad. 21 Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo.

HUSAI, ARQUITA

2 S 15:32-37; Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai arquita que le salió al encuentro, rasgados sus vestidos, y tierra sobre su cabeza. 33 Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás carga. 34 Mas si volvieres a la ciudad, y dijeres a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo; entonces tú harás nulo el consejo de Ahitofel. 35 ¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36 Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc y Jonatán el de Abiatar; por medio de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis. 37 Así vino Husai amigo de David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.

MEFI-BOSET, HIJO DE JONATÁN

2 S 19:24-30; También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el rey salió hasta el día en que volvió en paz. 25 Y luego que vino él a Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por qué no fuiste conmigo? 26 Y él respondió: Rey señor mío, mi siervo me engañó; pues tu siervo había dicho: Enalbárdame un asno, y montaré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo. 27 Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz, pues, lo que bien te parezca. 28 Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para clamar más al rey? 29 Y el rey le dijo: ¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras. 30 Y Mefi-boset dijo al rey: Deja que él las tome todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.

BARZILAI, GALAADITA

2S 19:31-39; También Barzilai galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle al otro lado del Jordán. 32 Era Barzilai muy anciano, de ochenta años, y él había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico. 33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te sustentaré conmigo en Jerusalén. 34 Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos años más habré de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén? 35 De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor el rey? 36 Pasará tu siervo un poco más allá del Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa? 37 Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz a él lo que bien te pareciere. 38 Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí, yo lo haré. 39 Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa.

EL SIERVO ANÓNIMO FIEL

2 S 18:10-13; Viéndolo uno, avisó a Joab, diciendo: He aquí que he visto a Absalón colgado de una encina. 11 Y Joab respondió al hombre que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le mataste luego allí echándole a tierra? Me hubiera placido darte diez siclos de plata, y un talabarte. 12 El hombre dijo a Joab: Aunque me pesaras mil siclos de plata, no extendería yo mi mano contra el hijo del rey; porque nosotros oímos cuando el rey te mandó a ti y a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven Absalón. 13 Por otra parte, habría yo hecho traición contra mi vida, pues que al rey nada se le esconde, y tú mismo estarías en contra.

LOS TRES VALIENTES MÁS DESTACADOS DE LOS 30

2 S 23:14-17; David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos. 15 Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta! 16 Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo: 17 Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.

BENAÍA, HIJO DE JOIADA

2 S 23:20-23; Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Este mató a dos leones de Moab; y él mismo descendió y mató a un león en medio de un foso cuando estaba nevando. 21 También mató él a un egipcio, hombre de gran estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano, pero descendió contra él con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su propia lanza. 22 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó renombre con los tres valientes. 23 Fue renombrado entre los treinta, pero no igualó a los tres primeros. Y lo puso David como jefe de su guardia personal. (Al frente de los cereteos y peleteos, sirvió a David incondicionalmente, siendo también fiel a Salomón, que lo nombró jefe de su ejército (1 R 2:35).

¿A quién no le gustaría tener amistades así? Ojalá sirvan estos casos tan ejemplares para ayudarnos a entender y apreciar la verdadera amistad, de tal modo que podamos imitar a estas personas.

Bendiciones de nuestro fiel amigo y Señor Jesucristo.