21/6/20

El reposo del hombre y la tierra

INTRODUCCIÓN

En este estudio reflexionaré sobre algunas profecías estrechamente relacionadas entre sí, que en su tiempo se cumplieron con total precisión. Mi objetivo es profundizar en su entendimiento, lo que indudablemente despertará nuestra admiración y contribuirá a fortalecer nuestra fe para que honremos y glorifiquemos a Dios.

LA PERSISTENTE REBELDÍA DE ISRAEL

  Diecisiete años antes de la toma y destrucción de Jerusalén por las tropas de Nabucodonosor, Jeremías anunció al pueblo que Judá y todas las naciones de alrededor serían conquistadas, sus tierras y ciudades destruidas y sus habitantes llevados cautivos a Babilonia, donde permanecerían exiliados durante setenta años (Jer 25:11-12). Transcurrido dicho periodo Dios iba a castigar por su maldad al rey de Babilonia y a los caldeos, que sucumbirían ante el ejército comandando por el rey medo Darío (Dn 5:30-31), en alianza con Ciro, rey de Persia. Fue precisamente a éste a quien Dios usó para hacer volver a un remanente de los judíos, con el encargo de reconstruir el templo, así como repoblar Jerusalén y el resto del territorio.

Jer 25:11-12; Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. 12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.

Dn 5:30-31; La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. 31 Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.

Todo este mal que le aconteció a Judá y Jerusalén se debió a que desobedecieron a Jehová y sirvieron a dioses ajenos. Y a pesar de que desde temprano y sin cesar Dios les envió profetas para que se arrepintieran de sus pecados y se volvieran a Él, no quisieron oírlos. Tampoco aprovecharon su última oportunidad, al rechazar las palabras de su siervo Jeremías, por lo que el castigo anunciado a ellos y a sus padres no se demoró por más tiempo y a esa generación le tocó sufrir las peores consecuencias. Pero también cuando el pueblo en el exilio se arrepintió y clamó a Dios, fue escuchado, perdonado y restaurado por Él. Todo esto se expresa claramente en Jer 25:3-12.

CONFIRMACIÓN DE QUE EL EXILIO DURARÍA 70 AÑOS

Jer 29:10-13; Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; 13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

La profecía de que la cautividad duraría setenta años ya se había anunciado en Jer 25:11-12, tal como hemos visto. La principal diferencia es que entonces Jerusalén aún no había sido tomada, mientras que ahora sí. La primera vez que se profetizó la cautividad de setenta años fue en el cuarto año del reinado de Joacim (o Eliaquim), que coincidió con el primero de Nabucodonosor (Jer 25:1). En ese tiempo Joacim estaba cautivo en Babilonia, a donde había sido llevado en su tercer año de reinado (Dn 1:1-2); pero transcurridos tres años, se le permitió regresar a Jerusalén y ser repuesto como rey (2 R 24:1).

Jer 25:1; Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor rey de Babilonia...

Dn 1:1-2; En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. 2 Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios.

2 R 24:1; En su tiempo subió en campaña Nabucodonosor rey de Babilonia. Joacim vino a ser su siervo por tres años, pero luego volvió y se rebeló contra él.

Así que, para una correcta ubicación de los hechos, hay que tener en cuenta que la primera vez que Jeremías profetizó el exilio de setenta años fue cuando Joacim había sido llevado a Babilonia junto con un número indeterminado de judíos, entre los que se encontraban Daniel y sus tres compañeros. Unos ocho años más tarde Nabucodonosor llevó también al rey Joaquin (o Jeconías) y a diez mil judíos escogidos, entre los que se incluía el profeta y sacerdote Ezequiel. Finalmente, once años después del exilio de Joaquín, reinando Sedequías, Jerusalén cayó en manos de los caldeos y se produjeron las últimas deportaciones de judíos a Babilonia. Fue entonces cuando Jeremías se refirió por segunda vez a los setenta años de cautiverio.

70 AÑOS FUE EL TIEMPO QUE ISRAEL NO DEJÓ REPOSAR LA TIERRA

Tras una referencia en 2 Cr 36:11-19 al castigo del reino de Judá y sus causas, en los siguientes dos versículos se recuerda la profecía de los setenta años de Jeremías, pero esta vez vinculada al reposo que no había tenido la tierra cuando Israel vivía en ella, y que ahora iba a tener al ser expulsados sus moradores (2 Cr 36:20-21).

2 Cr 36:20-21; Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas; 21 para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.

En éste y otros pasajes de la Biblia (Ro 8:21-23), vemos cómo el pecado contamina a la creación, incluida la propia tierra. Por eso la creación gime con dolores de parto, esperando ser libertada de la esclavitud de la corrupción juntamente con nosotros, cuando nos hayamos despojado de este cuerpo carnal pecaminoso y recibamos otro glorificado.

Ro 8:21-23; ...porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; 23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

EL REPOSO DE LA TIERRA PRESCRITO POR DIOS A ISRAEL

Lv 25:3-5, 8-11 (también Éx 23:10-12); Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. 4 Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. 5 Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo segarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra ...8 Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. 9 Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. 10 Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. 11 El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos, 12 porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis.

Como podemos observar en la porción anterior, Israel debía dejar reposar la tierra para Jehová cada siete y cada cincuenta años. Este mandato fue dado por Dios a través de Moisés en el Sinaí para cuando tomaran posesión de la tierra prometida. En dichos años tenían que abstenerse de trabajar la tierra, aunque podían comer los frutos que brotaran de ella espontáneamente. Como dato curioso, tanto el año cuarenta y nueve de cada serie, por ser múltiplo de siete, como el cincuenta, por ser jubileo, debía reposar la tierra. Por tanto cada cincuenta años no se trabajaba la tierra durante dos años seguidos.

PARA QUE LA TIERRA REPOSARA TENÍAN QUE OBEDECER EN TODO

En Lv 26:1-13 se le promete a Israel un conjunto de bendiciones, si obedecen los estatutos y ordenanzas de Jehová; mientras que en Lv 26:14-46 se les advierte de las consecuencias de la desobediencia. Para que la tierra tenga un verdadero descanso no basta con abstenerse de trabajar en los años señalados; sino que además de guardar este mandato hay que obedecer el resto de la ley. Esto es lo que se desprende claramente del contexto de Lv 26:14-46, de cuyo texto reproduciré sólo la porción de Lv 26:32-35.

Lv 26:32-35; Asolaré también la tierra, y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren; 33 y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades. 34 Entonces la tierra gozará sus días de reposo, todos los días que esté asolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y gozará sus días de reposo. 35 Todo el tiempo que esté asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais en ella.

Según un predicador que escuché, los setenta años de la cautividad de Judá en Babilonia se debieron a que no habían guardado los años de reposo de la tierra cada siete y cada cincuenta años, como Dios les había prescrito. Aunque la Biblia no deja constancia de ello, es cierto que en lo que respecta al reposo del séptimo día de la semana, éste no se cumplía como es debido durante el ministerio de Jeremías, ya que traficaban con mercancías en Jerusalén, por cuyo motivo fueron amonestados de parte de Dios (Jer 17:19-27). En todo caso, es bastante probable que no dejaran descansar cíclicamente la tierra, igual que no guardaron algo tan importante para Israel como era la fiesta solemne de los tabernáculos, con sus dos días de reposo en el primer y último día de la misma (Neh 8:17-18).

Neh 8:17-18; Y toda la congregación que volvió de la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y hubo alegría muy grande. 18 Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito

Por tanto, independientemente de que hubieran observado o no los años de reposo de la tierra, es incuestionable que Judá y todo Israel fueron rebeldes por mucho tiempo a los mandamientos y leyes de Dios en general. Así que, como hemos visto en Ro 8:21-23, hay una estrecha vinculación entre el hombre y la tierra que trasciende lo material; de manera que si los hombres no están en paz con Dios no hallan reposo en su espíritu y la tierra resulta afectada. 

Menos mal que a pesar de la desobediencia de su pueblo y el consiguiente castigo, Dios permaneció fiel a su pacto y no guardó su enojo para siempre, sino que estuvo atento al clamor de sus hijos cuando se arrepintieron. Así le sucedió a Judá en este caso y a Israel en general en muchas ocasiones, tal como había sido profetizado en Lv 26:40-43 y en otros textos.

Lv 26:40-43; Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición, 41 yo también habré andado en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado. 42 Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra. 43 Pero la tierra será abandonada por ellos, y gozará sus días de reposo, estando desierta a causa de ellos; y entonces se someterán al castigo de sus iniquidades; por cuanto menospreciaron mis ordenanzas, y su alma tuvo fastidio de mis estatutos.

¿POR QUÉ UN EXILIO DE 70 AÑOS? ¿ES CASUAL ESA DURACIÓN?

Para entender por qué la cautividad de Judá duró exactamente setenta años, ni más ni menos, tenemos que analizar Ez 4:1-8. Como ya hice una reflexión sobre este texto en un estudio anterior titulado “Predicción del sitio de Jerusalén”, seguramente repetiré ahora alguno de los comentarios que hice entonces, aunque trataré de ser más breve. Pero antes veamos el texto:

Ez 4:1-8; Tú, hijo de hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de ti, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalén. 2 Y pondrás contra ella sitio, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y pondrás delante de ella campamento, y colocarás contra ella arietes alrededor. 3 Tómate también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad; afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás. Es señal a la casa de Israel. 4 Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel. El número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos. 5 Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de Israel. 6 Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado. 7 Al asedio de Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella. 8 Y he aquí he puesto sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio.

Esta profecía, que tendría su cumplimiento unos seis años después, fue dada a los cautivos de Judá que moraban en Tel-abib, junto al río Quebar. Ocurrió en el quinto año de la deportación del rey Joaquín, que coincide con el mismo año del reinado de Sedequías en Jerusalén (Ez 1:2).

Ez 1:2; En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes, 3 vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar…

Dios le mandó a Ezequiel construir con adobe una especie de maqueta o representación en miniatura de Jerusalén, sitiada por un ejército enemigo, como señal a la casa de Israel de lo que le iba a ocurrir en un plazo de tiempo relativamente corto. Pero además de eso tenía que acostarse del lado izquierdo durante 390 días, cargando simbólicamente sobre él los 390 años de maldad de la casa de Israel, a razón de día por año (Nm 14:34); y una vez cumplidos esos días tenía que acostarse de su lado derecho durante 40 días, llevando los 40 años de maldad de la casa de Judá.

Nm 14:34; Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.

Los 390 años correspondientes a la casa de Israel abarcan un periodo que se extiende desde la división de Israel en dos reinos, más concretamente desde que Jeroboam introdujo la apostasía y el culto idolátrico en el reino del norte (1 R 12:25-33), hasta la toma de Jerusalén en el año undécimo de Sedequías. Esto es así porque en todo ese tiempo los hijos de Israel pertenecientes al reino del norte no se arrepintieron, ni cuando vivían en su tierra ni después, cuando ya estaban en la diáspora (2 R 15:29; 2 R 17:5-6 / 2 R 18:9-12).

En cuanto a los 40 años de maldad de la casa de Judá, éstos son los que transcurren entre el comienzo del ministerio profético de Jeremías (Jer 1:1-3) y la toma de Jerusalén (2 R 25:1-7; Jer 39:1-10; 52:4-11). En efecto, si a los 23 años transcurridos entre el año decimotercero del reinado de Josías y el cuarto de Joacim (Jer 25:1,3), le añadimos los 6-7 años restantes del reinado de Joacim (2 R 23:36) y los 11 años del reinado de Sedequías (2 R 24:18), obtenemos prácticamente los 40 años a los que se refiere Ez 4:6.

Jer 1:1-3; Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín. 2 Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado. 3 Le vino también en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.

Jer 25:1,3; Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor rey de Babilonia... 3 Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis.

Entonces, mediante simples cálculos matemáticos se puede comprobar que los setenta años de la cautividad en Babilonia equivalen exactamente a los años que no reposó la tierra de Israel a causa de la maldad de sus hijos. Para ello debemos considerar el periodo de tiempo de 430 años al que se circunscribe la maldad referida en Ez 4:4-6, que se obtienen de sumar los 390 años de la apostasía generalizada del reino del norte y los 40 del reino del sur inmediatamente anteriores a la toma de Jerusalén. Esos 430 años tenemos que dividirlos entre siete, porque cada siete años la tierra debía descansar, y entre cincuenta por el mismo motivo en cada año de jubileo. Los resultados de ambas divisiones son respectivamente 61,4 y 8,6, que sumados nos dan un total de setenta años. Ni que decir tiene que éstos corresponden al tiempo de cautividad de los judíos en Babilonia, durante los cuales la tierra de Israel reposó de la maldad de sus moradores.

A la vez que doy testimonio de que el Espíritu de Dios sacia nuestra hambre y sed de su Palabra, también le doy gracias por descorrer el velo que me impedía entender cabalmente algunos de los textos considerados en este estudio y la interrelación existente entre ellos. Una vez más el Admirable ha despertado en mí gran admiración y una adoración renovada, que me ha llevado a identificarme con el apóstol Pablo en Ro 16:27: al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén”.

SINTONÍA DEL REPOSO DE LA TIERRA CON EL REPOSO DEL HOMBRE

Como ya he mencionado en Ro 8:21-23, existe una conexión entre el hombre y la tierra, no sólo material sino también espiritual; de manera que si el espíritu del hombre no reposa la tierra se resiente. Esta realidad nunca había sido tan evidente como en la época actual, al contemplar la agresión y degradación a gran escala que está sufriendo toda la tierra, incluidas las superficies acuáticas y la atmósfera. Dado que esto ocurre a causa del pecado introducido en el mundo por Adán, no es de extrañar que a medida que la maldad va en aumento, también el medio ambiente se vaya deteriorando cada vez más.

Por consiguiente necesitamos liberarnos de la avidez consumista que caracteriza al mundo actual; necesitamos dejar de correr de acá para allá y pararnos a reflexionar sobre la finalidad y el sentido de nuestras vidas; necesitamos descansar, no sólo física y mentalmente, sino sobre todo espiritualmente. Pero para conseguir el descanso espiritual es imprescindible estar en paz con Dios, y para eso tenemos que reconciliarnos con Él, arrepintiéndonos y creyendo en Jesucristo como nuestro único señor y salvador (Jn 14:27; Fil 4:7; Mt 11:28).

Jn 14:27; La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da...

Fil 4:7; Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Mt 11:28; Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

DIOS QUIERE DARNOS EL REPOSO QUE TANTO ANHELAMOS

Tras sufrir grandes privaciones y dificultades en su travesía por el desierto, Jehová le entregó a Israel la tierra que le había prometido a sus padres para que disfrutaran de sus riquezas y descansaran en paz (Jos 21:43-44). De manera análoga, el pueblo de Dios actualmente presente en la tierra tiene que enfrentar una encarnizada guerra espiritual y padecer múltiples aflicciones, pero lo hace con la esperanza puesta en la promesa de que pronto se reunirá con Cristo y podrá gozar de un eterno descanso (Ap 14:12-13).

Jos 21:43-44; De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella. 44 Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres…

Ap 14:12-13; Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. 13 Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.

  Ahora bien, independientemente del descanso que obtendremos cuando nos despojemos de este cuerpo mortal y nos reunamos con Cristo en su gloria, Dios ya nos concede a los creyentes en esta vida el reposo espiritual que necesitamos. El reposo que Josué dio al pueblo de Israel al introducirlo en la tierra prometida apunta precisamente al reposo que traería Cristo a las almas que iban a creer en Él. Por tanto, los que entran en el reposo de Cristo, al que se accede sólo por la fe, son salvos y descansan de sus obras, como Dios descansó de las suyas al finalizar la Creación (He 4:8-10).

He 4:8-10; Porque si Josué les hubiera dado el reposo, (Dios) no hablaría después de otro día. 9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

Pues con este pensamiento en mente finalizo el estudio.

Que el Señor lo bendiga, querido lector.

4/6/20

El sometimiento a las autoridades y las leyes

INTRODUCCIÓN

La Palabra nos revela en relación con este tema una serie de verdades indiscutibles. Entre ellas está el hecho de que el principio de autoridad emana de Dios; que la misma tiene una estructura jerárquica, en la que Él es la autoridad suprema (1 P 3:21-22; Ap 19:16); que toda persona está bajo autoridad, incluso aquéllas que la ejercen en los diferentes ámbitos (1 P 2:13-14), etc. Por eso, independientemente de que estemos obligados a responder por nuestros actos ante las autoridades terrenales, en última instancia todos, aun los soberanos de las naciones, daremos cuenta un día de lo que hayamos hecho con nuestras vidas delante de Dios.

1 P 3:21-22; ...por la resurrección de Jesucristo, 22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.

Ap 19:16; Y en su vestidura y en su muslo (Jesucristo) tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.

1 P 2:13-14; Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 14 ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.

Pero aunque estos conceptos están claros, su aplicación práctica resulta compleja por las variables y circunstancias que pueden concurrir en cada caso concreto, sumadas al hecho de que a los seres humanos, cuya naturaleza está corrompida por el pecado, nos cuesta obedecer (Tit 3:1).

Tit 3:1; Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.

A continuación iremos reflexionando con más detalle y en profundidad sobre la sujeción a las autoridades y el acatamiento de las leyes.

TEXTO BÁSICO

Usaré el siguiente texto como punto de partida.

Ro 13:1-7; Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

De estos versículos podemos extraer, entre otras, las siguientes conclusiones:

1. En toda sociedad, además de haber autoridades en distintos ámbitos a las que se deben sujetar determinados grupos de personas, hay también una estructura jerárquica encabezada por una autoridad superior que está por encima de todas las demás y del conjunto de la población (rey, presidente, etc). Pues bien, aun esa autoridad terrenal superior debe someterse a la autoridad de Dios.

2. El principio de autoridad emana de Dios, de manera que es Él quien ha establecido las autoridades. Por consiguiente, quienes se oponen a ellas resisten a Dios.

3. Dios ha puesto las autoridades como sus servidores para nuestro bien; para proteger la convivencia, la justicia y la paz; para defender a los que hacen el bien y castigar a los infractores que causan perjuicios al conjunto de la ciudadanía.

4. Precisamente porque las autoridades han sido establecidas por Dios, tenemos que respetarlas y honrarlas.

5. Debemos hacer el bien, no tanto por temor al castigo sino por convicción, porque es lo correcto. Además sirviendo a los hombres servimos también a Dios.

6. Al pagar los impuestos y tributos que por ley nos corresponda, obedecemos a las autoridades, damos buen testimonio, contribuimos al bien común y lo más importante de todo, hacemos la voluntad Dios.

LA INTERRELACIÓN ENTRE LAS AUTORIDADES Y LAS LEYES

Para una sana convivencia, igual de imprescindibles que las autoridades son las leyes. Ambas son interdependientes, de modo que no pueden funcionar unas al margen de las otras; pero son las leyes las que legitiman a las autoridades y no a la inversa. Aparte de servir para regular las relaciones humanas, las leyes pueden limitar el poder de actuación de las autoridades o favorecer la tiranía, dependiendo de los principios morales que las inspiren. Por otra parte, así como las autoridades actúan en distintos ámbitos y existen diferentes rangos, también se elaboran leyes para distintas esferas de actividad, que están jerárquicamente relacionadas entre sí en muchos casos. Mención aparte merecen las leyes de Dios, que son de un nivel superior a las de los hombres.

AUTORIDADES Y LEYES CORROMPIDAS POR EL PECADO

En muchas épocas y lugares a lo largo de la historia, ha habido innumerables casos de autoridades corruptas y de leyes injustas. Las autoridades pueden manifestar su corrupción de varias maneras, como puede ser: 1) Aprobando leyes que atenten contra la dignidad del ser humano, contra la justicia, el orden natural, o los mandamientos de Dios. 2) Incumpliendo, o permitiendo que otros incumplan las leyes. 3) Pervirtiendo el derecho, al incurrir en prevaricación, cohecho, malversación, soborno, mentiras, falso testimonio, etc. 4) Haciendo un uso arbitrario y abusivo del poder que les confiere su posición de autoridad.

En relación con esta cuestión, las siguientes porciones del profeta Isaías describen la desoladora realidad por la que estaba atravesando Israel a causa de su alejamiento y rebelión contra Dios.

Is 5:20; ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!

Is 59:14-15; Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 15 Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho.

Pero además los anteriores versículos evocan de forma tácita o expresa la época en que la segunda venida de Cristo está a punto de suceder (Mt 24:12); un periodo de tiempo en el que la maldad se multiplicará y la mentira campará a sus anchas. En el tiempo presente cualquier observador atento y reflexivo puede comprobar cómo gran parte de la información que, según la versión oficial de los hechos, es comunicada a la población, está adulterada por la mentira (2 Ti 3:12-13). De manera que ésta se ha generalizado y oficializado, traspasando el ámbito particular de los individuos y corrompiendo a gran parte de los poderes públicos, que ahora son los principales generadores y transmisores de la mentira. Por esta y otras señales estoy convencido de que la venida del Señor ya está a la puerta.

Mt 24:12; ...y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

2 Ti 3:12-13; Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.

En semejantes circunstancias no es fácil sujetarse a las autoridades y las leyes, pero aun así tenemos que poner el máximo empeño en hacerlo, especialmente aquéllos que nos hemos comprometido en seguir a Cristo, si es que queremos dar buen testimonio de nuestra fe, haciendo la voluntad de Dios agradable y perfecta.

UN SANO EJERCICIO DE LA AUTORIDAD EXIGE CONTRAPARTIDAS

Col 3:18-22; 4:1; (también Ef 6:1-9); Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. 19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. 20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. 21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. 22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios… Col 4:1; Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.

Vemos en la porción anterior que Dios demanda un equilibrio entre el proceder de los que ejercen la autoridad y el de los que deben someterse a ella. En cualquier esfera de actividad el desempeño de la autoridad se ha de realizar de manera justa y responsable, porque eso es lo que quiere nuestro Amo celestial. Así que las autoridades no sólo son servidas, sino que en cierto sentido también prestan un servicio a Dios y a la sociedad (He 13:17).

He 13:17; Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

Es primordial que las autoridades sean de buen ejemplo, especialmente en el plano espiritual (Mt 23:1-4). Así no serán causa de tropiezo a sus subordinados, facilitarán la obediencia y contribuirán a la armonía y la paz.

Mt 23:1-4; Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.

HAY QUE OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES

Hch 5:27-29 (también Hch 4:18-19); Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, 28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. 29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

En este mundo, que está dominado por el príncipe de las tinieblas, aunque bajo el control y los límites establecidos por Dios, no es de extrañar que existan conflictos entre las leyes de Dios y las de los hombres. Pues bien, en el caso de que ambas se contradigan, es a Dios a quien tenemos que obedecer, aun cuando eso conlleve consecuencias negativas para nosotros en el orden material. Precisamente por dicha causa innumerables creyentes en Cristo a lo largo de la historia han preferido morir antes que renunciar a su fe y desobedecer a Dios. Así que las leyes de Dios fijan unos límites a las leyes humanas que nadie debería traspasar.

CONCESIONES POR AMOR Y EN FAVOR DE LA PAZ

Mt 5:38-41; Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; 41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.

En la porción anterior observamos que Jesús cambia la perspectiva sobre la reacción que deben tener sus discípulos ante las ofensas y daños que le pueda causar su prójimo, pasando de un tipo de respuesta sustentado por la ley, a otro basado en el amor.

No creo que en Mt 5:38-41 Jesús esté negando el derecho legítimo de toda persona a defenderse a sí misma, su familia y sus bienes (1 Co 10:23-24); o que no pueda reclamar ante las autoridades la reparación de las injusticias de las que hayan sido víctimas. Más bien creo que, sin entrar a considerar ese derecho, el Señor nos llama a un mayor grado de perfección, a un nivel superior al estrictamente legal, imitando la bondad y misericordia de nuestro Padre celestial (Mt 5:43-48), así como el ejemplo del mismo Jesús (Fil 2:5-8). Lo que en ningún caso debemos hacer es vengarnos, tomando la justicia por nuestra mano (Ro 12:19). Que sean las autoridades las que apliquen el castigo que corresponda en cada caso, o bien dejemos que sea Dios quien defienda nuestra causa.

1 Co 10:23-24; Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.

Mt 5:43-48 (también Ro 12:14-21); Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Fil 2:5-8; Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Ro 12:19; No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

¿RENUNCIAMOS, PUES, A NUESTROS DERECHOS O LOS RECLAMAMOS?

Ciertamente si somos capaces de ceder ante las pretensiones injustas y las ofensas de otras personas, evitaremos contiendas y con dicha actitud les transmitiremos un mensaje de paz y amor, por lo que Dios nos recompensará. Pero eso no significa que no podamos defendernos apelando a nuestros derechos, o que al hacerlo pequemos delante de Dios. En Hch 22:25-26, así como en otros textos bíblicos, tenemos un claro ejemplo de ello.

Hch 22:25-26; Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano.

Por tanto, si queremos obtener una visión equilibrada sobre este particular debemos considerar las anteriores enseñanzas de Jesús conjuntamente con la impecable conducta de Pablo ante las autoridades romanas.

INVOCACIÓN DE LEYES EN DEFENSA DE ABUSOS DE AUTORIDAD

Hch 16:37-39; Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. 38 Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos. 39 Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad.

Hch 23:2-5; El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. 3 Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? 4 Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? 5 Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.

En los dos textos anteriores vemos otra vez que Pablo apela a la ley en contra de la actuación abusiva de las autoridades, algo que por supuesto debe hacerse de manera respetuosa. La conclusión que sacamos de estos ejemplos es obvia: tenemos que obedecer a las autoridades dentro de ciertos límites, ya que no estamos obligados a cumplir órdenes que vulneren nuestros derechos legalmente establecidos. Por otra parte, si somos cristianos no podemos participar en actividades legalmente prohibidas, aunque nos lo mande la autoridad para la que trabajamos. Tampoco debemos obedecer a las autoridades si nos mandan hacer algo que atente contra los mandamientos de Dios, como podría ser mentir, estafar, etc. Sin embargo, no hay ningún impedimento para que de manera libre y voluntaria atendamos la petición de una autoridad, aunque no estemos obligados reglamentariamente a hacerlo; eso siempre que lo que nos pidan no sea algo malo, como es natural.

LAS AUTORIDADES EXISTENTES HAN SIDO ESTABLECIDAS POR DIOS

El título de este apartado corresponde a una verdad declarada en Ro 13:1, tal como he expuesto anteriormente. Pero, ¿qué conlleva realmente esta afirmación?

Para poder explicar satisfactoriamente la Palabra, es necesario que nos despojemos del pensamiento mágico infantil que haya podido sobrevivir en nosotros; o sea, es necesario que seamos maduros en nuestro modo de pensar (1 Co 14:20). Tratando de seguir esta recomendación de Pablo, entiendo que es Dios quien establece las autoridades en cada nación de una manera genérica. Pero eso no quiere decir que ponga en sus cargos a las personas concretas con nombres y apellidos, salvo en casos excepcionales, como ocurrió con el rey persa Ciro (Is 44:28; 45:1; Esd 1:1-2).

1 Co 14:20; Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.

Is 44:28; ...que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.

Is 45:1; Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha

Esd 1:1-2 (también 2 Cr 36:20-23); En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: 2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá.

¿Por qué digo esto? Porque es obvio que las personas que ocupan puestos de autoridad, o bien son nombradas en base a determinados criterios por otras personas, o bien son elegidas mediante algún procedimiento electoral. Así es como sucede normalmente, al menos en lo que se refiere al orden material, porque en el espiritual es Dios mismo quien da los dones y designa las personas llamadas a desempeñar las distintas responsabilidades en la Iglesia (Hch 13:2; Ef 4:11).

Hch 13:2; Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

Ef 4:11; Y él mismo (el Señor) constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros

Quiero destacar que el principio de autoridad, que procede de Dios, es invariable a través del tiempo, y es válido para cualquier país o sociedad, independientemente del sistema político que tengan. Quizá nos sea más fácil obedecer en una democracia que en una dictadura, o a una autoridad flexible y participativa más que a otra que usa métodos autoritarios; pero Dios nos manda sujetarnos a todas ellas, con las limitaciones que he expuesto en el apartado anterior.

LA RESPONSABILIDAD DEL CRISTIANO ANTE UNAS ELECCIONES

Las personas somos responsables de nuestros actos en general; eso incluye la decisión de participar o no en una elecciones y, en caso de hacerlo, a quiénes apoyamos con nuestro voto. Si somos seguidores de Cristo, nuestras decisiones deben estar guiadas más por nuestras creencias y valores que por nuestros intereses materiales.

Como todos los candidatos son humanos y, por tanto, imperfectos, es prácticamente imposible que ninguno de ellos cumpla todos los requisitos que a cada uno de nosotros nos gustaría. Por eso, igual que en otros ámbitos de nuestras vidas, es necesario fijar prioridades en las que basar nuestra elección.

Por ejemplo, es más tolerable que alguien nos mienta ocasionalmente una vez, o sobre un asunto de escasa importancia, a que lo haga de forma habitual y en temas de mucha trascendencia. La casuística puede ser variada: supongamos que entre las distintas candidaturas tenemos un partido político con ideas coherentes, buenas propuestas y sin casos de corrupción, pero sin experiencia de gobierno; y como alternativa hay otro partido de similar ideología y propuestas, pero que cuando gobernó el país incumplió sus promesas, mintió, robó y se prodigó en casos de corrupción. ¿A cuál de los dos votar? La respuesta la dejo para Ud. Otra pregunta que en un momento dado podría surgir es: ¿Hay alguna candidatura por la que valga la pena apostar, o ninguna de ellas me convence ni lo más mínimo? Dicho de otra manera: ¿Votaré, o me abstendré de votar?

Al margen de lo que acabo de decir, considero especialmente preocupante la actitud indolente de muchas personas supuestamente cristianas, al dar su voto a partidos que defienden propuestas absolutamente incompatibles con los mandamientos de Dios. La maldad del ser humano ha llegado hasta tal punto, que desde las mismas instituciones públicas se promueven conductas aberrantes en contra de la naturaleza de las cosas creadas y ordenadas por Dios, tales como el aborto, la ideología de género, la exaltación del feminismo, la degradación del matrimonio y la familia, etc. Pero también debería hacernos pensar si es correcto, por ejemplo, apoyar al gobierno de un país que envía su ejército a la guerra contra otro por motivos espurios, sin haber sido agredidos ni suponer la nación que atacamos una amenaza para nadie.

Sin duda es sumamente grave que alguien que declare ser cristiano dé su apoyo a un partido que defienda cualquiera de estas cosas. No nos convirtamos, pues, en sus cómplices y colaboradores premiándolos con nuestros votos, no sea que la sangre inocente de millones de niños asesinados antes de nacer, o de las personas matadas injustamente en las guerras, clamen contra nosotros en juicio delante de Dios.

Sin más, reciba un afectuoso saludo y que el Señor lo bendiga.