25/1/18

Misterios del Reino desvelados





INTRODUCCIÓN

Este estudio se centra en Mt 13:1-52, pero sin renunciar a considerar otras porciones bíblicas que tienen relación con el mismo. Me ha parecido adecuado estructurar este capítulo en varios apartados, atendiendo a la homogeneidad de su contenido, por lo que he tenido que modificar la secuencia narrativa del texto.

Desde el punto de vista profético, el capítulo 13 de Mateo es uno de mis favoritos. En él Jesús nos reveló distintas formas en las que el reino de los cielos se iba a manifestar en los postreros tiempos, que comenzaron con la ascensión de Jesús al cielo y finalizarán con su segunda venida. Mediante parábolas que incluyen figuras simbólicas, comparó elementos y actividades del mundo natural con realidades espirituales, resaltando su semejanza. Los incrédulos difícilmente pueden entender las parábolas, porque contienen verdades que se han de discernir espiritualmente. En cambio a sus hijos Dios les da luz para entenderlas, en la medida en que con hambre y sed de la verdad escudriñan su Palabra.

EL REINO DE LOS CIELOS

En su más amplio sentido, el reino de los cielos o reino de Dios, no irrumpió en un momento determinado de la historia, sino que existe desde el principio de la creación. No puede ser de otra manera, por cuanto Dios es el soberano rey del universo y los asuntos del mundo están bajo su control (Dn 4:25-26, 34-35).

Dn 4:25-26, 34-35;
25 ...y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere. 26 Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.
34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. 35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?

Pero en un sentido más estricto, el antiguo testamento también nos habla del reino de Dios como un evento futuro, en el que Dios restituirá al hombre el dominio sobre la tierra, que Satanás le arrebató a causa del pecado. Las porciones que siguen son sólo una muestra de ello:

1 S 2:10; Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos; Jehová juzgará los confines de la tierra, dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su Ungido.

Sal 22:27-28; Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. 28 Porque de Jehová es el reino, y él regirá las naciones.

Sal 47:8-9; Reinó Dios sobre las naciones; se sentó Dios sobre su santo trono. 9 Los príncipes de los pueblos se reunieron como pueblo del Dios de Abraham.

Is 24:23; La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.

Dn 2:44; Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre...

Dn 7:18; Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.

Zac 14:9, 16;
9 Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
16 Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

(Puede verse también: Ex 19:6; 1 Cr 17:11-14; Sal 2:1-6; Sal 45:6; Sal 103:19; Sal 145:10-13; Is 2:1-4; Mi 4:1-5; etc).

Sin embargo es en el nuevo testamento cuando la revelación de Dios, mediante su palabra, da un salto cualitativo para desvelar buena parte de los misterios del reino de los cielos, que hasta entonces habían permanecido ocultos. Hay que tener en cuenta que en muchas revelaciones proféticas, ni siquiera los profetas, actuando como portavoces de Dios, eran capaces de entender cabalmente los mensajes que comunicaban al pueblo.

Es natural que con la llegada a la tierra del Rey (Jesucristo), su reino se haya acercado (Mt 3:2; Lc 23:42) y que, por lo tanto, ese reino esté ya entre sus discípulos en el plano espiritual (Mt 12:28; Lc 17:20-21). Este acercamiento se produjo tanto en la dimensión espacial como en la temporal. En cuanto al espacio, había un alejamiento, una distancia insalvable en la relación entre el hombre y Dios, que sólo Jesús podía acortar; y en cuanto al tiempo, Jesucristo propició el acercamiento del reino de los cielos, que será consumado tras su segunda venida.

Mt 3:1-2 (también Mt 4:17; Mt 10:7; etc): En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Lc 23:42; Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

Mt 12:28; Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

Lc 17:20-21; Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, 21 ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.

EL ENDURECIMIENTO DE CORAZÓN

Mt 13:10-17, 34-35;
10 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11 El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. 12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. 14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane. 16 Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. 17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
34 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; 35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.

Cuando nos paramos a analizar un hecho, solemos preguntarnos por las causas que lo determinan; eso nos da una comprensión más profunda de la realidad. Pero muchas veces los factores o circunstancias que interactúan en un suceso no nos permiten establecer una relación de causalidad. Voy a ilustrar esto con un ejemplo: si hiciéramos sonar un timbre, silbato, etc, y acto seguido le suministráramos automáticamente a nuestra mascota una ración de comida sin que pudiera detectar nuetra intervención, al cabo de cierto tiempo el animal adquirirá un aprendizaje erróneo, al identificar el sonido como la causa de la comida. Por tanto una correlación entre dos hechos en el que uno sigue inmediatamente al otro no sirve para demostrar que el primero cause el segundo.
 
Aplicando esto a nuestra relación con Dios, vemos que la dureza de corazón va indisolublemente unida a la incredulidad, de tal modo que si decidimos no creerlo, nuestro corazón se endurece para con Él y, a la inversa, si endurecemos nuestro corazón ante Dios, nos volvemos incrédulos. Así que en esta cuestión, más que una relación de causa-efecto, lo que se observa es una interacción entre la incredulidad y la dureza de corazón en la que ambas se retroalimentan mutuamente.

Mr 8:17-18; Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? 18 ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?

Jesús les dice claramente a sus discípulos que a ellos les es concedido que entiendan los misterios del reino de los cielos (v. 11), misterios que habían estado escondidos desde la fundación del mundo (v. 35); pero no así a los demás oyentes, a los cuales les es negado. Por tanto, a los que ya tienen se les dará más, pero a los que no tienen aun lo poco que tienen les será quitado (v. 12) (Lc 16:10-11). ¿Nos sorprende esta aparente falta de ecuanimidad por parte de Dios? ¿Qué nos quiere realmente decir con esto?

Lc 16:10-11; El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. 11 Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?

Ante todo es necesario aclarar que cuando Dios actúa de forma activa o pasiva para endurecer los corazones de los hombres, lo hace con personas que previamente se obstinaron en endurecer su corazón para rechazar la Palabra (Hch 19:9). Los incrédulos, al endurecerse se insensibilizan, por lo que no son capaces de ver y oír espiritualmente, ni entender con el corazón (¡Ojo!, las cosas de Dios no sólo se han de entender con el intelecto). Pero esto es culpa de ellos; es su responsabilidad no creer a Dios (Pr 28:14; 2 Co 3:15-16; Ef 4:17-19; He 3:7-8, 12-13). Entonces puede llegar un momento en el que, por cuanto ellos no quieren creerlo, Él los endurece aún más para que no puedan creer (“aún lo que tiene le será quitado”).

Hch 19:9; Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos...

2 Co 3:15-16; Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

Ef 4:17-19; Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.

He 3:7-8, 12-13;
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8 no endurezcáis vuestros corazones
12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.

¿Es Dios malo por eso? No, los malos somos nosotros; Él es misericordioso y justo, al proceder primero con misericordia y finalmente con justicia (Pr 28:14). ¿Cómo hace Dios para endurecer aún más el corazón del impío? En algunos versículos se nos muestra que lo hace de forma pasiva, retirando simplemente su protección; eso es más que suficiente para que los incrédulos se metan en una espiral de endurecimiento progresivo (Lm 3:65; Jer 33:5). Pero también cabe la posibilidad de que Dios intervenga de forma activa para endurecer aún más el corazón previamente endurecido de una persona (Sal 69:27; Jn 12:39-40; 2 Ts 2:10-12).

Pr 28:14; Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; mas el que endurece su corazón caerá en el mal.

Lm 3:65; Entrégalos al endurecimiento de corazón; tu maldición caiga sobre ellos.

Jer 33:5; ...(porque vinieron para pelear contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí yo con mi furor y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad).

Sal 69:27; Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia.

Jn 12:39-40; Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: 40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane.

2 Ts 2:10-12; ...y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

A los que creen en Dios les sucede todo lo contrario que a los incrédulos, que no ven, ni oyen, ni entienden. Son bienaventurados, porque a ellos les es dado conocer los misterios del reino. Los primeros discípulos tuvieron el privilegio de recibir esta revelación directa y personalmente de Jesús como una primicia (vs. 16-17); mas los creyentes de la actualidad tenemos motivos para ser aún más dichosos, viendo cómo gran parte de lo anunciado ya se está cumpliendo, lo cual reafirma nuestra esperanza de que finalmente todo se cumplirá.

PARÁBOLA DEL SEMBRADOR

Mt 13:1-9; 18-23;
1 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. 2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. 3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. 4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. 5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. 8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. 9 El que tiene oídos para oír, oiga.
18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

En ese tiempo Jesús habitaba en Capernaum (Mt 4:13); así que el mar al cual se refiere el v. 1 es en realidad el lago de Genesaret (Lc 5:1), más conocido como el mar de Galilea (Mt 4:18; y otros). Es posible que el escenario escogido en esta ocasión por Jesús, un lugar donde la tierra se junta con el mar, signifique que el reino de los cielos no es exclusivo de los judíos, sino que alcanza también los gentiles, ya que en la Biblia se asocia en distintas ocasiones a Israel con la tierra y a los gentiles con las aguas y el mar.

Como ya el propio Jesús explicó esta parábola a sus discípulos, y además creo que la inmensa mayoría de mis lectores ha oído en alguna ocasión disertar sobre la misma, me conformaré con hacer algunas apreciaciones.

Para empezar diré que es erróneo afirmar, como he escuchado en varios sermones, que en cada clase de terreno cayó una cuarta parte de la semilla, dándose asi por hecho que se distribuyó a partes iguales, cuando el texto no dice nada al respecto. En ese caso, un 25% de los que oyen el evangelio se convertirían a Dios; pero es evidente que eso no se cumple, que las conversiones de las almas se producen al margen de cualquier porcentaje. ¡Ojalá fuera así en la actualidad y se convirtiera al menos una cuarta parte de los que oyen la Palabra!

Lc 13:23-24; Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Mt 7:13-14; Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

1 Co 9:22; Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.

Es obvio en esta parábola que el sembrador es Jesús y, por extensión, sus discípulos, al predicar en su nombre. Asimismo la semilla es la Palabra, y la acción de sembrar es anunciar el evangelio. Las clases de terreno donde cae la semilla corresponden a las actitudes de los corazones de las personas, que determinan la respuesta que cada uno da a la Palabra de Dios. Por cierto, aunque la semilla tiene vida en sí misma, mientras está almacenada es una vida en estado latente o en potencia; pero es necesario sembrarla para que la vida pueda manifestarse, emergiendo de la tierra.

Dicho esto, es muy significativo que Jesús no ponga el énfasis de esta parábola en la importancia de la semilla sembrada, ya que ésta lleva en sí vida y crecimiento, sino en la actitud con que cada persona la recibe en su corazón. No es casualidad que Jesús se refiera reiteradamente a cada clase de terreno donde cae la semilla con el pronombre demostrativo “éste” (palabra utilizada por las principales versiones bíblicas, entre las que se encuentra la Reina Valera). En cada ocasión que Jesús dice “éste” se está refiriendo a cada una de las cuatro actitudes diferentes con que las personas oyen el mensaje, o lo que es lo mismo, a cuatro tipos de personas, en razón de sus respuestas al evangelio.

En palabras del evangelista Lucas, “la (semilla) que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia(Lc 8:15). Así que la buena tierra corresponde a las personas que escuchan y entienden la Palabra, porque lo hacen con un corazón dispuesto; pero además la retienen y ponen por obra, dando buen fruto. En cuanto a las tres clases de personas restantes, la primera de ellas no entiende la Palabra (con el corazón, como vimos antes en Mt 13:15) y el diablo se la arrebata; la segunda no permite que la Palabra arraigue profundamente en su corazón, por lo que pronto sucumbe en medio de las pruebas; y la tercera recibe con cierto agrado la Palabra, pero no la deja fructificar porque ama al mundo (1 J 2:15) en vez de amar a Dios sobre todas las cosas.

1 J 2:15; No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

Vemos que el sembrador, la semilla y la siembra llega a todos por igual; mas no todos responden del mismo modo. La clave para entender el rechazo que suscita en muchos la Palabra, es su incredulidad y dureza de corazón, como he argumentado anteriormente. Si meditamos en Mt 13:15 y en otros versículos como He 3:7-8, nos damos cuenta de que son los hombres los que endurecen su corazón al ser confrontados con la Palabra, en tanto que Dios se muestra paciente y misericordioso con ellos en su llamado al arrepentimiento y a la reconciliación con Él (2 P 3:9; 2 Co 5:20).

Mt 13:15; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.

He 3:7-8; Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8 no endurezcáis vuestros corazones

2 P 3:9; El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

2 Co 5:20; Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Así que, el ver, oír y entender para convertirse y ser salvos, depende de la disposición del corazón del hombre. Pero no es que las personas no puedan ver, ni oír, ni entender, sino que no quieren (Is 1:19-20; Mt 23:37; Jn 5:40).

Is 1:19-20; Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.

Mt 23:37 (también Lc 13:34); ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

Jn 5:40; ...y no queréis venir a mí para que tengáis vida.

Por eso dice claramente Mt 13:15 que “han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos; y en cuanto a que con los oídos oyen pesadamente… (para que no) oigan con los oídos, son muy esclarecedores los versículos Mr 4:24-25 y Lc 8:18.

Mr 4:24-25; Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. 25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

Lc 8:18; Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.

Luego, aunque todos oyen la Palabra, como hemos visto en la parábola del sembrador, no todos muestran interés por ella; tampoco experimentan todos gozo, ni se arrepienten, ni la obedecen… Las expresiones de Marcos mirad lo que oís” y de Lucas mirad cómo oís”, apelan a la actitud del corazón de las personas. Por un lado, es necesario escuchar con atención la totalidad de la Palabra para obedecer todos sus preceptos, y no escuchar sólo lo que nos interesa para hacer únicamente lo fácil, lo que no nos exige ningún esfuerzo (qué oís); y, por otro, debe escucharse con temor reverente o santo temor (cómo oís).

PARÁBOLA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA

Mt 13:24-30, 36-43;
24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
36 Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

Esta parábola fue explicada por Jesús de forma aún más exhaustiva que la del sembrador, por lo que no es difícil de entender. No obstante, quiero hacer una pequeña reflexión sobre el distinto significado de la semilla en estas dos parábolas. En la parábola del sembrador la siembra de la semilla se refiere a la predicación de la Palabra, así como a los cuatro tipos de respuesta que la misma provoca en los oyentes; mientras que en la del trigo y la cizaña la semilla equivale directamente a personas. El trigo, como exponente de la buena semilla, son los hijos del reino, plantados por Jesús; en cambio la cizaña, que es mala hierba, son los hijos del maligno, plantados por éste. Los primeros dan buen fruto, pero los otros carecen de él.

El objetivo del diablo al plantar la cizaña después de que Jesús hubiera plantado el trigo, no es otro que el de estorbar el crecimiento de dicho cereal, tratando de robarle la luz y ahogarlo. La cizaña no apunta a personas cuya incredulidad es manifiesta, sino más bien a falsos hermanos, a hipócritas que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Ti 3:5), a supuestos creyentes que no viven conforme al Espíritu sino conforme a la carne (Mt 7:14-15).

Gá 2:4; ...y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud…

2 P 2:1; Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.

Mt 7:14-15; Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis

Mt 7:21-23; No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Jn 8:42, 44;
42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo...

Vemos que Satanás prefiere actuar durante las tinieblas de la noche, cuando los hombres duermen (v. 25). El Señor les dice a sus siervos que no duerman, como los demás hombres (1 Ts 5:6), sino que velen y oren para estar protegidos contra las asechanzas del adversario (Mt 26:41; 1 P 5:8) y para que la venida del Señor no los sorprenda como ladrón en la noche (Mt 24:42-44; y otros).

1 Ts 5:6; Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

Mt 26:41; Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

1 P 5:8; Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar

Mt 24:42-44; Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.

Pero, a pesar de tantas exhortaciones, el sueño puede con ellos y duermen, aun siendo del Señor; porque aunque el espíritu esté dispuesto, la carne es débil (Mt 25:5; 1 Ts 5:10).

Mt 25:5; Y tardando el esposo, cabecearon todas y se durmieron (las 10 vírgenes).

1 Ts 5:10; ...quien murió por nosotros (Jesucristo) para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

Cuando al llegar el día los siervos despiertan, se dan cuenta de que el diablo esperó a que se durmieran para introducir astutamente a sus secuaces entre los hijos de Dios, a modo de lobos vestidos con pieles de ovejas. El problema es que a quienes pastorean la grey de Dios les es difícil detectar a los falsos creyentes para apartarlos de los verdaderos y expulsarlos de las congregaciones, porque externamente son parecidos, como ocurre con la cizaña y el trigo, y podrían confundirse. Por eso se nos dice en esta parábola que sólo al final de esta era se procederá a separar ambas plantas.

No podemos pasar por alto que, aun siendo seguidores de Cristo, todos pecamos, sin que por ello nos convirtamos en hijos del diablo y tengamos que ser apartados de la congregación de los santos. La Palabra nos enseña que los hermanos maduros en la fe deben ayudar a restaurar a los más débiles en sus tropiezos, haciéndolo siempre con amor y espíritu de mansedumbre, incluso si se los tuviera que poner bajo la disciplina de la iglesia (Gá 6:1; 2 Ti 2:25-26).

Gá 6:1; Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

2 Ti 2:25-26; …que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, 26 y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.

Sabiendo que podemos equivocarnos fácilmente, Dios nos previene y advierte para que no juzguemos a la ligera, según las apariencias, porque éstas engañan y sólo Él conoce los secretos del corazón humano (vs. 29-30). Por eso se ha reservado en exclusiva el derecho de juzgar a los hombres en el tiempo de la siega, cuando se produzca la segunda venida de Cristo (vs. 28-30) (Ro 2:16).

Ro 2:16; ...en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

PARÁBOLA DEL CRECIMIENTO DE LA SEMILLA

Mr 4:26-29;
26 Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; 27 y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. 28 Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; 29 y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.

He insertado aquí estos versículos de Marcos, porque me parecen un magnífico complemento al texto de Mateo que estamos considerando.

Ya he mencionado antes que la semilla tiene vida en sí misma. Pero, ¿y la tierra? Es bien sabido, y así lo ratifica Mr 4:28, que la tierra no está compuesta de materia inerte, sino que también alberga vida, ya que es capaz de hacer brotar y crecer cualquier tipo de semilla para que se convierta en una planta e incluso en un árbol (v. 28). Esto es algo realmente prodigioso y bien elocuente respecto de las maravillas de la creación, para la gloria y honra de su Creador.

La Palabra, igual que la semilla, necesita ser plantada en los corazones de los hombres para que pueda dar fruto. A los siervos de Dios les toca plantar y regar, sabiendo que el crecimiento lo da Dios (1 Co 3:6-7), que es el Espíritu Santo quien convence al mundo de pecado, justicia y juicio (Jn 16:8).

1 Co 3:6-7; Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.

Jn 16:8; Y cuando él venga (el Espíritu Consolador), convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

El objetivo de la siembra es la obtención de fruto y, en el caso concreto de los cereales, grano, el cual se guarda en graneros tras la siega. Así como el grano se separa de la paja, una vez que la hierba es cortada, el hombre es cortado de la tierra, desprendiéndose de su cuerpo para acceder a su destino eterno. Allí lo único aprovechable es el buen fruto que los hombres puedan llevar consigo, para ser recibidos en los graneros o moradas celestiales (Ro 6:22; Ap 14:13)

Ro 6:22; Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.

Ap 14:13; Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.

El hecho de que el grano se extraiga de la planta cuando ésta es cortada, podría compararse con la muerte individual de cada persona. Pero, dado que la siega es una tarea en la que multitud de hierbas son cortadas prácticamente al mismo tiempo, en el contexto de este capítulo la siega se refiere, no tanto a la muerte que en cualquier momento puede sorprender a determinada persona, sino a un futuro acontecimiento colectivo de alcance mundial, en el que Jesucristo expulsará de su presencia a los que son del maligno, arrojándolos a un lugar tenebroso, al tiempo que acogerá a los suyos en su reino. 

PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA

Mt 13:31-32;
Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

En este pasaje creo que tanto el sembrador como el grano de mostaza representan primordialmente a Jesús. No sólo sembró la Palabra, sino que el testimonio de su vida en la tierra fue totalmente coincidente con ella; no en vano es el Verbo o Palabra de Dios. Pero además se entregó a sí mismo en Israel, “su campo”, para ser muerto, enterrado y resucitado, con el fin de que todos los hombres puedan reconciliarse con Dios y tener vida eterna (Jn 12:23-24). Luego Jesús no es sólo el hombre que siembra, sino también el grano sembrado ¿Esto nos parece extraño? También lo es que Jesús sea el sumo sacerdote y a la vez el cordero inmolado. Sin embargo, Jesús, siendo sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, se ofreció a sí mismo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.

Jn 12:23-24; ...Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

Como acabamos de ver en la porción anterior, antes de ser glorificado era necesario que Jesús padeciera la muerte y fuera sepultado bajo tierra para llevar así mucho fruto. El diminuto grano de mostaza que crece extraordinariamente hasta convertirse en una hortaliza del tamaño de un árbol, es similar a la obra del reino, ya que al principio era muy pequeña y pocos los discípulos; pero, mediante el poder del Espíritu Santo, éstos fueron capaces de expandirla por todo el mundo, congregando en torno a la persona de Jesús a multitud de almas. El caso es que todo comenzó con la muerte y resurrección de Jesús, como un grano de mostaza que cayó a tierra y brotó con enorme fuerza, creciendo y llevando mucho fruto.

En cuanto a las aves que anidan en este árbol, algunos dicen que se refieren a falsos hermanos que logran situarse en posiciones prominentes dentro de la iglesia, enseñoreándose de ella y pervirtiéndola, tal como ha ido sucediendo a lo largo de la historia en diferentes organizaciones que se consideran a sí mismas cristianas. Es cierto que eso ha ocurrido, pero dicha explicación no me satisface.

En la Biblia se mencionan a veces las aves rapaces o aves de presa dándose un festín con los cadáveres humanos después de una batalla, siendo incluso convocadas por Dios, cuando se desata el furor de su ira contra sus enemigos. Pero no siempre se asocian las aves en general con algo malo, y el mejor ejemplo lo tenemos con el Espíritu Santo, que descendió en forma de paloma sobre Jesús, al ser bautizado por Juan el Bautista.

En el caso concreto del árbol de mostaza que estamos considerando, creo que se mencionan las aves para darnos una idea de la altura que llega a alcanzar esta hortaliza, ya que las aves no anidarían en una planta pequeña, cerca del suelo, porque sus huevos o polluelos estarían poco protegidos contra sus depredadores. Por otro lado, tenemos en el antiguo testamento varios casos de personajes poderosos que son comparados con grandes árboles, los cuales proveen alimento, dan cobijo en sus ramas a las aves del cielo y bajo cuya sombra moran las bestias del campo (Ez 17:22-24; Ez 31:3-6; Dn 4:10-12). Luego estas aves no se adueñan del árbol, sino que se benefician de él, refugiándose en sus ramas.

Ez 17:22-24; Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime. 23 En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán. 24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré (profecía que se cumplió parcialmente con Zorobabel y totalmente con el Mesías).

Ez 31:5-6; Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado. 6 En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban muchas naciones. (profecía sobre el representante o cabeza del imperio asirio-babilónico, con algunas referencias en este capítulo al faraón de Egipto).

Dn 4:10-12; Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande. 11 Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. 12 Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne. (sueño de Nabucodonosor sobre lo que le sucedería a él mismo).

PARÁBOLA DE LA LEVADURA

Mt 13:33;
Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

La levadura se usa en la Biblia como símbolo de la contaminación del pecado. Cuando se mezcla un poquito de levadura con una masa mucho más grande de harina, ésta es afectada en su totalidad por la levadura en cuestión de horas, haciendo que se hinche. Así que, una vez que la levadura es introducida en la masa, ésta es incapaz de detener su avance. Pues bien, con el pecado sucede algo parecido; si no se ataja de inmediato, si no se corta de raíz (Mt 5:27-30), hay un grave riesgo de que se propague y afecte a toda una congregación e incluso a amplios sectores de la iglesia en todo el mundo.
 

Mt 5:27-30; Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 


La siguiente porción de 1 Corintios es muy reveladora al respecto. Un varón fornicaba con la mujer de su padre y, a pesar de que era un caso conocido por la iglesia, no era apartado de la comunión con los hermanos, algo que indignó a Pablo cuando lo supo. Si el fornicario pecaba por comisión, los demás lo hacían por omisión al consentirlo, de modo que la levadura del pecado estaba afectando a toda la masa, o sea, a toda la congregación.

1 Co 5:6-8; No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? 7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 8 Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.

Pero donde el contagio o contaminación adquiere especial relevancia es en el ámbito doctrinal. Una falsa doctrina o enseñanza adulterada de la Palabra, es como la levadura que, saliendo de las bocas de los falsos maestros, puede contaminar a sus oyentes, que a su vez pueden propagar los errores. Por eso Jesús les advertía a sus discípulos que se guardaran de la levadura de los fariseos y saduceos (Mt 16:6,12), porque enseñaban como doctrinas meras tradiciones, las cuales consistían en mandamientos de hombres, capaces incluso de invalidar mandamientos de Dios (Mt 15:5-9).

Mt 16:6,12;
6 Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.
12 Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

Mt 15:5-9; Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. 7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 8 Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. 9 Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

Resumiendo, la parábola de la levadura les anunciaba que la obra del reino de los cielos avanzaría en medio de herejías, apostasías, tradiciones e incluso fábulas, por las que muchos serían engañados. Basta con echar una mirada a la historia de los últimos dos mil años, para que nos demos cuenta de su cumplimiento tanto en el pasado como en el tiempo presente.

Antes de pasar al siguiente apartado, quiero comentar una explicación que escuché de un prestigioso predicador, que admiro bastante. Tras considerar que la levadura generalmente representa el pecado, dijo que en esta parábola la levadura no guarda relación con el mismo, sino con el crecimiento o expansión del reino, puesto que la levadura hace aumentar la masa. Su argumento se apoyaba en que no siempre la levadura simbolizaba el pecado, porque bajo el antiguo pacto se hacían algunas ofrendas a Dios de panes con levadura.

No comparto su punto de vista por varias razones: 1) porque el ensanchamiento del reino de los cielos ya es anunciado en la parábola del grano de mostaza y no parece muy lógico que Jesús eche mano de otra parábola para enseñar lo mismo; 2) porque los dos únicos casos en los que se ofrecían panes con levadura (Lv 7:11-13; Lv 23:16-17) no son sino la excepción que confirma la regla de ofrendar a Dios panes sin levadura; 3) porque estos dos casos excepcionales tienen una lógica y un significado muy preciso, que comentaré a continuación.

Lv 7:11-13; Y esta es la ley del sacrificio de paz que se ofrecerá a Jehová: 12 Si se ofreciere en acción de gracias, ofrecerá por sacrificio de acción de gracias tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y flor de harina frita en tortas amasadas con aceite. 13 Con tortas de pan leudo presentará su ofrenda en el sacrificio de acciones de gracias de paz.

En los sacrificios de paz, cuando se ofrecían en acción de gracias, se presentaban tortas de pan con levadura junto a otros panes sin levadura impregnados de aceite, en forma de tortas, hojaldres y flor de harina frita. El sacrificio de paz presuponía que el oferente ya estaba reconciliado con Dios, por haber ofrecido antes, en caso de pecado, el correspondiente sacrificio por el pecado o la culpa. En esta comida ceremonial de acción de gracias de paz, los panes representaban las dos partes intervinientes: los panes sin levadura amasados o untados con aceite se referían a la divinidad, concretamente al Espíritu Santo de Dios; mientras que las tortas de pan leudo se referían al hombre que, aun siendo pecador, estaba reconciliado y, por tanto, en paz con Dios.

Lv 23:16-17; Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. 17 De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová.

La ofrenda mecida de las primicias del trigo en pentecostés, que era de dos panes cocidos con levadura, también representa al hombre pecador que ha sido perdonado. En cambio las tres primeras fiestas solemnes anteriores a ésta (pascua, panes sin levadura y la ofrenda de la gavilla mecida) se referían a diferentes facetas de la vida y obra de Cristo, por lo que los panes que se ofrendaban no contenían levadura, en aplicación de la norma general (Lv 2:11).

Lv 2:11; Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová.
 
EL TESORO ESCONDIDO

Mt 13:44;
Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.

Está muy extendida la creencia de que el hombre que halla el tesoro representa al pecador que, teniendo un encuentro con Cristo, se considera tan afortunado y es tal su gozo, que está dispuesto a darlo todo, aún su propia vida, por amor a Él.

Aunque esa actitud sea descriptiva de las personas que nacen de nuevo en el Espíritu, creo que no es ése el mensaje de esta parábola.

El tesoro que se halla escondido es el pueblo de Israel (Éx 19:5-6; Dt 14:2; Is 43:3-4; Mal 3:17), un pueblo pequeño entre las naciones (Dt 7:7-8). El campo es su territorio, la tierra prometida (el tesoro no se halla “en el campo”, que podría ser cualquier lugar en el mundo, sino en un campo”, que es un lugar concreto y delimitado).

Éx 19:5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

Dt 14:2; Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.

Is 43:3-4; Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. 4 Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé...

Mal 3:17; Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.

Dt 7:7-8; No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; 8 sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.

El hombre que halla el tesoro es Jesús quien, tomando la iniciativa, vino al encuentro de su pueblo (Lc 19:10; Jn 15: 6; Mt 10:5-6; Mt 15:24).

Lc 19:10; Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Jn 15: 6; No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros

Mt 10:5-6; A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Mt 15:24; El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Pero los suyos, su pueblo, no lo recibieron (Jn 1:11; Lc 13:35); por eso escondió de nuevo el tesoro (2 Co 3:14-16).

Jn 1:11; A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

Lc 13:34-35; ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! 35 He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.

2 Co 3:14-16; Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

Es tanto el amor que Jesús tiene por su pueblo y su tierra, que se ofreció a sí mismo en sacrificio para redimirlos. Pero la manifestación de su gozo será completa el día que saque nuevamente a la luz su tesoro, cuando Israel se arrepienta y reconozca a Jesús como el Mesías (Zac 13:10; Ro 11:25-27).

Zac 12:10; Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

Ro 11:25-27; Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. 27 Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.

Ante estos argumentos se podría objetar lo siguiente: vale, es cierto que Israel es objeto de especial predilección de Dios; pero, ¿y la iglesia? ¿Acaso esta parábola no se refiere también a la iglesia? Hay al menos un detalle que no encaja con ella: es el tesoro que este hombre vuelve esconder después de hallarlo. Además, para referirse específicamente a la iglesia Jesús usó otra parábola, como veremos a continuación.

LA PERLA PRECIOSA

Mt 13:45-46;
También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

Este mercader es Jesús otra vez. A diferencia del tesoro, que estaba escondido en la tierra, las perlas se hallan en el fondo del mar. En la simbología bíblica en ocasiones la tierra se relaciona con Israel (Ap 13:11), en contraposición a las naciones de los gentiles, representadas por el mar y las aguas (Sal 65:7; Sal 144:7; Ap 12:15-16; Ap 17:15).

Ap 13:11; Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.

Ap 13:1; Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.

Sal 65:7; El que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, y el alboroto de las naciones.

Sal 144:7; Envía tu mano desde lo alto; redímeme, y sácame de las muchas aguas, de la mano de los hombres extraños

Is 57:20; Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.

Ap 12:15-16; Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.

Ap 17:15; Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.

Así que la perla preciosa representa la iglesia de Cristo, compuesta por un pequeño remanente de judíos y una gran masa de creyentes gentiles, a quienes también Dios extendió su gracia  y misericordia, dando su vida por ellos (Ro 9:24-26; 1 P 2:9-10).

Ro 9:24-26; ...a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente.

1 P 2:9-10; Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

LA RED

Mt 13:47-50;
Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48 y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Esta parábola nos sitúa en el escenario de la segunda venida de Cristo. Echar la red equivale a anunciar las buenas nuevas de salvación, a llevar a cabo la gran comisión que Jesús encomendó a sus discípulos (Lc 5:10; Mr 16:15-16).

Lc 5:10; ...Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.

Mr 16:15-16; Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

En esa red de arrastre, que es echada en el mar de las naciones, entra toda clase de hombres; porque Dios no hace acepción de personas (Hch 10:34-35 y otros).

Hch 10:34-35; Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.

Y aunque los peces pueden ser muy variados en tamaño, forma, color, etc, se clasifican sólo en dos categorías: los buenos y los malos. Son buenos peces los que aceptan el evangelio, renunciando a sus propias obras de justicia para confiar únicamente en la de Cristo, quien pagó el precio de nuestro rescate en la cruz del Calvario. Por el contrario, son malos peces los que rechazan a Cristo y su obra redentora. Por eso, con los hombres se procederá igual que con los peces: los buenos se recogerán y llevarán a casa, mientras que los malos se desecharán y arrojarán fuera (Mt 25:31-34,41; Mal 4:1-2).

Mt 25:31-34, 41;
31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Mal 4:1-2; Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. 2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.

SIMILITUD DE LA PARÁBOLA DE LA RED CON LA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA

La parábola de la red y la del trigo y la cizaña son bastante parecidas, puesto que ambas acaban en un mismo suceso: al final de esta era los que hayan rechazado a Cristo serán puestos aparte y echados al infierno, mientras que los seguidores de Jesús heredarán el reino que ha sido preparado para ellos.

En cuanto a las diferencias, la principal, si no la única, es que la parábola de la red no recoge detalles de la actividad de la pesca, sino que se refiriere sólo al momento en que la red está llena y se saca a la orilla para el triaje de los peces; mientras que la parábola del trigo y la cizaña, además de contarnos lo que sucederá al final con la siega, también se refiere a las plantaciones del trigo y la cizaña, así como al hecho de que ambas plantas crecen juntas, confundiéndose por un tiempo, hasta que en el tiempo de la cosecha se hace evidente su diferencia. Es decir, la parábola de la red revela lo que sucederá al final de esta era, mientras que la del trigo y la cizaña se refiere tanto al periodo de extensión del reino de los cielos, como a lo que acontecerá al finalizar el mismo.

Ni qué decir tiene, que lo que en su día reveló la parábola del trigo y la cizaña, se ha venido cumpliendo hasta la actualidad, pues no todas las congregaciones que se denominan o consideran a sí mismas cristianas lo son realmente, ni todos los que dicen ser cristianos son verdaderos hijos de Dios. Ocurre, por tanto, en relación con la iglesia de Cristo lo mismo que con Israel: que más allá de las apariencias engañosas, hay una falsa iglesia y un falso Israel, conviviendo con los verdaderos (Ro 2:28-29; Ro 9:6-8; Gá 6:15-16; Ap 2:9).

Ro 2:28-29; Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Ro 9:6-8; No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, 7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. 8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.

Gá 6:15-16; Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. 16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.

Ap 2:9; Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.

TESORO CON COSAS NUEVAS Y VIEJAS

Mt 13:51-52;
Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor. 52 El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

Un escriba docto en el reino de los cielos ciertamente es un hombre sabio (Mt 6:19-20), y un padre de familia normalmente quiere lo mejor para los suyos; por eso saca del tesoro de su corazón cosas buenas, unas nuevas y otras viejas (Mt 6:21; Lc 6:45).

Mt 6:19-20; No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

Mt 6:21; Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Lc 6:45; El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Jesús es ese hombre sabio y buen padre de familia que saca del buen tesoro de su corazón cosas nuevas y viejas. Así, por ejemplo, cada vez que dice en el capítulo 5 de Mateo Oísteis que fue dicho a los antiguos… Pero yo os digo...”, está sacando cosas nuevas, que proceden del nuevo pacto. En cambio, cuando dice que amemos al Señor con todo nuestro ser y al prójimo como a nosotros mismos (Mt 22:36-40), está sacando cosas viejas, que ya se aplicaban bajo el antiguo pacto.

Mt 22:36-40; Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Luego, en cierto sentido, las cosas nuevas y viejas están relacionadas con el nuevo y el antiguo testamento respectivamente. Hemos de tener en cuenta que, aunque determinadas normas y ritos hayan sido abolidos con la entrada en vigor del nuevo pacto, no se accede al mismo mediante un salto en el vacío, sino que el nuevo testamento se construye sobre los cimientos del antiguo. De ahí que toda la Escritura contenga lecciones espirituales que nos son provechosas. Pero, por otra parte, no es menos cierto que el paso del antiguo al nuevo testamento no se produce por evolución, sino mediante una ruptura entre ambos pactos (Mt 9:16-17).

2 Ti 3:16; Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia...
Mt 9:16-17; Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. 17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.

En efecto, la anterior porción nos enseña que no se puede usar el nuevo pacto como un complemento del antiguo; que no se le pueden añadir a éste cosas del nuevo; que así como el agua y el aceite no se pueden mezclar, tampoco los dos pactos, como hacían los judaizantes (Gá 5:1-4). No es que el nuevo pacto se haya añadido total o parcialmente al viejo, sino que lo ha sustituido (He 8:13). Así que, o nos sometemos a la ley, tratando de justificarnos por nuestras buenas obras, o nos acogemos a la gracia y vivimos por y en fe.

Gá 5:1-4; Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. 2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. 4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

He 8:13; Al decir: (en Jer 31:31-34) Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer (cuando se escribió esta carta a los hebreos ya había desaparecido).

Bendiciones en el Señor.