INTRODUCCIÓN
Este
estudio se centra en Mt 13:1-52, pero sin renunciar a
considerar otras porciones bíblicas que tienen relación con el
mismo. Me ha parecido adecuado estructurar este capítulo en varios
apartados, atendiendo a la homogeneidad de su contenido, por lo que
he tenido que modificar la secuencia narrativa del texto.
Desde
el punto de vista profético, el capítulo 13 de Mateo es uno de mis
favoritos. En él Jesús nos reveló distintas formas en las que el
reino de los cielos se iba a manifestar en los postreros tiempos, que
comenzaron con la ascensión de Jesús al cielo y finalizarán con su
segunda venida. Mediante parábolas que incluyen figuras simbólicas,
comparó elementos y actividades del mundo natural con realidades
espirituales, resaltando su semejanza. Los incrédulos difícilmente
pueden entender las parábolas, porque contienen verdades que se han
de discernir espiritualmente. En cambio a sus hijos Dios les da luz
para entenderlas, en la medida en que con hambre y sed de la verdad
escudriñan su Palabra.
EL
REINO DE LOS CIELOS
En
su más amplio sentido, el reino de los cielos o reino de Dios, no
irrumpió en un momento determinado de la historia, sino que existe
desde el principio de la creación. No puede ser de otra manera, por
cuanto Dios es el soberano rey del universo y los asuntos del mundo
están bajo su control (Dn 4:25-26, 34-35).
Dn
4:25-26, 34-35;
25
...y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas
que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo
da a quien él quiere. 26 Y en cuanto a la orden de dejar
en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que
tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el
cielo gobierna.
34
Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi
razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué
al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su
reino por todas las edades. 35 Todos los habitantes de la
tierra son considerados como nada; y él hace según su
voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra,
y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
Pero
en un sentido más estricto, el antiguo testamento también nos habla
del reino de Dios como un evento futuro, en el que Dios restituirá
al hombre el dominio sobre la tierra, que Satanás le arrebató a
causa del pecado. Las porciones que siguen son sólo una muestra de
ello:
1
S 2:10; Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, y
sobre ellos tronará desde los cielos; Jehová juzgará los
confines de la tierra, dará poder a su Rey, y exaltará el poderío
de su Ungido.
Sal
22:27-28; Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines
de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante
de ti. 28 Porque de Jehová es el reino, y él regirá las
naciones.
Sal
47:8-9; Reinó Dios sobre las naciones; se sentó Dios
sobre su santo trono. 9 Los príncipes de los pueblos se reunieron
como pueblo del Dios de Abraham.
Is
24:23; La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando
Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén,
y delante de sus ancianos sea glorioso.
Dn
2:44; Y en los días de estos reyes el Dios del cielo
levantará un reino que no será jamás destruido, ni será
el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a
todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre...
Dn
7:18; Después recibirán el reino los santos del Altísimo,
y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.
Zac
14:9, 16;
9
Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En
aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
16
Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron
contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a
Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los
tabernáculos.
(Puede
verse también: Ex 19:6; 1 Cr 17:11-14; Sal 2:1-6; Sal 45:6; Sal
103:19; Sal 145:10-13; Is 2:1-4; Mi 4:1-5; etc).
Sin
embargo es en el nuevo testamento cuando la revelación de Dios,
mediante su palabra, da un salto cualitativo para desvelar buena
parte de los misterios del reino de los cielos, que hasta entonces
habían permanecido ocultos. Hay que tener en cuenta que en muchas
revelaciones proféticas, ni siquiera los profetas, actuando como
portavoces de Dios, eran capaces de entender cabalmente los mensajes
que comunicaban al pueblo.
Es
natural que con la llegada a la tierra del Rey (Jesucristo), su reino
se haya acercado (Mt 3:2; Lc 23:42)
y
que, por lo tanto, ese reino esté ya entre sus discípulos en
el plano espiritual (Mt 12:28; Lc 17:20-21). Este acercamiento
se produjo tanto en la dimensión espacial como en la temporal. En
cuanto al espacio, había un alejamiento, una distancia insalvable en
la relación entre el hombre y Dios, que sólo Jesús podía acortar;
y en cuanto al tiempo, Jesucristo propició el
acercamiento del reino de los cielos, que será consumado tras su segunda venida.
Mt
3:1-2 (también
Mt 4:17; Mt 10:7; etc): En aquellos días vino Juan el Bautista
predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos,
porque el reino de los cielos se ha acercado.
Lc
23:42; Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en
tu reino.
Mt
12:28; Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
Lc
17:20-21; Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el
reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con
advertencia, 21 ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque
he aquí el reino de Dios está entre vosotros.
EL
ENDURECIMIENTO DE CORAZÓN
Mt
13:10-17, 34-35;
10
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por
qué les hablas por parábolas? 11 El respondiendo, les dijo: Porque
a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos;
mas a ellos no les es dado. 12 Porque a cualquiera que tiene, se le
dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será
quitado. 13 Por eso les hablo por parábolas:
porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni
entienden. 14 De manera que se cumple en ellos la
profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis;
y viendo veréis, y no percibiréis. 15 Porque el
corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen
pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y
oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y
yo los sane. 16 Pero bienaventurados vuestros ojos,
porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. 17 Porque de cierto os
digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo
vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
34
Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas
no les hablaba; 35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta,
cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé
cosas escondidas desde la fundación del mundo.
Cuando
nos paramos a analizar un hecho, solemos preguntarnos por las causas
que lo determinan; eso nos da una comprensión más profunda de la
realidad. Pero muchas veces los factores o circunstancias que
interactúan en un suceso no nos permiten establecer una relación de
causalidad. Voy a ilustrar esto con un ejemplo: si hiciéramos sonar un timbre, silbato, etc, y acto seguido le suministráramos automáticamente a nuestra mascota una ración de comida sin que pudiera detectar nuetra intervención, al cabo de cierto tiempo el animal adquirirá un aprendizaje erróneo, al identificar el sonido como la causa de la comida. Por tanto una correlación entre dos hechos en el que uno sigue inmediatamente al otro no sirve para demostrar que el primero cause el segundo.
Aplicando esto a nuestra relación con Dios,
vemos que la dureza de corazón va indisolublemente unida a la incredulidad, de
tal modo que si decidimos no creerlo, nuestro corazón se endurece
para con Él y, a la inversa, si endurecemos nuestro corazón ante
Dios, nos volvemos incrédulos. Así que en esta cuestión, más que una relación de causa-efecto, lo que se observa es una interacción entre la incredulidad y la dureza de corazón en la que ambas se
retroalimentan mutuamente.
Mr
8:17-18; Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque
no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún
tenéis endurecido vuestro corazón? 18 ¿Teniendo ojos no
veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?
Jesús
les dice claramente a sus discípulos que a ellos les es concedido
que entiendan los misterios del reino de los cielos (v. 11),
misterios que habían estado escondidos desde la fundación del mundo
(v. 35); pero no así a los demás oyentes, a los cuales les es
negado. Por tanto, a los que ya tienen se les dará más, pero a los
que no tienen aun lo poco que tienen les será quitado (v. 12) (Lc
16:10-11).
¿Nos sorprende esta aparente falta de ecuanimidad por parte de Dios?
¿Qué nos quiere realmente decir con esto?
Lc
16:10-11; El que es fiel en lo muy poco, también en lo más
es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es
injusto. 11 Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles,
¿quién os confiará lo verdadero?
Ante
todo es necesario aclarar que cuando Dios actúa de forma activa o
pasiva para endurecer los corazones de los hombres, lo hace con
personas que previamente se obstinaron en endurecer su corazón para
rechazar la Palabra (Hch
19:9).
Los incrédulos, al endurecerse se insensibilizan, por lo que no son
capaces de ver y oír espiritualmente, ni entender con el corazón
(¡Ojo!, las cosas de Dios no sólo se han de entender con el
intelecto). Pero esto es culpa de ellos; es su responsabilidad no
creer a Dios (Pr 28:14; 2 Co 3:15-16; Ef 4:17-19; He
3:7-8, 12-13).
Entonces puede llegar un momento en el que, por cuanto ellos no
quieren creerlo, Él los endurece aún más para que no puedan creer
(“aún lo que tiene le será quitado”).
Hch
19:9; Pero endureciéndose algunos y no creyendo,
maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de
ellos y separó a los discípulos...
2
Co 3:15-16; Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el
velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se
conviertan al Señor, el velo se quitará.
Ef
4:17-19; Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis
como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18
teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios
por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19
los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se
entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de
impureza.
He
3:7-8, 12-13;
7
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy
su voz, 8 no endurezcáis vuestros corazones…
12
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón
malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13
antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se
dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el
engaño del pecado.
¿Es
Dios malo por eso? No, los malos somos nosotros; Él es
misericordioso y justo, al proceder primero con misericordia y
finalmente con justicia (Pr 28:14).
¿Cómo hace Dios para endurecer aún más el corazón del impío? En
algunos versículos se nos muestra que lo hace de forma pasiva, retirando simplemente
su protección; eso es más que suficiente para que los incrédulos
se metan en una espiral de endurecimiento progresivo (Lm
3:65; Jer 33:5).
Pero también cabe la posibilidad de que Dios intervenga de forma activa
para endurecer aún más el corazón previamente endurecido de una
persona (Sal 69:27; Jn 12:39-40; 2 Ts 2:10-12).
Pr
28:14; Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; mas
el que endurece su corazón caerá en el mal.
Lm
3:65; Entrégalos al endurecimiento de corazón;
tu maldición caiga sobre ellos.
Jer
33:5; ...(porque vinieron para pelear contra los caldeos, para
llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí
yo con mi furor y con mi ira, pues escondí mi
rostro de esta ciudad a
causa de toda su maldad).
Sal
69:27; Pon maldad sobre su maldad, y no entren
en tu justicia.
Jn
12:39-40; Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: 40
Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que
no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y
yo los sane.
2
Ts 2:10-12; ...y con todo engaño de iniquidad para los que se
pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para
ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que
crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no
creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
A
los que creen en Dios les sucede todo lo contrario que a los
incrédulos, que no ven, ni oyen, ni entienden. Son bienaventurados,
porque a ellos les es dado conocer los misterios del reino. Los
primeros discípulos tuvieron el privilegio de recibir esta
revelación directa y personalmente de Jesús como una primicia (vs.
16-17); mas los creyentes de la actualidad tenemos motivos para ser
aún más dichosos, viendo cómo gran parte de lo anunciado ya se
está cumpliendo, lo cual reafirma nuestra esperanza de que finalmente
todo se cumplirá.
PARÁBOLA
DEL SEMBRADOR
Mt
13:1-9; 18-23;
1
Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. 2 Y se
le juntó mucha gente; y entrando él en la barca,
se sentó, y toda la gente estaba en la playa. 3 Y
les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el
sembrador salió a sembrar. 4 Y mientras sembraba, parte de la
semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. 5
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó
pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 6 pero salido el sol,
se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 7 Y parte cayó entre
espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. 8 Pero parte cayó
en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál
a treinta por uno. 9 El que tiene oídos para oír, oiga.
18
Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19 Cuando
alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y
arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue
sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado en pedregales,
éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21
pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración,
pues al venir la aflicción o la persecución por causa
de la palabra, luego tropieza. 22 El que fue sembrado entre espinos,
éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el
engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23
Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y
entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno.
En
ese tiempo Jesús habitaba en Capernaum (Mt 4:13);
así que el mar al cual se refiere el v. 1 es en realidad el lago de
Genesaret (Lc 5:1),
más conocido como el mar de Galilea (Mt 4:18; y
otros). Es posible que el escenario escogido en esta ocasión por
Jesús, un lugar donde la tierra se junta con el mar, signifique que
el reino de los cielos no es exclusivo de los judíos, sino que
alcanza también los gentiles, ya que en la Biblia se asocia en
distintas ocasiones a Israel con la tierra y a los gentiles con las
aguas y el mar.
Como
ya el propio Jesús explicó esta parábola a sus discípulos, y
además creo que la inmensa mayoría de mis lectores ha oído en
alguna ocasión disertar sobre la misma, me conformaré con hacer
algunas apreciaciones.
Para
empezar diré que es erróneo afirmar, como he escuchado en varios
sermones, que en cada clase de terreno cayó una cuarta parte de la
semilla, dándose asi por hecho que se distribuyó a partes iguales,
cuando el texto no dice nada al respecto. En ese caso, un 25% de los
que oyen el evangelio se convertirían a Dios; pero es evidente que
eso no se cumple, que las conversiones de las almas se producen al
margen de cualquier porcentaje. ¡Ojalá fuera así en la actualidad y se convirtiera
al menos una cuarta parte de los que oyen la Palabra!
Lc
13:23-24; Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se
salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta;
porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Mt
7:13-14; Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la
puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son
los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto
el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
1
Co 9:22; Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles;
a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve
a algunos.
Es
obvio en esta parábola que el sembrador es Jesús y, por extensión,
sus discípulos, al predicar en su nombre. Asimismo la semilla es la
Palabra, y la acción de sembrar es anunciar el evangelio. Las clases
de terreno donde cae la semilla corresponden a las actitudes de los
corazones de las personas, que determinan la respuesta que cada uno
da a la Palabra de Dios. Por cierto, aunque la semilla tiene vida en
sí misma, mientras está almacenada es una vida en estado latente o
en potencia; pero es necesario sembrarla para que la vida pueda
manifestarse, emergiendo de la tierra.
Dicho
esto, es muy significativo que Jesús no ponga el énfasis de esta
parábola en la importancia de la semilla sembrada, ya que ésta
lleva en sí vida y crecimiento, sino en la actitud con que cada
persona la recibe en su corazón. No es casualidad que Jesús se
refiera reiteradamente a cada clase de terreno donde cae la semilla
con el pronombre demostrativo “éste” (palabra utilizada por las
principales versiones bíblicas, entre las que se encuentra la Reina
Valera). En cada ocasión que Jesús dice “éste” se está
refiriendo a cada una de las cuatro actitudes diferentes con que las
personas oyen el mensaje, o lo que es lo mismo, a cuatro tipos de
personas, en razón de sus respuestas al evangelio.
En
palabras del evangelista Lucas, “la (semilla)
que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón
bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con
perseverancia” (Lc 8:15).
Así
que la buena tierra corresponde a las personas que escuchan y
entienden la Palabra, porque lo hacen con un corazón dispuesto; pero
además la retienen y ponen por obra, dando buen fruto. En cuanto a
las tres clases de personas restantes, la primera de ellas no
entiende la Palabra (con el corazón, como vimos antes en Mt
13:15) y
el diablo se la arrebata; la segunda no permite que la Palabra
arraigue profundamente en su corazón, por lo que pronto sucumbe en
medio de las pruebas; y la tercera recibe con cierto agrado la
Palabra, pero no la deja fructificar porque ama al mundo (1
J 2:15) en
vez de amar a Dios sobre todas las cosas.
1
J 2:15; No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Vemos
que el sembrador, la semilla y la siembra llega a todos por igual;
mas no todos responden del mismo modo. La clave para entender el
rechazo que suscita en muchos la Palabra, es su incredulidad y dureza
de corazón, como he argumentado anteriormente. Si meditamos en Mt
13:15 y
en otros versículos como He
3:7-8, nos
damos cuenta de que son los hombres los que endurecen su corazón al
ser confrontados con la Palabra, en tanto que Dios se muestra
paciente y misericordioso con ellos en su llamado al arrepentimiento
y a la reconciliación con Él (2
P 3:9; 2 Co 5:20).
Mt
13:15; Porque el
corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen
pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y
oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y
yo los sane.
He
3:7-8; Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si
oyereis hoy su voz, 8 no endurezcáis vuestros corazones…
2
P 3:9; El Señor
no retarda su promesa, según
algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento.
2
Co 5:20; Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como
si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios.
Así
que, el ver, oír y entender para convertirse y ser salvos, depende
de la disposición del corazón del hombre. Pero no es que las
personas no puedan ver, ni oír, ni entender, sino que no quieren (Is
1:19-20; Mt 23:37; Jn 5:40).
Is
1:19-20; Si quisiereis y oyereis,
comeréis el bien de la tierra; 20 si no quisiereis
y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada;
porque la boca de Jehová lo ha dicho.
Mt
23:37 (también
Lc 13:34); ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas
veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos
debajo de las alas, y no quisiste!
Jn
5:40; ...y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
Por
eso dice claramente Mt 13:15 que
“han cerrado
sus ojos; para que no vean con los ojos”;
y
en cuanto a que “con
los oídos oyen pesadamente…
(para
que no) oigan
con los oídos”,
son
muy esclarecedores los versículos Mr
4:24-25
y
Lc
8:18.
Mr
4:24-25; Les dijo también: Mirad
lo que oís;
porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os
añadirá a vosotros los que oís. 25 Porque al que tiene, se le
dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Lc
8:18; Mirad,
pues, cómo oís;
porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene,
aun lo que piensa tener se le quitará.
Luego,
aunque todos oyen la Palabra, como hemos visto en la parábola del
sembrador, no todos muestran interés por ella; tampoco experimentan
todos gozo, ni se arrepienten, ni la obedecen… Las expresiones de
Marcos “mirad
lo que oís” y
de Lucas “mirad
cómo oís”,
apelan a la actitud del corazón de las personas. Por un lado, es
necesario escuchar con atención la totalidad de la Palabra para
obedecer todos sus preceptos, y no escuchar sólo lo que nos interesa
para hacer únicamente lo fácil, lo que no nos exige ningún
esfuerzo (qué oís); y, por otro, debe escucharse con temor
reverente o santo temor (cómo oís).
PARÁBOLA
DEL TRIGO Y LA CIZAÑA
Mt
13:24-30, 36-43;
24
Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero
mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña
entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la
hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y
le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De
dónde, pues, tiene cizaña? 28 El les dijo: Un
enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron:
¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 El les dijo: No, no
sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el
trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y
al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la
cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en
mi granero.
36
Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose
a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la
cizaña del campo. 37 Respondiendo él, les dijo: El
que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38 El campo es el
mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los
hijos del malo. 39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega
es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40 De manera
que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en
el fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles,
y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los
que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí
será el lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los justos
resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.
El que tiene oídos para oír, oiga.
Esta
parábola fue explicada por Jesús de forma aún más exhaustiva que
la del sembrador, por lo que no es difícil de entender. No obstante,
quiero hacer una pequeña reflexión sobre el distinto significado de
la semilla en estas dos parábolas. En la parábola del sembrador la
siembra de la semilla se refiere a la predicación de la Palabra, así
como a los cuatro tipos de respuesta que la misma provoca en los
oyentes; mientras que en la del trigo y la cizaña la semilla
equivale directamente a personas. El trigo, como exponente de la
buena semilla, son los hijos del reino, plantados por Jesús; en
cambio la cizaña, que es mala hierba, son los hijos del maligno,
plantados por éste. Los primeros dan buen fruto, pero los otros
carecen de él.
El
objetivo del diablo al plantar la cizaña después de que Jesús
hubiera plantado el trigo, no es otro que el de estorbar el
crecimiento de dicho cereal, tratando de robarle la luz y ahogarlo.
La cizaña no apunta a personas cuya incredulidad es manifiesta, sino
más bien a falsos hermanos, a hipócritas “que
tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”
(2 Ti 3:5), a
supuestos creyentes que no viven conforme al Espíritu sino conforme
a la carne (Mt 7:14-15).
Gá
2:4; ...y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos
a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad
que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud…
2
P 2:1; Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo,
como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán
encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al
Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción
repentina.
Mt
7:14-15; Guardaos de los falsos profetas, que vienen a
vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis…
Mt
7:21-23; No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará
en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre
que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores
de maldad.
Jn
8:42, 44;
42
Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios,
ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido;
pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
44
Vosotros sois de vuestro padre el diablo...
Vemos
que Satanás prefiere actuar durante las tinieblas de la noche,
cuando los hombres duermen (v. 25). El Señor les dice a sus siervos
que no duerman, como los demás hombres (1 Ts 5:6),
sino que velen y oren para estar protegidos contra las asechanzas del
adversario (Mt 26:41; 1 P 5:8)
y
para que la venida del Señor no los sorprenda como ladrón en la
noche (Mt 24:42-44; y
otros).
1
Ts 5:6; Por tanto, no durmamos como los demás, sino
velemos y seamos sobrios.
Mt
26:41; Velad y orad, para que no entréis en tentación;
el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
1
P 5:8; Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar…
Mt
24:42-44; Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir
vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de
familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y
no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad
preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no
pensáis.
Pero,
a pesar de tantas exhortaciones, el sueño puede con ellos y duermen,
aun siendo del Señor; porque aunque el espíritu esté dispuesto, la
carne es débil (Mt 25:5; 1 Ts 5:10).
Mt
25:5; Y tardando el esposo, cabecearon todas y se durmieron
(las
10 vírgenes).
1
Ts 5:10; ...quien murió por nosotros (Jesucristo)
para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente
con él.
Cuando
al llegar el día los siervos despiertan, se dan cuenta de que el
diablo esperó a que se durmieran para introducir astutamente a sus
secuaces entre los hijos de Dios, a modo de lobos vestidos con pieles
de ovejas. El problema es que a quienes pastorean la grey de Dios les
es difícil detectar a los falsos creyentes para apartarlos de los
verdaderos y expulsarlos de las congregaciones, porque externamente
son parecidos, como ocurre con la cizaña y el trigo, y podrían
confundirse. Por eso se nos dice en esta parábola que sólo al final
de esta era se procederá a separar ambas plantas.
No
podemos pasar por alto que, aun siendo seguidores de Cristo, todos
pecamos, sin que por ello nos convirtamos en hijos del diablo y
tengamos que ser apartados de la congregación de los santos. La
Palabra nos enseña que los hermanos maduros en la fe deben ayudar a
restaurar a los más débiles en sus tropiezos, haciéndolo siempre
con amor y espíritu de mansedumbre, incluso si se los tuviera que
poner bajo la disciplina de la iglesia (Gá 6:1; 2
Ti 2:25-26).
Gá
6:1; Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta,
vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas
tentado.
2
Ti 2:25-26; …que con mansedumbre corrija a los que se
oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para
conocer la verdad, 26 y escapen del lazo del diablo, en
que están cautivos a voluntad de él.
Sabiendo
que podemos equivocarnos fácilmente, Dios nos previene y advierte
para que no juzguemos a la ligera, según las apariencias, porque
éstas engañan y sólo Él conoce los secretos del corazón humano
(vs. 29-30). Por eso se ha reservado en exclusiva el derecho de
juzgar a los hombres en el tiempo de la siega, cuando se produzca la
segunda venida de Cristo (vs. 28-30) (Ro 2:16).
Ro
2:16; ...en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los
secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
PARÁBOLA
DEL CRECIMIENTO DE LA SEMILLA
Mr
4:26-29;
26
Decía además: Así es el reino de Dios, como
cuando un hombre echa semilla en la tierra; 27 y duerme y se levanta,
de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.
28 Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego
espiga, después grano lleno en la espiga; 29 y cuando el fruto está
maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.
He
insertado aquí estos versículos de Marcos, porque me parecen un
magnífico complemento al texto de Mateo que estamos considerando.
Ya
he mencionado antes que la semilla tiene vida en sí misma. Pero, ¿y
la tierra? Es bien sabido, y así lo ratifica Mr
4:28, que
la tierra no está compuesta de materia inerte, sino que también
alberga vida, ya que es capaz de hacer brotar y crecer cualquier tipo
de semilla para que se convierta en una planta e incluso en un árbol
(v. 28). Esto es algo realmente prodigioso y bien elocuente respecto
de las maravillas de la creación, para la gloria y honra de su
Creador.
La
Palabra, igual que la semilla, necesita ser plantada en los corazones
de los hombres para que pueda dar fruto. A los siervos de Dios les
toca plantar y regar, sabiendo que el crecimiento lo da Dios (1
Co 3:6-7),
que es el Espíritu Santo quien convence al mundo de pecado, justicia
y juicio (Jn 16:8).
1
Co 3:6-7; Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado
Dios. 7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega,
sino Dios, que da el crecimiento.
Jn
16:8; Y cuando él venga (el
Espíritu Consolador), convencerá al
mundo de pecado, de justicia y de juicio.
El
objetivo de la siembra es la obtención de fruto y, en el caso
concreto de los cereales, grano, el cual se guarda en graneros tras
la siega. Así como el grano se separa de la paja, una vez que la
hierba es cortada, el hombre es cortado de la tierra, desprendiéndose
de su cuerpo para acceder a su destino eterno. Allí lo único
aprovechable es el buen fruto que los hombres puedan llevar consigo,
para ser recibidos en los graneros o moradas celestiales (Ro
6:22; Ap 14:13).
Ro
6:22; Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos
siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la
santificación, y como fin, la vida eterna.
Ap
14:13; Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe:
Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el
Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus
trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
El
hecho de que el grano se extraiga de la planta cuando ésta es
cortada, podría compararse con la muerte individual de cada persona.
Pero, dado que la siega es una tarea en la que multitud de hierbas
son cortadas prácticamente al mismo tiempo, en el contexto de este
capítulo la siega se refiere, no tanto a la muerte que en cualquier
momento puede sorprender a determinada
persona,
sino a un futuro acontecimiento colectivo de alcance mundial, en el
que Jesucristo expulsará de su presencia a los que son del maligno,
arrojándolos a un lugar tenebroso, al tiempo que acogerá a los
suyos en su reino.
PARÁBOLA
DEL GRANO DE MOSTAZA
Mt
13:31-32;
Otra
parábola les refirió, diciendo: El reino de los
cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró
en su campo; 32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las
semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se
hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen
nidos en sus ramas.
En
este pasaje creo que tanto el sembrador como el grano de mostaza
representan primordialmente a Jesús. No sólo sembró la Palabra,
sino que el testimonio de su vida en la tierra fue totalmente
coincidente con ella; no en vano es el Verbo o Palabra de Dios. Pero
además se entregó a sí mismo en Israel, “su campo”, para ser
muerto, enterrado y resucitado, con el fin de que todos los hombres
puedan reconciliarse con Dios y tener vida eterna (Jn
12:23-24).
Luego Jesús no es sólo el hombre que siembra, sino también el
grano sembrado ¿Esto nos parece extraño? También lo es que Jesús
sea el sumo sacerdote y a la vez el cordero inmolado. Sin embargo,
Jesús, siendo sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, se
ofreció a sí mismo como víctima propiciatoria por nuestros
pecados.
Jn
12:23-24; ...Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre
sea glorificado. 24 De cierto, de cierto os digo, que si
el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si
muere, lleva mucho fruto.
Como
acabamos de ver en la porción anterior, antes de ser glorificado era
necesario que Jesús padeciera la muerte y fuera sepultado bajo
tierra para llevar así mucho fruto. El diminuto grano de mostaza que
crece extraordinariamente hasta convertirse en una hortaliza del
tamaño de un árbol, es similar a la obra del reino, ya que al
principio era muy pequeña y pocos los discípulos; pero, mediante el
poder del Espíritu Santo, éstos fueron capaces de expandirla por
todo el mundo, congregando en torno a la persona de Jesús a multitud
de almas. El caso es que todo comenzó con la muerte y resurrección
de Jesús, como un grano de mostaza que cayó a tierra y brotó con
enorme fuerza, creciendo y llevando mucho fruto.
En
cuanto a las aves que anidan en este árbol, algunos dicen que se
refieren a falsos hermanos que logran situarse en posiciones
prominentes dentro de la iglesia, enseñoreándose de ella y
pervirtiéndola, tal como ha ido sucediendo a lo largo de la historia
en diferentes organizaciones que se consideran a sí mismas
cristianas. Es cierto que eso ha ocurrido, pero dicha explicación no
me satisface.
En
la Biblia se mencionan a veces las aves rapaces o aves de presa
dándose un festín con los cadáveres humanos después de una
batalla, siendo incluso convocadas por Dios, cuando se desata el
furor de su ira contra sus enemigos. Pero no siempre se asocian las
aves en general con algo malo, y el mejor ejemplo lo tenemos con el
Espíritu Santo, que descendió en forma de paloma sobre Jesús, al
ser bautizado por Juan el Bautista.
En
el caso concreto del árbol de mostaza que estamos considerando, creo
que se mencionan las aves para darnos una idea de la altura que llega
a alcanzar esta hortaliza, ya que las aves no anidarían en una
planta pequeña, cerca del suelo, porque sus huevos o polluelos
estarían poco protegidos contra sus depredadores. Por otro lado,
tenemos en el antiguo testamento varios casos de personajes poderosos
que son comparados con grandes árboles, los cuales proveen alimento,
dan cobijo en sus ramas a las aves del cielo y bajo cuya sombra moran
las bestias del campo (Ez 17:22-24; Ez 31:3-6; Dn
4:10-12).
Luego estas aves no se adueñan del árbol, sino que se benefician de
él, refugiándose en sus ramas.
Ez
17:22-24; Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré yo del cogollo de
aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos
cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime. 23
En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y
dará fruto, y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él
todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán.
24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el
árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde,
e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré
(profecía
que se cumplió parcialmente con Zorobabel y totalmente con el
Mesías).
Ez
31:5-6; Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles
del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas
aguas se alargó su ramaje que había echado. 6 En sus
ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje
parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban muchas
naciones. (profecía
sobre el representante o cabeza del imperio asirio-babilónico, con
algunas referencias en este capítulo al faraón de Egipto).
Dn
4:10-12; Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi
cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura
era grande. 11 Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa
llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los
confines de la tierra. 12 Su follaje era hermoso y su fruto
abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se
ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían
morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.
(sueño
de Nabucodonosor sobre lo que le sucedería a él mismo).
PARÁBOLA
DE LA LEVADURA
Mt
13:33;
Otra
parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura
que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que
todo fue leudado.
La
levadura se usa en la Biblia como símbolo de la contaminación del
pecado. Cuando se mezcla un poquito de levadura con una masa mucho
más grande de harina, ésta es afectada en su totalidad por la
levadura en cuestión de horas, haciendo que se hinche. Así que, una
vez que la levadura es introducida en la masa, ésta es incapaz de
detener su avance. Pues bien, con el pecado sucede algo parecido; si
no se ataja de inmediato, si no se corta de raíz (Mt 5:27-30), hay un grave
riesgo de que se propague y afecte a toda una congregación e incluso
a amplios sectores de la iglesia en todo el mundo.
Mt 5:27-30; Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
La
siguiente porción de 1 Corintios es muy reveladora al respecto. Un
varón fornicaba con la mujer de su padre y, a pesar de que era un
caso conocido por la iglesia, no era apartado de la comunión con los
hermanos, algo que indignó a Pablo cuando lo supo. Si el fornicario
pecaba por comisión, los demás lo hacían por omisión al
consentirlo, de modo que la levadura del pecado estaba afectando a
toda la masa, o sea, a toda la congregación.
1
Co 5:6-8; No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que
un poco de levadura leuda toda la masa? 7 Limpiaos, pues,
de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como
sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por
nosotros. 8 Así que celebremos la fiesta, no con la vieja
levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes
sin levadura, de sinceridad y de verdad.
Pero
donde el contagio o contaminación adquiere especial relevancia es en
el ámbito doctrinal. Una falsa doctrina o enseñanza adulterada de
la Palabra, es como la levadura que, saliendo de las bocas de los
falsos maestros, puede contaminar a sus oyentes, que a su vez pueden
propagar los errores. Por eso Jesús les advertía a sus discípulos
que se guardaran de la levadura de los fariseos y saduceos (Mt
16:6,12), porque
enseñaban como doctrinas meras tradiciones, las cuales consistían
en mandamientos de hombres, capaces incluso de invalidar mandamientos
de Dios (Mt 15:5-9).
Mt
16:6,12;
6
Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los
fariseos y de los saduceos.
12
Entonces entendieron que no les había dicho que se
guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos
y de los saduceos.
Mt
15:5-9; Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su
madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6
ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis
invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.
7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 8
Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. 9
Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas,
mandamientos de hombres.
Resumiendo,
la parábola de la levadura les anunciaba que la obra del reino de
los cielos avanzaría en medio de herejías, apostasías, tradiciones
e incluso fábulas, por las que muchos serían engañados. Basta con
echar una mirada a la historia de los últimos dos mil años, para
que nos demos cuenta de su cumplimiento tanto en el pasado como en el
tiempo presente.
Antes
de pasar al siguiente apartado, quiero comentar una explicación que
escuché de un prestigioso predicador, que admiro bastante. Tras
considerar que la levadura generalmente representa el pecado, dijo
que en esta parábola la levadura no guarda relación con el mismo,
sino con el crecimiento o expansión del reino, puesto que la
levadura hace aumentar la masa. Su argumento se apoyaba en que no
siempre la levadura simbolizaba el pecado, porque bajo el antiguo
pacto se hacían algunas ofrendas a Dios de panes con levadura.
No
comparto su punto de vista por varias razones: 1) porque el
ensanchamiento del reino de los cielos ya es anunciado en la parábola
del grano de mostaza y no parece muy lógico que Jesús eche mano de
otra parábola para enseñar lo mismo; 2) porque los dos únicos
casos en los que se ofrecían panes con levadura (Lv
7:11-13; Lv 23:16-17) no
son sino la excepción que confirma la regla de ofrendar a Dios panes
sin levadura; 3) porque estos dos casos excepcionales tienen una
lógica y un significado muy preciso, que comentaré a continuación.
Lv
7:11-13; Y esta es la ley del sacrificio de paz que se ofrecerá a
Jehová: 12 Si se ofreciere en acción de gracias, ofrecerá
por sacrificio de acción de gracias tortas sin levadura amasadas con
aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y flor de harina
frita en tortas amasadas con aceite. 13 Con tortas
de pan leudo presentará su ofrenda en el
sacrificio de acciones de gracias de paz.
En
los sacrificios de paz, cuando se ofrecían en acción de gracias, se
presentaban tortas de pan con levadura junto a otros panes sin
levadura impregnados de aceite, en forma de tortas, hojaldres y flor
de harina frita. El sacrificio de paz presuponía que el oferente ya
estaba reconciliado con Dios, por haber ofrecido antes, en caso de
pecado, el correspondiente sacrificio por el pecado o la culpa. En
esta comida ceremonial de acción de gracias de paz, los panes
representaban las dos partes intervinientes: los panes sin levadura
amasados o untados con aceite se referían a la divinidad,
concretamente al Espíritu Santo de Dios; mientras que las tortas de
pan leudo se referían al hombre que, aun siendo pecador, estaba
reconciliado y, por tanto, en paz con Dios.
Lv
23:16-17; Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo
contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a
Jehová. 17 De vuestras habitaciones traeréis dos
panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor
de harina, cocidos con levadura, como primicias
para Jehová.
La
ofrenda mecida de las primicias del trigo en pentecostés, que era de
dos panes cocidos con levadura, también representa al hombre pecador
que ha sido perdonado. En cambio las tres primeras fiestas solemnes
anteriores a ésta (pascua, panes sin levadura y la ofrenda de la
gavilla mecida) se referían a diferentes facetas de la vida y obra
de Cristo, por lo que los panes que se ofrendaban no contenían
levadura, en aplicación de la norma general (Lv 2:11).
Lv
2:11; Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con
levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha
de quemar ofrenda para Jehová.
EL
TESORO ESCONDIDO
Mt
13:44;
Además,
el reino de los cielos es semejante a un tesoro
escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de
nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel
campo.
Está
muy extendida la creencia de que el hombre que halla el tesoro
representa al pecador que, teniendo un encuentro con Cristo, se
considera tan afortunado y es tal su gozo, que está dispuesto a
darlo todo, aún su propia vida, por amor a Él.
Aunque
esa actitud sea descriptiva de las personas que nacen de nuevo en el
Espíritu, creo que no es ése el mensaje de esta parábola.
El
tesoro que se halla escondido es el pueblo de Israel (Éx
19:5-6; Dt 14:2; Is 43:3-4; Mal 3:17),
un pueblo pequeño entre las naciones (Dt 7:7-8).
El campo es su territorio, la tierra prometida (el tesoro no se halla
“en el campo”, que
podría ser cualquier lugar en el mundo, sino “en
un campo”, que
es un lugar concreto y delimitado).
Éx
19:5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis
mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los
pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y
vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa.
Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.
Dt
14:2; Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová
te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los
pueblos que están sobre la tierra.
Is
43:3-4; Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu
Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por
ti. 4 Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste
honorable, y yo te amé...
Mal
3:17; Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová
de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los
perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
Dt
7:7-8; No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha
querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más
insignificante de todos los pueblos; 8 sino por cuanto Jehová os
amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros
padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de
servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.
El
hombre que halla el tesoro es Jesús quien, tomando la iniciativa,
vino al encuentro de su pueblo (Lc 19:10; Jn 15: 6;
Mt 10:5-6; Mt 15:24).
Lc
19:10; Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar
lo que se había perdido.
Jn
15: 6; No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os
elegí a vosotros…
Mt
10:5-6; A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones,
diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de
samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas
perdidas de la casa de Israel.
Mt
15:24; El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las
ovejas perdidas de la casa de Israel.
Pero
los suyos, su pueblo, no lo recibieron (Jn 1:11; Lc
13:35);
por eso escondió de nuevo el tesoro (2 Co 3:14-16).
Jn
1:11; A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Lc
13:34-35; ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y
apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise
juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus
alas, y no quisiste! 35 He aquí, vuestra casa os es dejada desierta;
y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que
digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.
2
Co 3:14-16; Pero el entendimiento de ellos se embotó;
porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda
el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.
15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está
puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se
conviertan al Señor, el velo se quitará.
Es
tanto el amor que Jesús tiene por su pueblo y su tierra, que se
ofreció a sí mismo en sacrificio para redimirlos. Pero la
manifestación de su gozo será completa el día que saque nuevamente
a la luz su tesoro, cuando Israel se arrepienta y reconozca a Jesús
como el Mesías (Zac 13:10; Ro 11:25-27).
Zac
12:10; Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los
moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán
a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo
unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el
primogénito.
Ro
11:25-27; Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio,
para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha
acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado
la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel será salvo, como
está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob
la impiedad. 27 Y este será mi pacto con ellos, cuando yo
quite sus pecados.
Ante
estos argumentos se podría objetar lo siguiente: vale, es cierto que
Israel es objeto de especial predilección de Dios; pero, ¿y la
iglesia? ¿Acaso esta parábola no se refiere también a la iglesia?
Hay al menos un detalle que no encaja con ella: es el tesoro que este
hombre vuelve esconder después de hallarlo. Además, para referirse
específicamente a la iglesia Jesús usó otra parábola, como
veremos a continuación.
LA
PERLA PRECIOSA
Mt
13:45-46;
También
el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas
perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió
todo lo que tenía, y la compró.
Este
mercader es Jesús otra vez. A diferencia del tesoro, que estaba
escondido en la tierra, las perlas se hallan en el fondo del mar. En
la simbología bíblica en ocasiones la tierra se relaciona con
Israel (Ap 13:11),
en
contraposición a las naciones de los gentiles, representadas por el
mar y las aguas (Sal 65:7; Sal 144:7; Ap 12:15-16;
Ap 17:15).
Ap
13:11; Después vi otra bestia que subía de la tierra;
y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba
como dragón.
Ap
13:1; Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar
una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en
sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.
Sal
65:7; El que sosiega el estruendo de los mares, el
estruendo de sus ondas, y el alboroto de las naciones.
Sal
144:7; Envía tu mano desde lo alto; redímeme, y sácame
de las muchas aguas, de la mano de los hombres extraños…
Is
57:20; Pero los impíos son como el mar en tempestad,
que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.
Ap
12:15-16; Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer,
agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la
tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el
río que el dragón había echado de su boca.
Ap
17:15; Me dijo también: Las aguas que has visto donde la
ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.
Así
que la perla preciosa representa la iglesia de Cristo, compuesta por un pequeño remanente de judíos y una gran masa de creyentes gentiles, a quienes
también Dios extendió su gracia y misericordia, dando su vida por
ellos (Ro 9:24-26; 1 P 2:9-10).
Ro
9:24-26; ...a los cuales también ha llamado, esto es, a
nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 25
Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi
pueblo, y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo:
Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios
viviente.
1
P 2:9-10; Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros
que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de
Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero
ahora habéis alcanzado misericordia.
LA
RED
Mt
13:47-50;
Asimismo
el reino de los cielos es semejante a una red, que
echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48 y una vez llena,
la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo
malo echan fuera. 49 Así será al fin del siglo: saldrán los
ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los
echarán en el horno de fuego; allí será el lloro
y el crujir de dientes.
Esta
parábola nos sitúa en el escenario de la segunda venida de Cristo.
Echar la red equivale a anunciar las buenas nuevas de salvación, a
llevar a cabo la gran comisión que Jesús encomendó a sus
discípulos (Lc 5:10; Mr 16:15-16).
Lc
5:10; ...Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde
ahora serás pescador de hombres.
Mr
16:15-16; Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; mas el que no creyere, será condenado.
En
esa red de arrastre, que es echada en el mar de las naciones,
entra toda clase de hombres; porque Dios no hace acepción de personas
(Hch 10:34-35 y
otros).
Hch
10:34-35; Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo
que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda
nación se agrada del que le teme y hace justicia.
Y
aunque los peces pueden ser muy variados en tamaño, forma, color, etc, se clasifican sólo en dos
categorías: los buenos y los malos. Son buenos peces los que aceptan
el evangelio, renunciando a sus propias obras de justicia para
confiar únicamente en la de Cristo, quien pagó el precio de nuestro
rescate en la cruz del Calvario. Por el contrario, son malos peces
los que rechazan a Cristo y su obra redentora. Por eso, con los
hombres se procederá igual que con los peces: los buenos se
recogerán y llevarán a casa, mientras que los malos se desecharán
y arrojarán fuera (Mt 25:31-34,41; Mal 4:1-2).
Mt
25:31-34, 41;
31
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará
los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde
la fundación del mundo.
41
Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de
mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles.
Mal
4:1-2; Porque he aquí, viene el día ardiente como un
horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán
estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho
Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. 2 Mas
a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y
en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis
como becerros de la manada.
SIMILITUD
DE LA PARÁBOLA DE LA RED CON LA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA
La
parábola de la red y la del trigo y la cizaña son bastante
parecidas, puesto que ambas acaban en un mismo suceso: al final de
esta era los que hayan rechazado a Cristo serán puestos aparte y
echados al infierno, mientras que los seguidores de Jesús heredarán
el reino que ha sido preparado para ellos.
En
cuanto a las diferencias, la principal, si no la única, es que la
parábola de la red no recoge detalles de la actividad de la pesca,
sino que se refiriere sólo al momento en que la red está llena y se
saca a la orilla para el triaje de los peces; mientras que la
parábola del trigo y la cizaña, además de contarnos lo que
sucederá al final con la siega, también se refiere a las
plantaciones del trigo y la cizaña, así como al hecho de que ambas
plantas crecen juntas, confundiéndose por un tiempo, hasta que en el
tiempo de la cosecha se hace evidente su diferencia. Es decir, la
parábola de la red revela lo que sucederá al final de esta era,
mientras que la del trigo y la cizaña se refiere tanto al periodo de
extensión del reino de los cielos, como a lo que acontecerá al
finalizar el mismo.
Ni
qué decir tiene, que lo que en su día reveló la parábola del
trigo y la cizaña, se ha venido cumpliendo hasta la actualidad, pues
no todas las congregaciones que se denominan o consideran a sí
mismas cristianas lo son realmente, ni todos los que dicen ser
cristianos son verdaderos hijos de Dios. Ocurre, por tanto, en
relación con la iglesia de Cristo lo mismo que con Israel: que más
allá de las apariencias engañosas, hay una falsa iglesia y un falso
Israel, conviviendo con los verdaderos (Ro 2:28-29;
Ro 9:6-8; Gá 6:15-16; Ap 2:9).
Ro
2:28-29; Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni
es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino
que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la
del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del
cual no viene de los hombres, sino de Dios.
Ro
9:6-8; No que la palabra de Dios haya fallado; porque no
todos los que descienden de Israel son israelitas, 7 ni por ser
descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac
te será llamada descendencia. 8 Esto es: No los que son
hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son
hijos según la promesa son contados como descendientes.
Gá
6:15-16; Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale
nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. 16
Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y
misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.
Ap
2:9; Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú
eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos,
y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
TESORO
CON COSAS NUEVAS Y VIEJAS
Mt
13:51-52;
Jesús
les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron:
Sí, Señor. 52 El les dijo: Por eso todo escriba
docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia,
que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
Un
escriba docto en el reino de los cielos ciertamente es un hombre
sabio (Mt
6:19-20), y
un padre de familia normalmente quiere lo mejor para los suyos; por
eso saca del tesoro de su corazón cosas buenas, unas nuevas y otras
viejas (Mt
6:21; Lc 6:45).
Mt
6:19-20; No os
hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,
y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo,
donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan
ni hurtan.
Mt
6:21; Porque donde
esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Lc
6:45; El hombre
bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre
malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la
abundancia del corazón habla la boca.
Jesús
es ese hombre sabio y buen padre de familia que saca del buen tesoro
de su corazón cosas nuevas y viejas. Así, por ejemplo, cada vez que
dice en el capítulo 5 de Mateo “Oísteis
que fue dicho a los antiguos… Pero yo os digo...”, está
sacando cosas nuevas, que proceden del nuevo pacto. En cambio, cuando
dice que amemos al Señor con todo nuestro ser y al prójimo como a
nosotros mismos (Mt
22:36-40), está
sacando cosas viejas, que ya se aplicaban bajo el antiguo pacto.
Mt
22:36-40; Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús
le dijo: Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Luego,
en cierto sentido, las cosas nuevas y viejas están relacionadas con
el nuevo y el antiguo testamento respectivamente. Hemos de tener en
cuenta que, aunque determinadas normas y ritos hayan sido abolidos
con la entrada en vigor del nuevo pacto, no se accede al mismo
mediante un salto en el vacío, sino que el nuevo testamento se
construye sobre los cimientos del antiguo. De ahí que toda la
Escritura contenga lecciones espirituales que nos son provechosas.
Pero, por otra parte, no es menos cierto que el paso del antiguo al
nuevo testamento no se produce por evolución, sino mediante una
ruptura entre ambos pactos (Mt
9:16-17).
2
Ti 3:16; Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia...
Mt
9:16-17; Nadie
pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo
tira del vestido, y se hace peor la rotura. 17 Ni echan vino nuevo en
odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se
derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres
nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
En
efecto, la anterior porción nos enseña que no se puede usar el
nuevo pacto como un complemento del antiguo; que no se le pueden
añadir a éste cosas del nuevo; que así como el agua y el aceite no
se pueden mezclar, tampoco los dos pactos, como hacían los
judaizantes (Gá
5:1-4).
No es que el nuevo pacto se haya añadido total o parcialmente al
viejo, sino que lo ha sustituido (He
8:13).
Así que, o nos sometemos a la ley, tratando de justificarnos por
nuestras buenas obras, o nos acogemos a la gracia y vivimos por y en
fe.
Gá
5:1-4; Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo
libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. 2 He
aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os
aprovechará Cristo. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se
circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. 4 De Cristo os
desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis
caído.
He
8:13; Al decir:
(en
Jer 31:31-34)
Nuevo pacto, ha dado
por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está
próximo a desaparecer
(cuando
se escribió esta carta a los hebreos ya había desaparecido).
Bendiciones
en el Señor.