INTRODUCCIÓN
En
la primera parte de este estudio me referiré principalmente a la
predilección de Dios por Israel, que es perfectamente compatible con
su amor por toda la humanidad. Desde esta perspectiva haré una serie
de reflexiones sobre diferentes aspectos de la relación de Dios con
su pueblo Israel durante su travesía por el desierto, mostrando su
aplicabilidad a la Iglesia. Y en la segunda parte me centraré más
específicamente en Nm
24:4-9, de
cuyo texto he sacado el título de este estudio.
PRIMERA PARTE
EL
AMOR DE DIOS POR TODA LA HUMANIDAD
A
pesar de la rebeldía de los seres humanos, el Creador nunca dejó de
amarnos ni de compadecerse de nosotros (Jn
3:16).
Por eso envió en propiciación y expiación por nuestros pecados a
Jesucristo al mundo, quien nos redimió, pagando el precio de nuestro
rescate mediante su preciosa sangre en la cruz del Calvario; de
manera que la demanda de justicia y santidad de Dios quedó
satisfecha, reconciliándose así con nosotros. Como todavía nos
ama, sigue esperando pacientemente en la actualidad a que nos
volvamos a Él (Ez
33:11; 2 P 3:9).
Jn
3:16; Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
Ez
33:11; Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no
quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su
camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por
qué moriréis, oh casa de Israel?
2
P 3:9; El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento.
LA
ELECCIÓN DE ISRAEL COMO ESPOSA
Pero
más allá de ese amor en general por toda la humanidad, Dios buscó
y halló un pequeño pueblo al que amó de manera especial,
escogiéndolo de entre todos los pueblos de la tierra para que
tuviera una relación de comunión íntima con Él (Éx
19:4-5).
Esto se concretó al pie del monte Sinaí, cuando Jehová, después
de haber demostrado su amor incondicional hacia Israel, le propuso un
pacto similar al pacto matrimonial entre un hombre y una mujer, para
tomarlo como esposa, a lo cual dio Israel su consentimiento de manera
libre y voluntaria (Éx
19:7-8; Éx 24:3-4,6-8).
Ex
19:4-5; Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé
sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si
diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi
especial tesoro sobre todos los pueblos...
Éx
19:7-8; Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y
expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le
había mandado. 8 Y
todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha
dicho, haremos. Y
Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.
Éx
24:7-8; Y
tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual
dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos. 8
Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He
aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre
todas estas cosas.
En
todo pacto o contrato matrimonial, los esposos se comprometen a
amarse fielmente durante toda su vida, cualesquiera sean las
circunstancias por las hayan de pasar en el futuro. Pues bien, un
pacto semejante fue establecido por Dios con el pueblo de Israel (Ez
16:8; Jer 31:31-32), que
posteriormente se extendió también a la iglesia de Cristo en la
tierra (2
Co 11:2; Ap 19:7; Ap 21:2; Ap 22:17).
Ez
16:8; Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y
he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y
extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te
di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y
fuiste mía.
Jer
31:31-32; He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré
nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como
el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos
invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos,
dice Jehová.
2
Co 11:2; Porque os celo con celo de Dios; pues os
he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen
pura a Cristo.
Ap
22:17 (también Ap
19:7; Ap 21:2); Y
el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.
Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera,
tome del agua de la vida gratuitamente.
INFIDELIDAD
DE ISRAEL VERSUS FIDELIDAD DE DIOS
En
cuanto a Israel, comprobamos en las sagradas escrituras que permitió
que su primer amor se enfriara hasta el punto de dejar de creer en
Jehová y serle infiel (Jer
2:2,32).
Sin embargo Dios aún permanece fiel a su compromiso, a pesar de que
no está obligado, ya que su esposa Israel invalidó el pacto,
prostituyéndose con los falsos dioses paganos de los demás
pueblos (Ez
16:15,32).
Jer
2:2, 32; Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice
Jehová: Me
he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu
desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no
sembrada. 32
...¿Se olvida la
virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se
ha olvidado de mí por innumerables días.
Ez
16:15, 31-32; Pero
confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre,
y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras...
31 Y no fuiste semejante a ramera, en que menospreciaste la paga, 32
sino como
mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos…
Es
tal el amor y la misericordia de Dios para con su pueblo, que a pesar
de ser provocado a ira en incontables ocasiones, continúa llamándolo
pacientemente a que se arrepienta y vuelva a Él para recibirlo con
los brazos abiertos, sanar sus heridas y restaurarlo a su posición
inicial (Jer
3:14,20).
Por tanto, el amor de Dios hacia Israel es incondicional y eterno,
mas no a la inversa. El hijo pródigo tiene que volver en sí y
regresar a la casa del Padre, donde hallará perdón, reconciliación
y restauración (Is
54:5-7; Ez 16:59-60).
Jer
3:14, 20; Convertíos,
hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo… 20 Pero
como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis
contra mí, oh casa de Israel,
dice Jehová.
Is
54:5-7; Porque
tu marido es tu Hacedor;
Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de
Israel; Dios de toda la tierra será llamado. 6 Porque
como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y
como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo.
7 Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes
misericordias.
Ez
16:59-60; Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré
yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para
invalidar el pacto? 60 Antes yo tendré memoria de mi pacto que
concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo
un pacto sempiterno.
LA
TRAVESÍA POR EL DESIERTO
Como
acabamos de ver, en el Sinaí se estableció un pacto, mediante el
cual Dios prometió morar entre el pueblo para guiarlo y protegerlo
de toda amenaza y peligro; en tanto que Israel se comprometió a
seguirlo fielmente hacia su lugar de descanso en la tierra
prometida (Dt
12:10).
Pero como Dios quiso probar la fidelidad de su pueblo, no lo condujo
por un camino de rosas con abundancia de cosas materiales, sino por
un inhóspito desierto, haciéndole pasar grandes penurias (Éx
15:22,25; Dt 8:1-2).
Dt
12:10; Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis
en la tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar; y él os dará
reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros.
Éx
15:22, 25; E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y
salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto
sin hallar agua... 25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró
un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí
les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó...
Dt
8:1-2; Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno
hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis
la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. 2 Y
te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu
Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para
probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de
guardar o no sus mandamientos.
La
travesía de Israel por el desierto hacia su lugar de reposo en la
tierra prometida es aplicable a los cristianos, que como extranjeros
y peregrinos, estamos de paso en la tierra hacia una patria y ciudad
reservadas para nosotros en el cielo (He 11:13-16). El
recorrido que tenemos por delante es arduo; de manera que para
superar los obstáculos que van a dificultar nuestra marcha
necesitamos caminar en fe con Cristo, dejando que su Espíritu nos
guíe y renueve cada día para poder avanzar con paciencia hacia la
meta (He 12:1-2). Mediante el Espíritu Santo
recibiremos consuelo en nuestras aflicciones, ayuda para levantarnos
de nuestras caídas, paz, descanso, etc (Mt 11:28).
En resumen, Cristo es el único y verdadero camino que conduce a la
vida eterna (Jn 14:6).
He
11:13-16; Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber
recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y
saludándolo, y confesando que eran extranjeros y
peregrinos sobre la tierra. 14 Porque los que esto dicen,
claramente dan a entender que buscan una patria; 15 pues si hubiesen
estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían
tiempo de volver. 16 Pero anhelaban una mejor, esto
es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de
ellos; porque les ha preparado una ciudad.
He
12:1-2; Por tanto… despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe...
Mt
11:28; Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar.
Jn
14:6; Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida...
LECCIONES
Y APLICACIONES PRÁCTICAS PARA LA IGLESIA
Del
trato de Dios con Israel podemos extraer, entre otras, una valiosa
lección: Él no impide que sus hijos tengan problemas, pero les
ayuda a resolverlos; no evita que pasen por aflicciones y pruebas,
pero les da fuerza para superarlas (Stg
1:2-3; 1 P 1:6-7; Ap 2:10).
Dios no tienta a nadie para que peque (Stg
1:13-14),
pero sí prueba la fe de sus hijos para que ésta crezca, para que
maduren y aprendan a confiar y esperar pacientemente en Él.
Stg
1:2-3; Hermanos míos, tened
por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que
la prueba de vuestra fe produce paciencia.
1
P 1:6-7; En lo cual vosotros os alegráis, aunque
ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra
fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se
prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado
Jesucristo...
Ap
2:10; No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el
diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis
probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la
muerte, y yo te daré la corona de la vida.
Stg
1:13-14; Cuando
alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque
Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14 sino
que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido.
Otra
lección que deberíamos aprender es que desafiar a Dios no queda
impune, sino que acarrea siempre consecuencias, independientemente de
que luego nos arrepintamos. Pero si rebelarse contra Dios es un
asunto serio, aunque sea de forma ocasional y esporádica, permanecer
en la obstinación es aún mucho peor. Debemos andar siempre en santo
temor, porque el pecado lleva en sí castigo, aun cuando eso no
signifique que dejemos de ser salvos en Cristo. Por eso no deberíamos
tomar a la ligera nuestros pecados, por insignificantes que nos
parezcan. Si éstos no nos incomodan y entristecen, moviéndonos al
arrepentimiento, es señal de que hemos dejado enfriar nuestra
relación con Él, por lo que debemos recapacitar y reaccionar con
urgencia para volver a nuestro primer amor (Ap
2:4-5).
Ap
2:4-5; Pero
tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por
tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras
obras...
Por
otra parte, en nuestra peregrinación caminando
con Dios, tenemos que andar por fe y no por vista, ya que sin fe es
imposible agradarle (He
11:6).
La misma fe que media en la salvación lo hace también en la
santificación, la cual es un proceso a la vez que un estado, puesto
que hemos sido apartados del mundo para estar con y en Cristo. Como
la santificación va de la mano de la fe, para avanzar en aquélla
tiene que aumentar ésta (2
Ts 1:3).
Pero, ¿qué hacer para que nuestra fe vaya en aumento? Aparte de
pedírselo a Dios (Lc
17:5),
tenemos que buscar su presencia para un mayor y más íntimo
conocimiento de Él, incidiendo básicamente en tres aspectos: 1)
escudriñar su Palabra, 2) orar en todo tiempo y lugar, y 3) obedecer
en todo su voluntad.
He
11:6; Pero sin
fe es imposible agradar a Dios...
2
Ts 1:3; Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos,
como es digno, por
cuanto vuestra fe va creciendo,
y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los
demás...
Lc
17:5; Dijeron
los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
Entender
la interacción entre la fe y la obediencia es una cuestión clave,
pues ambas están indisolublemente asociadas; de manera que al
flaquear nuestra fe somos más proclives a desobedecer y a la vez, en
la medida que desobedecemos, nuestra fe se va debilitando. La
travesía de Israel por el desierto hacia la tierra prometida es muy
ilustrativa, pues nos advierte a los actuales creyentes para que no
cometamos sus mismos errores (1 Co 10:1-6,11-12).
1
Co 10:1-6, 11-12; Porque no quiero, hermanos, que
ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos
pasaron el mar; 2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y
en el mar, 3 y todos comieron el mismo alimento espiritual, 4 y
todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca
espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. 5 Pero de los más
de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el
desierto. 6 Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros,
para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.
11 Y
estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los
siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
Otro
aspecto de nuestra relación con Dios, es que en cierto modo ésta no
difiere mucho de la que tenemos con nuestros padres. En general los
padres terrenales disciplinan a sus hijos para hacer de ellos
personas de provecho y capacitarlos para afrontar las situaciones
difíciles que les pueden sobrevenir en la vida. Lo hacen, no para
causarles daño, sino por su bien, porque los aman. Pues eso mismo
hace nuestro Padre celestial con nosotros, con la importante
diferencia de que Él lo hace todo de manera perfecta, sin las
deficiencias y errores de aquéllos.
He
12:5-6, 9-11; ...y habéis ya olvidado la exhortación que como a
hijos se os dirige, diciendo: Hijo
mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando
eres reprendido por él; 6 porque el Señor al que ama, disciplina, y
azota a todo el que recibe por hijo ...9
Por otra parte, tuvimos
a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los
venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los
espíritus, y viviremos? 10
Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a
ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para
que participemos de su santidad. 11 Es verdad que ninguna
disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza;
pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han
sido ejercitados.
En
el trato de Dios con sus hijos también se desarrolla un proceso de
instrucción y aprendizaje similar al de las relaciones humanas.
Pensemos, por ejemplo, en la actividad escolar o en la obtención de
los permisos de conducción de vehículos. Es necesario superar una o
varias pruebas para demostrar que ha habido una preparación adecuada
y que, en definitiva, se poseen los conocimientos y habilidades
imprescindibles para el desempeño de la correspondiente tarea, o
bien para pasar a otro nivel superior de aprendizaje ¿Y qué sucede
cuando no se supera la prueba? Pues que es necesario reincidir en los
mismos contenidos del aprendizaje y pasar de nuevo un examen que
dictamine si estamos o no capacitados para ejercer la profesión o
para continuar avanzando, al objeto de completar la formación.
Pues
justamente eso es lo que le sucedió a Israel en su travesía por el
desierto. Tenían que aprender a caminar por fe, confiando en Jehová,
el cual les había dado numerosas muestras de su poder y
fidelidad (Nm
14:11).
Sin embargo en los momentos de mayor dificultad el pueblo se olvidó
de las maravillas que había presenciado y dejó de creer en Dios y
en sus promesas, provocándolo con constantes quejas y murmuraciones
y deseando regresar a la esclavitud de Egipto. Menos mal que Dios, en
su paciencia y misericordia, contuvo su ira para no destruirlos (Nm
14:11).
Con todo, el hecho de que no aprendieran de sus errores, hizo que
avanzaran lentamente en su camino.
Nm
14:11; ...y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar
este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales
que he hecho en medio de ellos?
Pero
su mayor fracaso consistió en que no superaron la prueba decisiva,
al desobedecer a Jehová cuando les mandó que entraran a tomar
posesión de la tierra prometida. Como consecuencia de ello
estuvieron vagando durante 40 años por el desierto hasta que
murieron todos los adultos que habían salido de Egipto, por lo que
al final sólo alcanzaron la tierra prometida los hijos de los que
fallecieron, junto con Josué, Caleb y sus respectivas familias (Nm
14:29-31).
Claramente hallamos aquí una tremenda lección que es de aplicación
a los creyentes de todos los tiempos.
Nm
14:29-31; En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número
de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba,
los cuales han murmurado contra mí. 30 Vosotros
a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y
juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de
Jefone, y a Josué hijo de Nun. 31 Pero a vuestros niños, de los
cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos
conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
SEGUNDA PARTE
TEXTO
BÁSICO
Nm
21:4-9; Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo,
para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el
camino. 5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué
nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues
no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan
liviano. 6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que
mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7 Entonces el
pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra
Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas
serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. 8 Y Jehová dijo a Moisés:
Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera
que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 9 Y Moisés hizo una
serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna
serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
PARTIDA
DEL MONTE DE HOR Y ENÉSIMA REBELIÓN DE ISRAEL
Durante
su travesía por el desierto, Israel fue mostrando una serie de
actitudes y pautas de conducta que se repitieron cíclicamente, más
o menos en el siguiente orden secuencial: 1) El pueblo inicia un
prometedor camino en el que pronto se encuentra con dificultades y
pruebas. 2) Lo peor de todo es que no sólo se cansa, sino que también
se impacienta y desanima. 3) Eso hace que se olviden de su liberación
de la esclavitud y se produzca en ellos una pérdida de fe. 4) Dicha
incredulidad se revela en su falta de contentamiento, menosprecio de
los bienes recibidos y desagradecimiento. 5) Por consiguiente se
rebelan contra Dios, profiriendo quejas, murmuraciones y protestas a
Moisés, al que acusan de haberlos sacado de Egipto para llevarlos a
morir en el desierto. 6) Entonces son castigados por su
desobediencia. 7) Eso produce en ellos el efecto del arrepentimiento
y petición de clemencia a Dios por medio de Moisés, de manera que
son perdonados y cesa el castigo. 8) Finalmente se someten de nuevo a
Jehová y reanudan una vez más la marcha.
Pues
bien, como podemos observar, en Nm 21:4-9 se
reproduce el proceso que acabo de describir. Así que Israel acepta ponerse de nuevo bajo la sumisión y dependencia de Dios,
partiendo con fe renovada y buena disposición del monte Hor (fase
8), y dando así comienza a un nuevo ciclo.
OLVIDO
E INGRATITUD DE ISRAEL
Como
ya he indicado en el proceso cíclico antes descrito, una de las
cosas que me llama la atención sobre la conducta de Israel en el
desierto, es su desagradecimiento, manifestado en la falta de
contentamiento y en el menosprecio de la provisión y protección
recibida de Dios. La nube que los guiaba de día y la columna de
fuego que les alumbraba y guiaba de noche, se volvieron cosas
rutinarias y dejaron de ser importantes para ellos, a pesar de ser
una poderosa señal del poder, la guía y la protección de Dios (Éx
13:21-22).
Éx
13:21-22; Y
Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para
guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para
alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.
22 Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día,
ni de noche la columna de fuego.
Tampoco
supieron valorar la provisión sobrenatural del maná como un
excelente alimento, ni entendieron que además de servir de alimento
corporal tenía el propósito de enseñarlos a vivir bajo la
dependencia de Dios, ni que esta dependencia incluía también el
alimento espiritual de la Palabra de Dios, la cual debían atesorar
en sus corazones y obedecerla para obtener vida eterna (Dt
8:3).
Dt
8:3; Y te afligió, y te hizo tener hambre, y
te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la
habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el
hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el
hombre.
¿Y
qué decir acerca del hecho milagroso de que su calzado y vestidos se
mantuvieran en buen estado, sin desgastarse ni romperse durante los
40 años que transitaron por parajes desolados? (Dt
8:4; 29:5).
Dt
29:5; Y yo os
he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han
envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre
vuestro pie.
Pero
el desagradecimiento va de la mano del olvido ¿Cómo es posible que
se olvidaran tan fácilmente de las numerosas ocasiones en que Jehová
los había librado milagrosamente de sus enemigos, así como
protegido de toda clase de peligros? (Neh 9:17) Y lo
mismo pasó con su falta de memoria para recordar sus anteriores
transgresiones, que habían provocado duros castigos por parte de
Dios. Pues aunque nos parezca sorprendente, estas cosas que le
sucedieron una y mil veces a Israel, nos siguen pasando a nosotros
hoy, a pesar de estar bien advertidos para no caer en sus mismos
errores.
Neh
9:17; No quisieron oír, ni se acordaron de tus
maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz,
y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su
servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y
piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los
abandonaste.
Precisamente
para que con el paso del tiempo su pueblo no se olvidara de Él, de
sus preceptos, y de las grandes maravillas que hizo en medio de
ellos, Dios les mandó que observaran un conjunto de ritos,
sacrificios y ofrendas, así como celebrar las fiestas solemnes que
Él mismo instituyó. Además también les instó a que guardaran en
sus corazones y repitieran continuamente a sus hijos sus palabras,
atándolas incluso como señal en sus manos y escribiéndolas en los
postes y puertas de sus casas (Dt
6:6-9).
En la actualidad nuestro principal recordatorio, el cual Jesús
estableció para su iglesia, es la comunión fraternal de los
creyentes, al participar del pan y vino en representación del cuerpo
y la sangre del Señor (1
Co 11:23-26).
Dt
6:6-9; Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y
las repetirás a tus hijos,
y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y
al acostarte, y cuando te levantes. 8 Y
las atarás como una señal en tu mano,
y estarán como frontales entre tus ojos; 9 y
las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
1
Co 11:23-26; Porque yo recibí del Señor lo que también os he
enseñado: Que el
Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo
dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que
por vosotros es partido; haced esto en
memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado,
diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced
esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis
esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
VENCER
EL DESÁNIMO CON LA AYUDA DE DIOS
Es
necesario que nos fortalezcamos cada día en el Señor, no sea que
caigamos en el desánimo, como le ocurrió a Israel, y tomemos
decisiones precipitadas que nos hagan errar y sufrir consecuencias no
deseadas. Asimismo es muy recomendable que ante los primeros síntomas
de cansancio y desánimo reaccionemos inmediatamente, pidiéndole al
Señor que nos fortalezca y ayude a vencer el desaliento.
2
Co 4:16-18; Por
tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un
cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando
nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas
que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
He
12:5-7 (Job 5:17; Pr 3:11-12); ...y habéis ya olvidado la
exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo
mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando
eres reprendido por él;
6 porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que
recibe por hijo. 7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a
hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Si
permitimos que el desánimo se apodere de nosotros, nos sentiremos
desdichados y probablemente busquemos culpables fuera de nosotros
mismos, contra los cuales proferiremos quejas y murmuraciones, como
hicieron los israelitas en numerosas ocasiones. Pero si queremos
agradar al Señor tenemos que resistir la tentación de caer en
descalificaciones personales y críticas destructivas. Seamos, pues,
sumamente cuidadosos con lo que decimos, porque las palabras pueden
llegar a ser muy poderosas, y así como pueden ser de gran bendición
para nosotros mismos y los demás, también pueden ser muy
dañinas (Pr
12:17-18; Stg 3:5,9-11).
Pr
12:17-18; El que habla verdad declara justicia; mas
el testigo mentiroso, engaño. 18 Hay hombres cuyas
palabras son como golpes de espada; mas
la lengua de los sabios es medicina.
Stg
3:5, 10-11; Así
también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes
cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño
fuego! ...9
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los
hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10 De
una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto
no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma
abertura agua dulce y amarga?
LA
CORRECCIÓN MEDIANTE EL CASTIGO
En
esta ocasión el castigo de Jehová consistió en enviarles
mortíferas serpientes. Poco importa si las envió expresamente, o en
realidad sólo dejó que salieran de sus escondites, ya que para Dios
retirar su protección, permitiendo que algo malo suceda, es como si
Él enviara directamente el mal, y así se expresa con cierta
frecuencia en la Biblia (ver Jer
33:4-5).
Por tanto, dado que en los desiertos áridos suele haber abundancia
de reptiles venenosos, es probable que esas serpientes ya estuvieran
allí, pero que Dios las mantuviera aletargadas para que resultaran
inocuas y que, al plantarse el pueblo ante Él en actitud desafiante,
excitara su agresividad para que los atacaran e hirieran de muerte.
Jer
33:4-5; Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las
casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá,
derribadas con arietes y con hachas 5 (porque vinieron para pelear
contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a
los cuales herí yo con
mi furor y con mi ira, pues escondí mi
rostro de
esta ciudad a causa de toda su maldad).
No
olvidemos que Dios es misericordioso sin dejar de ser justo, por lo
que cuando es provocado a ira se ve obligado a aplicar su
justicia (Gá
6:7);
pero no lo hace con gozo, sino con dolor (Ez
18:30-32; Jl 2:12-13).
Gá
6:7; No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará.
Ez
18:30-32; Por tanto, yo
os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice
Jehová el Señor.
Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os
será la iniquidad causa de ruina. 31 Echad de vosotros todas
vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón
nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por
qué moriréis, casa de Israel? 32 Porque no quiero la muerte del que
muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.
Jl
2:12-13; Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con
todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13 Rasgad vuestro
corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos
a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo
para la ira y grande en misericordia, y
que se duele del castigo.
LA
SOLUCIÓN A LA MUERTE CAUSADA POR EL PECADO
El
pueblo no escarmentó, sino que se olvidó de los castigos sufridos
en sus anteriores rebeliones, volviendo a provocar a ira a Jehová.
Sólo reconoció su culpa y se arrepintió de su pecado, cuando vio
extenderse la muerte por todo el campamento. Su rebeldía les había
cegado el entendimiento; de manera que no fueron capaces de anticipar
el castigo, pues aunque Dios es clemente y misericordioso, no tiene
por inocente al culpable (Nm
14:18; Ro 6:23).
Hallamos aquí una constatación de que la historia se repite una y
otra vez (Ec
1:9; 3:15).
Nm
14:18 (Nah 1:3); Jehová, tardo para la ira y grande en
misericordia, que
perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá
por inocente al culpable…
Ro
6:23; Porque
la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna
en Cristo Jesús Señor nuestro.
Ec
1:9; ¿Qué
es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo
mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
Es
muy ilustrativo que aun después de que el pueblo se arrepintiera de
su insensatez, Dios no alejara de ellos las serpientes, tal como le
pidieron por medio de Moisés. El Señor a veces no responde a
nuestras oraciones hasta que quitemos de nosotros cosas que estorban
en nuestra relación con Él como, por ejemplo, la falta de perdón a
nuestros semejantes (Mt
6:14-15),
o bien porque lo que le pedimos no es conforme a su voluntad. Sin
embargo otras veces responde favorablemente a nuestras oraciones,
pero no en la línea de lo que le pedimos y esperamos, sino como Él
tiene previsto hacerlo. Expongámosle, pues, a Dios nuestra necesidad
y dejemos que Él obre a su manera, conforme a su soberana voluntad e
infinita sabiduría, sabiendo que quiere lo mejor para sus hijos,
incluso cuando no entendamos sus motivos.
Mt
6:14-15; Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas
si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os
perdonará vuestras ofensas.
Para
impedir que las serpientes continuaran atacando a los hijos de
Israel, Dios podía haberlas expulsado del campamento, matarlas, o
tal vez amansarlas; pero no lo hizo. Así que ellas seguirían allí,
igual de furiosas y mortíferas, por lo que al pueblo le aguardaba
una muerte segura, al no poder librarse de sus venenosas mordeduras.
Pero Dios quiso salvarlos, proveyendo para ellos un eficaz remedio,
un antídoto que debían administrar al ser mordidos, para ser
sanados y librados de la muerte.
¿Acaso
aplicó Dios esta solución para enseñarnos algo? Así es en efecto;
creo que Dios tomó esa medida y no otra, precisamente para
mostrarnos que por nuestra supuesta bondad y buenas obras, jamás
podremos ser salvos, del mismo modo que los israelitas no podían
evitar la presencia de las serpientes ni sus mordeduras, y porque
carecían de un antídoto contra el veneno inoculado, aparte del que
Dios les proveyó por gracia para que, mirando a la serpiente de
bronce fueran sanados y vivieran.
Las
serpientes representan a Satanás con sus huestes del mal, quien nos inyectó en el Edén el veneno mortal del pecado, del que no podemos
librarnos y que actúa en nosotros para perdición. Por tanto, ya que
por nuestra rebeldía hemos dado lugar al diablo (Ef
4:26-27) y
hemos sido inyectados con el veneno del pecado que nos condena
irremisiblemente a la muerte (Ro
5:12),
sólo podemos ser salvos por el inmenso amor y misericordia de Dios,
el cual derramó su gracia sobre nosotros, enviándonos a
Jesucristo (Hch
4:12; 1 Co 15:21-22).
Ef
4:26-27; Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro
enojo, 27 ni
deis lugar al diablo.
Ro
5:12; Por
tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron.
Hch
4:12; Y en
ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo,
dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
1
Co 15:21-22; Porque por cuanto la muerte entró por un hombre,
también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Porque
así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados.
SIMBOLOGÍA
DE LAS SERPIENTES
Las
serpientes equivalen simbólicamente a los demonios, dirigidos por la
serpiente antigua que engañó a Eva en el Edén y sigue engañando
al mundo entero (Gn
3:4-5; Ap 12:9). Satanás,
el diablo, es el padre de la mentira (Jn
8:44),
porque fue el primer mentiroso; de manera que es el mejor
especialista que existe en el arte de engañar. Pero además de ser
el principal mentiroso destaca también como el gran tentador. Como
tal no se cansa de atacarnos en nuestras debilidades que él bien
conoce, recurriendo si le es necesario al engaño (Gn
3:6; 1 Ts 3:5),
para hacernos caer en la tentación.
Gn
3:4-5; Entonces
la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que
el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien
y el mal.
Ap
12:9; Y fue
lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero;
fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
Jn
8:44; Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de
vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el
principio, y
no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando
habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de
mentira.
Gn
3:6; Y vio la
mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los
ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su
fruto, y comió;
y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
1
Ts 3:5; Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié
para informarme de vuestra fe, no
sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo
resultase en vano.
CARACTERÍSTICAS
Y SIGNIFICADO DE LA SERPIENTE DE BRONCE
La
serpiente de bronce, como figura simbólica, reúne una serie de
características que debemos conocer. En
primer lugar representa a Satanás, que tenía el imperio de la
muerte, y a sus huestes demoníacas, ambos derrotadas por Cristo en
la cruz del Calvario (He
2:14). Pero además, mediante su muerte expiatoria
y su resurrección, el Señor triunfó también sobre el pecado y su
consecuencia, que es la muerte (He
4:15; 9:26; 2 Ti 1:10; 1 Co 15:54-57).
He
2:14; Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre,
él también participó de lo mismo, para
destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la
muerte, esto es, al diablo…
He
4:15; Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras debilidades, sino
uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero
sin pecado.
He
9:26; ...pero ahora, en la consumación de los siglos, se
presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado.
2
Ti 1:10; ...pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de
nuestro Salvador Jesucristo, el
cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el
evangelio...
1
Co 15:54-57; Y cuando esto corruptible se haya vestido de
incorrupción, y esto mortal se haya vestido de
inmortalidad, entonces
se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en
victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh
sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el
pecado, y el
poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos
da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
El
asta representa el madero en el que Cristo fue clavado y
levantado (Jn
3:14-15; 12:32-33).
La serpiente sobre el asta nos indica, como hemos visto, la derrota
de Satanás y sus ángeles, que además fueron exhibidos públicamente
en la cruz del Calvario (Col
2:15). Aparte de la serpiente colgada, no hay ninguna otra figura en el asta
para que no contemplemos a un Cristo muerto en la cruz, sino al que
resucitó al tercer día y vive para siempre.
Jn
3:14-15; Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así
es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jn
12:32-33; Y
yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. 33
Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir.
Col
2:15; ...y
despojando a los principados y a las potestades, los
exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz.
Dios hizo por nosotros pecado a Jesús (2 Co 5:21), por lo que sufrió la muerte en nuestro lugar para expiar nuestras culpas, para perdonarnos, redimirnos y librarnos de la muerte eterna. Por eso era imposible que la
muerte retuviera a Jesús por cuanto era justo; pues aunque murió
por el pecado, fue por el de toda la humanidad, ya que Él se mantuvo
puro y sin mancha, no habiendo pecado jamás (Hch
2:24-25,27).
2
Co 5:21; Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado,
para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Hch
2:24-25, 27; ...al
cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era
imposible que fuese retenido por ella.
25 Porque David dice de él… 27 Porque no dejarás mi alma en el
Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
Los
israelitas carecían del remedio, así como de toda ayuda material o
humana capaz de neutralizar el efecto del veneno, que les causaba
irremisiblemente la muerte. Por eso no dudaron en aplicar la solución
que Dios les dio. Sólo tenían que mirar la serpiente colocada en
alto sobre una asta para recibir por gracia la provisión que Dios
enviaba desde del cielo. En sentido figurado equivale a dirigir
nuestra mirada a la cruz para ser limpios de nuestros pecados y
recibir vida eterna en Cristo, el cual descendió a la tierra enviado
por el Padre para traer redención y salvación a todo ser humano que
se arrepiente de sus pecados y cree en Él (Mr
1:14-15; Ro 3:22-24).
Mr
1:14-15; Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea
predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se
ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos,
y creed en el evangelio.
Ro
3:22-24; ...la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,
para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la
redención que es en Cristo Jesús…
Únicamente
podían salvarse de la muerte mirando la serpiente de bronce, pero
para mirarla tenían que creer que recibirían sanidad, porque en
caso contrario no lo harían (en este contexto simbólico sólo se
puede mirar la serpiente o no mirarla; pero no cabe la opción de
mirar por simple curiosidad o cualquier otra actitud que no sea la
fe, sino que ésta se halla implícita en el propio hecho de mirar la
serpiente de bronce).
Otra
característica que representa la serpiente colgada sobre una asta,
es que la provisión de la gracia de Dios es suficiente para salvar a
toda la humanidad a través de los tiempos; o sea, es inagotable (Jn
3:16; Ap 22:17).
La figura de la serpiente de bronce encaja perfectamente con esa
realidad, al estar hecha de un metal resistente, capaz de soportar un
número ilimitado de miradas sin sufrir el más mínimo desgaste o
menoscabo.
Jn
3:16; Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna.
Ap
22:17; ...Y el que
tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida
gratuitamente.
Y
por último, igual que sucede con la administración de la gracia de
Dios, no se aplicaba la sanidad de forma colectiva, sino individual.
Aunque todos podían ser sanados, sólo aquellos que miraran la
serpiente salvarían sus vidas, mientras que los incrédulos que se
negaran a hacerlo morirían. Cada persona en este mundo necesita
arrepentirse y creer en Jesucristo para ser salva de la condenación
eterna; tiene que hacerlo cada uno por sí mismo, no sirve que
alguien lo haga por otra persona. Y lo mismo ocurre con nuestras
responsabilidades, acerca de las cuales un día tendremos que dar
cuenta individualmente a Dios (2
R 14:6; Jer 31:29).
2
R 14:6; ...Jehová mandó diciendo: No
matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres,
sino que cada uno morirá por su propio pecado.
Jer
31:29; En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas
agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, 30 sino
que cada cual morirá por su propia maldad;
los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la
dentera.
Gracias
por acompañarme hasta aquí, estimado lector. Espero y deseo que
esta lectura haya sido de bendición para usted.