4/6/20

El sometimiento a las autoridades y las leyes

INTRODUCCIÓN

La Palabra nos revela en relación con este tema una serie de verdades indiscutibles. Entre ellas está el hecho de que el principio de autoridad emana de Dios; que la misma tiene una estructura jerárquica, en la que Él es la autoridad suprema (1 P 3:21-22; Ap 19:16); que toda persona está bajo autoridad, incluso aquéllas que la ejercen en los diferentes ámbitos (1 P 2:13-14), etc. Por eso, independientemente de que estemos obligados a responder por nuestros actos ante las autoridades terrenales, en última instancia todos, aun los soberanos de las naciones, daremos cuenta un día de lo que hayamos hecho con nuestras vidas delante de Dios.

1 P 3:21-22; ...por la resurrección de Jesucristo, 22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.

Ap 19:16; Y en su vestidura y en su muslo (Jesucristo) tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.

1 P 2:13-14; Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 14 ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.

Pero aunque estos conceptos están claros, su aplicación práctica resulta compleja por las variables y circunstancias que pueden concurrir en cada caso concreto, sumadas al hecho de que a los seres humanos, cuya naturaleza está corrompida por el pecado, nos cuesta obedecer (Tit 3:1).

Tit 3:1; Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.

A continuación iremos reflexionando con más detalle y en profundidad sobre la sujeción a las autoridades y el acatamiento de las leyes.

TEXTO BÁSICO

Usaré el siguiente texto como punto de partida.

Ro 13:1-7; Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

De estos versículos podemos extraer, entre otras, las siguientes conclusiones:

1. En toda sociedad, además de haber autoridades en distintos ámbitos a las que se deben sujetar determinados grupos de personas, hay también una estructura jerárquica encabezada por una autoridad superior que está por encima de todas las demás y del conjunto de la población (rey, presidente, etc). Pues bien, aun esa autoridad terrenal superior debe someterse a la autoridad de Dios.

2. El principio de autoridad emana de Dios, de manera que es Él quien ha establecido las autoridades. Por consiguiente, quienes se oponen a ellas resisten a Dios.

3. Dios ha puesto las autoridades como sus servidores para nuestro bien; para proteger la convivencia, la justicia y la paz; para defender a los que hacen el bien y castigar a los infractores que causan perjuicios al conjunto de la ciudadanía.

4. Precisamente porque las autoridades han sido establecidas por Dios, tenemos que respetarlas y honrarlas.

5. Debemos hacer el bien, no tanto por temor al castigo sino por convicción, porque es lo correcto. Además sirviendo a los hombres servimos también a Dios.

6. Al pagar los impuestos y tributos que por ley nos corresponda, obedecemos a las autoridades, damos buen testimonio, contribuimos al bien común y lo más importante de todo, hacemos la voluntad Dios.

LA INTERRELACIÓN ENTRE LAS AUTORIDADES Y LAS LEYES

Para una sana convivencia, igual de imprescindibles que las autoridades son las leyes. Ambas son interdependientes, de modo que no pueden funcionar unas al margen de las otras; pero son las leyes las que legitiman a las autoridades y no a la inversa. Aparte de servir para regular las relaciones humanas, las leyes pueden limitar el poder de actuación de las autoridades o favorecer la tiranía, dependiendo de los principios morales que las inspiren. Por otra parte, así como las autoridades actúan en distintos ámbitos y existen diferentes rangos, también se elaboran leyes para distintas esferas de actividad, que están jerárquicamente relacionadas entre sí en muchos casos. Mención aparte merecen las leyes de Dios, que son de un nivel superior a las de los hombres.

AUTORIDADES Y LEYES CORROMPIDAS POR EL PECADO

En muchas épocas y lugares a lo largo de la historia, ha habido innumerables casos de autoridades corruptas y de leyes injustas. Las autoridades pueden manifestar su corrupción de varias maneras, como puede ser: 1) Aprobando leyes que atenten contra la dignidad del ser humano, contra la justicia, el orden natural, o los mandamientos de Dios. 2) Incumpliendo, o permitiendo que otros incumplan las leyes. 3) Pervirtiendo el derecho, al incurrir en prevaricación, cohecho, malversación, soborno, mentiras, falso testimonio, etc. 4) Haciendo un uso arbitrario y abusivo del poder que les confiere su posición de autoridad.

En relación con esta cuestión, las siguientes porciones del profeta Isaías describen la desoladora realidad por la que estaba atravesando Israel a causa de su alejamiento y rebelión contra Dios.

Is 5:20; ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!

Is 59:14-15; Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 15 Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho.

Pero además los anteriores versículos evocan de forma tácita o expresa la época en que la segunda venida de Cristo está a punto de suceder (Mt 24:12); un periodo de tiempo en el que la maldad se multiplicará y la mentira campará a sus anchas. En el tiempo presente cualquier observador atento y reflexivo puede comprobar cómo gran parte de la información que, según la versión oficial de los hechos, es comunicada a la población, está adulterada por la mentira (2 Ti 3:12-13). De manera que ésta se ha generalizado y oficializado, traspasando el ámbito particular de los individuos y corrompiendo a gran parte de los poderes públicos, que ahora son los principales generadores y transmisores de la mentira. Por esta y otras señales estoy convencido de que la venida del Señor ya está a la puerta.

Mt 24:12; ...y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

2 Ti 3:12-13; Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.

En semejantes circunstancias no es fácil sujetarse a las autoridades y las leyes, pero aun así tenemos que poner el máximo empeño en hacerlo, especialmente aquéllos que nos hemos comprometido en seguir a Cristo, si es que queremos dar buen testimonio de nuestra fe, haciendo la voluntad de Dios agradable y perfecta.

UN SANO EJERCICIO DE LA AUTORIDAD EXIGE CONTRAPARTIDAS

Col 3:18-22; 4:1; (también Ef 6:1-9); Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. 19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. 20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. 21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. 22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios… Col 4:1; Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.

Vemos en la porción anterior que Dios demanda un equilibrio entre el proceder de los que ejercen la autoridad y el de los que deben someterse a ella. En cualquier esfera de actividad el desempeño de la autoridad se ha de realizar de manera justa y responsable, porque eso es lo que quiere nuestro Amo celestial. Así que las autoridades no sólo son servidas, sino que en cierto sentido también prestan un servicio a Dios y a la sociedad (He 13:17).

He 13:17; Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

Es primordial que las autoridades sean de buen ejemplo, especialmente en el plano espiritual (Mt 23:1-4). Así no serán causa de tropiezo a sus subordinados, facilitarán la obediencia y contribuirán a la armonía y la paz.

Mt 23:1-4; Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.

HAY QUE OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES

Hch 5:27-29 (también Hch 4:18-19); Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, 28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. 29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

En este mundo, que está dominado por el príncipe de las tinieblas, aunque bajo el control y los límites establecidos por Dios, no es de extrañar que existan conflictos entre las leyes de Dios y las de los hombres. Pues bien, en el caso de que ambas se contradigan, es a Dios a quien tenemos que obedecer, aun cuando eso conlleve consecuencias negativas para nosotros en el orden material. Precisamente por dicha causa innumerables creyentes en Cristo a lo largo de la historia han preferido morir antes que renunciar a su fe y desobedecer a Dios. Así que las leyes de Dios fijan unos límites a las leyes humanas que nadie debería traspasar.

CONCESIONES POR AMOR Y EN FAVOR DE LA PAZ

Mt 5:38-41; Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; 41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.

En la porción anterior observamos que Jesús cambia la perspectiva sobre la reacción que deben tener sus discípulos ante las ofensas y daños que le pueda causar su prójimo, pasando de un tipo de respuesta sustentado por la ley, a otro basado en el amor.

No creo que en Mt 5:38-41 Jesús esté negando el derecho legítimo de toda persona a defenderse a sí misma, su familia y sus bienes (1 Co 10:23-24); o que no pueda reclamar ante las autoridades la reparación de las injusticias de las que hayan sido víctimas. Más bien creo que, sin entrar a considerar ese derecho, el Señor nos llama a un mayor grado de perfección, a un nivel superior al estrictamente legal, imitando la bondad y misericordia de nuestro Padre celestial (Mt 5:43-48), así como el ejemplo del mismo Jesús (Fil 2:5-8). Lo que en ningún caso debemos hacer es vengarnos, tomando la justicia por nuestra mano (Ro 12:19). Que sean las autoridades las que apliquen el castigo que corresponda en cada caso, o bien dejemos que sea Dios quien defienda nuestra causa.

1 Co 10:23-24; Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.

Mt 5:43-48 (también Ro 12:14-21); Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Fil 2:5-8; Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Ro 12:19; No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

¿RENUNCIAMOS, PUES, A NUESTROS DERECHOS O LOS RECLAMAMOS?

Ciertamente si somos capaces de ceder ante las pretensiones injustas y las ofensas de otras personas, evitaremos contiendas y con dicha actitud les transmitiremos un mensaje de paz y amor, por lo que Dios nos recompensará. Pero eso no significa que no podamos defendernos apelando a nuestros derechos, o que al hacerlo pequemos delante de Dios. En Hch 22:25-26, así como en otros textos bíblicos, tenemos un claro ejemplo de ello.

Hch 22:25-26; Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano.

Por tanto, si queremos obtener una visión equilibrada sobre este particular debemos considerar las anteriores enseñanzas de Jesús conjuntamente con la impecable conducta de Pablo ante las autoridades romanas.

INVOCACIÓN DE LEYES EN DEFENSA DE ABUSOS DE AUTORIDAD

Hch 16:37-39; Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. 38 Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos. 39 Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad.

Hch 23:2-5; El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. 3 Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? 4 Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? 5 Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.

En los dos textos anteriores vemos otra vez que Pablo apela a la ley en contra de la actuación abusiva de las autoridades, algo que por supuesto debe hacerse de manera respetuosa. La conclusión que sacamos de estos ejemplos es obvia: tenemos que obedecer a las autoridades dentro de ciertos límites, ya que no estamos obligados a cumplir órdenes que vulneren nuestros derechos legalmente establecidos. Por otra parte, si somos cristianos no podemos participar en actividades legalmente prohibidas, aunque nos lo mande la autoridad para la que trabajamos. Tampoco debemos obedecer a las autoridades si nos mandan hacer algo que atente contra los mandamientos de Dios, como podría ser mentir, estafar, etc. Sin embargo, no hay ningún impedimento para que de manera libre y voluntaria atendamos la petición de una autoridad, aunque no estemos obligados reglamentariamente a hacerlo; eso siempre que lo que nos pidan no sea algo malo, como es natural.

LAS AUTORIDADES EXISTENTES HAN SIDO ESTABLECIDAS POR DIOS

El título de este apartado corresponde a una verdad declarada en Ro 13:1, tal como he expuesto anteriormente. Pero, ¿qué conlleva realmente esta afirmación?

Para poder explicar satisfactoriamente la Palabra, es necesario que nos despojemos del pensamiento mágico infantil que haya podido sobrevivir en nosotros; o sea, es necesario que seamos maduros en nuestro modo de pensar (1 Co 14:20). Tratando de seguir esta recomendación de Pablo, entiendo que es Dios quien establece las autoridades en cada nación de una manera genérica. Pero eso no quiere decir que ponga en sus cargos a las personas concretas con nombres y apellidos, salvo en casos excepcionales, como ocurrió con el rey persa Ciro (Is 44:28; 45:1; Esd 1:1-2).

1 Co 14:20; Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.

Is 44:28; ...que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.

Is 45:1; Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha

Esd 1:1-2 (también 2 Cr 36:20-23); En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: 2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá.

¿Por qué digo esto? Porque es obvio que las personas que ocupan puestos de autoridad, o bien son nombradas en base a determinados criterios por otras personas, o bien son elegidas mediante algún procedimiento electoral. Así es como sucede normalmente, al menos en lo que se refiere al orden material, porque en el espiritual es Dios mismo quien da los dones y designa las personas llamadas a desempeñar las distintas responsabilidades en la Iglesia (Hch 13:2; Ef 4:11).

Hch 13:2; Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

Ef 4:11; Y él mismo (el Señor) constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros

Quiero destacar que el principio de autoridad, que procede de Dios, es invariable a través del tiempo, y es válido para cualquier país o sociedad, independientemente del sistema político que tengan. Quizá nos sea más fácil obedecer en una democracia que en una dictadura, o a una autoridad flexible y participativa más que a otra que usa métodos autoritarios; pero Dios nos manda sujetarnos a todas ellas, con las limitaciones que he expuesto en el apartado anterior.

LA RESPONSABILIDAD DEL CRISTIANO ANTE UNAS ELECCIONES

Las personas somos responsables de nuestros actos en general; eso incluye la decisión de participar o no en una elecciones y, en caso de hacerlo, a quiénes apoyamos con nuestro voto. Si somos seguidores de Cristo, nuestras decisiones deben estar guiadas más por nuestras creencias y valores que por nuestros intereses materiales.

Como todos los candidatos son humanos y, por tanto, imperfectos, es prácticamente imposible que ninguno de ellos cumpla todos los requisitos que a cada uno de nosotros nos gustaría. Por eso, igual que en otros ámbitos de nuestras vidas, es necesario fijar prioridades en las que basar nuestra elección.

Por ejemplo, es más tolerable que alguien nos mienta ocasionalmente una vez, o sobre un asunto de escasa importancia, a que lo haga de forma habitual y en temas de mucha trascendencia. La casuística puede ser variada: supongamos que entre las distintas candidaturas tenemos un partido político con ideas coherentes, buenas propuestas y sin casos de corrupción, pero sin experiencia de gobierno; y como alternativa hay otro partido de similar ideología y propuestas, pero que cuando gobernó el país incumplió sus promesas, mintió, robó y se prodigó en casos de corrupción. ¿A cuál de los dos votar? La respuesta la dejo para Ud. Otra pregunta que en un momento dado podría surgir es: ¿Hay alguna candidatura por la que valga la pena apostar, o ninguna de ellas me convence ni lo más mínimo? Dicho de otra manera: ¿Votaré, o me abstendré de votar?

Al margen de lo que acabo de decir, considero especialmente preocupante la actitud indolente de muchas personas supuestamente cristianas, al dar su voto a partidos que defienden propuestas absolutamente incompatibles con los mandamientos de Dios. La maldad del ser humano ha llegado hasta tal punto, que desde las mismas instituciones públicas se promueven conductas aberrantes en contra de la naturaleza de las cosas creadas y ordenadas por Dios, tales como el aborto, la ideología de género, la exaltación del feminismo, la degradación del matrimonio y la familia, etc. Pero también debería hacernos pensar si es correcto, por ejemplo, apoyar al gobierno de un país que envía su ejército a la guerra contra otro por motivos espurios, sin haber sido agredidos ni suponer la nación que atacamos una amenaza para nadie.

Sin duda es sumamente grave que alguien que declare ser cristiano dé su apoyo a un partido que defienda cualquiera de estas cosas. No nos convirtamos, pues, en sus cómplices y colaboradores premiándolos con nuestros votos, no sea que la sangre inocente de millones de niños asesinados antes de nacer, o de las personas matadas injustamente en las guerras, clamen contra nosotros en juicio delante de Dios.

Sin más, reciba un afectuoso saludo y que el Señor lo bendiga.

1 comentario:

  1. Esclarecedor estudio sobre el sometimiento a las autoridades y las leyes, con una advertencia final a no colaborar en modo alguno con los inicuos en sus escalofriantes desafíos a los mandamientos y leyes de Dios.

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