14/5/25

Los perros

 

INTRODUCCIÓN

El calificativo de perro que la Biblia atribuye a cierto tipo de personas ha despertado mi curiosidad desde hace bastante tiempo. El significado metafórico de esta palabra es un enigma que aún no he conseguido desvelar por completo. No obstante analizaré en este corto estudio los distintos usos de dicho vocablo, con el objetivo de adquirir una mayor comprensión acerca del mismo.

Antes de entrar en materia debo decir que para tratar de responder a qué se refiere esta palabra, es indispensable contemplar los diferentes contextos en los que la misma aparece en las escrituras, con el fin de poder discernir sus diferentes significados.

EL PERRO Y EL CERDO COMO SÍMBOLOS DE LA INMUNDICIA

De entre los animales inmundos, los perros y los cerdos son los más usados en la Biblia para representar la inmundicia. A éstos les siguen probablemente las águilas o buitres y otras aves inmundas, que son convocadas por Dios a un festín de carne, cada vez que su ira se derrama en batalla sobre sus enemigos.

Parece lógico que Dios haya escogido al perro como el principal símbolo de la inmundicia por dos razones: 1) Eran vistos por los hombres como animales asquerosos, que hurgan en la basura, que comen carne cruda o en descomposición, que lamen su propio vómito, que comen excrementos de personas, que se revuelcan en las heces o en los cadáveres de otros animales, etc. 2) A diferencia de las bestias salvajes, conviven a diario con los seres humanos, lo que implica un alto riesgo de contaminación y contagio de enfermedades.

Con respecto al segundo punto hay que tener en cuenta que, según la ley, la persona que tocaba un animal inmundo se volvía inmunda y tenía que purificarse. Por consiguiente la relación que había en Israel entre hombres y perros era más distante, más utilitaria y menos afectiva que en la actualidad. Ahora se han convertido en mascotas a las que tratamos casi como si fueran personas para no sentirnos solos; para tener una compañía fiel en la que podamos confiar; para dar y recibir el cariño que no hallamos en las personas; para reemplazar con un sucedáneo nuestro deseo frustrado de posesión, control y dominio sobre otros; etc...

En los siguientes versículos vemos que diversas conductas pecaminosas de los hombres son comparables a la inmundicia que representan el perro y el cerdo, o a alguno de sus repugnantes actos. Este es el caso de los que persisten en su necedad (Pr 26:11), de los que habiendo conocido el camino de la justicia se apartan del Señor (2 P 2:21-22), o de los que andan en rebeldía contra Dios y luego tratan de justificarse mediante la presentación de sacrificios y ofrendas (Is 66:3-4).

Pr 26:11; Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad.

2 P 2:21-22; Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. 22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Is 66:3-4; El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, 4 también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada.

PERSONAS IRRELEVANTES Y DESPRECIABLES COMO LOS PERROS

En los dos libros de Samuel se hacen varias comparaciones de determinadas personas con perros muertos (1 S 24:14). Esta expresión es una hipérbole para resaltar la pequeñez y nula importancia de estas personas, su indignidad, y el rechazo que sufren. Aquí a la inmundicia propia de un perro se le suma la mayor inmundicia de todas, que es la muerte, tal como podemos ver en el capítulo 19 de Números. Por eso es difícil imaginar algo más humillante para una persona que ser considerada por otros o por sí misma un perro muerto.

1 S 24:14 (también 2 S 9:8; 2 S 16:9); ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?

Las siguientes citas bíblicas inciden en la pésima valoración que reciben ciertas personas a las que se las compara con los perros. Así, los padres de los jóvenes que se burlaban de Job cuando éste había caído en desgracia, ni siquiera eran dignos de mezclarse con los perros de su rebaño (Job 30:1); el mendigo Lázaro, por si no tuviera bastante con que no se le permitiera saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico, aun los perros venían y le lamían sus llagas (Lc 16:20-21). En cuanto a Ec 9:4, Salomón expresa el sentir general de los hombres debajo del sol, que se aferran a esta vida terrenal hasta el punto de que para ellos es preferible vivir miserablemente como los perros, a morir entre los grandes de la tierra con grandes honores.

Job 30:1; Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo, a cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado.

Lc 16:20-21; Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.

Ec 9:4; Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.

Pero a pesar de tanto sentido peyorativo, menospreciarse uno a sí mismo como a un perro, puede tener su lado positivo cuando expresamos humildad (2 S 9:8; Mr 7:27-29), o nos arrepentimos de nuestros pecados ante Dios.

2 S 9:8; Y él (Mefi-boset) inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?

Mr 7:27-29 (también Mt 15:24-28); Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. 28 Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. 29 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.

MORIR DEVORADO POR PERROS ES UNA VILEZA Y UNA DESHONRA

Ser comidos por perros o aves inmundas es un castigo que Dios aplicó en diversas ocasiones a reyes que se excedieron sobremanera en su impiedad, arrastrando al pecado a su pueblo Israel. Tal fue el caso de Jeroboam (2 R 9:10), Baasa (1 R 16:4) y Acab, junto con su mujer Jezabel (1 R 21:23-24).

1 R 14:11: El que muera de los de Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho.

1 R 16:4; El que de Baasa fuere muerto en la ciudad, lo comerán los perros; y el que de él fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.

1 R 21:23-24 (también 2 R 9:10); De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel. 24 El que de Acab fuere muerto en la ciudad, los perros lo comerán, y el que fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.

Ahora bien, siempre hubo y habrá muertes crueles; pero ser comido por perros, aves o cualquier otra alimaña, añade a la crueldad el deshonor de ser profanados los cuerpos de las personas por bestias inmundas. Este castigo de Dios no se limitó a los depravados personajes que he mencionado; también fue anunciado por Jeremías a los rebeldes de Judá, antes de que Jerusalén fuera destruida (Jer 15:1,3). Asimismo, cuando llegue el día de la venganza de Dios sobre sus enemigos, los perros comerán la carne y lamerán la sangre de ellos (Sal 68:21,23).

Jer 15:1,3; Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan… 3 Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice Jehová: espada para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra para devorar y destruir.

Sal 68:21,23; Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que camina en sus pecados... 23 Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos, y de ella la lengua de tus perros.

Por otra parte, estas muertes horrendas generalmente conllevan que los pedazos que quedan de los cadáveres no se recojan para ser enterrados, haciendo aún más triste el duelo de sus seres queridos. Depositar los restos de los fallecidos en un lugar conocido que ayude a recordarlos, era muy importante para los israelitas, porque servía para apaciguar y consolar sus almas afligidas. Esto se puede apreciar en 1 S 31:11-13 y 2 S 2:4-5.

1 S 31:11-13; Mas oyendo los de Jabes de Galaad esto que los filisteos hicieron a Saúl, 12 todos los hombres valientes se levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán; y viniendo a Jabes, los quemaron allí. 13 Y tomando sus huesos, los sepultaron debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron siete días.

2 S 2:4-5; ...Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron a Saúl. 5 Entonces envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor, con Saúl, dándole sepultura.

El temor reverente a Dios por parte de su pueblo hacía que ni aun con sus enemigos se rebasaran ciertos límites (Dt 21:22-23). De ahí que al ponerse el sol Josué mandara descolgar del madero y sepultar bajo piedras al rey de Hai (Jos 8:29), así como a los cinco reyes de los amorreos que habían sido derrotados (Jos 10:26-27).

Dt 21:22-23; Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, 23 no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.

LOS INICUOS SON COMO PERROS RABIOSOS

Satanás ha usado desde tiempos inmemoriales tanto a autoridades como a personas particulares para atacar al pueblo de Dios. A veces tratan de causarle daño con artimañas, y en otras ocasiones recurriendo a la violencia. Cuando persiguen y acosan a los hijos de Dios, se asemejan a una jauría de perros dispuestos a despedazar y devorar, infundiendo auténtico pánico. Dado que es difícil tanto escapar como enfrentarse a un enemigo tan poderoso, la única opción que le queda a los que temen a Dios es pedirle a éste el oportuno socorro (Sal 22:16,19-20).

Sal 22:16,19-20; Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies... 19 Mas tú, Jehová, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. 20 Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida.

David, tras pedir a Dios protección contra los que envió Saúl para rodear su casa y matarlo, vio proféticamente el complot de las naciones descrito en el Salmo 2. Y en ese contexto describe a los enemigos del pueblo de Dios como perros que, como ya hicieron en el pasado, volverán de nuevo a rodear la ciudad con amenazantes ladridos (Sal 59:6-7). Entonces el pueblo, por boca de David, clama a Dios, y éste le infunde a su pueblo tal paz y seguridad, que ya no le preocupa que sus enemigos vuelvan, cual feroces perros ladradores, a rodear la ciudad (Sal 59:14-15).

Sal 59:6-7,14-15; Volverán a la tarde, ladrarán como perros, y rodearán la ciudad. 7 He aquí proferirán con su boca; espadas hay en sus labios… 14 Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros, y rodeen la ciudad. 15 Anden ellos errantes para hallar qué comer; y si no se sacian, pasen la noche quejándose.

Concluyo este apartado con Mt 7:6. ¿Qué significa para los discípulos de Jesús no dar lo santo a los perros, ni echar sus perlas delante de los cerdos? Lo santo o cosas santas, así como las perlas o cosas preciosas, son un concepto genérico cuyo significado es un tanto impreciso. No obstante, podemos incluir el evangelio entre las cosas santas y preciosas que atesoramos los discípulos de Cristo. Entonces, si cada vez que le predicamos el evangelio a determinadas personas, observamos que éstas reaccionan impíamente y con gran agresividad, debemos dejar de hablarles, no sea que entren en cólera y nos agredan, o preparen una persecución para destruirnos.

Mt 7:6; No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

ATALAYAS CONVERTIDOS EN PERROS MUDOS, DORMILONES Y COMILONES

Dios describe por boca de Isaías a los dirigentes de su pueblo como unos seres egoístas que sólo buscaban su propio provecho y que, en vez de arrepentirse y llamar al arrepentimiento, propiciaron que la nación caminara hacia el precipicio hasta ser destruidos y expulsados de su tierra. Si los centinelas hubieran actuado como hacen normalmente los perros, habrían detectado el peligro y habrían ladrado para avisar; pero lamentablemente se comportaron como unos perros inútiles, que estuvieron mudos, adormilados y comiendo de manera insaciable (Is 56:10-11).

Is 56:10-11; Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. 11 Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.

OTRAS REFERENCIAS A LOS PERROS DE DUDOSO SIGNIFICADO

Hay unos pocos versículos en el Nuevo Testamento, en los que a ciertas personas se las llama perros. Sabemos por Ap 22:14-15 que dichos perros, junto con otros pecadores que no hayan lavado sus ropas en la sangre del Cordero, no entrarán por las puertas de la Nueva Jerusalén. Sin embargo de aquí soy incapaz de extraer ninguna conclusión sobre el significado de este término, por lo que continuaré con mi reflexión.

Ap 22:14-15 (ver 1 Co 6:9-10); Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. 15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

En Fil 3:2-3 se nos exhorta por medio de Pablo a que nos guardemos de los perros. A diferencia del texto anterior, por su contexto es probable que los perros sean los que viven a expensas del rebaño sin cuidar de él. Es el caso de los meros asalariados, que cuando ven venir el lobo huyen y dejan las ovejas a merced del mismo (Jn 10:11-13). No se trataría tanto de vivir del evangelio (1 Co 9:13-14), sino de esquilmar a las ovejas. La porción de 2 Co 11:13-14,20 apunta también a esto.

Fil 3:2-3; Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. 3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

Jn 10:11-13; Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

1 Co 9:13-14; ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

2 Co 11:13-14,20; Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz… 20 Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da bofetadas.

He dejado para el final Dt 23:17-18, porque creo que puede arrojar alguna luz sobre el significado metafórico de los perros que hallamos en varios pasajes de la Biblia.

Dt 23:17-18; No haya ramera de entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel. 18 No traerás la paga de una ramera ni el precio de un perro a la casa de Jehová tu Dios por ningún voto; porque abominación es a Jehová tu Dios tanto lo uno como lo otro.

En este mensaje combinado de dos versículos está claro que el precio de un perro es el pago en dinero o especie de un sodomita en cumplimiento de un voto. Si bien la sodomía u homosexualidad es abominable a Dios tal como se indica tanto en este como en otros textos, aquí se está refiriendo de modo específico a varones que se prostituyen a cambio de tener sexo con otros hombres. Pero, dado que la paga de una ramera y el precio de un perro son abominaciones que aparecen juntas en la misma frase, el énfasis está puesto en rechazar cualquier pago de voto que provenga de la prostitución, tanto femenina como masculina.

Ahora bien, creo que la paga obtenida de la prostitución en sentido estricto, se puede extrapolar y abarcar a toda clase de sacrificios, ofrendas y pagos provenientes de actividades ilícitas, que son contrarias a las leyes y mandamientos de Dios. Es más, creo que este principio se extiende a la prostitución espiritual. De manera que todos aquellos que se rebelan contra el Altísimo y van en pos de otros dioses, no deben al mismo tiempo tratar de justificarse mediante sacrificios personales, ritos, o aportación de bienes o dinero; y por otro lado, tampoco la Iglesia de Cristo debe aceptar tales donaciones, pues el fin no puede justificar los medios.

Por último y siguiendo esta misma línea, creo que los perros también pueden referirse en sentido figurado a los que a cambio de determinados beneficios personales se venden al mejor postor. Aun sabiendo que sus amos son malvados, no les importa ejecutar sus órdenes injustas e inmorales, por mucho dolor que causen a personas inocentes. Como perros que son, se someten ciegamente a sus tiránicos amos, y no dudan en atacar con saña y devorar a los que deberían tratar como hermanos.

Hasta aquí mis reflexiones. Gracias por seguirme en este estudio, queridos hermanos. Gocémonos, porque ya hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.

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