INTRODUCCIÓN
El presente estudio está estrechamente relacionado con otro mío anterior, al cual éste complementa, titulado “Dios no hace acepción de personas”. Para que no alberguemos ni la más mínima duda acerca de la imparcialidad de la justicia de Dios, presento el siguiente versículo, claro y diáfano como el cristal (Dt 24:16).
Dt 24:16; Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.
LA PERPETUACIÓN DE ESTA FALSA CREENCIA
No obstante, a pesar de esta declaración inconfundible de Dios, incontables oidores y lectores de su Palabra, desde tiempos ancestrales hasta la actualidad, siguen creyendo erróneamente que los hijos heredan el castigo por los pecados que cometieron sus padres, como podemos comprobar en Jn 9:1-3.
Jn 9:1-3; Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
APARICIÓN DE OTRA FALSA CREENCIA ASOCIADA
Pero no satisfechos con dicho prejuicio erróneo, en la porción anterior de Juan observamos que aun los propios discípulos de Jesús añadían a ese error otro que estaba bastante arraigado entre el pueblo: que la enfermedad o incapacidad física eran un efecto y a la vez una señal de haber pecado (ya sea el propio paciente o sus padres), motivo por el cual el ciego estaba padeciendo el correspondiente castigo. En realidad preguntar si la causa de la ceguera de este hombre era su propio pecado no tiene sentido, porque ya había nacido ciego y nadie puede pecar antes de nacer. El caso es que estas dos falsas creencias entrelazadas fueron claramente rechazadas por Jesús en distintas ocasiones, como ocurre por ejemplo en Lc 13:1-5.
Lc 13:1-5; En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. 2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? 3 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? 5 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
LA PRINCIPAL RECOMPENSA Y CASTIGO SE OBTIENEN TRAS LA MUERTE
Como hemos podido comprobar, siempre ha habido personas que sólo piensan a corto plazo, sin apenas preocuparse por su destino eterno. Por eso creen que tanto los impíos como los temerosos de Dios reciben su merecido ya en esta vida. De ahí que asocien la felicidad, la prosperidad material y todas las bendiciones recibidas en sus vidas con la obediencia y fidelidad a Dios; mientras que por el contrario vinculan la infelicidad, sufrimiento, pobreza material y toda clase de calamidades, a las maldiciones recibidas por desobedecer a Dios.
Sin embargo, lo cierto es que en nuestro peregrinaje por este mundo todos hemos de padecer aflicciones, así como rechazo y persecución por causa de Cristo; todo ello en medio de una constante y encarnizada guerra espiritual de la que sólo podemos salir victoriosos con la ayuda del Señor, quien también nos regala tiempos de refrigerio. Por tanto, sin menospreciar las bendiciones de Dios aquí y ahora, nuestra principal recompensa está en los cielos, y el perfecto y total cumplimiento de sus promesas lo veremos cuando ascendamos con el Señor en gloria (Sal 73:2-3,16-17). ¡Bendito sea por los siglos de los siglos!
Sal 73:2-3,16-17; En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. 3 Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos… 16 Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, 17 hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos.
Otro tanto ocurre con el castigo divino. Dios podría castigarnos de inmediato, como fulminados por un rayo, cuando ofendemos su santidad. Y en ocasiones lo hizo con ciertas personas o pueblos cuando su maldad llegó al colmo (Hch 12:21-23; Gn 19:12-13,24-25; y otros), para que sirva de escarmiento y advertencia a otros; pero normalmente Dios difiere el castigo a los individuos hasta después de su muerte, porque es tardo para la ira y grande en misericordia (Nah 1:3; 2 P 3:9).
Hch 12:21-23; Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. 22 Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! 23 Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
Gn 19:13,24-25; ...porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo… 24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; 25 y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.
Nah 1:3; ...Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable.
2 P 3:9; El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
MANIFESTACIONES DE ESTAS CREENCIAS ERRÓNEAS
La Biblia nos revela la existencia de estas falsas creencias desde muy temprano (Job 15:20-21); sin embargo también podemos comprobar en la misma que no eran universalmente aceptadas (Job 21:7,13). Resumiendo, las creencias a las que me he estado refiriendo estaban bastante arraigadas y extendidas, pero al mismo tiempo eran rechazadas por muchos.
Job 15:20-21; (palabras de Elifaz) Todos sus días, el impío es atormentado de dolor, y el número de sus años está escondido para el violento. 21 Estruendos espantosos hay en sus oídos; en la prosperidad el asolador vendrá sobre él.
Job 21:7,13; (contestación de Job) ¿Por qué viven los impíos, y se envejecen, y aun crecen en riquezas?… 13 Pasan sus días en prosperidad, y en paz descienden al Seol.
Lo mismo sigue ocurriendo en la actualidad, pues estas falsas y viejas doctrinas lejos de extinguirse han cobrado un nuevo auge con la teología de la prosperidad, las maldiciones generacionales, la confesión positiva, etc. Los seguidores de estas falsas enseñanzas anhelan las bendiciones y prosperidad materiales por encima de las espirituales (Ef 1:3; 3 Jn 1:1-2), olvidando así el mandato de Jesús en Mt 6:33.
Ef 1:3; Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo...
3 Jn 1:1-2; El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. 2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Mt 6:25,32-33; Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?… 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
ORIGEN POSIBLE DE ESTAS FALSAS CREENCIAS
Probablemente surgieron de una mala interpretación de ciertos pasajes bíblicos que luego trataron de corroborar con la experiencia mediante una observación parcial y sesgada de los hechos. En ese sentido, los numerosos casos de personajes que Dios bendijo con abundancia de bienes para premiar su fidelidad (pensemos en los patriarcas de Israel, José, Mardoqueo, Daniel, etc), llevaron a muchos a lo largo de la historia a creer que las penurias y desgracias que padecía la gente eran causadas por su desobediencia a Dios.
Pero lo cierto es que al observar la realidad con otros enfoques, esa supuesta relación de causa-efecto se viene abajo, porque ni todos los que han sido fieles a Dios a través de la historia han obtenido prosperidad material, ni todos los impíos han sido castigados con pobreza en esta vida, sino que en general Dios ha hecho salir el sol y llover sobre justos e injustos igualmente (Mt 5:44-45).
Mt 5:44-45; Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
En cuanto a una incorrecta interpretación de determinados pasajes de la Biblia como la otra probable causa subyacente, creo que el mal entendimiento de Éx 20:5 y otros en la misma línea están en la base de estas desviaciones doctrinales.
Éx 20:4-6 (también Éx 34:6-7; Dt 5:8-10; y otros); No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
SIGNIFICADO DE VISITAR LA MALDAD DE LOS PADRES SOBRE LOS HIJOS
Para tratar de deshacer entuertos comenzaré por lo que no significa el anterior pasaje: no significa en absoluto que hijos, nietos, biznietos y hasta tataranietos tengan que pagar por los pecados de un antepasado, lo cual contradiría la clara declaración de Dt 24:16 entre otras muchas (Jer 31:29;30; 2 R 14:5-6; etc). Tampoco significa que en virtud de una maldición generacional los hábitos pecaminosos de una persona sean traspasados automáticamente a sus descendientes, anulando así su libre albedrío.
Jer 31:29;30 (también Ez 18:2-4); En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, 30 sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera.
2 R 14:5-6 (también 2 Cr 25:3-4); Y cuando hubo afirmado en sus manos el reino, (Amasías) mató a los siervos que habían dado muerte al rey su padre. 6 Pero no mató a los hijos de los que le dieron muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.
Pero lo que ya es el colmo es creer falsamente que, después de haber nacido de nuevo, un cristiano necesite ser liberado de esas supuestas maldiciones heredadas de sus antepasados. Esta vieja creencia, que aún hoy día sigue teniendo muchos adeptos es una herejía clamorosa; porque todo aquel que se arrepiente y cree en Jesucristo como su Señor y salvador es liberado de la esclavitud del pecado, pasa de las tinieblas a la luz, y de muerte a vida, por lo que nace espiritualmente de nuevo y Dios obra en él una nueva creación (Jn 1:12-13; 3:5-6; Gá 6:15).
Jn 1:12-13; Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Jn 3:5-7; Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
Gá 6:15; Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
Entonces, ¿cuál es su verdadero significado? Pues que, aunque los descendientes de aquél que peca no tienen por qué pecar ellos necesariamente porque poseen libre albedrío, al estar expuestos a malos ejemplos dentro de su familia tienden a imitar y proyectar hacia el futuro esas mismas prácticas pecaminosas. De ahí la firme advertencia del Señor en Mt 18:6-7 y en los otros evangelios sinópticos. De manera que el pecado es contagioso y contamina todo lo que se mueve a su alrededor, acarreando nefastas consecuencias para el que peca y para los que están a su lado.
Mt 18:6-7; Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. 7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!
CONCLUSIÓN FINAL
Pero gracias a Dios que a pesar de nuestra herencia genética podemos aceptar las buenas conductas aprendidas y rechazar las malas, aunque para ello tengamos que enfrentar una fuerte lucha (Hch 10:34-35).
Hch 10:34-35; Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.
No en vano la historia está repleta de casos en los que a buenos padres le sucedieron malos hijos, y también a la inversa. A modo de ejemplo tenemos a Ezequías, que fue un rey bueno, cuyo padre (Acad) e hijo (Manasés) fueron malos; o el buen rey Josías, cuyo padre (Amón) e hijos (Joacaz, Joacim y Sedequías) fueron malos. Lo mismo ocurrió con otros personajes de gran talla, como es el caso de Samuel; pero acerca de éste tengo previsto hacer muy pronto un esclarecedor estudio.
Sin más, bendiciones a todos los que me habéis seguido hasta el final en estas reflexiones.
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