3/7/17

Desposados con Cristo




Cuando Dios creó todas las cosas, esperó al final para formar al hombre. Fue el único ser que creó a su propia imagen y semejanza. Fue una obra muy especial, algo así como poner la guinda al pastel.
Dios amó de tal manera al ser humano, que le concedió a éste el privilegio de mantener con Él una relación íntima, en comunión y perfecta armonía. Aún después de quebrarse esa confianza por causa del pecado, Dios, en su misericordia, siempre trató de establecer puentes de unión para ir restaurando aquella relación original.
Por eso Dios siguió hablando al hombre en cada época de la historia, por medio de siervos por Él escogidos, para que lo conociéramos y supiésemos su voluntad.
Pero el principal medio que Dios ha dispuesto para que podamos restaurar aquella relación íntima que el hombre tuvo con Él al principio, fue el envío a la tierra de su Hijo Jesucristo en sacrificio expiatorio, para redimirnos de la esclavitud del pecado y de la muerte. A nosotros, que por naturaleza éramos injustos y por lo tanto hijos de ira, Dios nos ha sido propicio gracias a Cristo, el único justo, el cual nos ha justificado delante del Padre.
Así pues, Él ya se ha reconciliado con nosotros y desea que nosotros hagamos lo mismo. Con la muerte de Cristo, el velo del templo se rasgó y ahora tenemos libre acceso a la presencia de Dios, con la confianza de que somos aceptos en Cristo. Así que ya no tenemos excusa para no reconciliarnos con Dios.
Nada ilustra mejor que la unión matrimonial esa relación íntima que Dios desea tener con nosotros. En la relación matrimonial los cónyuges deben estar tan unidos como si fueran uno solo.
Mt 19:3-6; Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? 4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
Como iremos viendo, es precisamente un pacto matrimonial lo que Dios estableció con su pueblo Israel, tras liberarlo de la esclavitud de Egipto. Dicho pacto ha sido renovado por Cristo, que es Dios hecho hombre, con su Iglesia. Tengamos en cuenta que la Iglesia de Cristo está formada tanto por judíos como por gentiles, ya que Dios de ambos pueblos hizo uno.
Ef 2:12-16; En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
El viejo pacto era en realidad una preparación para el nuevo, el cual fue establecido por Cristo sobre mejores promesas. Además, trascendiendo a Israel, extendió su aplicación a toda la familia humana.
Gá 3:23-26; Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
En el pacto establecido por Dios con Israel se distinguen dos fases. Primero el pueblo aceptó verbalmente el compromiso de guardar el pacto, de modo similar al de las parejas de novios o desposados.
Ex 19:4-8; Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. 7 Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. 8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.
Posteriormente Israel refrendó su promesa de una manera más formal y solemne, quedando así consolidado el pacto, tal como ocurre con los novios en el día de la boda. A diferencia del mero compromiso verbal establecido en un primer momento, aquí ya queda constancia por escrito de las palabras y leyes del pacto, al recogerse éstas en un libro. Además el pacto es sellado con la sangre rociada sobre el pueblo, procedente de los holocaustos y sacrificios de paz.
Ex 24:3-8; Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho. 4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel. 5 Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová. 6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar. 7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos. 8 Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.
Aunque en los versículos anteriores no se habla explícitamente de pacto matrimonial, es evidente que lo fue en sentido espiritual, porque Dios mismo nos remite en otros textos a dicho acontecimiento, mostrándose como marido de su esposa Israel.
Jer 2:2; Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.
Ez 16:7-8; Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta. 8 Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía.
Lo triste del asunto es que el recuerdo por parte de Dios de este pacto sempiterno, a menudo va ligado a un lamento o reproche hacia su pueblo infiel que, yéndose con sus amantes, invalidó el pacto.
Jer 2:31-32; ...¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti? 32 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.
Lógicamente esta infidelidad provocó en Dios una mezcla de sentimientos que van desde la tristeza al enojo, así como una reacción de repudio.
Is 50:1-2; Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre. 2 ¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar?…
Jer 3:6-14; Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica. 7 Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá. 8 Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
Os 2:2-6; Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos; 3 no sea que yo la despoje y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed. 4 Ni tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución. 5 Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. 6 Por tanto, he aquí yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos.
Os 3:1-3; Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas. 2 La compré entonces para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada. 3 Y le dije: Tú serás mía durante muchos días; no fornicarás, ni tomarás otro varón; lo mismo haré yo contigo.
Cualquier hombre, aunque fuese justo, nunca más volvería a admitir a su esposa, si ésta se hubiese ido de su casa para fornicar con otros amantes. Sin embargo, el amor de Dios hacia su pueblo es tan grande, es tanta su compasión, que está dispuesto a perdonarlo, si se arrepiente y regresa con Él a casa. Por nuestro bien y porque nos ama, nos pide que volvamos a Él de forma libre y voluntaria, pero jamás nos fuerza a hacerlo.
Jer 3:1; Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová.
Dios siempre ha permanecido fiel, a pesar de que Israel invalidó el pacto. El nuevo pacto que Dios estableció por medio de Cristo es para la Iglesia que, como ya he dicho, está formada tanto por judíos como por gentiles. No obstante, dicho pacto se aplicará también a Israel cuando la nación como tal, o más bien el remanente que quede, se convierta masivamente a Jehová.
Jer 31:31-33; He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Ro 11:25-27; ...ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. 27 Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.
Ro 9:27; También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo.
En cualquier caso, debemos tener en cuenta que para Dios lo que importa no es la descendencia física de las personas, sino la espiritual. Ser judío o israelita, con todas las ventajas que ello comporta, no vale para nada si no hay arrepentimiento y perdón de pecados en Cristo. Y por otro lado, los gentiles que creen en el evangelio son descendientes espirituales de Abraham e injertados en el buen olivo como pueblo de Dios.
Ro 2:28-29; Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra...
Ro 9:6-8; ...porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, 7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. 8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.
Ro 9:25-26; Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente.
Ro 11:23-24; Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
La Palabra no deja lugar a dudas de que después de innumerables sufrimientos durante siglos, a la nación de Israel se le caerán las escamas de sus ojos, por lo que reconocerán a Jesucristo como su Mesías y se arrepentirán. Entonces Dios, que es lento para la ira y grande en misericordia y poder, reanudará el pacto con ellos.
Is 54:4-8; No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. 5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. 6 Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo. 7 Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. 8 Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.
Is 62:4-5; Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá (mi deleite está en ella), y tu tierra, Beula (desposada); porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. 5 Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
Ez 16:59-63; Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto? 60 Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno. 61 Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto, 62 sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová; 63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor.
Os 2:7; Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora.
Os 2:13-20; Y la castigaré por los días en que incensaba a los baales, y se adornaba de sus zarcillos y de sus joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová. 14 Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. 15 Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto. 16 En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi (mi Marido), y nunca más me llamarás Baali (mi Señor). 17 Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres. 18 En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura. 19 Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. 20 Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.
Os 3:4-5; Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. 5 Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.
¿Y cuándo ocurrirá todo esto? Pues como se nos dice en los versículos precedentes, en los tiempos finales previos a la segunda venida de Cristo.
Zac 12:10-11; Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. 11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. 12 Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí...
La mayoría de los textos que he mencionado se refieren al pacto matrimonial de Dios con Israel. También hemos visto que Dios reanudará su nuevo pacto con Israel al final de los tiempos, cuando éste reconozca al Mesías y se arrepienta. Nos resta ver cómo el nuevo pacto establecido por Cristo con su Iglesia, es también un pacto matrimonial y de eso dan plena evidencia las siguientes porciones.
Mt 9:14-15; Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? 15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Jn 3:28-30; Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. 29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. 30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Mt 25:1-13; Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
2 Co 11:2; Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
Ef 5:22-32; Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Ap 19:7-9; Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
Ap 22:16-17; Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. 17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
Los siguientes versículos hacen referencia al Hijo de Dios, que quiso establecer con su pueblo Israel una relación íntima como la que existe entre los esposos, pero fue rechazado. Entonces extendió dicha relación a los gentiles y las bodas fueron llenas de convidados.
Mt 22:2-3,8-10; El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.
8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. 9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
Ro 11:7-8; ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos; 8 como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
Ro 11:11-12; Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. 12 Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?
Finalmente, cuando Dios cree el nuevo cielo y la nueva tierra, quedará consolidada para siempre esa relación íntima, ese pacto matrimonial deseado y buscado por Él desde el principio. Establecerá definitivamente el tabernáculo con los hombres que hayan sido salvos, en la Nueva Jerusalén, que será su esposa. ¿Y quiénes formarán parte de la nueva Jerusalén? Todos aquellos que en fe y obediencia se sometieron a Dios, como hicieron muchos de sus siervos, unos antes de que se promulgase la Ley de Moisés, otros durante la vigencia de ésta, y otros caminando bajo el nuevo pacto en la ley de la libertad en Cristo.
Stg 1:25; Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Gá 5:1-4; Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. 2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. 4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.
Ap 21:1-4,9-11; Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. 10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, 11 teniendo la gloria de Dios...

Bendiciones en Cristo.


1 comentario:

  1. Dios siempre ha querido restaurar aquella relación íntima que tuvo con el hombre en el Edén. Por eso, tanto el antiguo como el nuevo pacto, constituyen un pacto matrimonial de Dios con su pueblo, semejante al de los esposos que se unen para no ser más dos, sino un solo cuerpo.

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