Cuando
Dios creó todas las cosas, esperó al final para formar al hombre.
Fue el único ser que creó a su propia imagen y semejanza. Fue una
obra muy especial, algo así como poner la guinda al pastel.
Dios
amó de tal manera al ser humano, que le concedió a éste el
privilegio de mantener con Él una relación íntima, en comunión y
perfecta armonía. Aún después de quebrarse esa confianza por causa
del pecado, Dios, en su misericordia, siempre trató de establecer
puentes de unión para ir restaurando aquella relación original.
Por
eso Dios siguió hablando al hombre en cada época de la historia,
por medio de siervos por Él escogidos, para que lo conociéramos y
supiésemos su voluntad.
Pero
el principal medio que Dios ha dispuesto para que podamos restaurar
aquella relación íntima que el hombre tuvo con Él al principio,
fue el envío a la tierra de su Hijo Jesucristo en sacrificio
expiatorio, para redimirnos de la esclavitud del pecado y de la
muerte. A nosotros, que por naturaleza éramos injustos y por lo
tanto hijos de ira, Dios nos ha sido propicio gracias a Cristo, el
único justo, el cual nos ha justificado delante del Padre.
Así
pues, Él ya se ha reconciliado con nosotros y desea que nosotros
hagamos lo mismo. Con la muerte de Cristo, el velo del templo se
rasgó y ahora tenemos libre acceso a la presencia de Dios, con la
confianza de que somos aceptos en Cristo. Así que ya no tenemos
excusa para no reconciliarnos con Dios.
Nada
ilustra mejor que la unión matrimonial esa relación íntima que
Dios desea tener con nosotros. En la relación matrimonial los
cónyuges deben estar tan unidos como si fueran uno solo.
Mt
19:3-6; Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y
diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier
causa? 4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que
los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo:
Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y
los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino
una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el
hombre.
Como
iremos viendo, es precisamente un pacto matrimonial lo que Dios
estableció con su pueblo Israel, tras liberarlo de la esclavitud de
Egipto. Dicho pacto ha sido renovado por Cristo, que es Dios hecho
hombre, con su Iglesia. Tengamos en cuenta que la Iglesia de Cristo
está formada tanto por judíos como por gentiles, ya que Dios de
ambos pueblos hizo uno.
Ef
2:12-16; En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la
ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin
esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús,
vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos
cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que
de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los
dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz
reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella
las enemistades.
El
viejo pacto era en realidad una preparación para el nuevo, el cual
fue establecido por Cristo sobre mejores promesas. Además,
trascendiendo a Israel, extendió su aplicación a toda la familia
humana.
Gá
3:23-26; Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo
la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24 De
manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a
fin de que fuésemos justificados por la fe. 25 Pero venida la fe, ya
no estamos bajo ayo, 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús.
En
el pacto establecido por Dios con Israel se distinguen dos fases.
Primero el pueblo aceptó verbalmente el compromiso de guardar el
pacto, de modo similar al de las parejas de novios o desposados.
Ex
19:4-8; Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé
sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si
diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi
especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la
tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente
santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. 7
Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso
en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había
mandado. 8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo
que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las
palabras del pueblo.
Posteriormente
Israel refrendó su promesa de una manera más formal y solemne,
quedando así consolidado el pacto, tal como ocurre con los novios en
el día de la boda. A diferencia del mero compromiso verbal
establecido en un primer momento, aquí ya queda constancia por
escrito de las palabras y leyes del pacto, al recogerse éstas en un
libro. Además el pacto es sellado con la sangre rociada sobre el
pueblo, procedente de los holocaustos y sacrificios de paz.
Ex
24:3-8; Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de
Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y
dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho. 4 Y Moisés
escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana
edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce
tribus de Israel. 5 Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los
cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a
Jehová. 6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en
tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar. 7 Y
tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual
dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos. 8
Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He
aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre
todas estas cosas.
Aunque
en los versículos anteriores no se habla explícitamente de pacto
matrimonial, es evidente que lo fue en sentido espiritual, porque
Dios mismo nos remite en otros textos a dicho acontecimiento,
mostrándose como marido de su esposa Israel.
Jer
2:2; Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice
Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del
amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto,
en tierra no sembrada.
Ez
16:7-8; Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te
hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían
formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y
descubierta. 8 Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí
que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti,
y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo,
dice Jehová el Señor, y fuiste mía.
Lo
triste del asunto es que el recuerdo por parte de Dios de este pacto
sempiterno, a menudo va ligado a un lamento o reproche hacia su
pueblo infiel que, yéndose con sus amantes, invalidó el pacto.
Jer
2:31-32; ...¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más
vendremos a ti? 32 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la
desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por
innumerables días.
Lógicamente
esta infidelidad provocó en Dios una mezcla de sentimientos que van
desde la tristeza al enojo, así como una reacción de repudio.
Is
50:1-2; Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de
vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis
acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras
maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada
vuestra madre. 2 ¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y
cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para
no redimir? ¿No hay en mí poder para librar?…
Jer
3:6-14; Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo
que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y
debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica. 7 Y dije: Después
de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio
su hermana la rebelde Judá. 8 Ella vio que por haber fornicado la
rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero
no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella
y fornicó.
Os
2:2-6; Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es
mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su
rostro, y sus adulterios de entre sus pechos; 3 no sea que yo la
despoje y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como
un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed. 4 Ni
tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución.
5 Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró,
porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua,
mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. 6 Por tanto, he aquí yo
rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará
sus caminos.
Os
3:1-3; Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su
compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los
hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas
de pasas. 2 La compré entonces para mí por quince siclos de plata y
un homer y medio de cebada. 3 Y le dije: Tú serás mía durante
muchos días; no fornicarás, ni tomarás otro varón; lo mismo haré
yo contigo.
Cualquier
hombre, aunque fuese justo, nunca más volvería a admitir a su
esposa, si ésta se hubiese ido de su casa para fornicar con otros
amantes. Sin embargo, el amor de Dios hacia su pueblo es tan grande,
es tanta su compasión, que está dispuesto a perdonarlo, si se
arrepiente y regresa con Él a casa. Por nuestro bien y porque nos
ama, nos pide que volvamos a Él de forma libre y voluntaria, pero
jamás nos fuerza a hacerlo.
Jer
3:1; Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él
se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal
tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos
amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová.
Dios
siempre ha permanecido fiel, a pesar de que Israel invalidó el
pacto. El nuevo pacto que Dios estableció por medio de Cristo es
para la Iglesia que, como ya he dicho, está formada tanto por judíos
como por gentiles. No obstante, dicho pacto se aplicará también a
Israel cuando la nación como tal, o más bien el remanente que
quede, se convierta masivamente a Jehová.
Jer
31:31-33; He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré
nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como
el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el
pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,
dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su
corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Ro
11:25-27; ...ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta
que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel
será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador,
que apartará de Jacob la impiedad. 27 Y este será mi pacto con
ellos, cuando yo quite sus pecados.
Ro
9:27; También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número
de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente
será salvo.
En
cualquier caso, debemos tener en cuenta que para Dios lo que importa
no es la descendencia física de las personas, sino la espiritual.
Ser judío o israelita, con todas las ventajas que ello comporta, no
vale para nada si no hay arrepentimiento y perdón de pecados en
Cristo. Y por otro lado, los gentiles que creen en el evangelio son
descendientes espirituales de Abraham e injertados en el buen olivo
como pueblo de Dios.
Ro
2:28-29; Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la
circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que
es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del
corazón, en espíritu, no en letra...
Ro
9:6-8; ...porque no todos los que descienden de Israel son
israelitas, 7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos;
sino: En Isaac te será llamada descendencia. 8 Esto es: No los
que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que
son hijos según la promesa son contados como descendientes.
Ro
9:25-26; Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que
no era mi pueblo, y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se
les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos
del Dios viviente.
Ro
11:23-24; Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán
injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24
Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo
silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo,
¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados
en su propio olivo?
La
Palabra no deja lugar a dudas de que después de innumerables
sufrimientos durante siglos, a la nación de Israel se le caerán las
escamas de sus ojos, por lo que reconocerán a Jesucristo como su
Mesías y se arrepentirán. Entonces Dios, que es lento para la ira y
grande en misericordia y poder, reanudará el pacto con ellos.
Is
54:4-8; No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences,
porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza
de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más
memoria. 5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los
ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de
toda la tierra será llamado. 6 Porque como a mujer abandonada y
triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la
juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo. 7 Por un breve momento
te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. 8 Con
un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con
misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu
Redentor.
Is
62:4-5; Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá
más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá (mi
deleite está en ella), y tu tierra, Beula (desposada);
porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada.
5 Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo
tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará
contigo el Dios tuyo.
Ez
16:59-63; Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo
como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el
pacto? 60 Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo
en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto
sempiterno. 61 Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás,
cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que
tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto, 62 sino
por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová;
63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la
boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que
hiciste, dice Jehová el Señor.
Os
2:7; Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y
no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer
marido; porque mejor me iba entonces que ahora.
Os
2:13-20; Y la castigaré por los días en que incensaba a los
baales, y se adornaba de sus zarcillos y de sus joyeles, y se iba
tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová. 14 Pero he aquí
que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su
corazón. 15 Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor
por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su
juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto. 16
En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi (mi
Marido), y nunca más me llamarás Baali (mi
Señor). 17 Porque quitaré de su boca los nombres de
los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres. 18 En aquel
tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves
del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra
arco y espada y guerra, y te haré dormir segura. 19 Y te
desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia,
juicio, benignidad y misericordia. 20 Y te desposaré conmigo en
fidelidad, y conocerás a Jehová.
Os
3:4-5; Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey,
sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines.
5 Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su
Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin
de los días.
¿Y
cuándo ocurrirá todo esto? Pues como se nos dice en los versículos
precedentes, en los tiempos finales previos a la segunda venida de
Cristo.
Zac
12:10-11; Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los
moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán
a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo
unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el
primogénito. 11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén,
como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. 12 Y la tierra
lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David
por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán
por sí, y sus mujeres por sí...
La
mayoría de los textos que he mencionado se refieren al pacto
matrimonial de Dios con Israel. También hemos visto que Dios
reanudará su nuevo pacto con Israel al final de los tiempos, cuando
éste reconozca al Mesías y se arrepienta. Nos resta ver cómo el
nuevo pacto establecido por Cristo con su Iglesia, es también un
pacto matrimonial y de eso dan plena evidencia las siguientes
porciones.
Mt
9:14-15; Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo:
¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus
discípulos no ayunan? 15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que
están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos?
Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces
ayunarán.
Jn
3:28-30; Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy
el Cristo, sino que soy enviado delante de él. 29 El que tiene la
esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y
le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi
gozo está cumplido. 30 Es necesario que él crezca, pero que yo
mengüe.
Mt
25:1-13; Entonces el reino de los cielos será semejante a diez
vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.
2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas,
tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 mas las prudentes
tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y
tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6 Y a la
medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a
recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y
arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a las prudentes:
Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas
las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras
y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras
mismas. 10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y
las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró
la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes,
diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo:
De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no
sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
2
Co 11:2; Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con
un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
Ef
5:22-32; Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al
Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo
es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las
casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras
mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí
mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en
el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a
sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni
cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también
los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El
que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció
jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como
también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo,
de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre
y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de
Cristo y de la iglesia. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros
ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su
marido.
Ap
19:7-9; Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han
llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a
ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y
resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los
santos.
Ap
22:16-17; Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de
estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de
David, la estrella resplandeciente de la mañana. 17 Y el Espíritu
y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene
sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
Los
siguientes versículos hacen referencia al Hijo de Dios, que quiso
establecer con su pueblo Israel una relación íntima como la que
existe entre los esposos, pero fue rechazado. Entonces extendió
dicha relación a los gentiles y las bodas fueron llenas de
convidados.
Mt
22:2-3,8-10; El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo
fiesta de bodas a su hijo; 3 y envió a sus siervos a llamar a los
convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.
8
Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas;
mas los que fueron convidados no eran dignos. 9 Id, pues, a las
salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y
saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que
hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de
convidados.
Ro
11:7-8; ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado;
pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron
endurecidos; 8 como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor,
ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
Ro
11:11-12; Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que
cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la
salvación a los gentiles, para provocarles a celos. 12 Y si su
transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de
los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?
Finalmente,
cuando Dios cree el nuevo cielo y la nueva tierra, quedará
consolidada para siempre esa relación íntima, ese pacto matrimonial
deseado y buscado por Él desde el principio. Establecerá
definitivamente el tabernáculo con los hombres que hayan sido
salvos, en la Nueva Jerusalén, que será su esposa. ¿Y quiénes
formarán parte de la nueva Jerusalén? Todos aquellos que en fe y
obediencia se sometieron a Dios, como hicieron muchos de sus siervos,
unos antes de que se promulgase la Ley de Moisés, otros durante la
vigencia de ésta, y otros caminando bajo el nuevo pacto en la ley de
la libertad en Cristo.
Stg 1:25; Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la
libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino
hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Gá 5:1-4; Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo
libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. 2 He
aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os
aprovechará Cristo. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se
circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. 4 De Cristo os
desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis
caído.
Ap
21:1-4,9-11; Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer
cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2 Y
yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo,
de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 3 Y oí
una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios
con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y
Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará Dios toda
lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más
llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
9
Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete
copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo,
diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del
Cordero. 10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y
me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del
cielo, de Dios, 11 teniendo la gloria de Dios...
Bendiciones
en Cristo.
Dios siempre ha querido restaurar aquella relación íntima que tuvo con el hombre en el Edén. Por eso, tanto el antiguo como el nuevo pacto, constituyen un pacto matrimonial de Dios con su pueblo, semejante al de los esposos que se unen para no ser más dos, sino un solo cuerpo.
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