El
hecho de que el memorial de la Santa Cena fue ordenado por Jesús
mismo y que la iglesia primitiva lo celebraba probablemente cada
primer día de la semana (Hch
20:7),
nos da idea de su importancia. Por eso no es de extrañar que el pan
y vino, símbolos del cuerpo y sangre de Cristo y de la comunión de
los creyentes (1
Co 10:16-18),
estén ya presentes en diversas celebraciones y ritos simbólicos del
antiguo testamento.
Hch
20:7;El
primer día de la semana, reunidos los discípulos para
partir el pan,
Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó
el discurso hasta la medianoche.
1
Co 10:16-18; La copa de bendición que bendecimos, ¿no es
la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la
comunión del cuerpo de Cristo? 17 Siendo uno solo el pan, nosotros,
con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel
mismo pan. 18 Mirad a Israel según la carne; los que comen de los
sacrificios, ¿no son partícipes del altar?
Analicemos
una serie de eventos en los que concurren dichos elementos:
EL
ENCUENTRO DE MELQUISEDEC CON ABRAHAM
Gn
14:18-19; Entonces
Melquisedec,
rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó
pan y vino; 19 y le bendijo,
diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos
y de la tierra...
En
torno al pan y el vino se produce un acto de comunión entre
Melquisedec y Abraham. El asunto no tendría mayor trascendencia si
no fuera porque el primero es tipo de Cristo (He
5:5-6; He 7:1-3) y
el segundo del creyente (Gál
3:6-7).
He
5:5-6 (ver también Sal 110:1,4); Así
tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote,
sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. 6
Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec.
He
7:1-3; Porque
este Melquisedec,
rey
de Salem, sacerdote
del Dios Altísimo,
que
salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y
le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo
nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de
Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin madre, sin genealogía;
que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante
al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
Gál
3:6-7; Así
Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7 Sabed, por
tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
Desde
dicha perspectiva podemos observar en este acontecimiento algunos
detalles reveladores: A) Melquisedec tomó la iniciativa de buscar a
Abraham, de la misma manera que Jesús vino a buscar y salvar lo que
se había perdido (Lc
19:10; Ro 10:20).
B) El pan y vino que Melquisedec compartió con Abraham, nos
recuerdan la carne y sangre que entregó Jesús como alimento que da
vida eterna (Jn
6:51-54).
C) La bendición de Melquisedec a Abraham alcanza a los que son de su
simiente, la cual es Cristo (Gál
3:8-9; Gál 3:16).
Lc
19:10; Porque el
Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Ro
10:20 (también
Is
65:1); E Isaías dice resueltamente: fui
hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no
preguntaban por mí.
Jn
6:51-54; Yo
soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este
pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual
yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo
puede éste darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto,
de cierto os digo: Si
no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Gál
3:8-9; Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la
fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham,
diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 9 De
modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.
Gál
3:16; Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su
simiente. No
dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno:
Y a tu simiente, la cual es Cristo.
OFRENDA
Y LIBACIÓN
Nm
15:1-5; Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de
Israel, y diles: Cuando
hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación que yo os doy, 3
y hagáis ofrenda encendida a Jehová, holocausto, o sacrificio, por
especial voto, o de vuestra voluntad, o para ofrecer en vuestras
fiestas solemnes olor grato a Jehová, de vacas o de ovejas; 4
entonces
el que presente su ofrenda a Jehová traerá como ofrenda la décima
parte de un efa de flor de harina, amasada con la cuarta parte de un
hin de aceite. 5 De vino para la libación ofrecerás la cuarta parte
de un hin, además del holocausto o del sacrificio, por cada cordero.
(si
continuamos leyendo vemos que en función del tamaño y valor del
animal sacrificado, le corresponde una determinada cantidad de
harina, aceite y vino).
Jl
1:9; (también Jl 1:13; Jl 2:14); Desapareció
de la casa de Jehová la
ofrenda y la libación;
los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo.
Ez
45:17; Mas
al príncipe corresponderá el dar el holocausto y el sacrificio y
la libación en las fiestas solemnes, en las lunas nuevas, en los
días de reposo y en todas las fiestas de la casa de Israel;
él dispondrá la expiación, la ofrenda, el holocausto y las
ofrendas de paz, para hacer expiación por la casa de Israel.
Para
una mejor comprensión, voy a hacer un pequeño bosquejo sobre
cuestiones relacionadas con los sacrificios:
Los
sacrificios y ofrendas, sean éstas de animales o vegetales, se nos
describen con cierto detalle; mientras que las libaciones, en el
mejor de los casos, sólo son mencionadas. Además de los sacrificios
y ofrendas de carácter personal, no circunscritos a días o periodos
concretos, los sacerdotes, como intercesores de la congregación,
debían sacrificar obligatoriamente holocausto dos veces al día, así
como realizar distintos tipos de sacrificio y ofrenda, con sus
libaciones, en determinadas fechas de la semana, mes y año (esto se
trata extensamente en los capítulos 28 y 29 de Números).
Otra
particularidad a tener en cuenta es que en ocasiones el oferente
realizaba sólo un sacrificio y en otras varios de distinto tipo,
dependiendo del estado de su relación con Dios y la finalidad de los
sacrificios (por ejemplo, el sacrificio de expiación por el pecado o
la culpa, seguido del holocausto).
Por otra parte, cuando se
sacrificaba un animal ante el altar, el sacrificio se acompañaba de
una ofrenda de harina sin levadura, condimentada con sal y aceite de
oliva, así como una libación de vino (ésta no se menciona en los
siete primeros capítulos de Levítico sobre los distintos tipos de
sacrificio y ofrenda, pero sí que aparece en otros textos).
Nm
28:7; Y
su libación, la cuarta parte de un hin con cada cordero; derramarás
libación de vino superior ante Jehová en el santuario.
Fil
2:17; Y
aunque sea derramado
en libación sobre el sacrificio y
servicio de vuestra fe,
me gozo y regocijo con todos vosotros.
Pero,
¿qué es una libación? Es un derramamiento de líquido ante el
altar; en este caso, de vino.
Gn
35:14 (también
Ex
30:9; Nm 28:7; Is 57:6 y
Fil
2:17); Y Jacob erigió una señal en el lugar donde había hablado
con él, una señal de piedra, y derramó sobre ella libación, y
echó sobre ella aceite.
Vemos
pues, que los diferentes tipos de sacrificios de animales, van
acompañados de una ofrenda vegetal de flor de harina y una libación
de vino. Por tanto, aquí ya se prefigura el cuerpo y la sangre de
Cristo, quien sacrificó su vida a cambio de la nuestra.
LA
OFRENDA VEGETAL
Lv
2:1-3; Cuando alguna persona ofreciere oblación a Jehová, su
ofrenda será flor de harina, sobre la cual echará aceite, y pondrá
sobre ella incienso, 2 y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón;
y
de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y
del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar
para memorial;
ofrenda encendida es, de olor grato a Jehová. 3 Y
lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos;
es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová.
Lv
2:11-13; Ninguna
ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de
ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para
Jehová.
12 Como ofrenda de primicias las ofreceréis a Jehová; mas no
subirán sobre el altar en olor grato. 13 Y
sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte
jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda
tuya ofrecerás sal.
Esta
ofrenda, con su correspondiente libación, acompaña a los
sacrificios de animales. Todo sacrificio animal, sea para holocausto,
ofrenda de paz o expiación del pecado y la culpa, se basan en la
muerte expiatoria y sustitutoria de Cristo. La ofrenda vegetal hace
más énfasis en los aspectos relativos a su entrega, santidad y
comunión con el Padre.
La
flor de harina, al ser el resultado de un proceso de molido y
tamizado muy fino, nos hace pensar en la pureza, mansedumbre y
humildad de Jesús, quien siempre fue obediente al Padre. Los
restantes elementos presentes en esta ofrenda representan asimismo a
Cristo y, por extensión, a toda ofrenda y sacrificio espiritual de
sus redimidos.
Así, por ejemplo, el aceite de oliva que impregna la
masa nos muestra a Jesús lleno del Espíritu Santo. La ausencia de
levadura indica que “no conoció pecado” (2
Co 5:21),
que “nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca” (Is
53:9).
La sazón con sal nos recuerda la vida de Jesús, que agradó al
Padre en todo, manteniéndose puro en un mundo corrompido por el
pecado; también se puede relacionar con vidas que, fortalecidas en
Dios, luchan contra su propia hipocresía y el pecado que los asedia.
La porción de la ofrenda quemada tiene que ver con su total entrega
y fiel servicio al Padre y a sus semejantes. El incienso representa
las oraciones de Jesús, nuestro intercesor o sumo sacerdote, así
como las de los santos.
Podrían añadirse más figuras y matices
relativos a las ofrendas vegetales, pero baste con los que he
enumerado.
Los
miembros del cuerpo de Cristo, que conforman la Iglesia, son real
sacerdocio (1
P 2:9). Por
eso, a semejanza de los sacerdotes del antiguo pacto, pueden
participar del pan y el vino en comunión, alrededor de su mesa,
gracias al sacrificio de Cristo, que fue aceptable para el Padre. No
debería pasarnos desapercibido el hecho de que los sacerdotes sólo
podían comer de la ofrenda después de quemar con incienso una
porción, que ascendía en olor fragante hacia Dios. Este memorial
evidentemente apuntaba a Cristo, quien a su tiempo se ofrecería a sí
mismo por nosotros sin mancha a Dios (He
9:14).
EL
SACRIFICIO CONTINUO
Éx
29:38-40 (también
Nm
28:2-8); Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un
año cada día, continuamente. 39 Ofrecerás uno de los corderos por
la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde. 40
Además,
con cada cordero una décima parte de un efa de flor de harina
amasada con la cuarta parte de un hin de aceite de olivas machacadas;
y para la libación, la cuarta parte de un hin de vino.
El
holocausto continuo, con su ofrenda y libación, representan, una vez
más, al Cordero divino, que se dio totalmente a sí mismo para que
nosotros pudiéramos reconciliarnos con Dios y tener comunión con
Él.
LOS
PANES DE LA PROPOSICIÓN
Éx
25:29-30; Harás
también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y
sus tazones, con que se libará;
de oro fino los harás. 30 Y pondrás sobre la mesa el pan de la
proposición delante de mí continuamente.
Lv
24:5-9; Y
tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta
será de dos décimas de efa. 6 Y las pondrás en dos hileras, seis
en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. 7 Pondrás
también sobre cada hilera incienso puro,
y
será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová. 8 Cada
día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová,
en nombre de los hijos de Israel, como
pacto perpetuo.
9 Y será de Aarón y de sus hijos, los cuales lo
comerán en lugar santo;
porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas encendidas a
Jehová, por derecho perpetuo.
Estos
doce panes, que se colocaban en una mesa dentro del tabernáculo,
representan las doce tribus de Israel, y nos indican la continua
presencia y comunión de Dios con su pueblo.
La
anterior porción de Levítico nos enseña que los sacerdotes comían
esos panes; pero no en sus casas o en cualquier otro lugar, sino en
el atrio, que es el lugar santo donde comían la parte de las
ofrendas y sacrificios que les pertenecían.
Lv
6:14-16; Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecerán los hijos de
Aarón delante de Jehová ante el altar. 15 Y
tomará de ella un puñado de la flor de harina de la ofrenda, y de
su aceite, y todo el incienso que está sobre la ofrenda, y lo hará
arder sobre el altar por memorial en olor grato a Jehová. 16 Y el
sobrante de ella lo comerán Aarón y sus hijos; sin levadura se
comerá en lugar santo; en el atrio del tabernáculo de reunión lo
comerán.
Aunque
algunas versiones traducen Lv
24:9 diciendo
que estos panes los comerían “en el lugar santo”, que es la
parte del tabernáculo donde se guardaban, la mayoría de las
versiones indican “un lugar santo”, con artículo indeterminado o
sin artículo. Así que ese lugar santo o sagrado no era otro que el
atrio, como acabamos de ver.
Asimismo,
en los versículos de Éxodo mostrados en este apartado, vemos que
sobre la mesa había, entre otros utensilios, incienso y tazones para
la libación, la cual nos anticipa el derramamiento de la sangre de
Cristo. Como ya he dicho, libar con vino, es derramarlo en el altar
del sacrificio, que está en el atrio, frente a la entrada del
tabernáculo.
Por
otra parte, las siguientes dos porciones nos revelan que los
sacerdotes no podían beber vino cuando iban a entrar en el
tabernáculo, ni durante el tiempo que permanecían en él. Pero,
¿tampoco podían beberlo después en el atrio? La Palabra no lo
aclara. Por tanto no podemos descartar que primero ofrecieran con
incienso en el altar de los sacrificios una porción del pan con su
libación de vino, como memorial, y luego comieran y bebieran lo que
quedaba del pan y el vino, en señal de reconciliación y comunión
entre Dios y su pueblo.
Lv
10:9-11; Tú,
y tus hijos contigo, no
beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de
reunión,
para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras
generaciones,
10 para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo
inmundo y lo limpio, 11 y para enseñar a los hijos de Israel todos
los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés.
Ez
44:21; Ninguno
de los sacerdotes beberá vino cuando
haya de entrar en el atrio interior.
EL
SACRIFICIO DE PAZ
Lv
3:1-3; Si
su ofrenda fuere sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado
vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante de
Jehová. 2 Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y la
degollará a la puerta del tabernáculo de reunión; y los sacerdotes
hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor. 3 Luego
ofrecerá del sacrificio de paz, como ofrenda encendida a Jehová, la
grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre
las entrañas...
Lv
7:30-34; ...traerán las ofrendas que se han de quemar ante Jehová;
traerá la grosura con el pecho; el
pecho para que sea mecido como sacrificio mecido delante de Jehová.
31 Y la grosura la hará arder el sacerdote en el altar,
mas el pecho será de Aarón y de sus hijos. 32 Y
daréis al sacerdote para ser elevada en ofrenda, la espaldilla
derecha
de
vuestros sacrificios de paz. 33 El que de los hijos de Aarón
ofreciere la sangre de los sacrificios de paz, y la grosura, recibirá
la espaldilla derecha como porción suya. 34 Porque
he tomado de los sacrificios de paz de los hijos de Israel el pecho
que se mece y la espaldilla elevada en ofrenda, y lo he dado a Aarón
el sacerdote y a sus hijos,
como estatuto perpetuo para los hijos de Israel.
El
sacrificio de paz es muy rico en contenido, pues simboliza la obra
redentora de Cristo y los beneficios que de ella se derivan para su
pueblo. Podía hacerse por tres motivos: 1) En acción de gracias (Lv
7:12). 2)
En cumplimiento de un voto (Lv
7:16). 3)
Simplemente como una ofrenda voluntaria (Lv
7:16).
A
continuación analizaré algunas de las formalidades requeridas en
este sacrificio y reflexionaré sobre su significado.
A)
Los oferentes tenían que estar purificados de toda inmundicia (Lv
7:19-21).
Este sacrificio presuponía que la persona ya estaba reconciliada con
Dios, mediante el sacrificio del pecado y la culpa, y que mantenía
limpia conciencia delante de Él, conforme a la exhortación que el
apóstol Pablo nos hace. (Pues
el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón
limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida. 1 Ti 1:5).
B)
El animal que se iba a sacrificar, como en los demás sacrificios,
tenía que ser sin defecto (Lv
3:1),
en representación de Cristo.
C)
La persona que ofrecía el sacrificio de paz, de igual modo que en
los demás sacrificios cruentos, ponía una mano sobre la cabeza del
animal y con la otra lo degollaba (Lv
3:2).
Eso le hacía reconocer que era pecador, así como la enorme gravedad
de su pecado, que debía ser castigado con la muerte. Pero, por otro
lado, le mostraba que por la gracia y misericordia de Dios, podía
descargar o transferir sus pecados a un ser inocente, que lo
sustituyera en su muerte, siendo así cubierto su pecado y, por
tanto, perdonado, reconciliado y en paz con Dios. Aquí se ponen de
manifiesto todos los aspectos de la redención de Cristo: la
propiciación, sustitución, expiación, justificación, salvación,
santificación...
D)
La sangre era rociada por el sacerdote sobre el altar (Lv
3:2; Lv 7:27).
Ésta representa la vida, y al esparcirla ante Él, reconocían que
la vida le pertenece (Porque
la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer
expiación sobre el altar por vuestras almas… Lv 17:11).
Sabemos que la fuente, el autor de la vida es Cristo (Hch
3:15),
quien la da mediante el soplo del Espíritu (Gn
2:7) y
la quita cuando Él decide que expiremos por última vez, exhalando
el espíritu (Ec
12:7).
E)
Igual que la sangre, las vísceras, la cola y otras partes internas,
consideradas la grosura del animal, pertenecían a Dios y eran
quemadas ante su altar (Lv
3:3; Lv 7:25).
De ahí que estuviera prohibido bajo toda circunstancia ingerir tanto
la sangre como la grosura (Lv
7:25-27).
Él es el Señor y lo que desea de nosotros es que le entreguemos
nuestras entrañas, es decir, que le entreguemos voluntariamente
nuestro corazón, ni más ni menos (Pr
23:26).
Entregándole el corazón le damos todo nuestro ser, y de ese modo Él
hará que fluya en nosotros el santo temor, la obediencia y todas las
demás cosas buenas. Nuestras motivaciones son muy importantes, ya
que Dios no juzga según las apariencias sino con justo juicio (Jn
7:24),
porque escudriña la mente y el corazón de las personas (1
Cr 28:9; Jer 11:20; Ap 2:23) y,
mediante su Palabra, discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón (He
4:12).
F)
El pecho y la espaldilla derecha del animal servía de alimento a los
sacerdotes (Lv
7:34).
Pero antes de comer dicha vianda, el sacerdote que oficiaba el
memorial mecía el pecho con oscilaciones horizontales y alzaba la
espaldilla con movimientos verticales. A mi entender, esto
representaba la comunión de los sacerdotes con Dios y con su pueblo,
de modo similar a lo que ocurre en la santa cena.
G)
Finalmente las personas que traían las ofrendas comían la parte
restante, con gozo, paz y en comunión.
Lv
7:11-15; Y esta es la ley del sacrificio de paz que se ofrecerá a
Jehová: 12 Si se ofreciere en acción de gracias, ofrecerá
por sacrificio de acción de gracias tortas sin levadura amasadas
con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y flor de
harina frita en tortas amasadas con aceite. 13 Con
tortas de pan leudo presentará su ofrenda en
el sacrificio de acciones de gracias de paz. 14 Y de toda la ofrenda
presentará una parte por ofrenda elevada a Jehová, y será del
sacerdote que rociare la sangre de los sacrificios de paz. 15 Y la
carne del sacrificio de paz en acción de gracias se comerá en el
día que fuere ofrecida;
no dejarán de ella nada para otro día.
Tal
y como ya he comentado en el apartado “ofrenda y libación”, los
sacrificios de animales -y el sacrificio de paz no es una excepción-
se complementaban con una oblación u ofrenda vegetal, a la que
acompañaba una libación. Lo sorprendente aquí es que junto con las
tortas sin levadura se presentaban otras leudas, cuando Lv
2:11 prohíbe
ofrendar con levadura.
Sin
embargo no hay ninguna contradicción en esta presentación de tortas
con levadura. Por un lado está la ofrenda sin levadura (símbolo de
Cristo) que comen los sacerdotes, tras el memorial de la porción
apartada para Dios (Lv
2:1-3). Por
otro, la presentación de las tortas con levadura (símbolo de los
creyentes), que comerán los que traen la ofrenda, junto con la carne
que les ha quedado del animal sacrificado.
Para
que haya una reconciliación efectiva entre dos partes tienen que
estar ambas de acuerdo. El israelita no podía ofrecer este
sacrificio sin haberse reconciliado antes con Dios, por lo que era
una celebración para disfrutar la paz y el gozo de la salvación. En
consonancia con esto, ambas clases de tortas reflejaban las dos
partes reconciliadas: las que no tenían levadura representan a
Cristo, que es puro y sin mancha; mientras que las tortas fermentadas
se refieren a personas pecadoras, que han sido perdonadas. Gracias a
dicho perdón, la comida que hacían en lugar santo era aceptable a
Dios y un acto de comunión con Él.
En
cuanto a la libación, sabemos que se realizaba, pero los detalles de
lo que se hacía con el vino los desconocemos. No sabemos si se
derramaba todo el vino, que en ningún caso era menos de 1,55 litros,
o sólo una parte, como se hacía con el puñado de flor de harina
del memorial. Por consiguiente tampoco podemos afirmar o negar la
posibilidad de que bebieran vino en esta celebración.
LA
OFRENDA DE LA GAVILLA MECIDA
Lv
23:9-13; Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 10 Habla a los hijos
de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy,
y seguéis su mies, traeréis
al sacerdote una gavilla por
primicia de los primeros frutos de
vuestra siega. 11 Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de
Jehová, para
que seáis aceptos;
el día siguiente del día de reposo la mecerá. 12 Y el día que
ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin
defecto, en holocausto a Jehová. 13 Su ofrenda será dos décimas de
efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová
en olor gratísimo; y su libación será de vino,
la cuarta parte de un hin.
La
ofrenda de la gavilla mecida conmemora una de las siete fiestas
solemnes que instituyó Jehová para su pueblo, además del sábado.
Tiene lugar en domingo, en plena celebración de la fiesta solemne de
los panes sin levadura, que dura siete días; es, pues, una fiesta en
medio de otra. Como no es mi objetivo hacer ahora un estudio
pormenorizado de las mismas, tras un corto preámbulo, pasaré a
considerar específicamente esta fiesta.
Estas
fiestas solemnes tienen una dimensión histórica para Israel; otra
mesiánica, que apunta a Cristo y su obra redentora; finalmente, una
de aplicación práctica personal. La ofrenda de la gavilla mecida
evoca, por una parte, la victoria de Israel sobre sus enemigos en el
Mar Rojo y, por otra, se refiere a la resurrección de Jesús, más
concretamente a su subida al Padre tras su resurrección (no
confundir este suceso de Jn
20:17 con
su ascenso al cielo desde el monte de los olivos relatado en Hch
1:9-12).
Os
6:1-3; Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos
curará; hirió, y nos vendará. 2 Nos
dará vida después de dos días; en
el tercer día nos resucitará,
y viviremos delante de él.
3 Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como
el alba está dispuesta su salida, y
vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana
a la tierra.
Zac
10:1; Pedid
a Jehová lluvia en la estación tardía.
Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba
verde en el campo a cada uno.
Las
siete fiestas solemnes están ligadas a las estaciones del año y
ciclos de las cosechas, especialmente en las épocas de la recogida
de los frutos. Las cuatro primeras, entre las que se incluye ésta,
forman parte de la lluvia tardía (Os
6:1-3; Zac 10:1),
que cae en la primavera y tiene su cumplimiento en la primera venida
de Cristo, quien trajo el derramamiento del Espíritu Santo y los
primeros frutos de la cosecha espiritual de almas. Esta gavilla
procedía de la cebada que, junto al lino, era lo que primero se
segaba.
A
su vez, las tres últimas se refieren a acontecimientos relacionados
con la segunda venida de Cristo, cuando se recogen los últimos
frutos de la cosecha. Con la llegada del otoño comienza oficialmente
un nuevo año y la tierra recibe la lluvia temprana, que la prepara
para un nuevo ciclo de cosechas.
Hemos
de tener en cuenta que según el calendario civil, el año nuevo
comienza en Israel en otoño (entre septiembre y octubre),
concretamente en el mes de Tishrei, en concordancia con el orden de
la Creación de Dios. Pero cuando Dios liberó a su pueblo de la
esclavitud de Egipto estableció para ellos un calendario religioso,
fijando el mes de Abib (entre marzo y abril) como primer mes del año.
Desde entonces coexisten estos dos calendarios en Israel, que también
se reflejan en todo cristiano, ya que éste primero nace físicamente
y luego espiritualmente (Jn
3:5-6).
Éx
12:1-2; Habló
Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: 2 Este
mes os será principio de los meses;
para vosotros será éste el primero en los meses del año.
Dt
16:1; Guardarás
el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes
de Abib te
sacó Jehová tu Dios de Egipto, de noche.
Jn
3:5-6; Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino
de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es.
La
gavilla es cortada primero de la tierra; luego se levanta en alto y
se mece con un movimiento de vaivén horizontal, para que así el
pueblo sea aceptado por Dios. A semejanza de la gavilla, Cristo fue
cortado de la tierra de los vivientes para luego resucitar y ser
exaltado hasta lo sumo por el Padre, reconciliándonos con Él y
dándonos vida. No debemos pasar por alto el detalle de que ambos
eventos relacionados (la gavilla mecida y la subida de Jesús al
Padre tras su resurrección) suceden en domingo.
Jn
20:17; Jesús le dijo (a
María Magdalena):
no
me toques, porque aún
no he subido a mi Padre;
mas
ve a mis hermanos, y diles: subo
a mi Padre y
a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
1
Co 15:20,23; Mas
ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
durmieron es hecho...23
Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los
que son de Cristo, en su venida.
Col
1:18; ...y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él
que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que
en todo tenga la preeminencia...
Así
como la gavilla mecida es la primicia de los primeros frutos, Cristo
es primicias de los que durmieron (1
Co 15:20) o,
lo que es lo mismo, primogénito de entre los muertos (Col
1:18). Jesús
resucitó triunfante al tercer día, ya que la muerte no pudo
retenerlo, por cuanto era justo (Hch
2:24).
Con esta victoria, quienes se acogen a su gracia salvadora son más
que vencedores (Ro
8:37) y
resucitan juntamente con Él (Ef
2:6). Pero
cada uno resucitará corporalmente según el orden establecido (1
Co 15:23).
Como
hemos visto en Lv
23:12-13, el
ritual de la gavilla mecida se completaba con un holocausto de
cordero de un año sin defecto y una ofrenda mecida de flor de harina
amasada con aceite en olor gratísimo, con su correspondiente
libación. Podemos de nuevo discernir aquí el cordero de Dios que
quita el pecado del mundo, así como el cuerpo y la sangre de Cristo,
que nos sustenta mediante su Palabra o Espíritu para darnos vida
eterna.
LA
FIESTA DE PENTECOSTÉS
Lv
23:15-19; Y
contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día
en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas
cumplidas serán. 16 Hasta el día siguiente del séptimo día de
reposo contaréis
cincuenta días;
entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. 17 De vuestras
habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de
dos décimas de efa de flor de harina, cocidos
con levadura, como primicias para Jehová.
18 Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto,
un becerro de la vacada, y dos carneros; serán
holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda
encendida de olor grato para Jehová.
19 Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos
corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz.
Ésta
era la última fiesta de la primavera, e igual que la ofrenda de la
gavilla mecida, se celebraba en domingo, cincuenta días más tarde,
tras la siega del trigo y del resto de los cereales. Se relaciona,
tanto con el antiguo pacto dado a Israel en el Sinaí, como con el
nuevo pacto, que entró en vigor con el derramamiento del Espíritu
Santo sobre la Iglesia (Hch
2:1-4 ).
Esta fiesta se conocía también como la fiesta de las semanas y la
fiesta de las primicias; pero, a diferencia de la gavilla, que es
primicia de los primeros frutos y representa a Cristo, estas
primicias se refieren a la primera cosecha de almas en Pentecostés
(Hch
2:37-38,41).
Hch
2:1-4; Cuando llegó el
día de Pentecostés,
estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la
casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y
fueron
todos llenos del Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba
que hablasen.
Hch
2:37-38,41; Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a
Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué
haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo… 41 Así que, los que
recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día
como tres mil personas.
En
similitud con otras fiestas, había presencia de animales
sacrificados, pan y vino. Los dos panes, número mínimo exigido para
la validez de todo testimonio, quizá tengan que ver con el
testimonio que nos dan el antiguo y el nuevo testamento; pero lo que
más llama la atención de los mismos es que tenían que ser cocidos
con levadura. La explicación a esta aparente anomalía es
prácticamente la misma que di anteriormente sobre las tortas con
levadura de la ofrenda del sacrificio de paz. A diferencia de los
panes sin levadura, que reflejan la pureza del Señor, estos panes con
levadura representan a hombres pecadores que son aceptados por Dios porque se arrepintieron y entregaron su vida
a Cristo.
Ro
12:1; Así que, hermanos, os
ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,
que es vuestro culto racional.
LA
SANTA CENA
1
Co 11:23-29 (Véase
también Mt
26:26-29; Mr 14:22-25 y
Lc
22:14-20); Porque yo recibí del Señor lo que también os he
enseñado: Que el
Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo
dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que
por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25 Asimismo
tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa
es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la
bebiereis, en memoria de mí.
26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis
esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. 27 De
manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del
Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del
Señor. 28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del
pan, y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe indignamente,
sin
discernir el cuerpo del Señor,
juicio come y bebe para sí.
Mt
26:29; Y
os digo que desde ahora no beberé más de este
fruto de la vid,
hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi
Padre.
Como
hemos visto, todos los apartados del presente estudio giran en torno
a este memorial, el cual es el punto de partida y de llegada, así como
el hilo conductor. Su analogía con el acto de comunión entre
Melquisedec y Abraham, ha quedado patente, así como con los rituales de
sacrificios, ofrendas y comidas sagradas de los sacerdotes y de todo
el pueblo. En cuanto a su significado, el pan y vino presentes en
todos estos eventos, representan el cuerpo y la sangre de Cristo,
nuestro Señor y Salvador.
Por
eso, para terminar, lo mejor que podemos decir es: “Al
que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la
honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Ap 5:13”.
Se trata de un estudio en profundidad sobre la relación entre los creyentes del antiguo y nuevo pacto, al compartir en comunión pan y vino en representación del cuerpo y la sangre de Cristo, quien entregó su vida para nuestra redención y salvación. Probablemente este estudio exigirá a algunas personas una buena dosis de concentración, o una segunda lectura, para poder asimilar la riqueza de su contenido.
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