5/7/17

Comunión con pan y vino en los dos pactos




El hecho de que el memorial de la Santa Cena fue ordenado por Jesús mismo y que la iglesia primitiva lo celebraba probablemente cada primer día de la semana (Hch 20:7), nos da idea de su importancia. Por eso no es de extrañar que el pan y vino, símbolos del cuerpo y sangre de Cristo y de la comunión de los creyentes (1 Co 10:16-18), estén ya presentes en diversas celebraciones y ritos simbólicos del antiguo testamento.
Hch 20:7;El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.
1 Co 10:16-18; La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. 18 Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?
Analicemos una serie de eventos en los que concurren dichos elementos:
EL ENCUENTRO DE MELQUISEDEC CON ABRAHAM
Gn 14:18-19; Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra...
En torno al pan y el vino se produce un acto de comunión entre Melquisedec y Abraham. El asunto no tendría mayor trascendencia si no fuera porque el primero es tipo de Cristo (He 5:5-6; He 7:1-3) y el segundo del creyente (Gál 3:6-7).
He 5:5-6 (ver también Sal 110:1,4); Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. 6 Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
He 7:1-3; Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
Gál 3:6-7; Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
Desde dicha perspectiva podemos observar en este acontecimiento algunos detalles reveladores: A) Melquisedec tomó la iniciativa de buscar a Abraham, de la misma manera que Jesús vino a buscar y salvar lo que se había perdido (Lc 19:10; Ro 10:20). B) El pan y vino que Melquisedec compartió con Abraham, nos recuerdan la carne y sangre que entregó Jesús como alimento que da vida eterna (Jn 6:51-54). C) La bendición de Melquisedec a Abraham alcanza a los que son de su simiente, la cual es Cristo (Gál 3:8-9; Gál 3:16).
Lc 19:10; Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Ro 10:20 (también Is 65:1); E Isaías dice resueltamente: fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí.
Jn 6:51-54; Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Gál 3:8-9; Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.
Gál 3:16; Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
OFRENDA Y LIBACIÓN
Nm 15:1-5; Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación que yo os doy, 3 y hagáis ofrenda encendida a Jehová, holocausto, o sacrificio, por especial voto, o de vuestra voluntad, o para ofrecer en vuestras fiestas solemnes olor grato a Jehová, de vacas o de ovejas; 4 entonces el que presente su ofrenda a Jehová traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina, amasada con la cuarta parte de un hin de aceite. 5 De vino para la libación ofrecerás la cuarta parte de un hin, además del holocausto o del sacrificio, por cada cordero. (si continuamos leyendo vemos que en función del tamaño y valor del animal sacrificado, le corresponde una determinada cantidad de harina, aceite y vino).
Jl 1:9; (también Jl 1:13; Jl 2:14); Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo.
Ez 45:17; Mas al príncipe corresponderá el dar el holocausto y el sacrificio y la libación en las fiestas solemnes, en las lunas nuevas, en los días de reposo y en todas las fiestas de la casa de Israel; él dispondrá la expiación, la ofrenda, el holocausto y las ofrendas de paz, para hacer expiación por la casa de Israel.
Para una mejor comprensión, voy a hacer un pequeño bosquejo sobre cuestiones relacionadas con los sacrificios:
Los sacrificios y ofrendas, sean éstas de animales o vegetales, se nos describen con cierto detalle; mientras que las libaciones, en el mejor de los casos, sólo son mencionadas. Además de los sacrificios y ofrendas de carácter personal, no circunscritos a días o periodos concretos, los sacerdotes, como intercesores de la congregación, debían sacrificar obligatoriamente holocausto dos veces al día, así como realizar distintos tipos de sacrificio y ofrenda, con sus libaciones, en determinadas fechas de la semana, mes y año (esto se trata extensamente en los capítulos 28 y 29 de Números). 
Otra particularidad a tener en cuenta es que en ocasiones el oferente realizaba sólo un sacrificio y en otras varios de distinto tipo, dependiendo del estado de su relación con Dios y la finalidad de los sacrificios (por ejemplo, el sacrificio de expiación por el pecado o la culpa, seguido del holocausto). 
Por otra parte, cuando se sacrificaba un animal ante el altar, el sacrificio se acompañaba de una ofrenda de harina sin levadura, condimentada con sal y aceite de oliva, así como una libación de vino (ésta no se menciona en los siete primeros capítulos de Levítico sobre los distintos tipos de sacrificio y ofrenda, pero sí que aparece en otros textos).
Nm 28:7; Y su libación, la cuarta parte de un hin con cada cordero; derramarás libación de vino superior ante Jehová en el santuario.
Fil 2:17; Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros.
Pero, ¿qué es una libación? Es un derramamiento de líquido ante el altar; en este caso, de vino.
Gn 35:14 (también Ex 30:9; Nm 28:7; Is 57:6 y Fil 2:17); Y Jacob erigió una señal en el lugar donde había hablado con él, una señal de piedra, y derramó sobre ella libación, y echó sobre ella aceite.
Vemos pues, que los diferentes tipos de sacrificios de animales, van acompañados de una ofrenda vegetal de flor de harina y una libación de vino. Por tanto, aquí ya se prefigura el cuerpo y la sangre de Cristo, quien sacrificó su vida a cambio de la nuestra.
LA OFRENDA VEGETAL
Lv 2:1-3; Cuando alguna persona ofreciere oblación a Jehová, su ofrenda será flor de harina, sobre la cual echará aceite, y pondrá sobre ella incienso, 2 y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón; y de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a Jehová. 3 Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová.
Lv 2:11-13; Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová. 12 Como ofrenda de primicias las ofreceréis a Jehová; mas no subirán sobre el altar en olor grato. 13 Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.
Esta ofrenda, con su correspondiente libación, acompaña a los sacrificios de animales. Todo sacrificio animal, sea para holocausto, ofrenda de paz o expiación del pecado y la culpa, se basan en la muerte expiatoria y sustitutoria de Cristo. La ofrenda vegetal hace más énfasis en los aspectos relativos a su entrega, santidad y comunión con el Padre.
La flor de harina, al ser el resultado de un proceso de molido y tamizado muy fino, nos hace pensar en la pureza, mansedumbre y humildad de Jesús, quien siempre fue obediente al Padre. Los restantes elementos presentes en esta ofrenda representan asimismo a Cristo y, por extensión, a toda ofrenda y sacrificio espiritual de sus redimidos. 
Así, por ejemplo, el aceite de oliva que impregna la masa nos muestra a Jesús lleno del Espíritu Santo. La ausencia de levadura indica que “no conoció pecado” (2 Co 5:21), que “nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca” (Is 53:9). La sazón con sal nos recuerda la vida de Jesús, que agradó al Padre en todo, manteniéndose puro en un mundo corrompido por el pecado; también se puede relacionar con vidas que, fortalecidas en Dios, luchan contra su propia hipocresía y el pecado que los asedia. La porción de la ofrenda quemada tiene que ver con su total entrega y fiel servicio al Padre y a sus semejantes. El incienso representa las oraciones de Jesús, nuestro intercesor o sumo sacerdote, así como las de los santos. 
Podrían añadirse más figuras y matices relativos a las ofrendas vegetales, pero baste con los que he enumerado.
Los miembros del cuerpo de Cristo, que conforman la Iglesia, son real sacerdocio (1 P 2:9). Por eso, a semejanza de los sacerdotes del antiguo pacto, pueden participar del pan y el vino en comunión, alrededor de su mesa, gracias al sacrificio de Cristo, que fue aceptable para el Padre. No debería pasarnos desapercibido el hecho de que los sacerdotes sólo podían comer de la ofrenda después de quemar con incienso una porción, que ascendía en olor fragante hacia Dios. Este memorial evidentemente apuntaba a Cristo, quien a su tiempo se ofrecería a sí mismo por nosotros sin mancha a Dios (He 9:14).
EL SACRIFICIO CONTINUO
Éx 29:38-40 (también Nm 28:2-8); Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día, continuamente. 39 Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde. 40 Además, con cada cordero una décima parte de un efa de flor de harina amasada con la cuarta parte de un hin de aceite de olivas machacadas; y para la libación, la cuarta parte de un hin de vino.
El holocausto continuo, con su ofrenda y libación, representan, una vez más, al Cordero divino, que se dio totalmente a sí mismo para que nosotros pudiéramos reconciliarnos con Dios y tener comunión con Él.
LOS PANES DE LA PROPOSICIÓN
Éx 25:29-30; Harás también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se libará; de oro fino los harás. 30 Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente.
Lv 24:5-9; Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa. 6 Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. 7 Pondrás también sobre cada hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová. 8 Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo. 9 Y será de Aarón y de sus hijos, los cuales lo comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas encendidas a Jehová, por derecho perpetuo.
Estos doce panes, que se colocaban en una mesa dentro del tabernáculo, representan las doce tribus de Israel, y nos indican la continua presencia y comunión de Dios con su pueblo.
La anterior porción de Levítico nos enseña que los sacerdotes comían esos panes; pero no en sus casas o en cualquier otro lugar, sino en el atrio, que es el lugar santo donde comían la parte de las ofrendas y sacrificios que les pertenecían.
Lv 6:14-16; Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecerán los hijos de Aarón delante de Jehová ante el altar. 15 Y tomará de ella un puñado de la flor de harina de la ofrenda, y de su aceite, y todo el incienso que está sobre la ofrenda, y lo hará arder sobre el altar por memorial en olor grato a Jehová. 16 Y el sobrante de ella lo comerán Aarón y sus hijos; sin levadura se comerá en lugar santo; en el atrio del tabernáculo de reunión lo comerán.
Aunque algunas versiones traducen Lv 24:9 diciendo que estos panes los comerían “en el lugar santo”, que es la parte del tabernáculo donde se guardaban, la mayoría de las versiones indican “un lugar santo”, con artículo indeterminado o sin artículo. Así que ese lugar santo o sagrado no era otro que el atrio, como acabamos de ver.
Asimismo, en los versículos de Éxodo mostrados en este apartado, vemos que sobre la mesa había, entre otros utensilios, incienso y tazones para la libación, la cual nos anticipa el derramamiento de la sangre de Cristo. Como ya he dicho, libar con vino, es derramarlo en el altar del sacrificio, que está en el atrio, frente a la entrada del tabernáculo.
Por otra parte, las siguientes dos porciones nos revelan que los sacerdotes no podían beber vino cuando iban a entrar en el tabernáculo, ni durante el tiempo que permanecían en él. Pero, ¿tampoco podían beberlo después en el atrio? La Palabra no lo aclara. Por tanto no podemos descartar que primero ofrecieran con incienso en el altar de los sacrificios una porción del pan con su libación de vino, como memorial, y luego comieran y bebieran lo que quedaba del pan y el vino, en señal de reconciliación y comunión entre Dios y su pueblo.
Lv 10:9-11; Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, 10 para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, 11 y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés.
Ez 44:21; Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior.
EL SACRIFICIO DE PAZ
Lv 3:1-3; Si su ofrenda fuere sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante de Jehová. 2 Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y la degollará a la puerta del tabernáculo de reunión; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor. 3 Luego ofrecerá del sacrificio de paz, como ofrenda encendida a Jehová, la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas...
Lv 7:30-34; ...traerán las ofrendas que se han de quemar ante Jehová; traerá la grosura con el pecho; el pecho para que sea mecido como sacrificio mecido delante de Jehová. 31 Y la grosura la hará arder el sacerdote en el altar, mas el pecho será de Aarón y de sus hijos. 32 Y daréis al sacerdote para ser elevada en ofrenda, la espaldilla derecha de vuestros sacrificios de paz. 33 El que de los hijos de Aarón ofreciere la sangre de los sacrificios de paz, y la grosura, recibirá la espaldilla derecha como porción suya. 34 Porque he tomado de los sacrificios de paz de los hijos de Israel el pecho que se mece y la espaldilla elevada en ofrenda, y lo he dado a Aarón el sacerdote y a sus hijos, como estatuto perpetuo para los hijos de Israel.
El sacrificio de paz es muy rico en contenido, pues simboliza la obra redentora de Cristo y los beneficios que de ella se derivan para su pueblo. Podía hacerse por tres motivos: 1) En acción de gracias (Lv 7:12). 2) En cumplimiento de un voto (Lv 7:16). 3) Simplemente como una ofrenda voluntaria (Lv 7:16).
A continuación analizaré algunas de las formalidades requeridas en este sacrificio y reflexionaré sobre su significado.
A) Los oferentes tenían que estar purificados de toda inmundicia (Lv 7:19-21). Este sacrificio presuponía que la persona ya estaba reconciliada con Dios, mediante el sacrificio del pecado y la culpa, y que mantenía limpia conciencia delante de Él, conforme a la exhortación que el apóstol Pablo nos hace. (Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida. 1 Ti 1:5).
B) El animal que se iba a sacrificar, como en los demás sacrificios, tenía que ser sin defecto (Lv 3:1), en representación de Cristo.
C) La persona que ofrecía el sacrificio de paz, de igual modo que en los demás sacrificios cruentos, ponía una mano sobre la cabeza del animal y con la otra lo degollaba (Lv 3:2). Eso le hacía reconocer que era pecador, así como la enorme gravedad de su pecado, que debía ser castigado con la muerte. Pero, por otro lado, le mostraba que por la gracia y misericordia de Dios, podía descargar o transferir sus pecados a un ser inocente, que lo sustituyera en su muerte, siendo así cubierto su pecado y, por tanto, perdonado, reconciliado y en paz con Dios. Aquí se ponen de manifiesto todos los aspectos de la redención de Cristo: la propiciación, sustitución, expiación, justificación, salvación, santificación...
D) La sangre era rociada por el sacerdote sobre el altar (Lv 3:2; Lv 7:27). Ésta representa la vida, y al esparcirla ante Él, reconocían que la vida le pertenece (Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas… Lv 17:11). Sabemos que la fuente, el autor de la vida es Cristo (Hch 3:15), quien la da mediante el soplo del Espíritu (Gn 2:7) y la quita cuando Él decide que expiremos por última vez, exhalando el espíritu (Ec 12:7).
E) Igual que la sangre, las vísceras, la cola y otras partes internas, consideradas la grosura del animal, pertenecían a Dios y eran quemadas ante su altar (Lv 3:3; Lv 7:25). De ahí que estuviera prohibido bajo toda circunstancia ingerir tanto la sangre como la grosura (Lv 7:25-27). Él es el Señor y lo que desea de nosotros es que le entreguemos nuestras entrañas, es decir, que le entreguemos voluntariamente nuestro corazón, ni más ni menos (Pr 23:26). Entregándole el corazón le damos todo nuestro ser, y de ese modo Él hará que fluya en nosotros el santo temor, la obediencia y todas las demás cosas buenas. Nuestras motivaciones son muy importantes, ya que Dios no juzga según las apariencias sino con justo juicio (Jn 7:24), porque escudriña la mente y el corazón de las personas (1 Cr 28:9; Jer 11:20; Ap 2:23) y, mediante su Palabra, discierne los pensamientos y las intenciones del corazón (He 4:12).
F) El pecho y la espaldilla derecha del animal servía de alimento a los sacerdotes (Lv 7:34). Pero antes de comer dicha vianda, el sacerdote que oficiaba el memorial mecía el pecho con oscilaciones horizontales y alzaba la espaldilla con movimientos verticales. A mi entender, esto representaba la comunión de los sacerdotes con Dios y con su pueblo, de modo similar a lo que ocurre en la santa cena.
G) Finalmente las personas que traían las ofrendas comían la parte restante, con gozo, paz y en comunión.
Lv 7:11-15; Y esta es la ley del sacrificio de paz que se ofrecerá a Jehová: 12 Si se ofreciere en acción de gracias, ofrecerá por sacrificio de acción de gracias tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y flor de harina frita en tortas amasadas con aceite. 13 Con tortas de pan leudo presentará su ofrenda en el sacrificio de acciones de gracias de paz. 14 Y de toda la ofrenda presentará una parte por ofrenda elevada a Jehová, y será del sacerdote que rociare la sangre de los sacrificios de paz. 15 Y la carne del sacrificio de paz en acción de gracias se comerá en el día que fuere ofrecida; no dejarán de ella nada para otro día.
Tal y como ya he comentado en el apartado “ofrenda y libación”, los sacrificios de animales -y el sacrificio de paz no es una excepción- se complementaban con una oblación u ofrenda vegetal, a la que acompañaba una libación. Lo sorprendente aquí es que junto con las tortas sin levadura se presentaban otras leudas, cuando Lv 2:11 prohíbe ofrendar con levadura.
Sin embargo no hay ninguna contradicción en esta presentación de tortas con levadura. Por un lado está la ofrenda sin levadura (símbolo de Cristo) que comen los sacerdotes, tras el memorial de la porción apartada para Dios (Lv 2:1-3). Por otro, la presentación de las tortas con levadura (símbolo de los creyentes), que comerán los que traen la ofrenda, junto con la carne que les ha quedado del animal sacrificado.
Para que haya una reconciliación efectiva entre dos partes tienen que estar ambas de acuerdo. El israelita no podía ofrecer este sacrificio sin haberse reconciliado antes con Dios, por lo que era una celebración para disfrutar la paz y el gozo de la salvación. En consonancia con esto, ambas clases de tortas reflejaban las dos partes reconciliadas: las que no tenían levadura representan a Cristo, que es puro y sin mancha; mientras que las tortas fermentadas se refieren a personas pecadoras, que han sido perdonadas. Gracias a dicho perdón, la comida que hacían en lugar santo era aceptable a Dios y un acto de comunión con Él.
En cuanto a la libación, sabemos que se realizaba, pero los detalles de lo que se hacía con el vino los desconocemos. No sabemos si se derramaba todo el vino, que en ningún caso era menos de 1,55 litros, o sólo una parte, como se hacía con el puñado de flor de harina del memorial. Por consiguiente tampoco podemos afirmar o negar la posibilidad de que bebieran vino en esta celebración.
LA OFRENDA DE LA GAVILLA MECIDA
Lv 23:9-13; Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 10 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. 11 Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá. 12 Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. 13 Su ofrenda será dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin.
La ofrenda de la gavilla mecida conmemora una de las siete fiestas solemnes que instituyó Jehová para su pueblo, además del sábado. Tiene lugar en domingo, en plena celebración de la fiesta solemne de los panes sin levadura, que dura siete días; es, pues, una fiesta en medio de otra. Como no es mi objetivo hacer ahora un estudio pormenorizado de las mismas, tras un corto preámbulo, pasaré a considerar específicamente esta fiesta.
Estas fiestas solemnes tienen una dimensión histórica para Israel; otra mesiánica, que apunta a Cristo y su obra redentora; finalmente, una de aplicación práctica personal. La ofrenda de la gavilla mecida evoca, por una parte, la victoria de Israel sobre sus enemigos en el Mar Rojo y, por otra, se refiere a la resurrección de Jesús, más concretamente a su subida al Padre tras su resurrección (no confundir este suceso de Jn 20:17 con su ascenso al cielo desde el monte de los olivos relatado en Hch 1:9-12).
Os 6:1-3; Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. 2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. 3 Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.
Zac 10:1; Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.
Las siete fiestas solemnes están ligadas a las estaciones del año y ciclos de las cosechas, especialmente en las épocas de la recogida de los frutos. Las cuatro primeras, entre las que se incluye ésta, forman parte de la lluvia tardía (Os 6:1-3; Zac 10:1), que cae en la primavera y tiene su cumplimiento en la primera venida de Cristo, quien trajo el derramamiento del Espíritu Santo y los primeros frutos de la cosecha espiritual de almas. Esta gavilla procedía de la cebada que, junto al lino, era lo que primero se segaba.
A su vez, las tres últimas se refieren a acontecimientos relacionados con la segunda venida de Cristo, cuando se recogen los últimos frutos de la cosecha. Con la llegada del otoño comienza oficialmente un nuevo año y la tierra recibe la lluvia temprana, que la prepara para un nuevo ciclo de cosechas.
Hemos de tener en cuenta que según el calendario civil, el año nuevo comienza en Israel en otoño (entre septiembre y octubre), concretamente en el mes de Tishrei, en concordancia con el orden de la Creación de Dios. Pero cuando Dios liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto estableció para ellos un calendario religioso, fijando el mes de Abib (entre marzo y abril) como primer mes del año. Desde entonces coexisten estos dos calendarios en Israel, que también se reflejan en todo cristiano, ya que éste primero nace físicamente y luego espiritualmente (Jn 3:5-6).
Éx 12:1-2; Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: 2 Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año.
Dt 16:1; Guardarás el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de noche.
Jn 3:5-6; Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
La gavilla es cortada primero de la tierra; luego se levanta en alto y se mece con un movimiento de vaivén horizontal, para que así el pueblo sea aceptado por Dios. A semejanza de la gavilla, Cristo fue cortado de la tierra de los vivientes para luego resucitar y ser exaltado hasta lo sumo por el Padre, reconciliándonos con Él y dándonos vida. No debemos pasar por alto el detalle de que ambos eventos relacionados (la gavilla mecida y la subida de Jesús al Padre tras su resurrección) suceden en domingo.
Jn 20:17; Jesús le dijo (a María Magdalena): no me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
1 Co 15:20,23; Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho...23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
Col 1:18; ...y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia...
Así como la gavilla mecida es la primicia de los primeros frutos, Cristo es primicias de los que durmieron (1 Co 15:20) o, lo que es lo mismo, primogénito de entre los muertos (Col 1:18). Jesús resucitó triunfante al tercer día, ya que la muerte no pudo retenerlo, por cuanto era justo (Hch 2:24). Con esta victoria, quienes se acogen a su gracia salvadora son más que vencedores (Ro 8:37) y resucitan juntamente con Él (Ef 2:6). Pero cada uno resucitará corporalmente según el orden establecido (1 Co 15:23).
Como hemos visto en Lv 23:12-13, el ritual de la gavilla mecida se completaba con un holocausto de cordero de un año sin defecto y una ofrenda mecida de flor de harina amasada con aceite en olor gratísimo, con su correspondiente libación. Podemos de nuevo discernir aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, así como el cuerpo y la sangre de Cristo, que nos sustenta mediante su Palabra o Espíritu para darnos vida eterna.
LA FIESTA DE PENTECOSTÉS
Lv 23:15-19; Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. 16 Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. 17 De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. 18 Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. 19 Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz.
Ésta era la última fiesta de la primavera, e igual que la ofrenda de la gavilla mecida, se celebraba en domingo, cincuenta días más tarde, tras la siega del trigo y del resto de los cereales. Se relaciona, tanto con el antiguo pacto dado a Israel en el Sinaí, como con el nuevo pacto, que entró en vigor con el derramamiento del Espíritu Santo sobre la Iglesia (Hch 2:1-4 ). Esta fiesta se conocía también como la fiesta de las semanas y la fiesta de las primicias; pero, a diferencia de la gavilla, que es primicia de los primeros frutos y representa a Cristo, estas primicias se refieren a la primera cosecha de almas en Pentecostés (Hch 2:37-38,41).
Hch 2:1-4; Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Hch 2:37-38,41; Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo… 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
En similitud con otras fiestas, había presencia de animales sacrificados, pan y vino. Los dos panes, número mínimo exigido para la validez de todo testimonio, quizá tengan que ver con el testimonio que nos dan el antiguo y el nuevo testamento; pero lo que más llama la atención de los mismos es que tenían que ser cocidos con levadura. La explicación a esta aparente anomalía es prácticamente la misma que di anteriormente sobre las tortas con levadura de la ofrenda del sacrificio de paz. A diferencia de los panes sin levadura, que reflejan la pureza del Señor, estos panes con levadura representan a hombres pecadores que son aceptados por Dios porque se arrepintieron y entregaron su vida a Cristo.
Ro 12:1; Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
LA SANTA CENA
1 Co 11:23-29 (Véase también Mt 26:26-29; Mr 14:22-25 y Lc 22:14-20); Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. 27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
Mt 26:29; Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
Como hemos visto, todos los apartados del presente estudio giran en torno a este memorial, el cual es el punto de partida y de llegada, así como el hilo conductor. Su analogía con el acto de comunión entre Melquisedec y Abraham, ha quedado patente, así como con los rituales de sacrificios, ofrendas y comidas sagradas de los sacerdotes y de todo el pueblo. En cuanto a su significado, el pan y vino presentes en todos estos eventos, representan el cuerpo y la sangre de Cristo, nuestro Señor y Salvador.
Por eso, para terminar, lo mejor que podemos decir es: “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Ap 5:13”.

1 comentario:

  1. Se trata de un estudio en profundidad sobre la relación entre los creyentes del antiguo y nuevo pacto, al compartir en comunión pan y vino en representación del cuerpo y la sangre de Cristo, quien entregó su vida para nuestra redención y salvación. Probablemente este estudio exigirá a algunas personas una buena dosis de concentración, o una segunda lectura, para poder asimilar la riqueza de su contenido.

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