9/6/17

El censo pecaminoso de David


1 Cr 21:1-8 (también 2 S 24:1-10); Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel. 2 Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa. 3 Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel? 4 Mas la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David. 5 Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada. 6 Entre éstos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab. Asimismo esto desagradó a Dios, e hirió a Israel. 8 Entonces dijo David a Dios: He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente.

INTRODUCCIÓN

Después de leer por enésima vez el texto anterior y su equivalente en 2 S 24:1-10, aún me cuesta entender en qué consistió el pecado de David. ¿Pecó por lo que hizo, por una mala motivación, o por ambas cosas? Por supuesto que he leído y escuchado diferentes respuestas a esta cuestión, pero ninguna de ellas me ha resultado satisfactoria, porque entiendo que se basan en suposiciones sin suficiente respaldo bíblico. No niego que algunas de estas explicaciones puedan ser correctas, sólo digo que debemos ser cautos cuando no hay total seguridad.

POSIBLES EXPLICACIONES

Sin entrar ahora a considerar las aparentes contradicciones entre 2 S y 1 Cr, una de las explicaciones más repetidas es que David no pecó por el hecho de hacer un censo, sino por hacerlo con la motivación errónea de satisfacer su orgullo y vanidad. Quizá pensó que estar al mando de un ejército tan numeroso y valiente fue un logro personal, basado en sus propios méritos. Aunque ninguno de estos dos textos diga expresamente nada al respecto, parece razonable admitir dicha posibilidad, teniendo en cuenta las palabras con las que Joab manifestó su desacuerdo al rey: ...Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel?” (1 Cr 21:3). Los siguientes versículos, que están relacionados con éste, apuntarían en la misma dirección:

Gn 22:17; De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar...

1 Cr 27:23-24; Y no tomó David el número de los que eran de veinte años abajo, por cuanto Jehová había dicho que él multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo. 24 Joab hijo de Sarvia había comenzado a contar; pero no acabó, pues por esto vino el castigo sobre Israel, y así el número no fue puesto en el registro de las crónicas del rey David.

Desde otra perspectiva, el querer saber el número de hombres con los que podía contar para ir a la guerra, es un posible indicio de que ya no mantenía una total dependencia de Dios. Tras haber triunfado sobre sus enemigos y formar un poderoso ejército, quizá se sentía lo suficientemente fuerte como para no tener que estar siempre pidiendo ayuda a Dios. En todo caso, este cambio de actitud no habría afectado sólo ni de modo principal a David, sino a todo Israel, a juzgar por lo que dice 2 S 24:1 “Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá”. Por tanto, no debemos pensar que Dios castigó al pueblo inocente por culpa de David, sino que fue castigado porque lo merecía, aunque eso sucediera a partir de una acción pecaminosa del rey.


OTRAS HIPÓTESIS

Si bien no descarto las explicaciones anteriores, mi reflexión me lleva también a contemplar como hipótesis alguna o varias de estas posibilidades: 1) Que el pecado no consistió en realizar el censo con una motivación incorrecta o que no sólo se debió a eso. 2) Que la verdadera o principal causa del pecado fue hacerlo sin el consentimiento de Dios. 3) Que quizá no se daban las condiciones o supuestos que prescribe la Ley para poder hacerlo. 4) Que se vulneraron ciertas normas legales asociados a los censos; o sea, que falló en el cómo y no en el qué.

Para tratar de disipar estas dudas, vamos a considerar las otras ocasiones en que la Biblia se refiere a un censo. El primero se llevó a cabo en el Sinaí, el segundo en Moab, a continuación vino éste de David, luego hubo un empadronamiento con Nehemías y finalmente el que se narra en el evangelio de Lucas.

EL MODELO FUNDAMENTAL

Éx 30:11-16; Habló también Jehová a Moisés, diciendo: 12 Cuando tomes el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado. 13 Esto dará todo aquel que sea contado; medio siclo, conforme al siclo del santuario. El siclo es de veinte geras. La mitad de un siclo será la ofrenda a Jehová. 14 Todo el que sea contado, de veinte años arriba, dará la ofrenda a Jehová. 15 Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras personas. 16 Y tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones, y lo darás para el servicio del tabernáculo de reunión; y será por memorial a los hijos de Israel delante de Jehová, para hacer expiación por vuestras personas.

Vemos, en primer lugar, que no podían realizar un censo como a ellos les pareciera. Sólo tenían que contar, como veremos más adelante, los varones mayores de 20 años que fueran aptos para la guerra, excluyendo a los levitas, los cuales debían ser contados aparte desde la edad de un mes.

Pero lo que quizá arroje más luz para entender la naturaleza del pecado de David al realizar el censo, es que el mismo debe ir acompañado obligatoriamente de un rescate por cada persona contada, “para que no sufran mortandad, que fue lo que ocurrió cuando David ordenó hacer un censo a su manera, infringiendo las normas establecidas por Dios.

Finalmente, observamos que el dinero recaudado por el rescate debía destinarse al servicio del tabernáculo o templo escogido por Dios, como un memorial de expiación del pueblo.

Éx 38:25-28; Y la plata de los empadronados de la congregación fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del santuario; 26 medio siclo por cabeza, según el siclo del santuario; a todos los que pasaron por el censo, de edad de veinte años arriba, que fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 27 Hubo además cien talentos de plata para fundir las basas del santuario y las basas del velo; en cien basas, cien talentos, a talento por basa. 28 Y de los mil setecientos setenta y cinco siclos hizo los capiteles de las columnas, y cubrió los capiteles de ellas, y las ciñó.

En relación con el último punto vemos que, cuando se realizó el primer censo en el desierto del Sinaí, la plata del rescate se usó para preparar los capiteles y basas de las columnas que sostenían la estructura del santuario y el velo. Por consiguiente, esta recaudación obligatoria contribuyó a la construcción del tabernáculo, junto a las generosas ofrendas voluntarias de todo el pueblo.

EL PRIMER CENSO EN LA HISTORIA DE ISRAEL

Nm 1:1-4; 45-49;
1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: 2 Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas. 3 De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos. 4 Y estará con vosotros un varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres.
45 Y todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra en Israel, 46 fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 47 Pero los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron contados entre ellos; 48 porque habló Jehová a Moisés, diciendo: 49 Solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel...

Antes de nada, para prevenir cualquier confusión diré que este censo del capítulo uno de Números es el mismo al que se alude en Éxodo, concretamente en Éx 38:25-28 y otros. Me parece pertinente resaltar que no sólo se hizo según las normas dadas por Dios en Éx 30:11-16, sino que además se hizo a instancias de Él, no por iniciativa propia; es decir, fue Dios mismo quien lo ordenó.

EXCLUSIÓN DEL CENSO GENERAL Y CUENTA APARTE DE LOS LEVITAS

Nm 3: 11-16, 39-47;
11 Habló además Jehová a Moisés, diciendo: 12 He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas. 13 Porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales; míos serán. Yo Jehová. 14 Y Jehová habló a Moisés en el desierto de Sinaí, diciendo: 15 Cuenta los hijos de Leví según las casas de sus padres, por sus familias; contarás todos los varones de un mes arriba. 16 Y Moisés los contó conforme a la palabra de Jehová, como le fue mandado.
39 Todos los contados de los levitas, que Moisés y Aarón conforme a la palabra de Jehová contaron por sus familias, todos los varones de un mes arriba, fueron veintidós mil. 40 Y Jehová dijo a Moisés: Cuenta todos los primogénitos varones de los hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por sus nombres. 41 Y tomarás a los levitas para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de los animales de los hijos de Israel. Yo Jehová. 42 Contó Moisés, como Jehová le mandó, todos los primogénitos de los hijos de Israel. 43 Y todos los primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres. 44 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: 45 Toma los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán míos. Yo Jehová. 46 Y para el rescate de los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel, que exceden a los levitas, 47 tomarás cinco siclos por cabeza; conforme al siclo del santuario los tomarás...

Aunque no tenga una incidencia directa en la cuestión que tratamos de dilucidar -cuál fue el pecado de David en relación con el censo que mandó hacer-, saco a colación el texto anterior para una mejor comprensión de la figura del censo tal como fue instituido por Dios. Entre otras cosas podemos destacar la cuenta aparte de los hijos de Leví, la relevancia de los primogénitos en Israel y la sustitución de éstos por los levitas para ser dedicados a Dios.

Nm 18:15-16; Todo lo que abre matriz, de toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo; pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás redimir el primogénito de animal inmundo. 16 De un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras.

De la importancia de la primogenitura en Israel puede darnos una idea el precio del rescate de cada primogénito mayor de un mes, al ser diez veces mayor que el establecido con carácter general para todo varón contado, mayor de 20 años. Esto lo podemos ver en las porciones correspondientes a Nm 3:46-47 y Nm 18:15-16, como acabo de mostrar.

EL SEGUNDO CENSO

Nm 26:1-4, 51, 62-65;
1 Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo: 2 Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel. 3 Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: 4 Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto.
51 Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.
62 De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel. 63 Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó. 64 Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. 65 Porque Jehová había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.

Quien ordenó hacer este censo fue Dios mismo otra vez conforme a las mismas pautas del primero. La realización de un nuevo censo fue algo necesario y oportuno porque, excepto Josué y Caleb, todos los contados habían perecido en el desierto y porque además estaban a punto de entrar en la tierra prometida, que luego repartirían por tribus en función del número de integrantes de cada una de ellas.

LOS QUE REGRESARON DE LA CAUTIVIDAD DE BABILONIA

Neh 7:5, 66, 70-73;
5 Entonces puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que fuesen empadronados según sus genealogías. Y hallé el libro de la genealogía de los que habían subido antes, y encontré en él escrito así…
66 Toda la congregación junta era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67 sin sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete...
70 Y algunos de los cabezas de familias dieron ofrendas para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales. 71 Los cabezas de familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas libras de plata. 72 Y el resto del pueblo dio veinte mil dracmas de oro, dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. 73 Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los sirvientes del templo y todo Israel, en sus ciudades.

En este caso Dios no mandó directamente censar al pueblo, pero puso en el corazón de Nehemías el hacer un empadronamiento. Como había un libro de genealogías de los primeros hombres que habían vuelto de la cautividad, Nehemías lo aprovechó para completar el padrón. A diferencia del censo de David, este registro poblacional debió ser aceptable para Dios, porque no se manifestó en contra ni aplicó disciplina alguna por ello. No se indica cómo se realizó el recuento o registro, ni que se tomara el preceptivo medio siclo del rescate. Eso sí, las ofrendas recaudadas para el servicio del templo, aun en el caso de que fueran todas de carácter voluntario, excedieron con creces la cantidad que hubiera correspondido por el rescate.

EL CENSO DECRETADO POR AUGUSTO CÉSAR

Lc 2:1-3; Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.

Lo menciono aquí por ser uno de los pocos censos que aparecen en la Biblia, pero es prácticamente irrelevante para el objetivo de este estudio, al ser impuesto a Israel por una potencia extranjera.

A continuación voy a referirme a varios sucesos en los que, aunque no hubo un censo, se cumplen algunas de las instrucciones asociadas a los censos, tal como Dios le mandó a Moisés.

RESTAURACIÓN DEL TEMPLO DURANTE EL REINADO DE JOÁS

2 Cr 24:4-10; Después de esto, aconteció que Joás decidió restaurar la casa de Jehová. 5 Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por las ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto. Pero los levitas no pusieron diligencia. 6 Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por qué no has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés siervo de Jehová impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo del testimonio? 7 Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruido la casa de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas de la casa de Jehová. 8 Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová; 9 e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la ofrenda que Moisés siervo de Dios había impuesto a Israel en el desierto. 10 Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta llenarla.

Aunque en la porción anterior no se menciona ningún censo, vemos que se solicitan ofrendas al pueblo para reparar los daños causados en el templo por la siniestra Atalía. Más allá de esta restauración inicial, Joás pretendía seguir recaudando ofrendas para que pudiera realizarse anualmente un servicio de reparación y mantenimiento del templo. Dichas ofrendas se refieren tanto a las voluntarias como a las que corresponde a cada varón mayor de 20 años por su rescate. Este último punto se indica con mayor claridad en el texto paralelo de 2 Reyes, que reproduzco a continuación.

2 R 12:4-5; Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo el dinero consagrado que se suele traer a la casa de Jehová, el dinero del rescate de cada persona según está estipulado, y todo el dinero que cada uno de su propia voluntad trae a la casa de Jehová, 5 recíbanlo los sacerdotes, cada uno de mano de sus familiares, y reparen los portillos del templo dondequiera que se hallen grietas.

Durante el reinado de Josías se volvió a efectuar otra amplia reparación del templo (2 R 22:3-5; 2 Cr 34:8-10), que fue sufragada mediante ofrendas del pueblo. Pero en este caso, no sólo no hay ninguna mención a un censo, tampoco se menciona la ofrenda del rescate.

LA OFRENDA DEL RESCATE EN TIEMPOS DE JESÚS

Mt 17:24-27; Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? 25 El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? 26 Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. 27 Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.

En la época del Nuevo Testamento dos dracmas equivalen exactamente a medio siclo de plata y un estatero a cuatro dracmas o un siclo. Por eso es muy probable que los que vinieron a preguntar a Pedro se encargaran de recoger entre el pueblo las ofrendas del rescate destinadas al servicio del templo. Mi opinión, basada en las palabras de Jesús, es que esta ofrenda había perdido su significado original y se había convertido en un simple tributo. De nuevo aquí no vemos ningún rastro de censo.

Aunque me salga del tema, no he podido resistir la tentación de hacer dos comentarios.

El primero es sobre la afirmación de Jesús de que los hijos están exentos de dar esta ofrenda ¿Por qué? El rescate de los israelitas de la esclavitud de Egipto es figura y sombra del rescate de la esclavitud del pecado, que se consumó con la muerte y resurrección de Cristo. Sus hijos no tienen nada que dar por su rescate porque ya Él pagó por ellos con su propia vida. Por otra parte, dicha práctica como memorial, ha sido sustituida por la comunión de los hermanos al participar del pan y el vino.

El segundo comentario es para aclarar que, si bien estamos exentos del anterior tributo religioso, no lo estamos de los tributos e impuestos de carácter civil, como nos lo enseña Jesús por ejemplo en Lc 20:22-25 y Pablo en Ro 13:1-8, más concretamente en los versículos 6-7.

Lc 20:22-25 (también Mt 22:15-22; Mr 12:13-17); ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? 23 Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? 24 Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. 25 Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

Ro 13:6-7; Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

RESUMEN

A) Sólo hay garantía de que se cumplieron plenamente las instrucciones dadas a Moisés en Éx 30:11-16, en los dos primeros censos, que Dios mismo mandó hacer.

B) Nehemías hizo un censo porque Dios lo puso en su corazón y se recaudaron abundantes ofrendas para el servicio del templo, pero no sabemos si se recogió específicamente el preceptivo medio siclo de plata por cabeza. En todo caso, fue Dios quien motivó a Nehemías a hacer este censo, y la prueba de que no le desagradó es la ausencia de cualquier reproche o represalia.

C) Joás, actuando por iniciativa propia, recogió del pueblo las ofrendas del rescate junto con las voluntarias y las destinó a la reparación y mantenimiento del templo. No se hizo ningún censo ni se observa ninguna manifestación en contra por parte de Dios.

D) En cuanto al censo de David, vemos que no sólo Dios no se lo mandó hacer, sino que lo tomó como una ofensa. Tampoco cumplió con el requisito de tomar el medio siclo del rescate para el servicio del santuario.

CONCLUSIÓN

Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones y las explicaciones que con más frecuencia se oyen sobre el censo de David, las cuales he comentado al principio, creo que nadie debería ser contundente en su respuesta. Hay varias respuestas alternativas, no todas igual de verosímiles:

1) Es posible que David pecara por orgullo y por confiar más en la fuerza de su ejército que en Dios; digo “posible”, porque la Biblia no afirma ni enseña eso claramente.

2) Tal vez David procedió de manera superflua, sin una razón o motivo que justificara un censo, al estar ya construido el tabernáculo y repartida la tierra entre las tribus.

3) Como fue Dios mismo quien ordenó hacer los dos primeros censos, quizá los únicos en los que se cumplieron al pie de la letra sus instrucciones, puede que el pecado de David consistiera simplemente en hacer un censo sin que Dios se lo mandara, o por hacerlo sin tan siquiera consultarlo con Él.

4) A diferencia de los tres argumentos anteriores, que no pasan de ser meras hipótesis más o menos verosímiles, existe la certeza de que David cometió un pecado de desobediencia, al incumplir las normas que Dios estableció con una solemne advertencia: ...cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad...” (Éx 30:12).

5) Finalmente, es posible que se diera una diversa combinación de los anteriores supuestos.

Cuando un texto bíblico sea especialmente complejo o de difícil comprensión, escudriñemos las escrituras, meditemos en ellas y seamos rigurosos en nuestras conclusiones. Evitemos el recurso fácil pero engañoso de decir lo que primero se nos ocurra o se les ocurra a otros, aunque la Palabra no lo diga ni lo enseñe con claridad.

Bendiciones en Cristo.

1 comentario:

  1. Reflexión sobre el censo pecaminoso de David hecha con el máximo rigor para no sacar conclusiones fáciles de dudosa veracidad. Junto al objeto central de este estudio se consideran de manera tangencial algunas otras cuestiones que contribuyen a un mejor conocimiento bíblico.

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