1
Cr 21:1-8 (también
2
S 24:1-10); Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a
David a que hiciese censo de Israel. 2 Y
dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de
Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de
ellos para que yo lo sepa. 3 Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo
cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi
señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a
Israel? 4
Mas la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y
recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del
número del pueblo a David. 5 Y había en todo Israel un millón cien
mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres
que sacaban espada. 6 Entre éstos no fueron contados los levitas, ni
los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a
Joab. Asimismo esto
desagradó a Dios, e hirió a Israel. 8 Entonces dijo David a Dios:
He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad
de tu siervo, porque he hecho muy locamente.
INTRODUCCIÓN
Después
de leer por enésima vez el texto anterior y su equivalente en 2
S 24:1-10, aún
me cuesta
entender
en qué consistió el pecado de David. ¿Pecó por lo que hizo, por
una mala motivación, o por ambas cosas? Por supuesto que he leído y
escuchado diferentes respuestas a esta cuestión, pero ninguna de
ellas me ha resultado satisfactoria, porque entiendo que se basan en
suposiciones sin suficiente respaldo bíblico. No niego que algunas
de estas explicaciones puedan ser correctas, sólo digo que debemos
ser cautos cuando no hay total seguridad.
POSIBLES
EXPLICACIONES
Sin
entrar ahora a considerar las aparentes contradicciones entre 2
S y
1 Cr,
una
de las explicaciones más repetidas es que David no pecó por el
hecho de hacer un censo, sino por hacerlo con la motivación errónea
de satisfacer su orgullo y vanidad. Quizá pensó que estar al mando
de un ejército tan numeroso y valiente fue un logro personal, basado
en sus propios méritos. Aunque ninguno de estos dos textos diga
expresamente nada al respecto, parece razonable admitir dicha
posibilidad, teniendo en cuenta las palabras con las que Joab
manifestó su desacuerdo al rey: “...Añada
Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos
éstos siervos de mi señor?
¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel?”
(1 Cr 21:3).
Los siguientes versículos, que están relacionados con éste,
apuntarían en la misma dirección:
Gn
22:17; De
cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las
estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar...
1
Cr 27:23-24; Y no tomó David el número de los que eran de veinte
años abajo, por cuanto Jehová había dicho que él multiplicaría
a Israel como las estrellas del cielo. 24 Joab hijo de Sarvia
había comenzado a contar; pero no acabó, pues por esto vino el
castigo sobre Israel, y así el número no fue puesto en el registro
de las crónicas del rey David.
Desde
otra perspectiva, el querer saber el número de hombres con los que
podía contar para ir a la guerra, es un posible indicio de que ya no
mantenía una total dependencia de Dios. Tras haber triunfado sobre
sus enemigos y formar un poderoso ejército, quizá se sentía lo
suficientemente fuerte como para no tener que estar siempre pidiendo
ayuda a Dios. En todo caso, este cambio de actitud no habría
afectado sólo ni de modo principal a David, sino a todo Israel, a
juzgar por lo que dice 2
S 24:1 “Volvió
a encenderse la ira de Jehová contra Israel,
e incitó a David contra ellos a
que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá”.
Por
tanto, no debemos pensar que Dios castigó al pueblo inocente por
culpa de David, sino que fue castigado porque lo merecía, aunque eso
sucediera a partir de una acción pecaminosa del rey.
OTRAS
HIPÓTESIS
Si
bien no descarto las explicaciones anteriores, mi reflexión me lleva
también a contemplar como hipótesis alguna o varias de estas
posibilidades: 1) Que el pecado no consistió en realizar el censo
con una motivación incorrecta o que no sólo se debió a eso. 2) Que
la verdadera o principal causa del pecado fue hacerlo sin el
consentimiento de Dios. 3) Que quizá no se daban las condiciones o
supuestos que prescribe la Ley para poder hacerlo. 4) Que se
vulneraron ciertas normas legales asociados a los censos; o sea, que
falló en el cómo y no en el qué.
Para
tratar de disipar estas dudas, vamos a considerar las otras ocasiones
en que la Biblia se refiere a un censo. El primero se llevó a cabo
en el Sinaí, el segundo en Moab, a continuación vino éste de
David, luego hubo un empadronamiento con Nehemías y finalmente el
que se narra en el evangelio de Lucas.
EL
MODELO FUNDAMENTAL
Éx
30:11-16; Habló también Jehová a Moisés, diciendo: 12 Cuando
tomes el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de
ellos, cada
uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes,
para que no haya en ellos mortandad cuando
los hayas contado. 13 Esto dará todo aquel que sea contado; medio
siclo, conforme al siclo del santuario.
El siclo es de veinte geras. La
mitad de un siclo será la ofrenda a Jehová. 14 Todo el que sea
contado, de veinte años arriba, dará la ofrenda a Jehová. 15 Ni el
rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando
dieren la ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras
personas. 16 Y tomarás de los hijos de Israel el
dinero de las expiaciones,
y lo
darás para el servicio del tabernáculo de reunión; y será por
memorial a los hijos de Israel delante de Jehová, para hacer
expiación por vuestras personas.
Vemos,
en primer lugar, que no podían realizar un censo como a ellos les
pareciera. Sólo tenían que contar, como veremos más adelante, los
varones mayores de 20 años que fueran aptos para la guerra,
excluyendo a los levitas, los cuales debían ser contados aparte
desde la edad de un mes.
Pero
lo que quizá arroje más luz para entender la naturaleza del pecado
de David al realizar el censo, es que el mismo debe ir acompañado
obligatoriamente de un rescate por cada persona contada, “para
que no sufran mortandad”,
que fue lo que ocurrió cuando David ordenó hacer un censo a su
manera, infringiendo las normas establecidas por Dios.
Finalmente,
observamos que el dinero recaudado por el rescate debía destinarse
al servicio del tabernáculo o templo escogido por Dios, como un
memorial de expiación del pueblo.
Éx
38:25-28; Y
la plata de los empadronados de la congregación fue cien talentos y
mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del
santuario;
26 medio siclo por cabeza, según el siclo del santuario; a todos los
que pasaron por el censo, de edad de veinte años arriba, que fueron
seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 27 Hubo además cien
talentos de plata para fundir las basas del santuario y las basas del
velo;
en cien basas, cien talentos, a talento por basa. 28 Y
de los mil setecientos setenta y cinco siclos hizo los capiteles de
las columnas, y cubrió los capiteles de ellas, y las ciñó.
En
relación con el último punto vemos que, cuando se realizó el
primer censo en el desierto del Sinaí, la plata del rescate se usó
para preparar los capiteles y basas de las columnas que sostenían la
estructura del santuario y el velo. Por consiguiente, esta
recaudación obligatoria contribuyó a la construcción del
tabernáculo, junto a las generosas ofrendas voluntarias de todo el
pueblo.
EL
PRIMER CENSO EN LA HISTORIA DE ISRAEL
Nm
1:1-4; 45-49;
1
Habló
Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de
reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de
su salida de la tierra de Egipto, diciendo: 2 Tomad el censo de toda
la congregación de los hijos de Israel por
sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los
nombres, todos los varones por sus cabezas. 3 De veinte años arriba,
todos los que pueden salir a la guerra en Israel,
los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos. 4 Y estará con
vosotros un varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus
padres.
45
Y todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus
padres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la
guerra en Israel, 46 fueron todos los contados seiscientos tres mil
quinientos cincuenta. 47 Pero
los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron contados entre
ellos; 48 porque habló Jehová a Moisés, diciendo: 49 Solamente no
contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los
hijos de Israel...
Antes
de nada, para prevenir cualquier confusión diré que este censo del
capítulo uno de Números es el mismo al que se alude en Éxodo,
concretamente en Éx
38:25-28 y
otros. Me parece pertinente resaltar que no sólo se hizo según las
normas dadas por Dios en Éx
30:11-16, sino
que además se hizo a instancias de Él, no por iniciativa propia; es
decir, fue Dios mismo quien lo ordenó.
EXCLUSIÓN
DEL CENSO GENERAL Y CUENTA APARTE DE LOS LEVITAS
Nm
3: 11-16, 39-47;
11
Habló
además Jehová a Moisés, diciendo: 12 He aquí, yo
he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de
todos los primogénitos,
los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos
los levitas. 13 Porque
mío es todo primogénito;
desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la
tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en
Israel, así de hombres como de animales; míos serán.
Yo Jehová. 14 Y Jehová habló a Moisés en el desierto de Sinaí,
diciendo: 15 Cuenta los hijos de Leví según las casas de sus
padres, por sus familias; contarás todos los varones de un mes
arriba. 16 Y Moisés los contó conforme a la palabra de Jehová,
como le fue mandado.
39
Todos los contados de los levitas, que Moisés y Aarón conforme a la
palabra de Jehová contaron por sus familias, todos los varones de un
mes arriba, fueron veintidós mil. 40 Y Jehová dijo a Moisés:
Cuenta todos los primogénitos varones de los hijos de Israel de un
mes arriba, y cuéntalos por sus nombres. 41 Y tomarás a los levitas
para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel,
y los animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de
los animales de los hijos de Israel. Yo Jehová. 42 Contó Moisés,
como Jehová le mandó, todos los primogénitos de los hijos de
Israel. 43 Y todos los primogénitos varones, conforme al número de
sus nombres, de un mes arriba, fueron veintidós mil doscientos
setenta y tres. 44 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: 45 Toma
los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de
Israel, y los animales de los levitas en lugar de sus animales; y los
levitas serán míos. Yo Jehová. 46 Y
para el rescate de
los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de
Israel, que exceden a los levitas, 47 tomarás
cinco siclos por cabeza;
conforme al siclo del santuario los tomarás...
Aunque
no tenga una incidencia directa en la cuestión que tratamos de
dilucidar -cuál fue el pecado de David en relación con el censo que
mandó hacer-, saco a colación el texto anterior para una mejor
comprensión de la figura del censo tal como fue instituido por Dios.
Entre otras cosas podemos destacar la cuenta aparte de los hijos de
Leví, la relevancia de los primogénitos en Israel y la sustitución
de éstos por los levitas para ser dedicados a Dios.
Nm
18:15-16; Todo lo que abre matriz, de toda carne que ofrecerán a
Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo; pero
harás que se redima el primogénito del hombre; también harás
redimir el primogénito de animal inmundo. 16 De
un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación,
por el precio de cinco siclos,
conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras.
De
la importancia de la primogenitura en Israel puede darnos una idea el
precio del rescate de cada primogénito mayor de un mes, al ser diez
veces mayor que el establecido con carácter general para todo varón
contado, mayor de 20 años. Esto lo podemos ver en las porciones
correspondientes a Nm
3:46-47 y
Nm
18:15-16, como
acabo de mostrar.
EL
SEGUNDO CENSO
Nm
26:1-4, 51, 62-65;
1
Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a
Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo: 2 Tomad el censo de toda
la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por
las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en
Israel. 3 Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los
campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: 4
Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a
Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de
Egipto.
51
Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil
setecientos treinta.
62
De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un
mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por
cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel.
63 Estos
son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales
contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán
frente a Jericó. 64 Y entre éstos ninguno hubo de los contados por
Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel
en el desierto de Sinaí. 65 Porque Jehová había dicho de ellos:
Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo
de Jefone y Josué hijo de Nun.
Quien
ordenó hacer este censo fue Dios mismo otra vez conforme a las
mismas pautas del primero. La realización de un nuevo censo fue algo
necesario y oportuno porque, excepto Josué y Caleb, todos los
contados habían perecido en el desierto y porque además estaban a
punto de entrar en la tierra prometida, que luego repartirían por
tribus en función del número de integrantes de cada una de ellas.
LOS
QUE REGRESARON DE LA CAUTIVIDAD DE BABILONIA
Neh
7:5, 66, 70-73;
5
Entonces
puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al
pueblo, para
que fuesen empadronados según sus genealogías.
Y hallé el libro de la genealogía de los que habían subido antes,
y encontré en él escrito así…
66
Toda la congregación junta era de cuarenta y dos mil trescientos
sesenta, 67 sin sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos
treinta y siete...
70
Y algunos de los cabezas de familias dieron ofrendas para la obra. El
gobernador dio para el tesoro mil
dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras
sacerdotales. 71 Los
cabezas de familias dieron para el tesoro de la obra
veinte mil dracmas de
oro y dos mil doscientas libras de plata. 72 Y
el resto del pueblo dio veinte
mil dracmas de oro, dos mil libras de plata, y sesenta y siete
vestiduras sacerdotales. 73 Y habitaron los sacerdotes, los levitas,
los porteros, los cantores, los del pueblo, los sirvientes del templo
y todo Israel, en sus ciudades.
En
este caso Dios no mandó directamente censar al pueblo, pero puso en
el corazón de Nehemías el hacer un empadronamiento. Como había un
libro de genealogías de los primeros hombres que habían vuelto de
la cautividad, Nehemías lo aprovechó para completar el padrón. A
diferencia del censo de David, este registro poblacional debió ser
aceptable para Dios, porque no se manifestó en contra ni aplicó
disciplina alguna por ello. No se indica cómo se realizó el
recuento o registro, ni que se tomara el preceptivo medio siclo del
rescate. Eso sí, las ofrendas recaudadas para el servicio del
templo, aun en el caso de que fueran todas de carácter voluntario,
excedieron con creces la cantidad que hubiera correspondido por el
rescate.
EL
CENSO DECRETADO POR AUGUSTO CÉSAR
Lc
2:1-3; Aconteció
en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto
César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se
hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser
empadronados, cada uno a su ciudad.
Lo
menciono aquí por ser uno de los pocos censos que aparecen en la
Biblia, pero es prácticamente irrelevante para el objetivo de este
estudio, al ser impuesto a Israel por una potencia extranjera.
A
continuación voy a referirme a varios sucesos en los que, aunque no
hubo un censo, se cumplen algunas de las instrucciones asociadas a
los censos, tal como Dios le mandó a Moisés.
RESTAURACIÓN
DEL TEMPLO DURANTE EL REINADO DE JOÁS
2
Cr 24:4-10; Después de esto, aconteció que Joás
decidió restaurar la casa de Jehová.
5 Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por las
ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año
sea reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en
el asunto. Pero los levitas no pusieron diligencia. 6 Por
lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por
qué no has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén
la ofrenda que Moisés siervo de Jehová impuso a la congregación de
Israel para el tabernáculo del testimonio? 7
Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruido la casa de
Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas
consagradas de la casa de Jehová. 8 Mandó, pues, el rey que
hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de
Jehová; 9 e
hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la
ofrenda que Moisés siervo de Dios había impuesto a Israel en el
desierto.
10 Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron
ofrendas, y las echaron en el arca hasta llenarla.
Aunque
en la porción anterior no se menciona ningún censo, vemos que se
solicitan ofrendas al pueblo para reparar los daños causados en el
templo por la siniestra Atalía. Más allá de esta restauración
inicial, Joás pretendía seguir recaudando ofrendas para que pudiera
realizarse anualmente un servicio de reparación y mantenimiento del
templo. Dichas ofrendas se refieren tanto a las voluntarias como a
las que corresponde a cada varón mayor de 20 años por su rescate.
Este último punto se indica con mayor claridad en el texto paralelo
de 2 Reyes, que reproduzco a continuación.
2
R 12:4-5; Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo
el dinero consagrado que se suele traer a la casa de Jehová, el
dinero del rescate de cada persona según está estipulado, y todo el
dinero que cada uno de su propia voluntad trae a la casa de Jehová,
5 recíbanlo los sacerdotes, cada uno de mano de sus familiares, y
reparen los portillos del templo dondequiera que se hallen grietas.
Durante
el reinado de Josías se volvió a efectuar otra amplia reparación
del templo (2
R 22:3-5; 2 Cr 34:8-10), que
fue sufragada mediante ofrendas del pueblo. Pero en este caso, no
sólo no hay ninguna mención a un censo, tampoco se menciona la
ofrenda del rescate.
LA
OFRENDA DEL RESCATE EN TIEMPOS DE JESÚS
Mt
17:24-27; Cuando llegaron a Capernaum, vinieron
a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro
Maestro no paga las dos dracmas? 25 El dijo: Sí. Y al entrar él en
casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón?
Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los
impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? 26 Pedro le respondió:
De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. 27
Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el
primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un
estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.
En
la época del Nuevo Testamento dos dracmas equivalen exactamente a
medio siclo de plata y un estatero a cuatro dracmas o un siclo. Por
eso es muy probable que los que vinieron a preguntar a Pedro se
encargaran de recoger entre el pueblo las ofrendas del rescate
destinadas al servicio del templo. Mi opinión, basada en las
palabras de Jesús, es que esta ofrenda había perdido su significado
original y se había convertido en un simple tributo. De nuevo aquí
no vemos ningún rastro de censo.
Aunque
me salga del tema, no he podido resistir la tentación de hacer dos
comentarios.
El
primero es sobre la afirmación de Jesús de que los hijos están
exentos de dar esta ofrenda ¿Por qué? El rescate de los israelitas
de la esclavitud de Egipto es figura y sombra del rescate de la
esclavitud del pecado, que se consumó con la muerte y resurrección
de Cristo. Sus hijos no tienen nada que dar por su rescate porque ya
Él pagó por ellos con su propia vida. Por otra parte, dicha
práctica como memorial, ha sido sustituida por la comunión de los
hermanos al participar del pan y el vino.
El
segundo comentario es para aclarar que, si bien estamos exentos del
anterior tributo religioso, no lo estamos de los tributos e impuestos
de carácter civil, como nos lo enseña Jesús por ejemplo en Lc
20:22-25 y
Pablo en Ro
13:1-8, más
concretamente en los versículos 6-7.
Lc
20:22-25 (también
Mt
22:15-22; Mr 12:13-17); ¿Nos
es lícito dar tributo a César, o no? 23
Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me
tentáis? 24 Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la
inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. 25 Entonces
les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es
de Dios.
Ro
13:6-7; Pues
por esto pagáis también los tributos,
porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto
mismo. 7 Pagad
a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto,
impuesto;
al que respeto, respeto; al que honra, honra.
RESUMEN
A)
Sólo hay garantía de que se cumplieron plenamente las instrucciones
dadas a Moisés en Éx
30:11-16, en
los dos primeros censos, que Dios mismo mandó hacer.
B)
Nehemías
hizo un censo porque Dios lo puso en su corazón y se recaudaron
abundantes ofrendas para el servicio del templo, pero no sabemos si
se recogió específicamente el preceptivo medio siclo de plata por
cabeza. En todo caso, fue Dios quien motivó a Nehemías a hacer este
censo, y la prueba de que no le desagradó es la ausencia de
cualquier reproche o represalia.
C)
Joás, actuando por iniciativa propia, recogió del pueblo las
ofrendas del rescate junto con las voluntarias y las destinó a la
reparación y mantenimiento del templo. No se hizo ningún censo ni
se observa ninguna manifestación en contra por parte de Dios.
D)
En cuanto al censo de David, vemos que no sólo Dios no se lo mandó
hacer, sino que lo tomó como una ofensa. Tampoco cumplió con el
requisito de tomar el medio siclo del rescate para el servicio del
santuario.
CONCLUSIÓN
Teniendo
en cuenta las anteriores consideraciones y las explicaciones que con
más frecuencia se oyen sobre el censo de David, las cuales he
comentado al principio, creo que nadie debería ser contundente en su
respuesta. Hay varias respuestas alternativas, no todas igual de
verosímiles:
1)
Es posible que David pecara por orgullo y por confiar más en la
fuerza de su ejército que en Dios; digo “posible”, porque la
Biblia no afirma ni enseña eso claramente.
2)
Tal vez David procedió de manera superflua, sin una razón o motivo
que justificara un censo, al estar ya construido el tabernáculo y
repartida la tierra entre las tribus.
3)
Como fue Dios mismo quien ordenó hacer los dos primeros censos,
quizá los únicos en los que se cumplieron al pie de la letra sus
instrucciones, puede que el pecado de David consistiera simplemente
en hacer un censo sin que Dios se lo mandara, o por hacerlo sin tan
siquiera consultarlo con Él.
4)
A diferencia de los tres argumentos anteriores, que no pasan de ser
meras hipótesis más o menos verosímiles, existe la certeza de que
David cometió un pecado de desobediencia, al incumplir las normas
que Dios estableció con una solemne advertencia: “...cada
uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes,
para
que no haya en ellos mortandad...”
(Éx 30:12).
5)
Finalmente, es posible que se diera una diversa combinación de los
anteriores supuestos.
Cuando
un texto bíblico sea especialmente complejo o de difícil
comprensión, escudriñemos las escrituras, meditemos en ellas y
seamos rigurosos en nuestras conclusiones. Evitemos el recurso fácil
pero engañoso de decir lo que primero se nos ocurra o se les ocurra
a otros, aunque la Palabra no lo diga ni lo enseñe con claridad.
Bendiciones
en Cristo.
Reflexión sobre el censo pecaminoso de David hecha con el máximo rigor para no sacar conclusiones fáciles de dudosa veracidad. Junto al objeto central de este estudio se consideran de manera tangencial algunas otras cuestiones que contribuyen a un mejor conocimiento bíblico.
ResponderEliminar