2
Ti 2:1-6; Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia
que es en Cristo Jesús. 2 Lo que has oído de mí
ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos
para enseñar también a otros. 3 Tú, pues, sufre
penalidades como buen soldado de Jesucristo. 4 Ninguno
que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a
aquel que lo tomó por soldado. 5 Y también el que lucha como
atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. 6 El
labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.
TRABAJO
Y LUCHA SON COMPATIBLES CON GOZO Y DESCANSO
Todo
lo que vale la pena en la vida normalmente exige esfuerzo. Aunque los
creyentes en Cristo hemos sido salvados por gracia, para andar
conforme a la voluntad de Dios tenemos que esforzarnos. No tenemos
más remedio que hacerlo; 2 Ti 2:1
y
otras porciones de la Palabra nos lo dejan bien claro. Recordemos que
ya en Gn 3:19 Dios
le dijo a Adán que con el sudor de su rostro comería el pan.
Que
hayamos sido salvados y tengamos bellas promesas para el futuro es un
gran motivo de gozo. Pero eso no quita que tengamos que trabajar
ardua y pacientemente para obtener nuestro galardón cuando
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, de modo similar al trabajo
del labrador para obtener los frutos. A pesar del trabajo que tenemos
por delante, podemos descansar en Jesús en gran medida, porque su
carga es ligera. También podemos disponer de periodos de disfrute,
sin perder de vista que el descanso y la felicidad plena no los vamos
a encontrar aquí y ahora, sino en nuestra posterior vida celestial.
En
2 Ti 2:3-5
vemos
que también se compara al creyente con un soldado y con un atleta.
Ambas actividades requieren lucha, disciplina, sacrificio y renuncia.
Si nos dejamos arrastrar por nuestros apetitos carnales nada de esto
nos gusta, pero entonces dejaríamos de ser personas. Aun los
animales necesitan esforzarse en cazar y buscar alimentos para ellos
y sus crías si quieren sobrevivir, y nosotros en ese sentido no
somos muy diferentes. Así que todas las personas en mayor o menor
medida nos vemos obligadas a luchar contra las adversidades de la
vida.
LA
VIDA ES UN CONTINUO APRENDIZAJE: IMPORTANCIA DE LA INSTRUCCIÓN
Podemos
y debemos aprender de nuestra propia experiencia, así como de la
ajena y de los conocimientos de otros. Tal como nos muestra 2
Ti 2:2,
necesitamos recibir las enseñanzas de otras personas para nuestro
provecho y para que las podamos a su vez transmitir. Nadie nace
aprendido y nadie debe dejar de aprender hasta que muera. En la
Biblia tenemos numerosos ejemplos de personas que aprovecharon bien
las enseñanzas de sus predecesores, como es el caso de Josué que
acompañó fielmente a Moisés, Eliseo aprendiendo de Elías, Esther
de Mardoqueo, los apóstoles de Jesús, etc.
Ahora
bien, por
el simple hecho de que hay personas que tienen necesidad de aprender,
tiene que haber otras capacitadas para enseñar. Es ésta una ley
natural que se aplica a todos los seres que se mueven sobre la faz de
la Tierra. En efecto, tanto el ser humano como el resto de animales
necesitamos no sólo un periodo de crecimiento y maduración física,
sino también una fase específica de preparación para aprender a
desenvolvernos en la vida con cierta garantía de éxito.
DESTINADOS
A DAR BUEN FRUTO PARA LA GLORIA DE DIOS
Dios
creó todas las cosas como Él quiso y cada una con un propósito. En
la creación todo tiene su porqué, cada cosa está destinada a algo
según su naturaleza. Por otra parte, todos los seres vivos en
general, sean plantas, animales o personas, producen frutos, que
pueden ser buenos o malos. A diferencia del resto de los animales, el
ser humano es capaz de planificar acciones, de trazar metas y
objetivos, los cuales pueden o no estar de acuerdo con la voluntad de
Dios.
El
superior destino de todas las personas, como del resto de la
Creación, es glorificar a su Creador. Pero la caída del hombre en
pecado destruyó la armonía original, haciendo que muchos honrasen a
las criaturas antes que al Creador.
Ro
1:25; ...cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando
culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por
los siglos. Amén.
Dios
ya se ha reconciliado con nosotros por medio de Cristo y pide a todos
los hombres que se reconcilien con Él. Dicho acto de reconciliación,
que pasa necesariamente por creer en Jesucristo como nuestro Señor y
Salvador, arrepintiéndonos de nuestros pecados y convirtiéndonos a
Él, restaura aquella comunión con Dios que tuvimos en Edén y nos
capacita para dar un fruto saludable, que es el fruto del Espíritu.
2
Co 5:18,20; Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió
consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación;
20
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase
por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos
con Dios.
Sin
el Espíritu Santo morando en nosotros, no podríamos producir ese
buen fruto que Dios espera que produzcamos. Pero no deja de ser menos
cierto que debemos colaborar con el Espíritu Santo, procurando no
contristarlo y dejándonos guiar por Él sin resistirlo.
Ef
4:30; Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención.
Hch
7:51; ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos!
Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres,
así también vosotros.
DIOS
BUSCA COLABORADORES VOLUNTARIOS
Dios
no nos utiliza como si fuéramos robots o de forma teledirigida. Él
nos diseñó con capacidad para oír su voz y responder libremente a
ella; la decisión de obedecerlo o no es nuestra y Él la respeta.
Cuando tomamos una decisión en respuesta a la voz de Dios, nos
hacemos responsables de ella y sus consecuencias, de modo que no
podemos excusarnos ni culpar a otros de nuestros errores, aunque sí
podemos arrepentirnos.
El
Todopoderoso, pudiendo suplantarnos y resolver Él solo las
dificultades que se nos presentan, normalmente prefiere actuar en
colaboración con nosotros ¿Y qué es lo que nosotros podemos
aportar? Únicamente nuestra fe puesta en acción, que consiste en
obedecer a Dios, siguiendo sus instrucciones.
LA
FE SE PRUEBA CON CASOS PRÁCTICOS Y SITUACIONES CONCRETAS
En
ocasiones tenemos que afrontar duras pruebas, enfrentándonos a
situaciones o enemigos a los que nos parece imposible que podamos
vencer. Es entonces cuando tenemos que echar mano de nuestra fe,
viendo con los ojos espirituales, recordando que somos más que
vencedores, no en nuestras fuerzas, sino en Cristo, que todo lo
puede.
EJEMPLOS
EN LA BIBLIA:
La
victoria contra los moabitas y amonitas
Al
respecto es muy ilustrativo el relato contenido en 2
Cr 20:1-30. Cuando
el rey Josafat vio que Judá iba a ser atacada por un enemigo al que
humanamente era imposible resistir, sintió temor, como es natural,
pero enseguida reaccionó, humillándose delante de Dios y entrando
en ayuno y oración con todo el pueblo. Jehová
no tardó en responder a su clamor, animándolos y anunciándoles una
victoria segura, ya que sería Él quien pelearía contra sus
enemigos. Entonces el ejército de Judá se presentó en el campo de
batalla y con él un grupo de cantores designados para esa ocasión,
vestidos con ornamentos sagrados. Cuando los cantores comenzaron a
glorificar a Dios y entonaron cánticos de alabanza, permaneciendo
quietos como Él les había mandado, sus enemigos procedieron a
destruirse entre sí hasta no quedar ni uno.
De
esta historia pueden extraerse muchas enseñanzas, pero la cuestión
que quiero resaltar ahora es la siguiente: si fue Dios quien peleó
por Judá, ¿por qué no permitió que se quedasen descansando en el
campamento, ahorrándoles el mal trago de tener que presentarse en el
campo de batalla? ¿Pensamos que esto les debió resultar fácil? Por
el contrario, pienso que fue un auténtico reto para ellos, una gran
prueba de fe ¿Cómo mantenerse en pie sin desfallecer ante un
ejército enemigo tan superior? Dando por supuesto que la noche
anterior a la batalla no lograrían dormir, ¿qué pensamientos
vendrían a sus mentes? ¿Volvería a asomar la duda y el temor? El
caso es que al levantase por la mañana los levitas cantores alabaron
a Jehová con fuerte y alta voz y, por su parte, Josafat exhortó al
pueblo a confiar en Dios. Finalmente Judá superó la prueba de fe,
pero sin duda tuvo que esforzarse para librar una terrible lucha
espiritual y resistir la tentación de abandonar, obteniendo así la
victoria.
Nuestros
combates se libran principalmente en nuestra mente, ya que no
luchamos contra carne ni sangre, sino contra Satanás y sus huestes
en una tremenda guerra espiritual.
Ef
6:11-12; Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
La
conquista de la tierra prometida
Otra
historia que nos puede servir de ejemplo es la conquista de la tierra
prometida. Aunque Dios entregó la tierra de Canaán a Israel, éste
tuvo que entrar a poseerla con no poco esfuerzo. De ahí que Jehová
le insistiera a Josué, repitiéndole tres veces que se esforzara y
fuera valiente, a pesar de que les había entregado esa tierra y que
estaría con él como había estado con Moisés, a pesar de la
promesa de que no lo dejaría ni lo desampararía.
CAMINAR
CON DIOS ES SIEMPRE LA MEJOR OPCIÓN
Caminar
solos sin Dios acaba en fracaso con toda seguridad. Por otra parte,
tampoco debemos esperar que Él nos lleve a cuestas o en volandas,
como si caminara por nosotros. De lo que se trata es de ser sabios y
caminar con Dios, tal como hicieron Enoc y
Noé. En definitiva, debemos seguir las pisadas de Jesús, entrando
por la puerta y el camino estrecho que conduce a la vida eterna.
Gn
5:24; Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le
llevó Dios.
Gn
6:9; ...Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones;
con Dios caminó Noé.
1
P 2:21; Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo
padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus
pisadas…
Mt
7:13-14; Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que
entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino
que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Lc
13:24; Esforzaos a entrar por la puerta angosta;
porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Jn
10:9; Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y
entrará, y saldrá, y hallará pastos.
Es,
pues, importante que tengamos en cuenta que el esfuerzo debe
acompañarnos siempre, no sea que sucumbamos a la tentación de
buscar otros caminos más fáciles, o bien ciertos atajos para llegar
antes, al margen del Señor, que es el Camino. Aparte de no andar en
su voluntad, podemos acabar sufriendo más penalidades y retrasos en
alcanzar nuestras metas.
Jn
14:6; Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
En
esa posible desviación del Camino siempre ha ejercido notable
influencia el mundo. Esto es muy evidente en la sociedad actual, en
la que el mal se está multiplicando. Cada vez hay más gente para la
que todo vale con tal de obtener el éxito que busca, en aplicación
del perverso principio que dice que el fin justifica los medios.
LA
IMPACIENCIA POR CONSEGUIR RESULTADOS: EL CORTO PLAZO
También
es muy propio de estos tiempos, en los que todo evoluciona tan de
prisa, el desmesurado interés por el corto plazo en detrimento de
objetivos necesarios que requieren una planificación y desarrollo a
más largo plazo.
Eso
explica que los programas de los gobiernos y los partidos políticos
que los sustentan, den a menudo más prioridad a conseguir los votos
necesarios para acceder al gobierno que a solucionar los problemas.
Por un lado los electores están impacientes por ver pronto
resultados tangibles y por otro los políticos profesionales lo que
más valoran es continuar en el poder; de modo que por culpa de unos
y otros no se emprenden planes de larga duración que son vitales
para los países, si quieren alcanzar un desarrollo sostenible.
Esta
actitud, además de irresponsable, denota inmadurez política y nos
recuerda el comportamiento de los niños de corta edad cuando exigen
con insistencia que se les conceda de inmediato algún capricho. Aun
siendo personas adultas podemos comportarnos de modo inmaduro en
determinados asuntos o en ciertas ocasiones, al preferir la obtención
de un placer inmediato y pasajero en detrimento de una satisfacción
posterior más profunda y duradera.
EL
DESEO DE CONSEGUIR LAS COSAS DE MANERA RÁPIDA Y FÁCIL
Otro
rasgo de conducta muy extendido es la actitud de querer conseguir lo
que se desea con el mínimo esfuerzo y en el menor tiempo posible; de
ahí tantos participantes en juegos de azar, inversores en bolsa,
traficantes de drogas, personas que se prostituyen, ladrones,
sobornadores, corruptos en posiciones de autoridad y poder, etc. He
metido estas actividades tan variopintas en un mismo saco porque,
aunque unas son legales y otras no, todas ellas apuestan por alcanzar
un objetivo ambicioso de forma rápida y fácil.
La
realidad es que la inmensa mayoría de los participantes en juegos de
azar fracasan en su intento de ganar dinero, y los que invierten en
bolsa sin poseer información privilegiada corren el riesgo de perder
en un mal día todas las ganancias que habían ido acumulando. En
cuanto a las actividades delictivas, sus autores están expuestos a
que los pillen con las manos en la masa, o bien a una vida de
preocupación y temor por la amenaza de ser descubiertos. Pero lo
peor de todo es que
serán
acusados por Dios y su propia conciencia, el día que sean juzgados
para recibir el merecido castigo.
Por
tanto es preferible asumir que para poder recoger valiosos frutos,
primero hay que sembrar pacientemente. Cuando recogemos una buena
cosecha normalmente quedamos satisfechos y pensamos que ha valido la
pena el esfuerzo realizado. Con todo, la mejor siembra posible es
hacer la voluntad de Dios; eso nos da paz, gozo y la promesa cierta
de una inestimable recompensa en el cielo.
Gal
6:7-9; No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que
el hombre sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra
para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra
para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 No nos
cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no
desmayamos.
TRAS
EL ÉXITO SUELE OCULTARSE UN TENAZ ESFUERZO
Así
pues, no nos dejemos engañar por las apariencias; seamos sensatos y
pensemos que lo normal para la inmensa mayoría es que para alcanzar
metas importantes en la vida, se ha de luchar por ellas ¡Cuánta
gente acaba mal por elegir ciertos atajos en su camino! ¡Qué
lástima que muchos no conozcan a Jesús, único camino que conduce a
la vida eterna!
Cuando
nos fijamos en personas que se hicieron famosas por sus logros, sean
artistas, científicos o deportistas, normalmente valoramos su éxito
sin pararnos a pensar en la abnegación y constancia de su
preparación. Pero, ¿cuánto tiempo y esfuerzo habrán dedicado para
llegar a ese punto?
DIOS
LLAMA LAS COSAS QUE NO SON, COMO SI FUESEN (Ro
4:17)
En
la Biblia tenemos numerosos ejemplos de siervos de Dios que un día
Él rescató del anonimato para ponerlos como príncipes y pastores
sobre su pueblo. De ser fieles en lo poco pasaron a serlo en lo
mucho. Cuando para el mundo aún eran unos perfectos desconocidos,
Dios ya conocía su valor y entrega, su fe y obediencia. Tan
valientes como mostraron ser después, ya lo eran cuando pasaban
desapercibidos. Mientras que para Dios siempre fueron importantes
(como son todos y cada uno de sus hijos), el mundo sólo los
consideró importantes cuando empezaron a destacar, ocupando
posiciones de prestigio y autoridad.
1
S 16:6-7; Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y
dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. 7 Y Jehová
respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su
estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el
hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero
Jehová mira el corazón.
1
S 17:33-37; Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel
filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un
hombre de guerra desde su juventud. 34 David respondió a Saúl: Tu
siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león,
o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, 35 salía yo tras él,
y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí,
yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. 36 Fuese
león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso
será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios
viviente. 37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras
del león y de las garras del oso, él también me librará de la
mano de este filisteo.
Pensemos
en los cuarenta años de Moisés en el desierto antes de que Dios lo
llamara para libertar a su pueblo; o en la fidelidad a Dios de Josué
como servidor de Moisés; en los años de juventud de David como
obediente y fiel pastor de las ovejas de su padre; en Jesús, que
vivió durante 30 años en comunión con el Padre y en sujeción a
sus padres terrenales, antes de darse a conocer en su ministerio
público durante sólo tres años...
LA
REALIDAD NO SE LIMITA ÚNICAMENTE A LAS COSAS VISIBLES
A
la gente que no anda por fe sino por vista, le cuesta entender que
hay cosas que no se ven que son tan o más reales, tan o más
importantes que las que se ven. Esto es aplicable a cosas tales como
Dios, el diablo, la conciencia, el amor, etc. Además en la vida
ocurren muchos procesos que, operando de modo silencioso e invisible,
conducen a resultados visibles. A menudo no comprendemos bien la
realidad porque contemplamos ciertos hechos como si brotaran por
generación espontánea, desligados de las causas que los produjeron
o hicieron posible.
En
cambio a Dios nada le pasa desapercibido, porque Él escudriña la
mente y el corazón de las personas. No sólo conoce nuestros hechos,
sino también nuestras motivaciones, intenciones y pensamientos
pasados, presentes y futuros; conoce, en definitiva, todos los
procesos invisibles que subyacen a los hechos visibles.
No
deberíamos ignorar u olvidar que el mismo Padre celestial es
invisible, porque es Espíritu. Asimismo la fe es “la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve” (He 11:1).
He 11:3 también
nos dice que el universo fue constituido por la Palabra de Dios, “de
modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Por
último debemos considerar en relación con esta cuestión, que hay
cosas invisibles que son trascendentales para la vida.
Jn
1:18; A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el
seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Col
1:15-16; El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda
creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que
hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo
fue creado por medio de él y para él.
Jn
4:24; Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en
verdad es necesario que adoren.
2
Co 4:18; ...no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no
se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se
ven son eternas.
SOMOS
SERES SOCIALES POR NATURALEZA: NOS NECESITAMOS
El
ser humano es un ser social, diseñado para vivir en comunidad. De no
ser así, de no funcionar en equipo, colaborando unos con otros, la
humanidad no habría podido avanzar como lo ha hecho. Pero siempre ha
habido una cierta tendencia a que algunos individuos traten de
apropiarse del esfuerzo de otros, o a atribuirse los méritos en
exclusiva, buscando su propia gloria, que no es otra cosa que
vanagloria.
De
este peligro no nos libramos ni siquiera los cristianos, aunque
admitamos que somos todos miembros de un mismo cuerpo. No nos
conviene buscar la gloria de este mundo, que es efímera como las
flores que se marchitan; es preferible trabajar para alcanzar la
gloria celestial, que es eterna.
EN
EL PUEBLO DE DIOS TODOS SOMOS IGUALMENTE IMPORTANTES
Pensemos
en cualquier planta o árbol frutal: su destino es producir flores y
frutos, así como semilla para reproducirse ¡Qué bonitas son las
flores y qué bueno comer de los frutos! Los valoramos por la calidad
de los frutos que producen; parece que todo el mérito recae en los
frutos. Sin embargo, tan importantes como las hojas, flores o frutos,
son el tallo o tronco y las raíces (estas últimas ni siquiera están
a la vista).
Así
es como nos ve Dios, tanto a nivel personal como en calidad de
miembros integrantes de la Iglesia o cuerpo de Cristo, que es la
cabeza. Para Él todas las partes del cuerpo, todos sus miembros, son
igualmente importantes.
Ro
12:3-5; Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que
está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el
que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la
medida de fe que Dios repartió a cada uno. 4 Porque de la manera que
en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros
tienen la misma función, 5 así nosotros, siendo muchos, somos un
cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
1
Co 12:12-27; Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos
miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un
solo cuerpo, así también Cristo. 13 Porque por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean
esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15 Si
dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no
será del cuerpo? 16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy
del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? 17 Si todo el cuerpo fuese
ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde
estaría el olfato? 18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada
uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. 19 Porque si todos fueran
un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Pero ahora son
muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. 21 Ni el ojo puede
decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No
tengo necesidad de vosotros. 22 Antes bien los miembros del cuerpo
que parecen más débiles, son los más necesarios; 23 y a aquellos
del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más
dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con
más decoro. 24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no
tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante
honor al que le faltaba, 25 para que no haya desavenencia en el
cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los
otros. 26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se
duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con
él se gozan. 27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros
cada uno en particular.
Bendiciones
en el Señor.
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