La
RAE define la amistad como un “afecto personal, puro y
desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece
con el trato”.
Muchos
con frecuencia llaman amigos a ciertas personas porque congenian
entre sí, porque comparten intereses en algún asunto, o simplemente
porque se lo pasan bien juntos; pero, de acuerdo a la anterior
definición, eso no es verdadera amistad.
El
amigo auténtico aprecia a la otra persona por lo que es y no por lo
que tiene; la acepta con sus virtudes y defectos; procura su bien; no
trata de sacar provecho de modo egoísta de la relación; ayuda
siempre que puede; acude cuando se le necesita; es agradecido;
comparte; es confiable; es leal... El verdadero amigo está a las
duras y a las maduras, y se prueba en medio de las dificultades.
Pr
17:17; En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en
tiempo de angustia.
El
mejor amigo que cualquier persona pueda tener es Jesús. Nadie puede
igualarlo, ni siquiera compararse con Él, porque dio su vida por
toda la humanidad, aunque no éramos merecedores y sabía que con
frecuencia le íbamos a fallar; sabía que muchos, en vez de
mostrarse agradecidos, iban a despreciar su amor y misericordia. Como
dice Jn 15:14, “Nadie tiene mayor amor que éste, que
uno ponga su vida por sus amigos”.
Jesús
amó incluso a Judas Iscariote, a pesar de que sabía que lo iba a
traicionar.
Sal
55:12-14; Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría
soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me
hubiera ocultado de él; 13 sino tú, hombre, al parecer íntimo mío,
mi guía, y mi familiar; 14 que juntos comunicábamos dulcemente los
secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios.
NUESTRA
AMISTAD CON DIOS
¿Puede
acaso el hombre, débil mortal, llegar a tener amistad con Dios? Por
supuesto que sí. La Biblia nos enseña que Dios tiene amigos y
también enemigos. Lo que no es posible es ser neutrales con respecto
a Él.
Mt
12:30; El que no es conmigo, contra mí es;
y el que conmigo no recoge, desparrama.
Por
otra parte, sólo podemos ser amigos de Dios siendo amigos de Jesús.
Jn
14:23; ...El que me ama, mi palabra guardará; y mi
Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada con él.
Sin
nuestra condición de siervos no podríamos ser amigos de Dios. El
servicio obediente a Dios hace que seamos sus amigos y, a la inversa,
porque somos sus amigos, lo servimos. Es decir, somos amigos sin
dejar de ser siervos. Ambos aspectos van indisolublemente unidos en
nuestra relación con el Señor.
Jn
15:14; Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os
mando.
Jn
14:21; El que tiene mis mandamientos, y los guarda,
ése es el que me ama...
Si
sólo fuéramos siervos y no amigos, Jesús no nos habría revelado
los secretos que compartía en la intimidad con el Padre, tal como lo
hizo.
Jn
15:15; Ya
no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de
mi Padre, os las he dado a conocer.
Los
que pertenecemos a la descendencia espiritual de Abraham, también
nos hemos hecho amigos de Dios, precisamente por creer en Él y sus
promesas. Igual que Abraham, somos justificados por gracia (Ro
3:24)
y
no por obras, accediendo a esta gracia por medio de la fe en nuestro
señor y salvador Jesucristo (Ro
5:2). A éste envió el Padre para que, redimidos por su preciosa sangre,
podamos reconciliarnos con Él, dejando así de ser sus enemigos para
convertirnos en amigos.
Is
41:8 (ver
también 2 Cr 20:7); Pero tú, Israel, siervo mío
eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de
Abraham mi amigo.
Stg
2:23; Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a
Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
Dios,
que es verdadero y perfecto, nunca falla. En cambio el hombre puede
fallarnos, porque es débil e imperfecto. ¿No nos fallamos incluso a
nosotros mismos? Por eso, aunque en muchas circunstancias podemos
confiar en amigos de probada fidelidad, sólo debemos confiar de
manera plena en Dios.
Sal
118:8-9; Mejor es confiar en Jehová que confiar en el
hombre. 9 Mejor es confiar en Jehová que confiar en
príncipes.
Sabemos
por experiencia que cuando las dificultades o los riesgos aumentan,
como ocurre en el contexto profético del siguiente versículo, los
seres humanos somos más proclives a fallar a nuestros amigos y a que
ellos, a su vez, nos fallen. Por eso debemos actuar siempre con
cautela y en situaciones de máxima dificultad extremar nuestras
precauciones.
Mi
7:5; No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la
que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.
Lo
que jamás debemos hacer, si queremos obtener bendición y vida
eterna, es ignorar a Dios y en vez de confiar en Él, confiar en el
hombre. Veamos lo que nos dice al respecto la Palabra.
Jer
17:5,7; Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía
en el hombre, y pone carne por su brazo, y su
corazón se aparta de Jehová...
7 Bendito el varón que confía en Jehová,
y cuya confianza es Jehová.
Una
muestra perfecta de cómo incluso nuestros mejores amigos nos pueden
fallar, la tenemos en el libro de Job. Cuando tres de sus amigos se
enteraron de todo el mal que le había acontecido a éste, vinieron a
verlo con la sana intención de consolarlo. Al principio su actitud
fue inmejorable, limitándose a acompañarlo en silencio y llorar con
él. ¿Qué otra ayuda le podían dar en la situación de
insoportable dolor en que lo hallaron?
Lo
malo es que este buen comportamiento inicial cambió, yendo de mal en
peor a medida que fueron respondiendo de modo contencioso a los
lamentos desesperados de Job, con reproches y consejos carentes de
empatía. Esa actitud sólo sirvió para agravar aún más el dolor de su
amigo. ¡Qué lástima! Empezaron bien, pero luego acabaron añadiendo
una molesta carga al padecimiento de Job. Estando tan necesitado de
amor y comprensión, lo ofendieron con maliciosas y falsas
acusaciones. Así pecaron contra su amigo y contra Dios, quien
finalmente salió en defensa de Job y los reprendió duramente.
Job
2:11-13; Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y
Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le
había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían
convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.
12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y
lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres
esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo. 13 Así se
sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno
le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.
DAVID
Y SUS AMIGOS
El
rey David, hombre curtido en mil batallas, tuvo acérrimos enemigos,
pero también amigos ejemplares. Como sucede en nuestra relación con
Dios, la amistad en la vida de David se desarrolla en torno al
servicio. En un sentido amplio, todos los siervos fieles de David
fueron sus amigos. Pero también en cierto sentido David estuvo al
servicio del pueblo. Así pues, el servicio era recíproco, ya que
todos eran necesarios. Tanto David como sus siervos fieles así lo
entendieron, desempeñando cada uno su función con humildad y santo
temor. En este aspecto la similitud con la iglesia o cuerpo de Cristo
es evidente.
2
S 21:15-17; Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y
descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos;
y David se cansó. 16 E Isbi-benob, uno de los
descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba
trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada
nueva, trató de matar a David; 17 mas Abisai hijo de
Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces
los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en
adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la
lámpara de Israel.
RASGOS
PRESENTES EN SUS SIERVOS Y AMIGOS
-Eran
personas agradecidas.
-Apreciaban
a David, no por su riqueza o poder, sino por su persona.
-Estaban
siempre dispuestos a dar su vida por él.
-Lloraron
con él; su tristeza era la de ellos. (“Gozaos con los que se
gozan, llorad con los que lloran”. Ro 12:15).
-Eran
incondicionales; sabían estar a las duras y a las maduras.
2 S
15:13-18,30; Y un mensajero vino a David, diciendo: El
corazón de todo Israel se va tras Absalón. 14 Entonces David dijo a
todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y
huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a
partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal
sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada. 15 Y los siervos
del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos a todo lo
que nuestro señor el rey decida. 16 El rey entonces
salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez
mujeres concubinas, para que guardasen la casa. 17 Salió, pues, el
rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar
distante. 18 Y todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los
cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que
habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.
30
Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió
llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También
todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e iban
llorando mientras subían.
Pasara lo que pasara, eran sus amigos y tenían claro que debían permanecer con él, aun con riesgo de su propia vida, ya sea por caer en batalla ante un enemigo más numeroso o por posibles represalias futuras de Absalón en caso de derrota. En los peores momentos, cuando parecía que todo estaba en contra de David, no optaron por pasar al otro bando o esperar a ver cómo evolucionaban los acontecimientos sin implicarse, para luego pronunciarse a favor del vencedor, subiéndose de manera oportunista al carro ganador. Por el contrario, desde el principio fueron leales a Dios y a su señor y amigo, el rey David. ¡Sencillamente admirable!
ALGUNAS
CARACTERÍSTICAS DE DAVID
-Su
pensamiento y su corazón estaban íntimamente ligados a los de Dios,
del mismo modo que todo cristiano tiene el corazón y la mente de
Cristo (1
Co 2:16).
-No
actuaba exclusivamente en beneficio propio, más bien se preocupaba
por el bienestar de todos sus hermanos; tenía corazón de pastor,
tenía carga por su pueblo.
-Tenía
claro quiénes eran sus verdaderos enemigos y contra quiénes tenía que
luchar. No era su enemigo Saúl, a pesar de que lo perseguía con
saña para matarlo; no eran sus hermanos que apoyaban al rey, sino
los filisteos y otros enemigos del pueblo de Dios. De modo similar,
los cristianos no debemos tratar a las personas en general como
enemigos, aun cuando sean usadas contra nosotros por nuestros
verdaderos enemigos, que son Satanás y sus ángeles. Recordemos que
no tenemos lucha contra carne y sangre (Ef
6:11-12),
y que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino espirituales
(2 Co
10:3-5).
-Era
misericordioso sin dejar de ser justo (“Porque
juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere
misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”. Stg
2:13).
EJEMPLOS
DE VERDADERA AMISTAD
Y para finalizar, presentaré a continuación sin apenas comentarios, pues la propia Palabra
es bien elocuente, algunos casos notables de fidelidad y amistad en
torno a la figura de David.
JONATÁN
La
Palabra trata extensamente sobre esta sobresaliente relación de
amistad, por lo que merece otro estudio aparte. Para no tener que
dedicar demasiado tiempo y espacio, me limitaré aquí a citar varias
porciones que versan sobre este asunto, facilitando así a los
lectores su búsqueda.
-1
S 18:1-4; 1 S 19:1-7; 1 S 20. 1 S 22:7-8,16-18; 2 S 9.
ITAI,
GETEO
2
S 15:19-21; Y dijo el rey a Itai geteo: ¿Para
qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate
con el rey (con
Absalón); porque tú eres extranjero, y
desterrado también de tu lugar. 20 Ayer viniste, ¿y he
de hacer hoy que te muevas para ir con nosotros? En cuanto
a mí, yo iré a donde pueda ir; tú vuélvete, y haz volver a tus
hermanos; y Jehová te muestre amor permanente y fidelidad. 21 Y
respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey,
que o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí
estará también tu siervo.
HUSAI,
ARQUITA
2
S 15:32-37; Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar
allí a Dios, he aquí Husai arquita que le
salió al encuentro, rasgados sus vestidos, y tierra sobre su cabeza.
33 Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás carga. 34 Mas si
volvieres a la ciudad, y dijeres a Absalón: Rey, yo seré tu siervo;
como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo
tuyo; entonces tú harás nulo el consejo de Ahitofel. 35
¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por
tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, se lo
comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36 Y he aquí que
están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc y Jonatán el de
Abiatar; por medio de ellos me enviaréis aviso de todo lo que
oyereis. 37 Así vino Husai amigo de David
a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.
MEFI-BOSET,
HIJO DE JONATÁN
2
S 19:24-30; También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a
recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su
barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el
rey salió hasta el día en que volvió en paz. 25 Y luego que vino
él a Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por
qué no fuiste conmigo? 26 Y él respondió: Rey señor mío, mi
siervo me engañó; pues tu siervo había dicho:
Enalbárdame un asno, y montaré en él, e iré al rey; porque tu
siervo es cojo. 27 Pero él ha calumniado a tu siervo
delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel
de Dios; haz, pues, lo que bien te parezca. 28 Porque toda la casa de
mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú
pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho,
pues, tengo aún para clamar más al rey? 29 Y el rey le
dijo: ¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú
y Siba os dividáis las tierras. 30 Y Mefi-boset dijo al rey: Deja
que él las tome todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a
su casa.
BARZILAI,
GALAADITA
2S
19:31-39; También Barzilai galaadita descendió de Rogelim, y pasó
el Jordán con el rey, para acompañarle al otro lado del Jordán. 32
Era Barzilai muy anciano, de ochenta años, y él había dado
provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy
rico. 33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te
sustentaré conmigo en Jerusalén. 34 Mas Barzilai dijo al rey:
¿Cuántos años más habré de vivir, para que yo suba con el rey a
Jerusalén? 35 De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré
distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomará
gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de
los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu
siervo una carga para mi señor el rey? 36 Pasará tu siervo un poco
más allá del Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan
grande recompensa? 37 Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, y que
muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Mas
he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz
a él lo que bien te pareciere. 38 Y el rey dijo: Pues pase conmigo
Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú
pidieres de mí, yo lo haré. 39 Y todo el pueblo pasó el Jordán; y
luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo
bendijo; y él se volvió a su casa.
EL
SIERVO ANÓNIMO FIEL
2
S 18:10-13; Viéndolo uno, avisó a Joab, diciendo: He aquí
que he visto a Absalón colgado de una encina. 11 Y Joab respondió
al hombre que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le
mataste luego allí echándole a tierra? Me hubiera placido darte
diez siclos de plata, y un talabarte. 12 El hombre dijo a Joab:
Aunque me pesaras mil siclos de plata, no extendería yo mi mano
contra el hijo del rey; porque nosotros oímos cuando el rey te mandó
a ti y a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven
Absalón. 13 Por otra parte, habría yo hecho traición
contra mi vida, pues que al rey nada se le esconde, y tú mismo
estarías en contra.
LOS
TRES VALIENTES MÁS DESTACADOS DE LOS 30
2
S 23:14-17; David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en
Belén una guarnición de los filisteos. 15 Y David dijo
con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén
que está junto a la puerta! 16 Entonces los tres valientes
irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del
pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron
a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová,
diciendo: 17 Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de
beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida?
Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
BENAÍA,
HIJO DE JOIADA
2
S 23:20-23; Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón
esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Este mató a dos leones de
Moab; y él mismo descendió y mató a un león en medio de un foso
cuando estaba nevando. 21 También mató él a un egipcio, hombre de
gran estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano, pero
descendió contra él con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de
la mano, y lo mató con su propia lanza. 22 Esto hizo Benaía hijo de
Joiada, y ganó renombre con los tres valientes. 23 Fue renombrado
entre los treinta, pero no igualó a los tres primeros. Y
lo puso David como jefe de su guardia personal. (Al
frente de los cereteos y peleteos, sirvió a David
incondicionalmente, siendo también fiel a Salomón, que lo nombró
jefe de su ejército (1 R 2:35).
¿A
quién no le gustaría tener amistades así? Ojalá sirvan estos
casos tan ejemplares para ayudarnos a entender y apreciar la
verdadera amistad, de tal modo que podamos imitar a estas personas.
Bendiciones
de nuestro fiel amigo y Señor Jesucristo.
En nuestra relación con Dios, amistad y servicio son dos caras de una misma moneda. Con David ocurrió algo parecido: sus amigos fueron también sus siervos.
ResponderEliminar