10/5/17

La bendición y la maldición



1ª PARTE

Dios, que es soberano, estableció sus leyes divinas. Él nos hizo libres para obedecerlas o quebrantarlas, pero tenemos que saber que la obediencia conlleva bendición y la rebelión maldición.

Sal 119:21 Destruiste a los soberbios malditos, que se desvían de tus mandamientos.

Pr 3:33
La maldición de Jehová está en la casa del impío, pero él bendice la morada de los justos.

Dt 11:26-28
Mira, pues; yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: 27 la bendición, si obedecéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os mando hoy; 28 y la maldición, si no obedecéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, sino que os apartáis del camino que yo os mando hoy, para ir en pos de otros dioses que no habéis conocido.

Dt 30:15, 19-20; 15
Mira, pues, yo pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal.
19 Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que
he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes, 20 amando a Jehová tu Dios, escuchando su voz y siéndole fiel. Porque él es tu vida y la prolongación de tus días, para que habites en la tierra que Jehová juró que había de dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

Digamos, pues, que Dios decretó maldición para poner distancia entre Su Santidad y el pecado. Por tanto la bendición y la maldición no provienen de un capricho de Dios, sino de una elección nuestra.

Pr 26:2 Como escapa el ave y vuela la golondrina, así la maldición sin causa no se realizará.

Sal 109:17-18
Amó la maldición; ¡que ésta le venga! No quiso la bendición; ¡que se aleje de él! 18 Vístase de maldición como de su manto, y entre ella como agua en sus entrañas y como aceite en sus huesos.

La bendición de Dios no consiste en la mera prosperidad económica, aunque puede incluir ésta. Puede una persona ser rica y no gozar de la bendición de Jehová y, al contrario, una persona pobre puede estar muy bendecida. La bendición de Dios no se basa principalmente en las posesiones materiales sino más bien en bienes espirituales.

Pr 10:22 La bendición de Jehová es la que enriquece y no añade tristeza con ella.

Ef 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo...

Podemos decir que Dios es fuente de toda bendición, mientras que la maldición proviene del pecado, que está enraizado en el ser humano.

Stg 1:16-17 Mis amados hermanos, no os engañéis: 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.

Ro 3:9-12, 23; 9 ¿Qué, pues? ¿Les llevamos alguna ventaja? Claro que no; porque ya hemos acusado tanto a judíos como a gentiles, diciendo que todos están bajo pecado, 10 como está escrito: No hay justo ni aun uno; 11 no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. 12 Todos se apartaron, a una fueron hechos inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
23 porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.

Jer 1:5-8 Así ha dicho Jehová:
Maldito el hombre que confía en el hombre, que se apoya en lo humano y cuyo corazón se aparta de Jehová. 6 Será como la retama en el Arabá; no verá cuando venga el bien, sino que morará en los pedregales del desierto, en tierra salada e inhabitable. 7 Bendito el hombre que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8 Será como un árbol plantado junto a las aguas y que extiende sus raíces a la corriente. No temerá cuando venga el calor, sino que sus hojas estarán verdes. En el año de sequía no se inquietará, ni dejará de dar fruto.

La misma palabra que ofrece vida y bendición a quien obedece, ofrece juicio y muerte al desobediente. Por eso la Palabra es como una espada de doble filo.

Jn 12:47-48 Si alguien oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo; porque yo no vine para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. 48 El que me desecha y no recibe mis palabras tiene quien le juzgue: La palabra que he hablado le juzgará en el día final.

He 4:12-13 Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 No existe cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. Más bien, todas están desnudas y expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Ap 1:16 Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

¿Pueden maldecir los hombres? Aunque puedan, salvo que Dios se lo encomiende a un siervo suyo (y eso sólo fue posible durante la época del antiguo Testamento), no deben hacerlo, pues eso equivale a querer usurpar un derecho exclusivo de Dios.

Job 31:29-30 Si me he alegrado por el infortunio del que me aborrece, o me regocijé cuando le alcanzó el mal 30 (yo no he entregado mi boca al pecado pidiendo su vida con imprecación)...

¿Puede maldecir Satanás a los hombres? No hallo constancia en ningún lugar de la Biblia de que lo haga o pueda hacerlo.

Otra característica a destacar, como veremos más adelante, es que los destinatarios directos tanto de las bendiciones como de las maldiciones son individuos y no familias o naciones, al menos en el Nuevo Testamento.

Ahora bien, una persona cristiana, en cuya carne sigue morando el mal, ¿puede sufrir maldición? ¡Creo rotundamente que no! Si bien nadie que se base en sus obras puede escapar de la maldición decretada por Dios para el pecador, el cristiano es justo, no por sus propias obras, sino porque Cristo nos redimió y justificó con su muerte expiatoria pagando nuestra deuda.

Gal 3:6-14 De la misma manera, Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7 Por lo tanto, sabed que los que se basan en la fe son hijos de Abraham. 8 Y la Escritura, habiendo previsto que por la fe Dios había de justificar a los gentiles, anunció de antemano el evangelio a Abraham, diciendo: "En ti serán benditas todas las naciones." 9 Desde luego, los que se basan en la fe son benditos junto con Abraham, el hombre de fe. 10 Porque todos los que se basan en las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la Ley para cumplirlas. 11 Desde luego, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque el justo vivirá por la fe. 12 Ahora bien, la ley no se basa en la fe; al contrario, el que hace estas cosas vivirá por ellas. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14 para que la bendición de Abraham llegara por Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que recibamos la promesa del Espíritu por medio de la fe.

Ro 3:19-26 Pero sabemos que todo lo que dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre, y todo el mundo esté bajo juicio ante Dios. 20 Porque por las obras de la ley nadie será justificado delante de él; pues por medio de la ley viene el reconocimiento del pecado. 21
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas. 22 Esta es la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen.

Ro 5:12-14, 18-19; 12 Por esta razón, así como el pecado entró en el mundo por medio de un solo hombre y la muerte por medio del pecado, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. 13 Antes de la ley, el pecado estaba en el mundo; pero como no había ley, el pecado no era tenido en cuenta. 14 No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no pecaron con una ofensa semejante a la de Adán, quien es figura del que había de venir.
18 Así que, como la ofensa de uno alcanzó a todos los hombres para la condenación, así también la justicia realizada por uno alcanzó a todos los hombres para la justificación de vida. 19 Porque como por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos.

¿Y qué pasa si alguien que nos aborrece quiere maldecirnos, ya sea pronunciando una sentencia contra nosotros o practicando hechicería? Pues que estas maldiciones no nos afectan, antes al contrario, se vuelven contra quienes las profieren, porque estamos cubiertos con la sangre de Cristo y hemos pasado de la potestad de las tinieblas a la luz. Sin embargo los incrédulos creo que no tienen ninguna garantía de que no puedan verse afectados por maldiciones pronunciadas contra ellos.

Hch 26:18 para abrir sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, para que reciban perdón de pecados y una herencia entre los santificados por la fe en mí.

Col 1:13-14
El nos ha librado de la autoridad de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo amado, 14 en quien tenemos redención, el perdón de los pecados.

Gn 12:3
Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.

Gn 27:27-29 El se acercó y lo besó. Y al percibir Isaac el olor de su ropa, lo bendijo diciendo: He aquí, el olor de mi hijo es como el olor del campo que Jehová ha bendecido. 28 Dios te dé del rocío del cielo y de lo más preciado de la tierra: trigo y vino en abundancia. 29 Que los pueblos te sirvan, y las naciones se postren ante ti. Sé señor de tus hermanos, y póstrense ante ti los hijos de tu madre.
Sean malditos los que te maldigan, y benditos los que te bendigan.

Nm 23:20, 23; 20 He aquí, yo he recibido la orden de bendecir.
El ha bendecido, y no lo puedo revocar.
23 No hay encantamiento contra Jacob, ni adivinación contra Israel. Ahora se dirá de Jacob y de Israel: ¡Lo que Dios ha hecho!

Neh 13:1-2 Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios, 2 por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que
dieron dinero a Balaam para que los maldijera; mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición.

Sal 109:27-28 Entiendan que ésta es tu mano, y que tú, oh Jehová, has hecho esto. 28
Que maldigan ellos, pero bendice tú; que se levanten, pero sean avergonzados. Y que tu siervo se regocije.

¿Qué nos manda la Palabra a los cristianos en relación con la bendición y la maldición? Que bendigamos siempre y a todas las personas; que no maldigamos a nadie ni nada (no debemos proferir maldición ni siquiera contra Satanás y sus ángeles y, por supuesto, tampoco contra nuestros enemigos).

2 P 2:10-11 Estos atrevidos y arrogantes no temen maldecir a las potestades superiores, 11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y poder, no pronuncian juicio de maldición contra ellos delante del Señor.

Jud 8-9 De la misma manera, también estos soñadores mancillan la carne, rechazan toda autoridad y maldicen las potestades superiores. 9
Pero ni aun el arcángel Miguel, cuando contendía disputando con el diablo sobre el cuerpo de Moisés, se atrevió a pronunciar un juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

Mt 5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen.

Lc 6:27-28 Pero a vosotros los que oís, os digo:
Amad a vuestros enemigos y haced bien a los que os aborrecen; 28 bendecid a los que os maldicen y orad por los que os maltratan.

Ro 12:14
Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis.

1 Co 4:12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos.
Cuando somos insultados, bendecimos; cuando somos perseguidos, lo soportamos.

1 P 2:23
Cuando le maldecían, él no respondía con maldición. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba al que juzga con justicia.

1 P 3:9
No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendecid; pues para esto habéis sido llamados, para que heredéis bendición.

Finalmente, la Palabra nos dice que nos espera un lugar donde no tiene cabida la maldición:

Ap 22:3 Ya no habrá más maldición. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le rendirán culto.


2ª PARTE

Ex 20:4-6 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen. 6 Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos.

Ex 34:6-7 Jehová pasó frente a Moisés y proclamó: ¡Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, 7 que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable;
que castiga la maldad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación.

En términos parecidos se expresan:
Nm 14:18 y Dt 5:8-10.

Tras la lectura de estas porciones podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Puede un cristiano ser víctima de una maldición generacional? Lo cierto es que apoyándose en estas cuatro porciones y en alguna otras, hay denominaciones evangélicas que enseñan que un creyente puede sufrir alguna maldición hereditaria.

De entre dichas denominaciones no todas aceptan que un cristiano pueda estar poseído, pero sí que el diablo pueda tener un cierto grado de control sobre nuestras vidas en forma de atadura espiritual.

Estas ataduras espirituales, según ellos, pueden adquirirse después de la conversión por dar lugar al diablo, por una voluntad debilitada o por un estado alterado de conciencia, tras un accidente traumático por ejemplo; pero también pueden heredarse de alguno de nuestros ancestros.

Hay incluso quienes creen que un cristiano puede arrastrar una posesión desde antes de ser converso o a causa de alguna maldición hereditaria.

Todos sabemos que un niño, sobre todo en su tierna infancia, no es consciente ni tiene capacidad de elección y por tanto no puede ser responsable ante Dios ni ante los hombres de sus propios actos. Aun así afirman que un niño puede nacer con algún demonio preasignado a causa de una maldición generacional.

Argumentan, en defensa de dicha creencia, que Dios respeta nuestra libertad, pero Satanás no. Con ello atribuyen al diablo el origen de la maldición, aunque no veamos en la Biblia que Satanás declare maldición contra alguien o que tenga poder para maldecir.

Los versículos en los que se basan principalmente son los siguientes:

Mr 9:20-21 Se lo trajeron; y cuando el espíritu le vio, de inmediato sacudió al muchacho, quien cayó en tierra y se revolcaba, echando espumarajos. 21 Jesús preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? El dijo: Desde niño.

Aunque esta porción de la Palabra nos enfrenta a un dilema muy difícil o quizá imposible de explicar, pienso que no tiene base suficiente para poder sustentar esta doctrina. Y más si tenemos en cuenta la especial predilección de Jesús por los niños, como podemos ver en estos versículos:

Mt 11:25-26 En aquel tiempo Jesús respondió y dijo: Te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó.

Mt 18:1-5 En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús diciendo: ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? 2 Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos 3 y dijo: De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como los niños, jamás entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el más importante en el reino de los cielos. 5 Y cualquiera que en mi nombre reciba a un niño como éste, a mí me recibe.

Mt 19:13-14 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos y orase. Pero los discípulos los reprendieron. 14 Entonces Jesús les dijo: Dejad a los niños y no les impidáis venir a mí, porque de los tales es el reino de los cielos.

Mt 21:16 Y le dijeron: ¿Oyes lo que dicen éstos? Jesús les dijo: Sí. ¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman preparaste la alabanza?

Consecuentemente, los grupos que creen que una maldición generacional puede alcanzar incluso a un cristiano, enseñan que se debe orar por la liberación de hermanos con ataduras espirituales y que los creyentes estamos capacitados para atar y reprender demonios en el nombre de Jesús. Es decir, podemos declarar a un demonio que lo atamos para dominarlo, reducirlo y reprenderlo, ordenándole que deje libre a la persona por la cual oramos. Esto le es posible a un cristiano que viva en santidad, dicen, porque Jesús nos dio poder para atar y desatar. Con todo, para lograr sanidad interior y liberación de ataduras espirituales se requiere cierta preparación. Para ello suele haber sesiones de liberación o retiros de consagración en los que los creyentes meditan y oran para que el Señor les muestre áreas de su vida en que están atados.

En estas sesiones se confiesan a Dios los pecados ocultos actuales o pasados, haciendo énfasis especial en pedir perdón a Dios por las ofensas cometidas y a la vez perdonando a aquellos que nos ofendieron gravemente, a los cuales no habíamos sido aún capaces de perdonar. Se llega incluso a pedir perdón al Señor por los pecados cometidos por otras personas, ya sea antepasados fallecidos, familiares aún vivos, o los pecados de nuestra nación. Se rechaza expresamente toda maldición hereditaria y se proclama liberación en el nombre de Jesús, tras lo cual se declaran cerradas las puertas que en el pasado los participantes o sus antepasados pudieran haber abierto al diablo.

En las referidas prácticas a mi modo de ver se observa una mezcla en la que conviven aspectos acertados con otros equivocados.

En cuanto a la actitud de recogimiento y búsqueda de Dios en oración para conformarnos a su voluntad, no hay nada que objetar. Tampoco en interceder o pedir perdón para otros, ya que hay al menos dos ejemplos en el Nuevo Testamento
(Lc 23:34; Hch 7:59-60) y numerosos casos de intercesión en el antiguo Testamento, aunque siempre por el pueblo o colectividades, no por individuos concretos [Moisés en Sinaí (Ex 32:31-33); cuando se ministraba el sacerdocio levítico; en las oraciones de Daniel y Nehemías, estando en el exilio; etc].

En todo caso, no hay duda de que para obtener el perdón divino no basta con que alguien ore por una persona o se arrepienta en su lugar, sino que es imprescindible que ella misma se arrepienta e implore perdón a Dios por sus propios pecados. Lo que sí me parece totalmente errado es pedir a Dios que perdone pecados de personas fallecidas.

Acerca de la maldición generacional o “línea de iniquidad”, vemos en los siguientes versículos que Dios no nos inculpa por los pecados de nuestros antepasados, de los que nosotros somos totalmente ajenos (esto no tiene nada que ver con los pecados que otros puedan cometer inducidos por nuestra mala enseñanza o ejemplo, por ser nosotros causa de tropiezo; de eso sí que puede pedirnos responsabilidad el Señor):

Ez 18 (leer todo el capítulo completo).

Dt 24:16 Los padres no serán muertos por culpa de los hijos, ni los hijos serán muertos por culpa de los padres; sino que cada cual será muerto por su propio pecado.

Jer 31:29-30
En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos sufren la dentera; 30 sino que cada cual morirá por su propio pecado. Los dientes de todo hombre que coma las uvas agrias sufrirán la dentera.

2 R 14:5-6 (también 2 Cr 25:3-4) Sucedió que cuando el reino se consolidó en su mano, mató a sus servidores que habían herido de muerte al rey, su padre. 6 Pero no dio muerte a los hijos de los que le habían dado muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: Los padres no serán muertos por culpa de los hijos, ni los hijos serán muertos por culpa de los padres; sino que cada cual será muerto por su propio pecado.

CONCLUSIONES

Frente a estas desviaciones, la sana doctrina nos enseña que:

-Cada uno tiene que dar cuenta de sus actos, de acuerdo con sus responsabilidades; nadie es responsable de los pecados de sus antepasados.

-Los niños son objeto especial del amor de Dios.

-Las contrariedades de la vida son normales: a unos les toca llevar una cruz más ligera y a otros más pesada, pero cada uno ha de llevar su propia cruz. Esto debemos hacerlo conformándonos a la voluntad de Dios y sin pretender buscar una maldición en el origen de nuestros problemas. El apóstol Pablo sufrió muchas tribulaciones por causa del Señor, pero no se le ocurrió pensar que fuera víctima de ninguna maldición generacional.

2 Co 11:23-29 ¿Son ministros de Cristo? (Hablo como delirando.) ¡Yo más! En trabajos arduos, más; en cárceles, más; en azotes, sin medida; en peligros de muerte, muchas veces. 24 Cinco veces he recibido de los judíos cuarenta azotes menos uno; 25 tres veces he sido flagelado con varas; una vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado en lo profundo del mar. 26 Muchas veces he estado en viajes a pie, en peligros de ríos, en peligros de asaltantes, en peligros de los de mi nación, en peligros de los gentiles, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo arduo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez. 28 Y encima de todo, lo que se agolpa sobre mí cada día: la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién se enferma sin que yo no me enferme? ¿A quién se hace tropezar sin que yo no me indigne?

-El arrastrar ciertos vicios, cayendo repetidamente en los mismos fallos, como pueden ser las reacciones airadas, por ejemplo, no son consecuencia de ninguna atadura espiritual, sino manifestaciones carnales de nuestro viejo hombre que todos llevamos dentro.

Ro 7:18-23 Yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero; sino al contrario, el mal que no quiero, eso practico. 20 Y si hago lo que yo no quiero, ya no lo llevo a cabo yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Por lo tanto, hallo esta ley: Aunque quiero hacer el bien, el mal está presente en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo en mis miembros una ley diferente que combate contra la ley de mi mente y me encadena con la ley del pecado que está en mis miembros.

-Nuestra verdadera línea generacional no es carnal, sino de la descendencia espiritual de Abraham,
por cuya simiente (Cristo) hemos sido hechos hijos adoptivos de Dios.

Jn 3:5-6 De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es.

Ro 8:1-2,16-17; Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, 2 porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
16 El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. 17 Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

Ro 9:6-8 No es que haya fallado la palabra de Dios; porque no todos los nacidos de Israel son de Israel, 7 ni por ser descendientes de Abraham son todos hijos suyos, sino que en Isaac será llamada tu descendencia. 8 Esto quiere decir que no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios; más bien, los hijos de la promesa son contados como descendencia.

Abundante bendición hay en el Señor.

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