10/5/17

Metáfóras de los árboles en la Biblia



INTRODUCCIÓN

El mundo puede dividirse, a grandes rasgos, en tres reinos: animal, vegetal y mineral. Para poder subsistir, el reino vegetal necesita al reino mineral y, a su vez, el reino animal necesita a los otros dos. Por eso Dios, además de crear la materia orgánica e inorgánica, la energía, el movimiento y las leyes que rigen el universo, en su infinita sabiduría creó también un medio ambiente adecuado para albergar todo tipo de vida; es decir, creó la atmósfera, la tierra, mares y ríos, etc. A partir de ahí se generó la hierba y las plantas, luego los animales dotados de alma y finalmente el ser humano, compuesto de cuerpo, alma y espíritu, el cual fue hecho por Dios a su imagen y semejanza.

Las plantas del campo en general son muy numerosas y diversas: desde las simples hierbas hasta los grandes árboles, pasando por las hortalizas, matas y arbustos, con sus respectivos frutos y semillas. En este estudio reflexionaremos sobre muchas de las menciones que se hacen en la Biblia acerca del reino vegetal, especialmente acerca de los árboles.

Es innegable que los árboles desempeñan un papel muy importante en la vida, interactuando en perfecta simbiosis con la luz del sol, el aire, el agua y la tierra. Entre otros beneficios desprenden oxígeno, combaten la erosión, abonan el suelo al reciclar sus desechos, dan cobijo a muchas especies animales, proporcionan alimento, madera o leña... En definitiva, facilitan y hacen más agradable la vida en este planeta.

Gn 1:11; Después dijo Dios: produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.

¿Qué pasaría si desaparecieran las plantas y árboles del campo, así como los cultivos? Que la tierra estaría de luto y se extinguiría el gozo de los hijos de los hombres, como lo expresa magníficamente el siguiente texto:

Jl 1:10-12; El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó
el mosto, se perdió el aceite. 11 Confundíos, labradores; gemid, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del campo. 12 La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres.

LOS ÁRBOLES EN EL EDÉN Y EN LA NUEVA JERUSALÉN

No es una casualidad que en las tres épocas más esplendorosas de la historia de la humanidad, es decir, en el huerto de Edén (Gn 2:9), durante el reinado de Cristo en la tierra (Ez 47:12), y en la nueva Jerusalén (Ap 2:7; Ap 22:2,14), se nos hable de extraordinarios árboles que, además de ser estéticamente bellos, producen frutos comestibles y hojas medicinales. El hecho de que los árboles se mencionen a lo largo de toda la Biblia, pone de manifiesto su importancia. Sin embargo el vínculo más especial entre el hombre y los árboles es el que existió al principio en Edén y el que habrá al final en la nueva Jerusalén.

Gn 2:9; Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Ez 47:12; Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.

Ap 2:7; El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

Ap 22:2,14; En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.

Podemos observar en Gn 2:9 que entre todos los árboles espléndidos del paraíso hay dos en medio de ellos de carácter especial: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Éstos, trascendiendo su esencia de meros árboles, se nos presentan en la Biblia con un significado simbólico.

El árbol de la vida representa al autor de la vida, que no es otro que Dios, en sus diferentes manifestaciones como Padre, Hijo y Espíritu Santo. De manera singular representa al Hijo de Dios, que a su tiempo fue manifestado en carne en la persona del Señor Jesucristo. Comer del árbol de la vida es vivir en total dependencia del Creador, quien nos protege del mal y asegura todo sustento y bendición a su lado.

Por el contrario, el árbol de la ciencia del bien y del mal representa la independencia del hombre de aquél que da y sustenta la vida. Por eso comer de este árbol conduce a la muerte del hombre, que consiste en estar separados de Dios. Comer de este árbol equivale a dejar de confiar en la Verdad, en el único merecedor de toda confianza, para confiar en nosotros mismos, lo cual es una grave ofensa a la santidad de Dios. Conlleva también otras muchas cosas, como: ser desagradecidos; ser orgullos y rebeldes; querer rivalizar con Dios; desafiar su soberanía; aliarse con el enemigo en contra de Dios; creer la mentira de Satanás y no la verdad de Dios; dejar de caminar con Dios para andar en sus propios caminos de perdición; etc.

Gn 2:16-17; Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Gn 3:1-6; Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

A partir de ese acto inicial de rebeldía, el ser humano pasó de tener un conocimiento provisto por Dios a tener su propio conocimiento, de ser inocente y puro a estar contaminado de maldad. Al optar por dirigir su vida al margen de Dios, basándose en su propio conocimiento y la influencia del diablo, se echó a perder. Cambió la auténtica sabiduría, que se fundamenta en el santo temor del Señor (Pr 9:10; Stg 3:17) por la falsa sabiduría que le prometió la serpiente (1 Co 3:18-20; Stg 3:15). Por tanto, fue destituido de la gloria de Dios, pasando de una vida plena y feliz a un estado de esclavitud y muerte.

Gn 3:22; Y dijo Jehová Dios: he aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.

Pr 9:10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.

Stg 3:17; Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

1 Co 3:18-20; Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. 19 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. 20 Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.

Stg 3:15; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.
 
ÁRBOLES COMO SÍMBOLOS DE PERSONAS

De lo expuesto hasta ahora ya se desprende que, más allá del sentido literal, lo que nos interesa de los árboles es su significado simbólico, representando en muchos casos personas, así como a Israel e incluso al Mesías.

PERSONAJES SINGULARES REPRESENTADOS POR ÁRBOLES
 
Jue 9:14-15; Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. 15 Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.

La anterior porción de Jueces es un claro ejemplo de árboles que se refieren a personas. Aquí los moradores de Siquem están representados por los árboles en general y Abimelec por la zarza. Estos versículos fueron pronunciados por Jotam, el único superviviente de los 70 hijos de Gedeón, contra el asesino de sus hermanos, Abimelec. Éste murió durante un asedio, después de haber arrasado a sangre y fuego a los que se habían sublevado contra él, cumpliéndose así la maldición proferida por Jotam contra Abimelec y los habitantes de Siquem (Jue 9:56-57).

USO ANTROPOMÓRFICO DE LOS ÁRBOLES

1 Cr 16:31-33; Alégrense los cielos, y gócese la tierra, y digan en las naciones: Jehová reina. 32 Resuene el mar, y su plenitud; alégrese el campo, y todo lo que contiene. 33 Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová, porque viene a juzgar la tierra.

Is 55:10-13; Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. 12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. 13 En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

La Biblia no sólo utiliza árboles en representación de personas, sino que también les atribuye cualidades humanas. Así vemos que los árboles se alegran, cantan, aplauden, etc. De alguna manera son testigos y se gozan, junto con los cielos, la tierra y el mar, de que Jehová, es decir Cristo, sea el rey y juez del universo. También participan, junto con los montes y collados de la alegría y paz que experimentan los que llevan la palabra de Dios ¡Qué maravilla!

CUALIDADES PERSONALES COMPARADAS CON ÁRBOLES

Jue 9:8-15; Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9 Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? 10 Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. 11 Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? 12 Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. 13 Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? 14 Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. 15 Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.

Merece la pena destacar que los diferentes tipos de árboles empleados no se eligen al azar en la Biblia, sino en consonancia con las cualidades y funciones de las personas que representan. Esto tiene que ver con los dones y talentos que Dios reparte a los hombres, pero también con el servicio y con las obras o frutos de las personas. En los anteriores versículos notamos que mientras el olivo, la higuera y la vid (árboles representativos de Israel) son de utilidad para la sociedad por sus buenos frutos, la zarza es perjudicial y molesta y su fruto no es apreciado. Lo triste en este caso es que todos los árboles, incluso los más nobles, se sometieron voluntariamente a la zarza (Abimelec, como hemos visto) para su propia desgracia.

En el siguiente pasaje Joás, rey de Israel, se compara a sí mismo con un cedro y al rey de Judá, Amasías, lo compara con un cardo. Usa dichas metáforas para tratar de disuadir a Amasías de que, como cardo que puede ser pisoteado fácilmente por las fieras, no se atreva a hacerle la guerra a él, que es grande y fuerte como un cedro. A pesar de esta advertencia Amasías se enfrentó a Israel, con el resultado de ser capturado y su ejército derrotado (2 R 14:7-14).

2 R 14:9-10 (2 Cr 25:18); Y Joás rey de Israel envió a Amasías rey de Judá esta respuesta: El cardo que está en el Líbano envió a decir al cedro que está en el Líbano: Da tu hija por mujer a mi hijo. Y pasaron las fieras que están en el Líbano, y hollaron el cardo. 10 Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido; gloríate pues, mas quédate en tu casa. ¿Para qué te metes en un mal, para que caigas tú y Judá contigo?

PLANTACIÓN Y CRECIMIENTO DE PERSONAS

Sal 1:1-3; Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 2 sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. 3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.

Las personas que meditan y se deleitan en la Palabra de Dios, apartándose del mal, son dichosas y prosperarán como un árbol plantado junto a las aguas, que conservan sus hojas y a su tiempo dan su fruto.

Jer 17:5-8; Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. 6 Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. 7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.

Asimismo las personas que ponen su confianza en el hombre y su corazón se aparta de Jehová, sufren maldición y se quedan secas e improductivas como la retama en el desierto. En cambio los que confían en el Señor son bendecidos con toda bendición celestial: de su interior corren ríos de agua viva que los renuevan constantemente y hacen que produzcan los frutos del Espíritu, de modo semejante a los árboles plantados en la rivera de un río.

De modo similar e igualmente bello se expresa el Salmo 92 respecto a los justos; es decir, a los que son justificados por y en Cristo.

Sal 92:12-15; El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano.
13 Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. 14 Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes, 15 para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia.

LOS FRUTOS DE LAS PERSONAS

Mt 7:15-20 (Lc 6:43-44); Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.

Vemos que el valor de los árboles reside en sus frutos, de modo que según sean sus frutos así será la calidad del árbol. Lo mismo ocurre con las personas; no hay que fiarse de las apariencias sino de los hechos o de las palabras acompañadas de hechos. La porción seleccionada de Mateo capítulo 7 nos da a entender que las personas que no dan buenos frutos serán cortadas y echadas en el fuego, como ocurre con los árboles ¿Quiere esto decir que la salvación es por obras y no por fe? No en absoluto, pero una fe genuina produce necesariamente buen fruto.

La siguiente parábola creo que puede aplicarse a Israel, pero también a cada creyente individualmente. Nos habla de un Dios paciente y misericordioso, el cual no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3:9). Pero también es juez justo, por lo que cuando seamos llamados a juicio, si no hemos producido frutos dignos de arrepentimiento, seremos cortados. Jesucristo, el viñador, ha conseguido para nosotros un tiempo de gracia, en el que nos garantiza que daremos buen fruto, si tan sólo permitimos que entre en nuestro corazón y dirija nuestras vidas.

Lc 13:6-9; Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? 8 El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. 9 Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

ARRAIGO Y DESARRAIGO DE LAS PERSONAS

Jud 12; Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados.

En la epístola de Judas se alude a los falsos maestros, comparándolos con los árboles en otoño que carecen de fruto. Además se dice de ellos que están muertos y desarraigados, como les ocurre a los árboles que son cortados y separados de sus raíces. A mi entender, dicha expresión indica que tras la primera muerte, que todos padecemos a causa del primer Adán, ellos renacen con Cristo (Jn 3:3-6), pero luego se apartan y mueren de nuevo con la segunda muerte. Durante la estancia del hombre en la Tierra la muerte es espiritual, mas será completa cuando se haya consumado en el lago de fuego por toda la eternidad. Por definición, nada puede ser desarraigado sin haber echado antes raíces. Sé que esta interpretación puede generar controversia, pero entiendo que el capítulo dos de 2 Pedro, entre otros muchos textos, avala mi conclusión, especialmente desde el versículo 15 hasta el final. El mismo Jesús que invita a todos sin excepción a ir a Él (Mt 11:28) también llama a permanecer (Jn 15:4-7), pero ni todos los que oyen van ni todos los que van permanecen, aunque pueden hacerlo.

Col 2:6-7; Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; 7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.

A MAYOR ENALTECIMIENTO MAYOR SERÁ LA CAÍDA CUAL GRAN ÁRBOL

Dn 4:10-16; Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande. 11 Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. 12 Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne. 13 Vi en las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo descendía del cielo. 14 Y clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas, quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas. 15 Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra. 16 Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.

El gran árbol que hemos visto, representa a Nabucodonosor. Aquí se describe lo que le aconteció a éste cuando, por su orgullo, Dios lo despojó de su reino y lo hizo vivir deshumanizado entre las bestias del campo como una de ellas, hasta que al cabo de 7 años se humilló delante de Dios, reconociendo que Él es el único que tiene poder para quitar y poner reyes. Sólo entonces Dios le devolvió su condición humana y el reino.

Ez 31:2-18; Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza? 3 He aquí era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas. 4 Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor de su pie, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes. 5 Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado. 6 En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban muchas naciones. 7 Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto a muchas aguas. 8 Los cedros no lo cubrieron en el huerto de Dios; las hayas no fueron semejantes a sus ramas, ni los castaños fueron semejantes a su ramaje; ningún árbol en el huerto de Dios fue semejante a él en su hermosura. 9 Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia. 10 Por tanto, así dijo Jehová el Señor: Ya que por ser encumbrado en altura, y haber levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se elevó con su altura, 11 yo lo entregaré en manos del poderoso de las naciones, que de cierto le tratará según su maldad. Yo lo he desechado. 12 Y lo destruirán extranjeros, los poderosos de las naciones, y lo derribarán; sus ramas caerán sobre los montes y por todos los valles, y por todos los arroyos de la tierra será quebrado su ramaje; y se irán de su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dejarán. 13 Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramas estarán todas las bestias del campo, 14 para que no se exalten en su altura todos los árboles que crecen junto a las aguas, ni levanten su copa entre la espesura, ni confíen en su altura todos los que beben aguas; porque todos están destinados a muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de los hombres, con los que descienden a la fosa. 15 Así ha dicho Jehová el Señor: El día que descendió al Seol, hice hacer luto, hice cubrir por él el abismo, y detuve sus ríos, y las muchas aguas fueron detenidas; al Líbano cubrí de tinieblas por él, y todos los árboles del campo se desmayaron. 16 Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando las hice descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura; y todos los árboles escogidos del Edén, y los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra. 17 También ellos descendieron con él al Seol, con los muertos a espada, los que fueron su brazo, los que estuvieron a su sombra en medio de las naciones. 18 ¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles del Edén? Pues derribado serás con los árboles del Edén en lo profundo de la tierra; entre los incircuncisos yacerás, con los muertos a espada. Este es Faraón y todo su pueblo, dice Jehová el Señor.

La explicación del texto anterior puede resultar larga y compleja, y tampoco dispongo de todas las claves interpretativas, por lo que me conformaré con dar una serie de pinceladas.

Esta profecía fue dada a Ezequiel en el exilio aproximadamente 40 días antes de la caída de Jerusalén. Dios condena el envanecimiento de Faraón, que en esa época era probablemente Hofra (ver versículos 2 y 18). Dios le dice a Faraón que, así como su principal rival, el emperador asirio-babilónico, que aún más encumbrado que él, va a ser derribado y perecer, él no va ser menos y también está destinado a destrucción, como todos los demás reyes y naciones de la tierra.

Entre el versículo 3 y el 17 se abre como una especie de gran paréntesis que centra la atención en el cabeza o representante del poder asirio-babilónico. Pero, como ocurre con muchas profecías, se da un salto de siglos sin que pueda distinguirse con precisión una linea divisoria, y se pasa de un personaje o acontecimiento relativamente próximo a otro ubicado en un futuro mucho más lejano. Por eso creo que aquí se nos remite al gran anticristo de los tiempos del fin, o sea, a la bestia que surge del mar de las naciones. Es más, creo que aún trasciende a este siniestro personaje y nos lleva hasta el gran dragón, que le dio su poder y autoridad (Ap 13:1-2). En ese sentido esta profecía me recuerda a las proferidas contra el rey de Babilonia (Is 14:4-20) y de Tiro (Ez 28:1-19). El poderoso de las naciones que va a destruir a la bestia y al falso profeta, junto con todos los reyes de la tierra que se alzarán contra él, es el Señor Jesucristo (Sal 2:1-6; Dn 2:44; Ap 19:19-21; etc).

En los siguientes versículos la Biblia vuelve a comparar a ciertas clases de árboles altos, robustos y con denso ramaje, con personajes poderosos que se vanaglorian de su grandeza y no reconocen con humildad que su poder y autoridad emanan del Altísimo. A éstos Dios derribará y consumirá con el fuego de su ira, “porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Mt 23:12; Lc 14:11 y 18:14).
 
Zac 11:1-2; Oh Líbano, abre tus puertas, y consuma el fuego tus cedros. 2 Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, encinas de Basán, porque el bosque espeso es derribado.

VIÑA Y VID COMO SÍMBOLOS DE ISRAEL Y SUS HIJOS

Sal 80:8-16; Hiciste venir una vid de Egipto; echaste las naciones, y la plantaste. 9 Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra. 10 Los montes fueron cubiertos de su sombra, y con sus sarmientos los cedros de Dios. 11 Extendió sus vástagos hasta el mar, y hasta el río sus renuevos. 12 ¿Por qué aportillaste sus vallados, y la vendimian todos los que pasan por el camino? 13 La destroza el puerco montés, y la bestia del campo la devora. 14 Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora; mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña, 15 La planta que plantó tu diestra, y el renuevo que para ti afirmaste. 16 Quemada a fuego está, asolada; perezcan por la reprensión de tu rostro.

Son numerosas en la Biblia las referencias a Israel como una viña. En el Salmo 80 vemos que fue Dios quien sacó de Egipto a Israel y lo introdujo en la tierra prometida, como una vid que es plantada, cuidada y multiplicada hasta cubrir la tierra con sus vástagos. Pero lo más notorio de este texto es que, adelantándose al futuro, el profeta ve la viña saqueada y destruida a causa de la infidelidad de Israel, por lo que clama a Dios para que la restaure y tome venganza de sus enemigos.

Is 5:1-7; Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. 2 La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. 3 Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. 4 ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? 5 Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. 6 Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. 7 Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.

Aunque no se pueda afirmar con total seguridad, es probable que este reproche y anuncio de castigo dado por Dios a los habitantes de Judá y Jerusalén, sea posterior a la cautividad de Israel, llevada a cabo con dos deportaciones, la primera durante el reinado de Peka y la segunda durante el de Oseas.

Según dicen los expertos, una buena cosecha de vino requiere mucho esmero. El Señor dice que cuidó su viña como nadie mejor podría hacerlo, pero esperando que diese buenas uvas dio uvas silvestres. Como hemos visto antes en Mt 7:19, si un árbol no da buen fruto es desechado. Por eso Dios castigó y abandonó a Israel y a Judá, dejándolos a merced de sus enemigos, que los asolaron.

Jer 2:21; Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?

Aquí Jehová vuelve a reprochar a Israel su infidelidad, pues habiendo sido semejante a una vid selecta, llegó a degradarse hasta volverse irreconocible e inservible.
 
Ez 15:2-6; Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque? 3 ¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella alguna cosa? 4 He aquí, es puesta en el fuego para ser consumida; sus dos extremos consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó; ¿servirá para obra alguna? 5 He aquí que cuando estaba entera no servía para obra alguna; ¿cuánto menos después que el fuego la hubiere consumido, y fuere quemada? ¿Servirá más para obra alguna? 6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén.

La vid no es apreciada por su madera, o por ser bella, sino más bien por su fruto. Si deja de darlo sólo sirve para ser quemada, como se dice en Mt 7:19 acerca de los arboles en general. Esto es lo que le iba a ocurrir a Jerusalén pocos años después de que Ezequiel declarara esta profecía, desde su exilio en Babilonia.

Ez 17:3-10; Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro. 4 Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de comerciantes. 5 Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un sauce. 6 Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó mugrones. 7 Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío. 8 En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta. 9 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas se secarán; y eso sin gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces. 10 Y he aquí está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la toque? En los surcos de su verdor se secará.

El anterior texto de Ezequiel puede dividirse en dos partes: la primera hasta el versículo 6 y la segunda desde el 7 al 10.

La primera gran águila representa a Nabucodonosor. El cogollo de un árbol tan magnífico como es el cedro, tiene que ver con lo mejor o escogido, con los que ocupaban una posición elevada, los cuales fueron deportados junto con el principal renuevo, el rey Joaquín. El pueblo en el exilio fue plantado como una vid que echó raíces en una tierra fértil, con abundancia de agua. Tal como Dios les prometió (Jer 27:5-14), aquellos que se sometieron al rey de Babilonia no fueron maltratados, como les había ocurrido en su día en Egipto, sino que fueron prosperados.

La segunda gran águila se refiere al faraón de Egipto, el otro gran poder del sur, ahora en declive. Esta otra vid, que también fue plantada, echó raíces y extendió sus ramas en una buena tierra junto a muchas aguas, es el remanente de Judá que se trasladó a Egipto tras la destrucción de Jerusalén. Sedequías, a quien Nabucodonosor puso por rey, se sublevó contra él, buscando apoyo en Egipto. Esta ruptura del pacto que Sedequías había establecido con Nabucodonosor fue un acto de desobediencia a Dios, que acarreó la sentencia definitiva contra él y la ciudad de Jerusalén (Ez 17:13-19). El remanente que quedó en la tierra tras la destrucción de Jerusalén, tampoco siguió la instrucción de Jehová, quien les dijo que no temieran a Nacubodonosor y permanecieran en su lugar. En vez de confiar en Dios se trasladaron a Egipto en busca de protección, pero sucedió que el faraón y su ejército fueron derrotados por los caldeos, y este resto de Judá que se había refugiado en Egipto pereció o fue dispersado (capítulos 40 a 44 de Jeremías).

Ez 19:10-14; Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas. 11 Y ella tuvo varas fuertes para cetros de reyes; y se elevó su estatura por encima entre las ramas, y fue vista por causa de su altura y la multitud de sus sarmientos. 12 Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento solano secó su fruto; sus ramas fuertes fueron quebradas y se secaron; las consumió el fuego. 13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez. 14 Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte para cetro de rey.

En Ezequiel 19 se vuelve a utilizar en relación con Israel la metáfora de una vid y una viña espléndida que acabó reseca por el viento, que fue quebrada, quemada y arrancada para ser plantada en tierra desértica, cuyo fruto se echó a perder.

Os 10:1; Israel es una frondosa viña, que da abundante fruto para sí mismo; conforme a la abundancia de su fruto multiplicó también los altares, conforme a la bondad de su tierra aumentaron sus ídolos.

Una vez más, se nos presenta a Israel como una frondosa viña destinada a producir buen fruto. El problema es que, aunque produjo abundante fruto, éste fue malo, porque se dirigió a satisfacer sus propios deseos en contra de la voluntad de Dios.

HIGUERA E HIGOS COMO SÍMBOLO DE ISRAEL Y SUS HIJOS

Jer 24:3-10; Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer. 4 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 5 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. 6 Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. 7 Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón. 8 Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto. 9 Y los daré por escarnio y por mal a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares adonde yo los arroje. 10 Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.

En la Biblia la higuera aparece varias veces como símbolo de Israel. Dios había dicho reiteradamente que la casa de Judá sería castigada duramente por su obstinada rebeldía, si no se arrepentía de sus malos caminos, como ya sucediera con la casa de Israel. Era Él quien había puesto a Nabucodonosor como instrumento de juicio sobre las naciones, hasta que le llegara también a Babilonia la hora de ser juzgada (Jer 25:8-9; 27:5-8). Por eso advirtió a su pueblo que era inútil resistirse y que, si se entregaban al rey de Babilonia (Jer 38:1-2, 17-18), vivirían, prosperarían en el exilio y a su tiempo regresarían; mientras que si se enfrentaban a Nabucodonosor morirían, sus ciudades serían destruidas, y la tierra quedaría asolada.

Como higuera su pueblo debía dar buenos higos, pero en ese tiempo sólo los que sometieron su cuello al yugo del rey de Babilonia, siguiendo las instrucciones de Dios, fueron considerados por Él buenos higos. Por el contrario, los que desafiaron el poder de Nabucodonosor resistiendo el asedio en Jerusalén o huyendo a Egipto, son como higos malos e incomestibles que Dios arroja de sí para ser destinados a muerte o esparcidos lejos entre las naciones.

EL OLIVO COMO SÍMBOLO DE ISRAEL

Jer 11:16-17; Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas. 17 Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal.

En Jeremías también se compara a Israel con un olivo plantado por Jehová, que al principio fue hermoso y de buen fruto, pero que luego se apartó de Él y lo provocó a ira, sufriendo el castigo por su maldad.

ISRAEL COMPARADA CON LA VID, LA HIGUERA Y SUS RESPECTIVOS FRUTOS

Jl 1:6-7; Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león. 7 Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas.

La anterior porción se refiere a un periodo futuro de tribulación de Israel en términos de la vid y la higuera de Jehová, que serán asoladas.

Os 9:10; Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos acudieron a Baal-peor, se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron.

De modo similar, en Os 9:10 Dios considera a los hijos de Israel como los frutos de la vid y la higuera, que luego se corrompieron al apartarse en pos de dioses ajenos.

ÁRBOLES JUNTO A LAS AGUAS EN LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL

Is 41:17-20; Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. 18 En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. 19 Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, 20 para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.

Dios fortalecerá y saciará la sed de su pueblo que, cual extranjero y peregrino, camina fatigosamente sobre tierra árida. Él les dará reposo junto a aguas refrescantes y bajo la sombra de los más diversos árboles.

Is 44:2-4; ...No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí. 3 Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; 4 y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.

Otra vez aquí, el Señor anima a su pueblo a perseverar en su tránsito por el desierto hacia la tierra prometida, donde reverdecerán con el poder del Espíritu “como sauces junto a las riberas de las aguas”.

DIOS HARÁ QUE ISRAEL FRUCTIFIQUE Y FLOREZCA CON OLOR FRAGANTE

Os 14:4-8; Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos. 5 Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. 6 Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano. 7 Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano. 8 Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será hallado tu fruto.

La restauración futura de Israel es comparada por Dios con trigo vivificado (1 Co 15:35-37), con el florecimiento del lirio o de la vid, con la extensión de las raíces y ramas perfumadas de un árbol, con la gloria del olivo, etc. Será el Señor quien haga producir buen fruto a Israel y lo haga vivir seguro y en paz, cuando se aparte de los ídolos y se vuelva a Él.

JESUCRISTO, ÁRBOL SUBLIME PLANTADO EN MEDIO DE SU PUEBLO

Ez 17:22-24; Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime. 23 En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán. 24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré.

Setenta años después de que la flor y nata de Judá, representada por el cogollo del alto cedro y el principal de sus renuevos, fuese deportado a Babilonia, el rey persa Ciro publicó un edicto llamando a los judíos a regresar a Jerusalén para edificar templo a Jehová. Aunque entre los que inicialmente retornaron de la cautividad había una serie de personalidades destacadas, especialmente el sumo sacerdote Josué (o Jesúa), el principal renuevo fue sin duda Zorobabel, que es descendiente de David y forma parte de la linea sucesoria del Mesías (Mt 1:12; Lc 3:27). Con Zorobabel se cumple parcialmente o de manera imperfecta esta profecía, así como en su día ocurrió con Salomón, pero el pleno cumplimiento de ambas promesas se da en el Señor Jesucristo.

CRISTO SUSTENTA A SU OLIVO ISRAEL Y A LA IGLESIA

Ro 11:16-24; Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17 Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, 18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?

El olivo del que nos habla Romanos 11 representa en primera instancia a Israel, pero en sentido amplio representa al pueblo de Dios, que en la actualidad es la Iglesia, compuesta por judíos y gentiles (Ef 2:11-19).

Es interesante la enseñanza de este pasaje en lo concerniente a que algunas ramas naturales (descendientes físicos de Israel) fueron desgajadas, pero no por incumplir la Ley, sino por su incredulidad. Así que, ninguno de los que vivieron bajo la Ley pudieron ser salvos por su cumplimiento, sino por depositar su fe y esperanza en Dios (Ro 3:28-30). Y es que la Ley, así como las promesas dadas a Abrahan, llamado el padre de la fe, apuntaban a su simiente, el Señor Jesucristo (Ro 10:3-4; Gá 3:6-24).

Otra cuestión que tampoco debería pasarnos desapercibida es que el creyente gentil (también el judío) tiene que permanecer en Cristo para no ser cortado del olivo, de igual modo que el incrédulo israelita puede volver a ser injertado, si no permanece en incredulidad.

JESUCRISTO, LA VID QUE SUSTENTA Y HACE FRUCTIFICAR

Jn 15:1-6; Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

Todo ser humano produce frutos u obras, pero hay buenos y malos frutos, hay frutos del Espíritu y de la carne (Gá 5:18-23); los frutos del Espíritu son los que agradan a Dios. El Señor nos dice que todo aquél que en Él no lleve fruto será quitado, y que no podremos dar fruto si no permanecemos en Él. Por tanto, quien no permanezca en Cristo será echado fuera y se secará, de modo que estará listo para que lo recojan y quemen en el fuego. No se nos enseña aquí que somos salvos por obras, sino que la verdadera fe se manifiesta necesariamente a través de las buenas obras, de manera que si carecemos de ellas es porque no tenemos fe (Lc 6:43-44; Stg 2:17-18).

CRECIMIENTO Y FRUTO DE LA OBRA DE JESUCRISTO

Mt 13:31-32 (Lc 13:18-19); Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

El reino de los cielos en cierto sentido es la obra de Cristo en la tierra. Una muestra de ello es que cuando Jesús recorría todas las ciudades y aldeas predicando el evangelio del reino de los cielos, les dijo a sus discípulos en relación con su obra que la mies es mucha, mas los obreros pocos (Mt 9:35-38). Por tanto trabajar en su obra es trabajar en la extensión del reino de los cielos.

Esta parábola del grano de mostaza se refiere al extraordinario crecimiento de la Iglesia que, partiendo de unos pocos discípulos en Israel, se extendió por todas las naciones. Cuando Jesús afirma en Mt 17:20 que, si tuviéramos fe como un grano de mostaza, seríamos capaces de mover montañas, no deberíamos entender que podemos hacer eso sólo con un poquito de fe, sino con una fe que empezó siendo pequeñita, pero que, como el grano de mostaza, no ha dejado de crecer hasta hacerse muy grande.

En cuanto a las aves que hacen nido en las ramas de esta hortaliza semejante a un árbol, no comparto la interpretación de que son falsos maestros que llegan a ocupar posiciones de privilegio y control sobre la cristiandad. Si se tratase de aves rapaces tendría más sentido, pero aquí se nos habla simplemente de aves. Entiendo que estas aves vienen a cobijarse en este árbol, no a apoderarse de él. Avalan esta conclusión los textos ya mencionados de Ez 31:6 sobre el asirio, Dn 4:10-16 acerca de Nabucodonosor y, sobre todo, el de Ez 17:22-24, referido a Cristo.

Bendiciones en el Señor.

1 comentario:

  1. Anónimo22:55

    gracias por este material. Dios siga dando mas sabiduria

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