Lc
2:21-24, 39; Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño,
le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el
ángel antes que fuese concebido. 22 Y cuando se cumplieron los
días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, lo
trajeron a Jerusalén para presentarlo al Señor 23 (como está
escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será
llamado santo al Señor), 24 y para ofrecer conforme a lo que se
dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.
39
Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del
Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
INTRODUCCIÓN
Apoyándose
en el texto anterior y en otros, como 1
de Samuel capítulo 1, muchas denominaciones cristianas
cumplen la tradición de presentar en sus reuniones los infantes al
Señor, al poco tiempo de nacer, para orar por su protección y
bendición.
1
S 1:11, 27-28; E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si
te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí,
y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo
varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no
pasará navaja sobre su cabeza.
27
Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28 Yo,
pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será
de Jehová.
La
dedicación de Samuel surge de un deseo de su madre Ana, expresado en
un voto voluntario. Además no debemos perder de vista que Samuel era
levita, aunque no sacerdote (1 S 1:1; 1 Cr 6:33-34). Por
lo tanto aquí no se establece ninguna pauta extrapolable a todos los
padres. El caso de la dedicación de Jesús es diferente, como
veremos, y se basa en un estricto cumplimiento de la ley.
ERA
UN MANDATO VIGENTE HASTA EL NUEVO PACTO
Sabemos
que tanto sus padres como Jesús nacieron y vivieron bajo la ley de
Moisés (Gá 4:4-5) y
que, salvo Jesús, nadie fue capaz de cumplir fielmente la ley, no
sólo en la letra sino también en el espíritu. Por otra parte, el
nuevo pacto o nuevo testamento no entra en vigor hasta después de la
muerte del testador, que es Jesucristo (He 9:15-17).
Por consiguiente, el rito de la presentación de los niños en el
templo y su dedicación a Dios no es una norma legal aplicable a la
Iglesia.
Hecha
esta aclaración, analizaremos los hechos y trataremos de entender el
significado de este acto religioso.
CUMPLIMIENTO
DE VARIOS PRECEPTOS RELACIONADOS
Después
de que una mujer daba a luz un hijo en Israel, ésta tenía que someterse a un
proceso de purificación, en el que se sucedían varios hitos. Los
primeros siete días permanecía recluida con su bebé para limpiarse
de su inmundicia, como cuando padecía flujos de sangre durante los
periodos de menstruación. Si el recién nacido era varón, se
circuncidaba al octavo día; pero la madre continuaba purificándose
durante 33 días más, aunque con menos restricciones: ya podía
tener, por ejemplo, relaciones sexuales con su marido; mas aún no
podía tocar cosas sagradas ni entrar en el santuario.
Una
vez finalizado este proceso, que duraba 40 días (80 en el caso de
las niñas), la madre debía presentarse en el templo y ofrecer a
Dios, por medio del sacerdote, una tórtola o un palomino para
expiación y un cordero como holocausto. Si la familia era pobre
podía sustituir el cordero del holocausto por otra tórtola o
palomino, tal como hicieron los padres de Jesús.
Al
cumplir la mujer con el rito de la purificación en el templo, los
varones primogénitos eran entregados al sacerdote que ministraba
para ser presentados y dedicados al Señor. Así que Jesús fue
consagrado a Dios, no porque se hiciera eso con todos los niños que
nacían, sino por ser el primer hijo varón de María y José.
Para
poder entender lo que acabo de referir, es necesario prestar atención
a todas las enseñanzas del antiguo testamento relacionadas con este
asunto, y en particular a las porciones de Levítico y Éxodo que
expongo a continuación:
Lv
12:1-8; Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de
Israel y diles: la mujer cuando conciba y dé a luz varón, será
inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será
inmunda. 3 Y al octavo día se circuncidará al niño. 4 Mas ella
permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre;
ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando
sean cumplidos los días de su purificación. 5 Y si diere a luz
hija, será inmunda dos semanas, conforme a su separación, y sesenta
y seis días estará purificándose de su sangre. 6 Cuando los
días de su purificación fueren cumplidos, por hijo o por hija,
traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino o una
tórtola para expiación, a la puerta del tabernáculo de reunión,
al sacerdote; 7 y él los ofrecerá delante de Jehová, y hará
expiación por ella, y será limpia del flujo de su sangre. Esta es
la ley para la que diere a luz hijo o hija. 8 Y si no tiene lo
suficiente para un cordero, tomará entonces dos tórtolas o dos
palominos, uno para holocausto y otro para expiación; y el sacerdote
hará expiación por ella, y será limpia.
Éx
13:1-2, 12-16; Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Conságrame
todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de
Israel, así de los hombres como de los animales, mío es.
12
dedicarás a Jehová todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo
primer nacido de tus animales; los machos serán de Jehová. 13 Mas
todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo
redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito
de tus hijos. 14 Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo:
¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de
Egipto, de casa de servidumbre; 15 y endureciéndose Faraón para no
dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo
primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de
la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo
primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos. 16 Te
será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante
de tus ojos, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.
¿POR
QUÉ NO FUE REDIMIDO O RESCATADO JESÚS?
Como
se puede observar en Éx 13:13-15, todos
los primogénitos, sea de animales domésticos o de los hijos de
Israel, debían consagrarse al Señor, a quien pertenecían. Los
animales no aptos para el sacrificio, como el asno, o bien eran
redimidos o se les quebraba la cerviz; mas los primogénitos humanos,
como es lógico, sólo podían ser redimidos.
En
el censo que Dios mandó hacer a Israel en el Sinaí, cada varón
mayor de veinte años y apto para la guerra, que fue contado, tuvo
que dar medio siclo de plata por su rescate (Éx 30:11-16;
Éx 38:25-26; Nm 1:1-3). Pero
en el caso concreto de los primogénitos, el rescate de los varones
de más de un mes de vida, fue de cinco siclos, diez veces mayor que
el de los no primogénitos (Nm 3:46-47). Este
precio del rescate por los varones primogénitos no fue válido sólo
para esa ocasión, sino que quedó establecido con carácter general,
como podemos ver en Nm 18:15-16.
Ahora
bien, llama la atención que se sacrificaran ofrendas de expiación y
holocausto para la purificación de María, y no se ofreciera ningún rescate en la dedicación del niño Jesús, tal como se
indica que debe hacerse en la mencionada porción de Éx
13:13,15.
La
explicación de esta aparente desobediencia se halla en el siguiente
texto de Números. Si bien es necesario que todo primogénito sea
redimido, Dios tomó a los levitas de más de un mes de edad en lugar
de todos los primogénitos de Israel. Por ese motivo no hubo rescate
en la presentación y dedicación de Jesús, porque los primogénitos
son redimidos por los levitas, quienes no fueron contados con el
resto del pueblo y fueron apartados para ministrar delante de Jehová.
Nm
3:11-13, 39-47; Habló además Jehová a Moisés, diciendo: 12 He
aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de
Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros
nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas.
13 Porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice
morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué
para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de
animales; míos serán. Yo Jehová.
39
Todos los contados de los levitas, que Moisés y Aarón
conforme a la palabra de Jehová contaron por sus familias, todos los
varones de un mes arriba, fueron veintidós mil. 40 Y
Jehová dijo a Moisés: Cuenta todos los primogénitos varones de los
hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por sus nombres. 41 Y
tomarás a los levitas para mí en lugar de todos los primogénitos
de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de
todos los primogénitos de los animales de los hijos de Israel. Yo
Jehová. 42 Contó Moisés, como Jehová le mandó, todos
los primogénitos de los hijos de Israel. 43 Y todos los
primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes
arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.
44 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: 45 Toma los levitas en
lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los
animales de los levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán
míos. Yo Jehová. 46 Y para el rescate de los doscientos
setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel, que
exceden a los levitas, 47 tomarás cinco siclos por cabeza;
conforme al siclo del santuario los tomarás...
LA
PRIMOGENITURA EN LA IGLESIA
Si
adoptáramos como norma para los cristianos la presentación y
dedicación de Jesús relatada en Lucas, lo más coherente sería
hacer la presentación en las iglesias sólo de los varones
primogénitos. Pero, como nos enseña Gá 3:28, “Ya no
hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni
mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. Así
que bajo el nuevo pacto los primogénitos ya no tienen la relevancia
que tenían bajo el antiguo, como tampoco el hecho de ser judío,
libre o varón, les concede a éstos más privilegios que ser gentil,
esclavo o mujer. Además, en sentido amplio, todos los que forman
parte de la congregación de los santos, sea bajo el antiguo pacto o
el nuevo, son hijos primogénitos de Dios, como se puede apreciar en
las siguientes porciones bíblicas.
Éx
4:22-23; Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel
es mi hijo, mi
primogénito. 23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para
que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar
a tu hijo, tu primogénito.
He
12.22-24; ...sino que os habéis acercado al monte de Sion, a
la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de
muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de
los primogénitos que están inscritos en los cielos,
a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos
perfectos, 24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre
rociada que habla mejor que la de Abel.
Por
otra parte, el primogénito por excelencia es Cristo (Ro
8:29; Col 1:17-18; 1 Co 15:20),
a quien Dios constituyó heredero de todo (He 1:2)
y
de quien nosotros, como hijos de Dios, somos coherederos (Ro
8:16-17).
¿SE
DEBEN PRESENTAR FORMALMENTE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA?
Si
el propósito del acto es dar a conocer el bebé a los que están
reunidos para celebrar el acontecimiento con los padres y
encomendarlo al Señor en oración, no veo ningún inconveniente.
Pero es importante que los participantes sean conscientes de que no
están observando ninguna ordenanza del Señor, sino una práctica
tradicional que en todo caso no pasa de ser una buena
costumbre.
ENTONCES,
¿CUÁL ES EL PROBLEMA?
El
problema es el ya apuntado: que no se enseñe este asunto de manera
correcta y, en consecuencia, que los participantes confundan una
simple buena práctica con una ordenanza o sacramento. Como hemos
visto, tras analizar el relato de Lucas sobre la presentación de
Jesús en el templo, así como los preceptos legales involucrados y
su significado, no hay al respecto ninguna instrucción para la
Iglesia, sino que sus destinatarios son los creyentes del antiguo
pacto.
Entonces
debemos estar atentos para que no nos cuelen mandamientos de hombres
enseñados como doctrinas, cuando son meras tradiciones que Dios no
manda.
Mt
15:2, 8-9; ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de
los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
8
Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. 9
Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de
hombres.
¿QUÉ
ESTÁ SUCEDIENDO ACTUALMENTE?
A semejanza del acto de presentación de los varones primogénitos a Dios por medio de un sacerdote en el
viejo pacto, actualmente en las congregaciones protestantes o evangélicas se tiene por norma la realización de un acto, en el que los padres entregan su bebé, sea del sexo masculino o femenino, al pastor para dedicarlo en oración al Señor con imposición de manos. Algunos incluso ungen al niño con aceite en la frente.
En
combinación con lo anterior y de modo similar al proceder de los
católico-romanos, en algunas congregaciones evangélicas se nombran padrinos con el encargo de que velen
por el niño, para que cuando sea mayor no se aparte del buen camino.
Esto podría entenderse como un apoyo o refuerzo a los padres, que
son los principales responsables, sobre todo en caso de que éstos
falten o se desvíen de la verdad. Por si esto no bastara, hay
congregaciones donde los padrinos sellan este compromiso con un voto.
ANTECEDENTES
Y TRASFONDO HISTÓRICO
Estas
cosas acontecen en iglesias que se consideran herederas de la reforma
protestante de Lutero, o de otras confesiones cristianas que ya
existían al margen de la iglesia católica romana. La mayor parte de
ellas, con el paso del tiempo se fueron subdividiendo y evolucionando
en paralelo con ciertas prácticas y enseñanzas doctrinales
diferentes. Por otra parte, muchos de los asistentes a estas
congregaciones en la actualidad, incluidos los pastores o ancianos,
proceden de la iglesia católica romana, de cuya influencia no se han
sacudido del todo.
Sea
a causa de dicha influencia o no, el caso es que hay una gran
similitud entre la dedicación de niños al Señor y el bautismo de
infantes propiamente dicho, al menos en los aspectos formales. Luego,
¿se ha convertido la dedicación de niños en un sucedáneo, una
sustitución, un llenado de vacío dejado por el bautismo de
infantes? Esta pregunta ciertamente invita a la reflexión.
¿ES
EQUIPARABLE EL BAUTISMO CON LA CIRCUNCISIÓN?
La
iglesia católica romana se basa en una analogía para establecer el
bautismo de infantes: en Israel para pertenecer al pueblo de Dios
tenían que circuncidarse, de igual modo que en la Iglesia tienen que
bautizarse, y si entonces se circuncidaba a los bebés, ¿por qué no
se les ha de bautizar ahora? Algunos versículos del nuevo
testamento, como Col 2:11-12,
relacionan
la circuncisión con el bautismo, pero eso no significa que ambas
cosas sean equivalentes y que, por tanto, se tenga que bautizar a los
bebés en base a que éstos eran circuncidados bajo el antiguo pacto.
Col
2:11-12; En él también fuisteis circuncidados con circuncisión
no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso
carnal, en la circuncisión de Cristo; 12 sepultados con él en el
bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante
la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.
La
circuncisión y el bautismo son esencialmente diferentes. Entre otras
cosas porque aquélla fue dada exclusivamente para Israel y éste
para la Iglesia, formada por judíos y gentiles. Además la
circuncisión se realiza sólo con varones, mientras que el bautismo
es para ambos sexos.
La
circuncisión era una señal visible en el cuerpo, necesaria para
acceder al pueblo de Israel; pero sin fe, sin circuncidar la mente y
el corazón, de nada servía (Jer 4:4; Hch 7:51).
Muchos Israelitas o judíos lo eran sólo externamente, pero no eran
parte del verdadero pueblo de Dios (Ro 2:28-29; Ro
9:6-8).
En
cambio el bautismo para el cristiano, además de una señal de haber
creído, es también un testimonio y un compromiso de seguir a
Cristo. Y esa decisión lógicamente sólo la puede tomar una persona
en pleno uso de sus facultades, sin que ninguna otra lo pueda hacer
por ella; se trata de una decisión personal e intransferible.
CONCLUSIÓN
Bautizar
a los bebés no tiene ninguna utilidad y contradice la enseñanza bíblica que emana del nuevo pacto. La persona que se bautiza debe antes arrepentirse y creer
en Jesucristo como su señor y salvador para que le sean perdonados
sus pecados y nazca de nuevo en el Espíritu.
En
cuanto a la presentación y dedicación de niños al Señor en la
Iglesia, creo que no contradice ninguna enseñanza del nuevo testamento y que su práctica es recomendable incluso, siempre que no
sea enseñada como una doctrina por la que nos debamos regir,
sino como una simple y buena costumbre, despojada de toda connotación
sacramental.
Debemos
preguntarnos si designar padrinos, hacer votos y promesas, o untar la
frente del bebé con aceite, son prácticas fundamentadas en la sana
doctrina o bien un mero invento del hombre. También debe hacernos
pensar la coincidencia de estas prácticas con las de los bautizos de
infantes en la iglesia católico-romana, con la principal diferencia de que en los bautizos se vierte agua sobre la cabeza del bebé, mientras que en las dedicaciones el agua está ausente.
En
esta tradición y en otras, como la navidad, la pascua, etc., tenemos
que separar el trigo de la paja, lo bueno de lo malo, lo verdadero de
lo falso.
Jer
15:19; Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te
restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo
precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a
ti, y tú no te conviertas a ellos.
Que
Dios sacie nuestra hambre y sed con su Palabra.
Interesante reflexión sobre ésta y otras prácticas llevadas a cabo en las congregaciones cristianas, así como sobre las motivaciones subyacentes y el necesario examen de las mismas desde la perspectiva del nuevo pacto, por el cual se rige la Iglesia de Cristo. Es importante distinguir las tradiciones y doctrinas de hombres de las verdaderas enseñanzas contenidas en la Palabra de Dios.
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