10/5/17

Presentación de niños en la Iglesia




Lc 2:21-24, 39; Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido. 22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, lo trajeron a Jerusalén para presentarlo al Señor 23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor), 24 y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.
39 Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

INTRODUCCIÓN

Apoyándose en el texto anterior y en otros, como 1 de Samuel capítulo 1, muchas denominaciones cristianas cumplen la tradición de presentar en sus reuniones los infantes al Señor, al poco tiempo de nacer, para orar por su protección y bendición.

1 S 1:11, 27-28; E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.

La dedicación de Samuel surge de un deseo de su madre Ana, expresado en un voto voluntario. Además no debemos perder de vista que Samuel era levita, aunque no sacerdote (1 S 1:1; 1 Cr 6:33-34). Por lo tanto aquí no se establece ninguna pauta extrapolable a todos los padres. El caso de la dedicación de Jesús es diferente, como veremos, y se basa en un estricto cumplimiento de la ley.

ERA UN MANDATO VIGENTE HASTA EL NUEVO PACTO

Sabemos que tanto sus padres como Jesús nacieron y vivieron bajo la ley de Moisés (Gá 4:4-5) y que, salvo Jesús, nadie fue capaz de cumplir fielmente la ley, no sólo en la letra sino también en el espíritu. Por otra parte, el nuevo pacto o nuevo testamento no entra en vigor hasta después de la muerte del testador, que es Jesucristo (He 9:15-17). Por consiguiente, el rito de la presentación de los niños en el templo y su dedicación a Dios no es una norma legal aplicable a la Iglesia.

Hecha esta aclaración, analizaremos los hechos y trataremos de entender el significado de este acto religioso.

CUMPLIMIENTO DE VARIOS PRECEPTOS RELACIONADOS

Después de que una mujer daba a luz un hijo en Israel, ésta tenía que someterse a un proceso de purificación, en el que se sucedían varios hitos. Los primeros siete días permanecía recluida con su bebé para limpiarse de su inmundicia, como cuando padecía flujos de sangre durante los periodos de menstruación. Si el recién nacido era varón, se circuncidaba al octavo día; pero la madre continuaba purificándose durante 33 días más, aunque con menos restricciones: ya podía tener, por ejemplo, relaciones sexuales con su marido; mas aún no podía tocar cosas sagradas ni entrar en el santuario.

Una vez finalizado este proceso, que duraba 40 días (80 en el caso de las niñas), la madre debía presentarse en el templo y ofrecer a Dios, por medio del sacerdote, una tórtola o un palomino para expiación y un cordero como holocausto. Si la familia era pobre podía sustituir el cordero del holocausto por otra tórtola o palomino, tal como hicieron los padres de Jesús.

Al cumplir la mujer con el rito de la purificación en el templo, los varones primogénitos eran entregados al sacerdote que ministraba para ser presentados y dedicados al Señor. Así que Jesús fue consagrado a Dios, no porque se hiciera eso con todos los niños que nacían, sino por ser el primer hijo varón de María y José.

Para poder entender lo que acabo de referir, es necesario prestar atención a todas las enseñanzas del antiguo testamento relacionadas con este asunto, y en particular a las porciones de Levítico y Éxodo que expongo a continuación:

Lv 12:1-8; Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y diles: la mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda. 3 Y al octavo día se circuncidará al niño. 4 Mas ella permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación. 5 Y si diere a luz hija, será inmunda dos semanas, conforme a su separación, y sesenta y seis días estará purificándose de su sangre. 6 Cuando los días de su purificación fueren cumplidos, por hijo o por hija, traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino o una tórtola para expiación, a la puerta del tabernáculo de reunión, al sacerdote; 7 y él los ofrecerá delante de Jehová, y hará expiación por ella, y será limpia del flujo de su sangre. Esta es la ley para la que diere a luz hijo o hija. 8 Y si no tiene lo suficiente para un cordero, tomará entonces dos tórtolas o dos palominos, uno para holocausto y otro para expiación; y el sacerdote hará expiación por ella, y será limpia.

Éx 13:1-2, 12-16; Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es.
12 dedicarás a Jehová todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los machos serán de Jehová. 13 Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos. 14 Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre; 15 y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos. 16 Te será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.

¿POR QUÉ NO FUE REDIMIDO O RESCATADO JESÚS?

Como se puede observar en Éx 13:13-15, todos los primogénitos, sea de animales domésticos o de los hijos de Israel, debían consagrarse al Señor, a quien pertenecían. Los animales no aptos para el sacrificio, como el asno, o bien eran redimidos o se les quebraba la cerviz; mas los primogénitos humanos, como es lógico, sólo podían ser redimidos.

En el censo que Dios mandó hacer a Israel en el Sinaí, cada varón mayor de veinte años y apto para la guerra, que fue contado, tuvo que dar medio siclo de plata por su rescate (Éx 30:11-16; Éx 38:25-26; Nm 1:1-3). Pero en el caso concreto de los primogénitos, el rescate de los varones de más de un mes de vida, fue de cinco siclos, diez veces mayor que el de los no primogénitos (Nm 3:46-47). Este precio del rescate por los varones primogénitos no fue válido sólo para esa ocasión, sino que quedó establecido con carácter general, como podemos ver en Nm 18:15-16.

Ahora bien, llama la atención que se sacrificaran ofrendas de expiación y holocausto para la purificación de María, y no se ofreciera ningún rescate en la dedicación del niño Jesús, tal como se indica que debe hacerse en la mencionada porción de Éx 13:13,15.

La explicación de esta aparente desobediencia se halla en el siguiente texto de Números. Si bien es necesario que todo primogénito sea redimido, Dios tomó a los levitas de más de un mes de edad en lugar de todos los primogénitos de Israel. Por ese motivo no hubo rescate en la presentación y dedicación de Jesús, porque los primogénitos son redimidos por los levitas, quienes no fueron contados con el resto del pueblo y fueron apartados para ministrar delante de Jehová.

Nm 3:11-13, 39-47; Habló además Jehová a Moisés, diciendo: 12 He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas. 13 Porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales; míos serán. Yo Jehová.
39 Todos los contados de los levitas, que Moisés y Aarón conforme a la palabra de Jehová contaron por sus familias, todos los varones de un mes arriba, fueron veintidós mil. 40 Y Jehová dijo a Moisés: Cuenta todos los primogénitos varones de los hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por sus nombres. 41 Y tomarás a los levitas para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de los animales de los hijos de Israel. Yo Jehová. 42 Contó Moisés, como Jehová le mandó, todos los primogénitos de los hijos de Israel. 43 Y todos los primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres. 44 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: 45 Toma los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán míos. Yo Jehová. 46 Y para el rescate de los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel, que exceden a los levitas, 47 tomarás cinco siclos por cabeza; conforme al siclo del santuario los tomarás...

LA PRIMOGENITURA EN LA IGLESIA

Si adoptáramos como norma para los cristianos la presentación y dedicación de Jesús relatada en Lucas, lo más coherente sería hacer la presentación en las iglesias sólo de los varones primogénitos. Pero, como nos enseña Gá 3:28, “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. Así que bajo el nuevo pacto los primogénitos ya no tienen la relevancia que tenían bajo el antiguo, como tampoco el hecho de ser judío, libre o varón, les concede a éstos más privilegios que ser gentil, esclavo o mujer. Además, en sentido amplio, todos los que forman parte de la congregación de los santos, sea bajo el antiguo pacto o el nuevo, son hijos primogénitos de Dios, como se puede apreciar en las siguientes porciones bíblicas.

Éx 4:22-23; Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.

He 12.22-24; ...sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

Por otra parte, el primogénito por excelencia es Cristo (Ro 8:29; Col 1:17-18; 1 Co 15:20), a quien Dios constituyó heredero de todo (He 1:2) y de quien nosotros, como hijos de Dios, somos coherederos (Ro 8:16-17).

¿SE DEBEN PRESENTAR FORMALMENTE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA?

Si el propósito del acto es dar a conocer el bebé a los que están reunidos para celebrar el acontecimiento con los padres y encomendarlo al Señor en oración, no veo ningún inconveniente. Pero es importante que los participantes sean conscientes de que no están observando ninguna ordenanza del Señor, sino una práctica tradicional que en todo caso no pasa de ser una buena costumbre.

ENTONCES, ¿CUÁL ES EL PROBLEMA?

El problema es el ya apuntado: que no se enseñe este asunto de manera correcta y, en consecuencia, que los participantes confundan una simple buena práctica con una ordenanza o sacramento. Como hemos visto, tras analizar el relato de Lucas sobre la presentación de Jesús en el templo, así como los preceptos legales involucrados y su significado, no hay al respecto ninguna instrucción para la Iglesia, sino que sus destinatarios son los creyentes del antiguo pacto.

Entonces debemos estar atentos para que no nos cuelen mandamientos de hombres enseñados como doctrinas, cuando son meras tradiciones que Dios no manda.

Mt 15:2, 8-9; ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
8 Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. 9 Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO ACTUALMENTE?

A semejanza del acto de presentación de los varones primogénitos a Dios por medio de un sacerdote en el viejo pacto, actualmente en las congregaciones protestantes o evangélicas se tiene por norma la realización de un acto, en el que los padres entregan su bebé, sea del sexo masculino o femenino, al pastor para dedicarlo en oración al Señor con imposición de manos. Algunos incluso ungen al niño con aceite en la frente.

En combinación con lo anterior y de modo similar al proceder de los católico-romanos, en algunas congregaciones evangélicas se nombran padrinos con el encargo de que velen por el niño, para que cuando sea mayor no se aparte del buen camino. Esto podría entenderse como un apoyo o refuerzo a los padres, que son los principales responsables, sobre todo en caso de que éstos falten o se desvíen de la verdad. Por si esto no bastara, hay congregaciones donde los padrinos sellan este compromiso con un voto.

ANTECEDENTES Y TRASFONDO HISTÓRICO

Estas cosas acontecen en iglesias que se consideran herederas de la reforma protestante de Lutero, o de otras confesiones cristianas que ya existían al margen de la iglesia católica romana. La mayor parte de ellas, con el paso del tiempo se fueron subdividiendo y evolucionando en paralelo con ciertas prácticas y enseñanzas doctrinales diferentes. Por otra parte, muchos de los asistentes a estas congregaciones en la actualidad, incluidos los pastores o ancianos, proceden de la iglesia católica romana, de cuya influencia no se han sacudido del todo.

Sea a causa de dicha influencia o no, el caso es que hay una gran similitud entre la dedicación de niños al Señor y el bautismo de infantes propiamente dicho, al menos en los aspectos formales. Luego, ¿se ha convertido la dedicación de niños en un sucedáneo, una sustitución, un llenado de vacío dejado por el bautismo de infantes? Esta pregunta ciertamente invita a la reflexión.

¿ES EQUIPARABLE EL BAUTISMO CON LA CIRCUNCISIÓN?

La iglesia católica romana se basa en una analogía para establecer el bautismo de infantes: en Israel para pertenecer al pueblo de Dios tenían que circuncidarse, de igual modo que en la Iglesia tienen que bautizarse, y si entonces se circuncidaba a los bebés, ¿por qué no se les ha de bautizar ahora? Algunos versículos del nuevo testamento, como Col 2:11-12, relacionan la circuncisión con el bautismo, pero eso no significa que ambas cosas sean equivalentes y que, por tanto, se tenga que bautizar a los bebés en base a que éstos eran circuncidados bajo el antiguo pacto.

Col 2:11-12; En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.

La circuncisión y el bautismo son esencialmente diferentes. Entre otras cosas porque aquélla fue dada exclusivamente para Israel y éste para la Iglesia, formada por judíos y gentiles. Además la circuncisión se realiza sólo con varones, mientras que el bautismo es para ambos sexos.

La circuncisión era una señal visible en el cuerpo, necesaria para acceder al pueblo de Israel; pero sin fe, sin circuncidar la mente y el corazón, de nada servía (Jer 4:4; Hch 7:51). Muchos Israelitas o judíos lo eran sólo externamente, pero no eran parte del verdadero pueblo de Dios (Ro 2:28-29; Ro 9:6-8).

En cambio el bautismo para el cristiano, además de una señal de haber creído, es también un testimonio y un compromiso de seguir a Cristo. Y esa decisión lógicamente sólo la puede tomar una persona en pleno uso de sus facultades, sin que ninguna otra lo pueda hacer por ella; se trata de una decisión personal e intransferible.

CONCLUSIÓN

Bautizar a los bebés no tiene ninguna utilidad y contradice la enseñanza bíblica que emana del nuevo pacto. La persona que se bautiza debe antes arrepentirse y creer en Jesucristo como su señor y salvador para que le sean perdonados sus pecados y nazca de nuevo en el Espíritu.

En cuanto a la presentación y dedicación de niños al Señor en la Iglesia, creo que no contradice ninguna enseñanza del nuevo testamento y que su práctica es recomendable incluso, siempre que no sea  enseñada como una doctrina por la que nos debamos regir, sino como una simple y buena costumbre, despojada de toda connotación sacramental.

Debemos preguntarnos si designar padrinos, hacer votos y promesas, o untar la frente del bebé con aceite, son prácticas fundamentadas en la sana doctrina o bien un mero invento del hombre. También debe hacernos pensar la coincidencia de estas prácticas con las de los bautizos de infantes en la iglesia católico-romana, con la principal diferencia de que en los bautizos se vierte agua sobre la cabeza del bebé, mientras que en las dedicaciones el agua está ausente.

En esta tradición y en otras, como la navidad, la pascua, etc., tenemos que separar el trigo de la paja, lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso.

Jer 15:19; Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.

Que Dios sacie nuestra hambre y sed con su Palabra.

1 comentario:

  1. Interesante reflexión sobre ésta y otras prácticas llevadas a cabo en las congregaciones cristianas, así como sobre las motivaciones subyacentes y el necesario examen de las mismas desde la perspectiva del nuevo pacto, por el cual se rige la Iglesia de Cristo. Es importante distinguir las tradiciones y doctrinas de hombres de las verdaderas enseñanzas contenidas en la Palabra de Dios.

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