Según
el diccionario de la RAE, un milagro es una “acción divina en
el orden de la experiencia humana, que aparece inexplicable desde
ella”. Es también un “hecho que no se puede explicar
mediante ninguna ley y que altera el orden natural de las cosas”.
Hay
además otros términos utilizados en la Biblia para referirse a los
milagros, como son: maravilla, prodigio y señal. Por eso, para tener
una mayor comprensión de este fenómeno, vamos a ver el significado
que también les atribuye la RAE. Una maravilla es un “suceso o
cosa extraordinaria que causa admiración”. Un prodigio es un
“suceso extraño que excede los límites regulares de la
naturaleza”. Una señal es un “prodigio o cosa
extraordinaria y fuera del orden natural”. Como podemos ver,
los referidos términos guardan cierta relación entre sí y con los
milagros.
Ante
la manifestación de un posible milagro, creo que debemos mantener
una actitud de prudencia para minimizar el riesgo de confundir
nuestros deseos con la realidad, algo a lo que somos muy proclives
los humanos. Dicha actitud no tiene que ver con el escepticismo, ni
con la falta de fe, sino con tratar de no caer en el engaño.
El
agente que protagoniza el supuesto milagro puede actuar con intención
fraudulenta para obtener un beneficio, pero también puede engañarse
a sí mismo y a los asistentes actuando de buena fe. En cualquier
caso es malo ser víctimas del engaño, por lo que no estaría de más
adoptar la siguiente premisa: cualquier fenómeno que pueda
explicarse por causas naturales, debe excluir las sobrenaturales,
aunque se trate de hechos poco comunes.
Si
alguien me preguntara cuál es el mayor milagro realizado por Dios,
yo diría que es la Creación, mediante la cual de la nada hizo todas
las cosas, visibles e invisibles. Para mí éste sería sin duda el
primero y mayor de los milagros.
En
cierto sentido Dios tiene básicamente dos modos de interactuar con
los hombres y la Creación en su conjunto:
-
Interviniendo directamente en los asuntos del mundo con distintas acciones, entre las que se incluyen casos excepcionales que consideramos milagrosos.
-
Empleando el método habitual consistente en obrar a través de mecanismos, leyes y agentes creados por Él. Entre éstos tenemos, por ejemplo, el principio que anuncia que se recoge lo que se siembra o, dicho de otra manera, que Dios pagará a cada uno conforme a sus obras. Tenemos también la ley de la gravedad, la cual hace que si lanzamos, por ejemplo, una piedra al espacio, ésta caiga sin que Dios necesite intervenir directamente para hacerla caer; la gestación y nacimiento de los seres vivos, los cuales son formados por Dios mediante la acción de sus progenitores; el cumplimiento de la voluntad de Dios por medio de sus ángeles, la Iglesia, o utilizando incluso a sus propios enemigos.
En
relación con el segundo punto, recordemos la siguiente afirmación
de Jesús:
Jn
12:47-48 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le
juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a
salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene
quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará
en el día postrero.
Combinando
aspectos de estas dos formas de actuar, Dios realizó innumerables
milagros por medio de sus siervos. Se trata de hechos sobrenaturales
ejecutados directamente por Dios, pero a través de servidores que se
ponen en sus manos para que Él los use como simples herramientas.
Todos los siervos usados por Dios para llevar a cabo estos hechos
extraordinarios así lo han reconocido, dándole la gloria a Él.
Lo
que no debe sorprendernos, si creemos que Dios es Todopoderoso, es
que haya hecho y pueda seguir haciendo milagros siempre que quiera.
Para los hombres es imposible por sí mismos realizar milagro alguno,
pero para Dios es fácil. En realidad, para Dios no existen cosas
difíciles, sino que todas son fáciles.
Jer
32:17 ¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la
tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay
nada que sea difícil para ti.
Jer
32:26-27 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: He aquí
que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que
sea difícil para mí?
El
descubrimiento y contemplación de las maravillas de la creación
asombran a la humanidad. Sin embargo, al tener el entendimiento
entenebrecido, en su necedad muchos rechazan la existencia del Dios
de la creación y prefieren creer que el universo y la naturaleza se
crearon a sí mismos. Así honran y dan gloria a las criaturas antes
que al Creador, como ha venido sucediendo con mucha gente por toda la
tierra a lo largo de la historia.
Ro
1:25 ...cambiaron la verdad de Dios por la mentira,
honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador,
el cual es bendito por los siglos. Amén.
Esta
actitud es comparable a la de admirar la capacidad de una computadora
para ejecutar operaciones o mostrar instrucciones, sin discernir la
obra inteligente del hombre en el origen de las mismas. Si dicha
forma de pensar no nos parece lógica, tampoco lo es tratar de
desconectar al Creador de su creación.
Podemos
abordar los milagros desde distintas perspectivas o puntos de vista:
Perspectiva
carnal
-Típica
de creyentes con un deseo insaciable de presenciar milagros, siempre
dispuestos a desplazarse a lugares o asistir a reuniones en las que
se han generado expectativas de ocurrencia de sanidades.
-Se
valoran más los cambios que se producen en la realidad física o
corporal, porque se ven y se tocan, que los cambios espirituales.
-Una
demanda o búsqueda incansable de milagros puede ser sintomático de
falta de fe o dudas.
Perspectiva
espiritual
-Se
valoran más los cambios en el orden espiritual, porque los
poseedores del Espíritu andan por fe, no por vista.
-Creer
firmemente sin necesidad de presenciar milagros, puede ser un signo
de madurez del creyente.
-¿Es
la conversión un milagro que afecta principalmente a la dimensión
espiritual de la persona?
-En
todo caso, debemos estar abiertos a la posibilidad de ver milagros en
nuestras propias vidas y en las de los demás, porque tenemos un Dios
todopoderoso.
Perspectiva
de Dios
-Realización
de milagros o señales con el propósito de respaldar la Palabra
revelada a sus siervos.
-Testimonio
de su poder.
-Medio
para atraer a la vida eterna a los que han de ser salvos.
Los
cristianos tienen la mente de Cristo, que es Dios Hijo (1
Co 2:16).
Por eso:
-Anhelan
más las cosas celestiales que las terrenales.
-Consideran
que están en este mundo de paso, como extranjeros y peregrinos (He
11:13),
pero con su meta y mirada puestas en Cristo, que nos guía a nuestra
patria celestial.
¿Despiertan
siempre los milagros la fe de los testigos presenciales? Por supuesto
que no. Veamos como muestra dos porciones bíblicas que nos hablan de
esto:
Mt
11:20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades
en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se
habían arrepentido...
Lc
16:27-31 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la
casa de mi padre (a
Lázaro),
porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no
vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A
Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. El entonces dijo: No,
padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se
arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a
Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se
levantare de los muertos.
Los
genuinos milagros de Dios, realizados por medio de sus siervos,
presentan una serie de características, entre las que se encuentran
las siguientes:
-No
son un espectáculo para despertar admiración.
-En
ocasiones, además de ser una muestra del poder de Dios, lo son
también de su amor y misericordia, porque restauran a las personas y
las liberan del sufrimiento.
-Son
señales de que Dios avala una obra o ministerio, para que los que
oyen el mensaje sepan que proviene de Dios.
-Son
hechos evidentes y notorios que resisten cualquier prueba o
escrutinio acerca de su autenticidad.
-No
sólo operan en el ámbito subjetivo de las personas; también sobre
objetos o fenómenos naturales (separar las aguas del Mar Rojo, hacer
flotar un hacha, calmar la tempestad, etc).
-Están
alineados con la voluntad de Dios, que quiere lo mejor para nosotros
y cuyo fin primordial es que seamos salvos.
-Por
tanto, no conducen al error ni a la mentira como sucede, por ejemplo,
con las sanidades atribuidas por los fieles católicos a los santos o
a la virgen. Pensemos que a Satanás le puede salir muy rentable
curar a una persona que ha invocado a un “santo”, si con ello
consigue extraviar de la verdad a esa persona que obtuvo el beneficio
de la sanidad, ya que probablemente va a estar eternamente agradecida
al demonio que se oculta tras el supuesto “santo”. En este caso
el diablo otorga un beneficio temporal a cambio de tener a la persona
cautiva por toda la eternidad.
-Se
pueden producir espontáneamente en cualquier tiempo o lugar, no
limitándose su ocurrencia a un lugar de reunión en un horario
determinado, ni a un evento programado, como puede ser un “culto de
sanidad”.
-Para
que se produzcan no se necesita ningún agente inductor que provoque
una situación de trance; que haga sonar una música repetitiva, o
bien suave y estimulante generadora de un ambiente místico; que haga
exclamaciones con tono emotivo, repetitivo, o elevando el tono y
volumen de voz para sugestionar a los presentes; etc.
-Son
un acto del Dios soberano que, como tal, y por encima de nuestros
deseos a veces malsanos, decide si quiere realizar o no un milagro,
así como el qué, cómo y cuándo de su ocurrencia.
-Ni
Dios ni sus siervos se molestan si alguien, prudentemente, quiere
asegurarse de que se trata de un auténtico milagro, o de que éste
proviene de Dios (Jue
6:36-40)
Hoy,
como en el pasado, muchas personas están siendo víctimas del
engaño, al ser expuestas básicamente a dos tipos de mentira:
-Hechos
presentados con apariencia de milagros, pero que son meros trucos,
por muy sofisticadas que sean las técnicas de manipulación
empleadas. Los protagonistas de estos falsos milagros son movidos por
intereses egoístas, tales como la ambición de dinero o de poder.
-Auténticos
hechos sobrenaturales, pero atribuibles a la potestad de las
tinieblas.
Este
último punto es de vital importancia entenderlo y admitirlo, ya que
la Biblia nos muestra numerosas pruebas de su existencia. Además de
las mencionadas sanidades atribuidas a “santos” tenemos, entre
otros, los relatos de las hechicerías de los magos de Egipto, los
daños sobrenaturales que Dios consintió que Satanás infringiera a
Job y su familia, las poderosas señales realizadas por el falso
profeta de Apocalipsis, etc.
Debemos,
pues, rechazar cualquier milagro que, aunque suponga un beneficio
temporal para nosotros, nos aparte de la verdad de Dios y arrastre a
la condenación eterna. La siguiente porción es muy elocuente al
respecto:
Dt
13:1-3 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de
sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se
cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos
en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás
oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños;
porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a
Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra
alma.
En
relación con este texto quiero destacar dos cuestiones. La primera
es que este tipo de profeta actúa consciente o inconscientemente
como emisario de Satanás, y la segunda es que no nos va a incitar a
una rebelión abierta contra Jehová, sino que va a tratar de
desviarnos sutilmente mediante un falso evangelio, presentado con
argumentos ingeniosos pero falsos, o distorsionándolo con una mezcla
de mentiras camufladas con verdades.
Ciertamente
el castigo de los engañadores va a ser terrible, pero eso no va a
eximir de responsabilidad a los que se dejen engañar, ya que la
Palabra nos previene reiteradamente contra las enseñanzas de los
falsos profetas y falsos maestros.
Mt
24:24-25 Porque se levantarán falsos Cristos, y
falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera
que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he
dicho antes.
Estemos,
pues, atentos y velemos para no dejarnos engañar.
Bendiciones
en el Señor Jesucristo.
¡Ojo con los milagros! Pueden ser parte de la bendición de Dios, pero también pueden ser un instrumento de Satanás para engañar. "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo". 1 Jn 4:1.
ResponderEliminar