10/5/17

Los milagros



Según el diccionario de la RAE, un milagro es una “acción divina en el orden de la experiencia humana, que aparece inexplicable desde ella”. Es también un “hecho que no se puede explicar mediante ninguna ley y que altera el orden natural de las cosas”

Hay además otros términos utilizados en la Biblia para referirse a los milagros, como son: maravilla, prodigio y señal. Por eso, para tener una mayor comprensión de este fenómeno, vamos a ver el significado que también les atribuye la RAE. Una maravilla es un “suceso o cosa extraordinaria que causa admiración”. Un prodigio es un “suceso extraño que excede los límites regulares de la naturaleza”. Una señal es un “prodigio o cosa extraordinaria y fuera del orden natural”. Como podemos ver, los referidos términos guardan cierta relación entre sí y con los milagros.

Ante la manifestación de un posible milagro, creo que debemos mantener una actitud de prudencia para minimizar el riesgo de confundir nuestros deseos con la realidad, algo a lo que somos muy proclives los humanos. Dicha actitud no tiene que ver con el escepticismo, ni con la falta de fe, sino con tratar de no caer en el engaño.

El agente que protagoniza el supuesto milagro puede actuar con intención fraudulenta para obtener un beneficio, pero también puede engañarse a sí mismo y a los asistentes actuando de buena fe. En cualquier caso es malo ser víctimas del engaño, por lo que no estaría de más adoptar la siguiente premisa: cualquier fenómeno que pueda explicarse por causas naturales, debe excluir las sobrenaturales, aunque se trate de hechos poco comunes.

Si alguien me preguntara cuál es el mayor milagro realizado por Dios, yo diría que es la Creación, mediante la cual de la nada hizo todas las cosas, visibles e invisibles. Para mí éste sería sin duda el primero y mayor de los milagros.

En cierto sentido Dios tiene básicamente dos modos de interactuar con los hombres y la Creación en su conjunto:
      1. Interviniendo directamente en los asuntos del mundo con distintas acciones, entre las que se incluyen casos excepcionales que consideramos milagrosos.
      1. Empleando el método habitual consistente en obrar a través de mecanismos, leyes y agentes creados por Él. Entre éstos tenemos, por ejemplo, el principio que anuncia que se recoge lo que se siembra o, dicho de otra manera, que Dios pagará a cada uno conforme a sus obras. Tenemos también la ley de la gravedad, la cual hace que si lanzamos, por ejemplo, una piedra al espacio, ésta caiga sin que Dios necesite intervenir directamente para hacerla caer; la gestación y nacimiento de los seres vivos, los cuales son formados por Dios mediante la acción de sus progenitores; el cumplimiento de la voluntad de Dios por medio de sus ángeles, la Iglesia, o utilizando incluso a sus propios enemigos.
En relación con el segundo punto, recordemos la siguiente afirmación de Jesús:

Jn 12:47-48 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

Combinando aspectos de estas dos formas de actuar, Dios realizó innumerables milagros por medio de sus siervos. Se trata de hechos sobrenaturales ejecutados directamente por Dios, pero a través de servidores que se ponen en sus manos para que Él los use como simples herramientas. Todos los siervos usados por Dios para llevar a cabo estos hechos extraordinarios así lo han reconocido, dándole la gloria a Él.

Lo que no debe sorprendernos, si creemos que Dios es Todopoderoso, es que haya hecho y pueda seguir haciendo milagros siempre que quiera. Para los hombres es imposible por sí mismos realizar milagro alguno, pero para Dios es fácil. En realidad, para Dios no existen cosas difíciles, sino que todas son fáciles.

Jer 32:17 ¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti.

Jer 32:26-27 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?

El descubrimiento y contemplación de las maravillas de la creación asombran a la humanidad. Sin embargo, al tener el entendimiento entenebrecido, en su necedad muchos rechazan la existencia del Dios de la creación y prefieren creer que el universo y la naturaleza se crearon a sí mismos. Así honran y dan gloria a las criaturas antes que al Creador, como ha venido sucediendo con mucha gente por toda la tierra a lo largo de la historia.

Ro 1:25 ...cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

Esta actitud es comparable a la de admirar la capacidad de una computadora para ejecutar operaciones o mostrar instrucciones, sin discernir la obra inteligente del hombre en el origen de las mismas. Si dicha forma de pensar no nos parece lógica, tampoco lo es tratar de desconectar al Creador de su creación.

Podemos abordar los milagros desde distintas perspectivas o puntos de vista:

Perspectiva carnal

-Típica de creyentes con un deseo insaciable de presenciar milagros, siempre dispuestos a desplazarse a lugares o asistir a reuniones en las que se han generado expectativas de ocurrencia de sanidades.

-Se valoran más los cambios que se producen en la realidad física o corporal, porque se ven y se tocan, que los cambios espirituales.

-Una demanda o búsqueda incansable de milagros puede ser sintomático de falta de fe o dudas.

Perspectiva espiritual

-Se valoran más los cambios en el orden espiritual, porque los poseedores del Espíritu andan por fe, no por vista.

-Creer firmemente sin necesidad de presenciar milagros, puede ser un signo de madurez del creyente.

-¿Es la conversión un milagro que afecta principalmente a la dimensión espiritual de la persona?

-En todo caso, debemos estar abiertos a la posibilidad de ver milagros en nuestras propias vidas y en las de los demás, porque tenemos un Dios todopoderoso.

Perspectiva de Dios

-Realización de milagros o señales con el propósito de respaldar la Palabra revelada a sus siervos.

-Testimonio de su poder.

-Medio para atraer a la vida eterna a los que han de ser salvos.

Los cristianos tienen la mente de Cristo, que es Dios Hijo (1 Co 2:16). Por eso:

-Anhelan más las cosas celestiales que las terrenales.

-Consideran que están en este mundo de paso, como extranjeros y peregrinos (He 11:13), pero con su meta y mirada puestas en Cristo, que nos guía a nuestra patria celestial.

¿Despiertan siempre los milagros la fe de los testigos presenciales? Por supuesto que no. Veamos como muestra dos porciones bíblicas que nos hablan de esto:

Mt 11:20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido...

Lc 16:27-31 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre (a Lázaro), porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

Los genuinos milagros de Dios, realizados por medio de sus siervos, presentan una serie de características, entre las que se encuentran las siguientes:

-No son un espectáculo para despertar admiración.

-En ocasiones, además de ser una muestra del poder de Dios, lo son también de su amor y misericordia, porque restauran a las personas y las liberan del sufrimiento.

-Son señales de que Dios avala una obra o ministerio, para que los que oyen el mensaje sepan que proviene de Dios.

-Son hechos evidentes y notorios que resisten cualquier prueba o escrutinio acerca de su autenticidad.

-No sólo operan en el ámbito subjetivo de las personas; también sobre objetos o fenómenos naturales (separar las aguas del Mar Rojo, hacer flotar un hacha, calmar la tempestad, etc).

-Están alineados con la voluntad de Dios, que quiere lo mejor para nosotros y cuyo fin primordial es que seamos salvos.

-Por tanto, no conducen al error ni a la mentira como sucede, por ejemplo, con las sanidades atribuidas por los fieles católicos a los santos o a la virgen. Pensemos que a Satanás le puede salir muy rentable curar a una persona que ha invocado a un “santo”, si con ello consigue extraviar de la verdad a esa persona que obtuvo el beneficio de la sanidad, ya que probablemente va a estar eternamente agradecida al demonio que se oculta tras el supuesto “santo”. En este caso el diablo otorga un beneficio temporal a cambio de tener a la persona cautiva por toda la eternidad.

-Se pueden producir espontáneamente en cualquier tiempo o lugar, no limitándose su ocurrencia a un lugar de reunión en un horario determinado, ni a un evento programado, como puede ser un “culto de sanidad”.

-Para que se produzcan no se necesita ningún agente inductor que provoque una situación de trance; que haga sonar una música repetitiva, o bien suave y estimulante generadora de un ambiente místico; que haga exclamaciones con tono emotivo, repetitivo, o elevando el tono y volumen de voz para sugestionar a los presentes; etc.

-Son un acto del Dios soberano que, como tal, y por encima de nuestros deseos a veces malsanos, decide si quiere realizar o no un milagro, así como el qué, cómo y cuándo de su ocurrencia.

-Ni Dios ni sus siervos se molestan si alguien, prudentemente, quiere asegurarse de que se trata de un auténtico milagro, o de que éste proviene de Dios (Jue 6:36-40)

Hoy, como en el pasado, muchas personas están siendo víctimas del engaño, al ser expuestas básicamente a dos tipos de mentira:

-Hechos presentados con apariencia de milagros, pero que son meros trucos, por muy sofisticadas que sean las técnicas de manipulación empleadas. Los protagonistas de estos falsos milagros son movidos por intereses egoístas, tales como la ambición de dinero o de poder.

-Auténticos hechos sobrenaturales, pero atribuibles a la potestad de las tinieblas.

Este último punto es de vital importancia entenderlo y admitirlo, ya que la Biblia nos muestra numerosas pruebas de su existencia. Además de las mencionadas sanidades atribuidas a “santos” tenemos, entre otros, los relatos de las hechicerías de los magos de Egipto, los daños sobrenaturales que Dios consintió que Satanás infringiera a Job y su familia, las poderosas señales realizadas por el falso profeta de Apocalipsis, etc.

Debemos, pues, rechazar cualquier milagro que, aunque suponga un beneficio temporal para nosotros, nos aparte de la verdad de Dios y arrastre a la condenación eterna. La siguiente porción es muy elocuente al respecto:

Dt 13:1-3 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.

En relación con este texto quiero destacar dos cuestiones. La primera es que este tipo de profeta actúa consciente o inconscientemente como emisario de Satanás, y la segunda es que no nos va a incitar a una rebelión abierta contra Jehová, sino que va a tratar de desviarnos sutilmente mediante un falso evangelio, presentado con argumentos ingeniosos pero falsos, o distorsionándolo con una mezcla de mentiras camufladas con verdades.

Ciertamente el castigo de los engañadores va a ser terrible, pero eso no va a eximir de responsabilidad a los que se dejen engañar, ya que la Palabra nos previene reiteradamente contra las enseñanzas de los falsos profetas y falsos maestros.

Mt 24:24-25 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes.

Estemos, pues, atentos y velemos para no dejarnos engañar.

Bendiciones en el Señor Jesucristo.

1 comentario:

  1. ¡Ojo con los milagros! Pueden ser parte de la bendición de Dios, pero también pueden ser un instrumento de Satanás para engañar. "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo". 1 Jn 4:1.

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