INTRODUCCIÓN
El
propósito de este estudio es contribuir modestamente al debate entre
los defensores de la doctrina calvinista de la gracia y sus
detractores, exponiendo mi punto de vista. Soy consciente de que
abordo un tema complejo y controvertido, sobre el que se ha discutido
vehementemente a lo largo de siglos sin alcanzarse un acuerdo.
Debo
decir en primer lugar que, aunque no comparto en general los puntos
de vista calvinistas sobre la salvación, hay aspectos en los que
coincido con ellos, como, por ejemplo, la imposibilidad del hombre de
salvarse a sí mismo, o que la salvación se recibe por pura gracia.
Coincidimos además en la mayor parte de las enseñanzas bíblicas
sobre otras cuestiones.
MÉTODOS
DE INVESTIGACIÓN
En
la investigación sobre cualquier tema se pueden adoptar dos métodos
diferentes: el deductivo y el inductivo. Las personas tienen una
predisposición natural a usar uno de los métodos con preferencia al
otro. Ambos pueden conducir a un mismo resultado, pero no siempre es
así.
En
mi caso, tengo tendencia a usar el método deductivo. Prefiero
contemplar el bosque a lo lejos desde una alta cumbre antes de
adentrarme en él, tratando de visualizar el contorno y algún punto
de referencia en su interior, como podría ser algún claro, lago,
río, colina, etc. Hago así por precaución, no sea que una vez
dentro, los árboles me impidan ver el bosque en su conjunto y eso me
desoriente. En relación con este enfoque, recuerdo alguna ocasión
en que me puse a construir un puzle complicado y casi de manera
instintiva comencé buscando las piezas que conformaban los bordes.
No hay duda de que este modo de proceder con el puzle también se
asemeja más al método deductivo que al inductivo.
ESTUDIO
DE LA BIBLIA USANDO EL MÉTODO DEDUCTIVO
Para
tratar de comprender la Biblia hago lo mismo. Primero observo el
contexto general, del cual extraigo un esquema con las enseñanzas
fundamentales. Luego, sobre dicho esquema o estructura sólida voy
construyendo todo el edificio. Entre otras muchas cosas, veo que Dios
se nos presenta en su Palabra como el omnipotente, omnipresente y
omnisciente; como un Dios de amor, misericordia, bondad, justicia,
verdad, paz, libertad, esperanza, fidelidad, etc; veo que nos llama
al arrepentimiento y a reconciliarnos con Él, pero sin obligarnos;
que no hace acepción de personas; que su gracia es inagotable,
suficiente para alcanzar a toda la humanidad...
Cuando
una doctrina contradice alguno de estos principios básicos, hace
saltar la alarma en mi interior, poniéndome en guardia y llevándome
a un estudio más profundo de las escrituras. Eso es justamente lo
que provoca en mí la enseñanza calvinista sobre la salvación. En
todo caso, vaya por delante mi convicción de que, tanto los
calvinistas como sus oponentes, son sinceros y actúan de buena fe en
la defensa de sus argumentos.
Por
otra parte, tengo que decir en honor a la verdad, que rebatir los
puntos de vista calvinistas me parece un reto difícil para cualquier
oponente, porque se centran generalmente en los textos que parecen
más favorables a sus tesis, ignorando o forzando la interpretación
de otros alternativos que les resultan difíciles de encajar en su
sistema. Además suelen presentar una argumentación que puede ser
muy convincente por su lógica y coherencia interna, pero que parte,
a mi entender, de premisas o supuestos erróneos.
LA
DOCTRINA CALVINISTA ES SISTÉMICA
Esta
doctrina calvinista se apoya en cinco supuestos o creencias
interrelacionadas entre sí, que conforman un sistema. Como ocurre
con cualquier sistema, no podemos modificar, eliminar o añadir algún
elemento, sin modificar el sistema mismo. Esto es importante
entenderlo, si no queremos sostener posiciones incoherentes, como
decir que no estamos de acuerdo con el “hipercalvinismo” (¿Qué
es eso?), o que estamos de acuerdo con la perseverancia de los santos
pero no con la elección incondicional, por ejemplo.
En
esta doctrina sistémica, un punto deriva del anterior y conduce
necesariamente al siguiente. Las porciones de la Biblia en que se
basan los argumentos enfrentados, a menudo son aplicables a más de
un punto. Por ejemplo, hay versículos que pueden servir para
sostener o refutar la elección incondicional y a la vez la expiación
limitada.
LOS
CINCO PUNTOS BÁSICOS DEL CALVINISMO
Sin
más preámbulos, los pilares concatenados de esta doctrina
calvinista son los siguientes:
1-.
Depravación total.
-El
pecado ha incapacitado totalmente al hombre; de manera que es incapaz
de responder al llamado de Dios.
2-.
Elección incondicional.
-El
hombre no tiene que hacer nada para ser salvo, y lo será sólo si ha
sido predestinado por Dios para salvación.
3-.
Expiación limitada (también llamada expiación definida, o
redención particular).
-La
expiación por la sangre de Jesucristo es válida sólo para los
elegidos.
4-.
Gracia irresistible (o llamamiento eficaz).
-Sólo
las personas predestinadas por Dios para ser salvas pueden aceptar su
gracia; además éstas no pueden negarse a aceptarla.
5-.
Perseverancia de los santos (o seguridad eterna de la salvación).
-Los
predestinados por Dios para salvación no podrán caer jamás de la
gracia, por lo que ineludiblemente serán salvas.
Abordaré
cada uno de estos puntos a continuación, deteniéndome más en el
primero, porque de él derivan los restantes, y también el el
último, por ser el que más controversia genera.
DEPRAVACIÓN
TOTAL
INTRODUCCIÓN
Las
cosas son a menudo tan complejas y ricas en matices que no hay
palabras ni frases que puedan definirlas o describirlas con
exactitud. Por otra parte, con el uso muchas palabras van adquiriendo
a lo largo del tiempo nuevos significados, en función de los
diferentes contextos en que se aplican ¡Cuántas discusiones se
evitarían si previamente nos pusiéramos de acuerdo en el
significado de las palabras!
Las
discusiones sobre temas bíblicos no son una excepción al respecto,
ya que aunque la Biblia expresa el pensamiento de Dios, el mismo está
limitado o condicionado por la imperfección de las lenguas humanas
en las que aquélla se escribió y, sobre todo, a las que fue
traducida.
ABSOLUTO
VS RELATIVO / INFINITO VS FINITO
Algo
que deberíamos tener en cuenta al abordar el tema de la relación de
Dios con el hombre, es que nos movemos en dos magnitudes que no son
comparables. El ser humano no puede compararse con Dios, de igual
modo que lo relativo no puede enfrentarse a lo absoluto.
La
persona más malévola y la más justa que podamos imaginar -a
excepción de Jesucristo- se igualan ante Dios, en el sentido de que
ambos son seres imperfectos que, por mucho camino que recorran, nunca
llegarán a alcanzar la perfección de Dios. En una carrera
imaginaria por acercarse a Dios, a cualquiera que recorriese miles de
millones de kilómetros le restaría una distancia infinita para
conseguirlo, exactamente igual que si hubiese recorrido un solo
kilómetro. Por definición lo finito no puede compararse con lo
infinito.
¿DEPRAVACIÓN
TOTAL?
En
realidad cuando Dios dice que no hay justo ni aún uno (Ro
3:10-12), lo
que nos está indicando es que ningún ser humano cumple ni puede
cumplir las elevadas normas de santidad que nos hagan merecedores de
restablecer nuestra relación con Él (Mt
19:16-17).
Podemos afirmar con rotundidad que, confrontados con la justicia
perfecta de Dios, todos somos igualmente injustos (Is
64:5-6).
Ro
3:10-12 (Véase
también
Sal
14:1-3; Sal 53:1-3; Ec 7:20); Como está escrito: no
hay justo, ni aun uno; 11 no hay quien entienda. No hay quien busque
a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Mt
19:16-17;
Entonces
vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la
vida eterna? 17 El le dijo: ¿Por que me llamas bueno? Ninguno
hay bueno sino uno: Dios.
Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Ec
7:20; Ciertamente
no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.
Is
64:5-6; ...todos
nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia...
Sin
embargo no podemos ignorar que sobre la justicia de los hombres, Dios
hace declaraciones en su Palabra aparentemente opuestas. Por un lado
nos habla acerca de la injusticia generalizada de todo ser humano,
tal como hemos visto y, por otro, Él consideró justos a
determinados personajes, como Noé (Gn
6:9; Gn 7:1),
Lot (2
P 2:8),
Job (Job
1:8; 2:3),
José (Mt
1:19), etc.
La
calificación de justo atribuida al hombre en muchos pasajes, sobre
todo del Antiguo Testamento, debe entenderse en sentido relativo,
como no puede ser de otro modo. En todo caso, el nexo que une a todos
los salvos de todo tiempo y lugar en la historia de la humanidad, es
la fe y esperanza en Dios, quien primero prometió y luego envió al
Salvador. Aun los hombres que vivieron durante el periodo del Antiguo
Testamento fueron salvos por su fe en Dios y no por sus buenas obras;
éstas son siempre la manifestación o consecuencia lógica de la fe
(Stg
2:17-18,22).
Por
eso cuando se habla de la “depravación total” de la especie
humana creo que la palabra “total”, que expresa un valor
absoluto, sobra, porque el hombre se mueve en términos relativos que
permiten sopesar las conductas y establecer comparaciones.
Ciertamente el hombre apartado de la gracia de Dios está depravado,
pero de ninguna manera se puede igualar un sádico asesino a una
persona altruista que se dedica a ayudar a los demás. De que Dios ve
esa diferencia no hay duda alguna, como lo atestigua el hecho de que
en el día que Él juzgue por Jesucristo los secretos de los hombres
(Ro
2:16) habrá
distintos grados de recompensa (1Co
3:8; Ap 22:12)
y
de condenación (Mt
23:14; Lc 12:47-48).
1
Co 3:8; Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque
cada uno
recibirá su recompensa conforme a su labor.
Ap
22:12; He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para
recompensar a cada uno según sea su obra.
Mt
23:14; ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas
oraciones; por
esto recibiréis mayor condenación.
Lc
12:47-48; Aquel
siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni
hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. 48 Mas el que
sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco;
porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le
demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.
LA
MUERTE
La
desobediencia de Adán y Eva acarreó la muerte para ellos y su
descendencia (Ro
5:12; 1 Co 15:21-22).
Desde entonces todos padecemos la primera muerte, que comienza en el
plano espiritual (Ef
2:1; Col 2:13) y
se consuma con la muerte corporal o física. Luego está la segunda
muerte, que es mucho más terrible, en el lago de fuego por toda la
eternidad (Ap
20:14-15).
Ro
5:12; Por tanto, como
el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron.
1
Co 15:21-22; Porque por cuanto la muerte entró por un hombre,
también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Porque
así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados.
Ef
2:1; Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais
muertos en vuestros delitos y pecados.
Col
2:13; Y a vosotros, estando
muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio
vida juntamente con él,
perdonándoos todos los pecados.
Ap
20:14-15; Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego.
Esta es la
muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la
vida fue lanzado al lago de fuego.
La
muerte no se reduce simplemente a la desaparición del cuerpo, al
separarse éste temporalmente del alma y el espíritu. Es sobre todo
la separación del hombre de su Creador, la desconexión de la vida
del hombre de la fuente de la vida, que es Dios. Lo que
verdaderamente debemos temer no es la muerte corporal sino la
espiritual, la cual, si no lo remediamos durante nuestra vida en la
Tierra, se convertirá en eterna (Mt
10:28).
Pero gracias a Dios por su amor y misericordia al proveer para
nuestra salvación en Cristo Jesús.
Mt
10:28 (Ver
también
Lc
12:4-5); Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no
pueden matar; temed
más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el
infierno”.
La
enseñanza bíblica de que las personas no regeneradas por el
Espíritu están muertas en sus delitos y pecados, obviamente se
refiere a la muerte espiritual, aunque continúen viviendo según la
carne en un cuerpo corrupto, sentenciado a muerte. Quienes viven
conforme a la carne están muertos para el Espíritu, y viceversa.
Ro
8:6,13;
6
Porque el
ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz.
13
porque si
vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis
morir las obras de la carne, viviréis.
Ga
5:16-17; Digo, pues: Andad
en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque
el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es
contra la carne;
y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
¿ESTÁ
INCAPACITADO EL INCRÉDULO PARA OÍR Y OBEDECER A DIOS?
Los
que se identifican con la doctrina calvinista de la gracia,
argumentan que las personas espiritualmente muertas están
incapacitadas para responder al llamamiento de Dios, a no ser que
éste previamente las haga nacer de nuevo. Sostienen que, del mismo
modo que un cadáver no puede reaccionar ante ningún estímulo
externo, tampoco el inconverso puede aceptar la gracia divina, si
antes Dios no pone en él el arrepentimiento y la fe que necesita.
¿No se dan cuenta los calvinistas que la analogía que establecen
con un muerto físico conduce a lo absurdo? Porque un muerto no sólo
no puede oír, creer, hablar o pensar; un muerto no puede ni tan
siquiera pecar. Pero lo cierto es que las personas, aun estando
espiritualmente muertas, pueden hacer todas esas cosas.
Pero
si dejamos de utilizar el símil de un cadáver y entendemos que la
muerte del incrédulo consiste básicamente en que está alejado de
Dios, tal como he dicho, ¿por qué no va a ser capaz de oír a Dios
y aceptar o rechazar su gracia, cuando se acerque a él y lo
llame? Porque, ¿qué sentido tendría que Dios llamase a alguien
sabiendo que está incapacitado para oírlo y menos aún para
aceptarlo? Sencillamente es una idea absurda por muchas vueltas que
se le quiera dar.
El
siguiente versículo es muy esclarecedor al respecto, porque Jesús
dice que los que están muertos en sus delitos y pecados van a oír
su voz y al oírla vivirán. Aquí no se está refiriendo a la
resurrección final, puesto que dice “viene la hora, y ahora
es”.
Jn
5:25; De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora
es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la
oyeren vivirán.
TODO
PECADOR PUEDE ACEPTAR LA MISERICORDIA DE DIOS
Cuando
aún no se había manifestado la gracia salvadora del Señor
Jesucristo, ya había personas temerosas de Dios que depositaban su
fe y esperanza en Él, tanto antes de la ley como durante la vigencia
de ésta. Muchas de ellas sin duda fueron salvas, pero no por sus
buenas obras, que seguramente tuvieron, sino por su fe en Dios. A
éstas también Dios les imputó, con carácter retroactivo, la
justicia de Cristo. Esto es así porque en Él el pasado y futuro se
funden en un eterno presente. De ahí la declaración, entre otras,
de Ap 13:8 “Y la adoraron (a
la bestia que sube del mar) todos los moradores de
la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida
del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo”.
Podemos
preguntarnos: ¿También las personas que vivieron durante el periodo
del Antiguo Testamento estaban incapacitadas para oír y creer en
Dios, a no ser que antes fueran regeneradas? Durante dicho periodo,
¿oyó alguien hablar del nuevo nacimiento? Podían creer en la
regeneración que tendrá lugar cuando Dios nos levante de la tumba
(Jn
11:24),
porque les había sido revelado; pero del nuevo nacimiento, tal como
lo enseñó Jesús, no tenían ni idea. Recordemos al respecto a
Nicodemo, que era fariseo, principal entre los judíos y maestro de
Israel (Jn
3:1-10).
Además,
si fuese cierto que Dios sólo quiso regenerar a una parte de los
hombres para que pudieran obedecerle, se habría producido un trato
de favor; pero sabemos que Él no hace acepción de personas (Dt
10:17-18; Hch 10:34-35; 1 P 1:17).
LA
REGENERACIÓN OCURRE AL CREER, NO ANTES
No
es que Dios tenga que resucitar de la muerte espiritual al hombre
pecador para que pueda oír su voz y creer en Él, como dicen los
calvinistas. Ocurre justo lo contrario, Dios faculta a todo ser
humano para oír su voz y hace posible que pueda creer en Él, de
modo que el que decide creer es regenerado. En la Palabra está
meridianamente claro que el arrepentimiento y la fe preceden a la
regeneración y no al revés, como lo acreditan, entre otros, los
textos siguientes:
Jn
1:12; Mas a todos los que le recibieron, a
los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios.
Jn
3:16; Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jn
3:36; El
que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en
el Hijo no verá la vida,
sino que la ira de Dios está sobre él.
Jn
6:47; De cierto, de cierto os digo: El
que cree en mí, tiene vida eterna.
Jn
20:31;
Pero
éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para
que creyendo, tengáis vida en su nombre.
Hch
16:31; Ellos dijeron: Cree
en el Señor Jesucristo, y serás salvo,
tú y tu casa.
Ef
1:13; En él también vosotros, habiendo
oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y
habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa.
Col
2:12; ...sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis
también resucitados con Él, mediante la fe
en el poder de Dios que le levantó de los muertos.
Así
que la salvación es por gracia, por medio de la fe (Ro
1:16-17; 2 Ti 3:15),
y
la fe es por el oír (Ro
10:14; Ro 10:17).
La
secuencia que se sigue es la siguiente: 1) los que son enviados por
Dios predican, 2) de los que oyen, unos desobedecen el evangelio al
rechazar el mensaje (Ro
10:16),
mientras que otros creen en él y lo aceptan. Es entonces, y no
antes, cuando Dios entra a morar en ellos por su Espíritu (Ef
1:13) y
son regenerados o nacidos de nuevo (Jn
3:5-6).
Ro
1:16; Porque no
me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación
a todo aquel que cree...
2
Ti 3:15; ...y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras,
las cuales
te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús.
Ro
10:14; ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?
¿Y cómo
creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber
quien les predique?.
Ro
10:17; Así
que la fe es por el oír,
y el oír, por la palabra de Dios.
Ro
10:16; Mas
no todos obedecieron al evangelio;
pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
Jn
3:5-6; Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino
de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es.
DESHACIENDO
MALENTENDIDOS
Hay
ciertos versículos que aparentemente nos hablan de la incapacidad de
los destinatarios de los mensajes para oír (Jer
6:10), o
que incluso es Dios quien los incapacita (Is
6:9-10); pero
si examinamos más en profundidad la Palabra, nos damos cuenta de que
el motivo por el que no oyen es porque endurecen su corazón y
apartan su oído para no oír.
Jer
6:10; ¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que
sus oídos
son incircuncisos, y no pueden escuchar;
he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la
aman.
Is
6:9-10; Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis;
ved por cierto, mas no comprendáis. 10 Engruesa
el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos,
para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón
entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.
Jer
7:22-28; Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a
vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo
camino que os mande, para que os vaya bien. 24 Y
no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios
consejos, en la dureza de su corazón malvado,
y fueron hacia atrás y no hacia adelante, 25 desde el día que
vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié
todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin
cesar; 26 pero
no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz,
e hicieron peor que sus padres. 27 Tú, pues, les
dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, y no
te responderán.
28 Les dirás, por tanto: Esta
es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió
corrección;
pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada.
Mt
13:14-15; De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías,
que dijo: de oído oiréis, y no entenderéis; y
viendo veréis, y no percibiréis.15 Porque el corazón de
este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han
cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los
oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo
los sane.
Resumiendo,
no es que no puedan oír sino que no quieren.
Is
1:19-20; Si
quisiereis y oyereis,
comeréis el bien de la tierra; 20 si
no quisiereis y fuereis rebeldes,
seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.
Is
65:12; ...yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os
arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé,
y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo
delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.
Ez
3:27; Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás:
Así ha dicho Jehová el Señor: El
que oye, oiga; y el que no quiera oír, no oiga;
porque casa rebelde son.
Zac
7:11-13;
Pero no
quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos
para no oír; 12 y pusieron su corazón como diamante, para no oír
la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su
Espíritu,
por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de
parte de Jehová de los ejércitos. 13 Y
aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos
clamaron, y yo no escuché,
dice Jehová de los ejércitos.
Dios
no incapacita a nadie para que no pueda oír, ni incita nunca al mal
(compárese
2S
24:1 con
1Cr
21:1),
ni causa el mal (Gn
16:2; Rut 1:20; Stg 1:13);
pero puede permitir que todo eso suceda (Job
2:3-7). Los
expertos en idioma hebreo llaman hebraísmos a ciertas expresiones
que a nosotros nos pueden parecer exageradas y difíciles de entender
con nuestra mentalidad occidental. Por ejemplo, para indicar que
alguien, incluido Dios, elige con un propósito a una persona con
preferencia a otra, en nuestra Biblia está escrito que ama a una y
aborrece a la otra.
Dt
21:15-17; Si
un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida,
y la amada y la aborrecida le hubieren dado hijos, y el hijo
primogénito fuere de la aborrecida; 16 en el día que hiciere
heredar a sus hijos lo que tuviere, no
podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la amada con
preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito;
17 mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para
darle el doble de lo que correspondiere a cada uno de los demás;
porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la
primogenitura.
Ro
9:13; Como está escrito: A
Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
Lc
14:26; Si
alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e
hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no
puede ser mi discípulo.
Respecto
a Lc
14:26 es
aclaratorio el mensaje paralelo que se encuentra en Mateo.
Por
eso ciertas expresiones no deben entenderse en sentido literal.
Recordemos que la Palabra en su conjunto se ha de discernir
espiritualmente (1Co
2:14),
porque es Espíritu y es vida (Jn
6:63).
Mt
10:37; El
que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que
ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.
1
Co 2:14; Pero el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque
se han de discernir espiritualmente.
Jn
6:63; El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha;
las
palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
En
cuanto a que Dios interviene directamente para endurecer el corazón
de alguien, tengo la convicción de que en caso de que así sea, sólo
lo hace después de que la persona misma haya endurecido su corazón
al desatender obstinada y reiteradamente los requerimientos de Dios,
como ocurrió en el conocido caso del faraón (en los capítulos 7 al
11 de Éxodo se observa que Dios sólo intervino para incrementar la
dureza de corazón del faraón en la octava y décima plaga, cuando
ya éste se había endurecido a sí mismo tras las siete primeras
plagas). Lo que está claro es que Dios nunca endurecerá un corazón
contrito y humillado (Sal
51:17).
Los
israelitas sabían que Dios estaba al control de todo, y de ahí
deducían que cuando recibían algún mal era porque el Señor se lo
enviaba (Job
2:9-10; Lm 3:37-38);
no distinguían si un mal era causado o sólo permitido. Sin embargo,
cuando las personas rebeldes reciben un mal, suele ser porque Dios
retira su protección, entregándolas a la dureza de su corazón o
permitiendo que sus enemigos las dañen.
Job
2:9-10; Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad?
Maldice a Dios, y muérete. 10 Y él le dijo: Como suele hablar
cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos
de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?
En
todo esto no pecó Job con sus labios.
Lm
3:37-38; ¿Quién
será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? 38
¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?
Jer
33:4-5; Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las
casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá,
derribadas con arietes y con hachas 5 (porque vinieron para pelear
contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a
los cuales herí yo con mi furor y con mi ira, pues escondí mi
rostro de
esta ciudad a causa de toda su maldad)
Sal
69:27; Pon
maldad sobre su maldad,
y no entren en tu justicia.
Sal
81:11-12; Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel
no me quiso a mí. 12 Los dejé, por tanto, a la dureza de
su corazón; caminaron
en sus propios consejos.
Lm
3:65;
Entrégalos al
endurecimiento de corazón;
tu maldición caiga sobre ellos.
Algo
que también puede desvirtuar el significado de una frase, es
utilizar incorrectamente el término escuchar como sinónimo de oír,
o al contrario, como hace cotidianamente mucha gente. Tengo la
impresión de que ocurre lo mismo en algunas versiones bíblicas que
conozco; sin embargo el significado de ambos términos no es
equivalente. Una persona puede escuchar por teléfono a su
interlocutor y en algún momento no ser capaz de oírlo por
interferencias en el sonido; por el contrario, alguien puede oír
perfectamente un mensaje y no escucharlo porque no le presta
atención. Por eso no basta con oír, además de oír es necesario
escuchar.
EL
CASO DE LOS
INFANTES E INCAPACITADOS PSÍQUICOS
Basándose
en la “depravación total” del ser humano caído de la gracia,
los calvinistas dicen que incluso los bebés están totalmente
depravados, naciendo ya muertos en sus delitos y pecados. Según
ellos, si fallecen prematuramente no pueden entrar en el reino de
Dios porque no han nacido de nuevo (Jn
3:3).
A pesar de esta afirmación, muchos calvinistas no se atreven a decir
que son condenados, sino que sólo el soberano Dios conoce su
destino. A mí esto me recuerda la tercera vía que introdujo la
iglesia católica hace más de un milenio (dogma que ha sido abolido
recientemente por el papa Benedicto XVI), enseñando que los niños
que mueren antes de ser bautizados no van al cielo ni al infierno,
sino al llamado limbo de los justos.
Sin
embargo el mismo Jesús dice claramente que de los niños y, por
extensión, de los que son humildes como los niños, es el reino de
los cielos.
Mt
18:2-4; Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y
dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como
niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que,
cualquiera
que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los
cielos.
Mr
10:14-15; Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad
a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales
es el reino de Dios.
15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un
niño, no entrará en él.
Mt
21:16; ...y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les
dijo: Sí; ¿nunca leísteis: de
la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste
la alabanza?
Si,
como dice Jesús, de los niños es el reino de los cielos, eso quiere
decir que cuando alguien muere siendo niño se va al cielo ¿Y cómo
es eso posible, si ya nacemos en pecado? (Sal
51:5 “He aquí, en maldad he sido formado, y en
pecado me concibió mi madre”).
Pues
porque por la justicia de Jesucristo, el postrer Adán, “vino a
todos los hombres la justificación de vida” (Ro
5:18). Es
decir, Jesucristo ya justificó a todos los hombres de la
transgresión de Adán y por medio de Jesucristo podemos también ser
justificados de nuestros propios delitos y pecados, creyendo en Él,
arrepintiéndonos y convirtiéndonos.
Ahora
bien, ¿qué ocurre en el caso de los niños y otras personas que no
tienen plena capacidad mental? Que sólo en la medida en que aprenden
a distinguir entre el bien y el mal, tiene Dios en cuenta sus
pecados. Así que, llega un momento en el desarrollo de las personas,
que sólo Dios conoce con exactitud, a partir del cual son plenamente
responsables de sus actos, por los que tendrán que dar cuenta,
siendo especialmente grave rechazar con conocimiento de causa la
gracia de Dios. Tengamos en cuenta que el mismo Jesús, quien se
sujetó en perfecta obediencia tanto a sus padres terrenales como al
Padre celestial, tuvo que pasar por un proceso de aprendizaje como
los demás niños.
Is
714-16; Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la
virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre
Emanuel. 15 Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa
desechar lo malo y escoger lo bueno. 16 Porque antes que
el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los
dos reyes que tú temes será abandonada.
Lc
2:51; 51 Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y
estaba sujeto a ellos...
He
5:8-9; Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió
la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado,
vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.
Dt
1:39; Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de
botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo
malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos
la heredarán.
Si
por la justicia de Cristo vino a todos los hombres la justificación
de vida, librándonos de la condenación por causa de la transgresión
de Adán (Ro 5:18), entonces los que se condenen se condenarán
por su propio pecado, no por el pecado de sus padres ni por el pecado
de Adán. Y en el caso de los niños e incapacitados psíquicos,
éstos responderán por sus actos sólo en la medida en que se hayan
desarrollado sus facultades mentales.
Ro
5:18; Así que, como por la transgresión de uno vino la
condenación a todos los hombres, de la misma manera por
la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de
vida.
Ez
18:20; El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará
el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo;
la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será
sobre él.
Hch
13:39; ...y que de todo aquello de que por la ley de Moisés
no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que
cree (la
justificación en este caso no es por el pecado de Adán, sino por
los pecados que cada uno comete, por infringir la ley).
¿QUÉ
ES LA FE?
Teniendo
en cuenta la importancia de la fe en la salvación y sin ignorar la
definición dada en He
11:1,
vamos a reflexionar un poco para tratar de entender qué es.
Desde
luego no es una mera actitud o respuesta intelectual. Además de la
mente involucra al corazón, incluyendo los afectos y la voluntad; o
sea, afecta a la totalidad del ser. Por otra parte, la fe se dirige
tanto a creer en Dios como a creer a Dios, creer que su Palabra es
infalible. Podemos creer en y a una persona o no creerla sin que
necesariamente pequemos; no está de más la prudencia (Jer
17:5).
Pero no ocurre lo mismo en relación con Dios, ya que Dios no es
hombre para que mienta (Nm
23:19) y
al no creerlo lo hacemos mentiroso (1Jn
1:10).
Jer
17:5; Así ha dicho Jehová: Maldito
el varón que confía en el hombre...
Nm
23:19; Dios
no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?
1
Jn 1:10; Si
decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso,
y su palabra no está en nosotros.
Otro
aspecto de la fe es su consecuencia práctica, ya que la fe genuina
conduce necesariamente al arrepentimiento, seguido del fruto del
Espíritu y las buenas obras que Dios pone delante de nosotros para
que andemos en ellas.
Ef
2:10; Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas.
Stg
2:17-18,22;
17
Así también la
fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame
tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
22
¿No ves
que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó
por las obras?
Jn
15:2; Todo
pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que
lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ga
5:22; Mas
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley.
Así
que la fe interviene en nosotros primeramente para nuestra
justificación y salvación, y luego para nuestra santificación,
proceso en el que la fe debe ir en aumento, de la mano de la
obediencia.
Hay
una porción de la escritura en la que se ve claramente la
implicación de la voluntad en la respuesta de fe, según la cual no
es que no podamos creer sino que no queremos creer
¿Por
qué? Porque preferimos seguir viviendo a nuestra manera, sin
renunciar a la mentira y a las malas obras, en vez de permitir que el
Espíritu Santo nos guíe a la obediencia a Cristo, conforme a la
voluntad de Dios (Jn
3:18-21).
Jn
3:18-21; El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya
ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito
Hijo de Dios. 19 Y
esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la
luz, para que sus obras no sean reprendidas.
21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea
manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
¿ES
UN MÉRITO LA FE?
Creer
a Dios no es ningún mérito que podamos aportar a nuestra salvación;
supone simplemente permitir que la gracia divina actúe en nosotros.
Eso no tiene nada que ver con presentarnos ante Dios, considerándonos
merecedores de la salvación por nuestras supuestas buenas obras. Ro
4:16
lo
deja bien claro: “Por
tanto, es
por fe, para que sea por gracia...”
Jn
6:28-29; Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en
práctica las obras de Dios? 29 Respondió Jesús y les dijo: Esta
es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
En
cuanto a los conocidos versículos del capítulo 2 de Efesios (Ef
2:8-9), la
frase “y
esto no de vosotros” no
se refiere únicamente a la fe como medio de acceso a la gracia, sino
a toda la oración gramatical que precede a dicha expresión; o sea,
a que “por
gracia sois salvos por medio de la fe”, en
contraposición a la salvación por obras.
Dicho
de otro modo, la salvación no la podemos obtener por méritos
propios basados en buenas obras, sino por el don inmerecido o gracia
de Dios, simplemente creyendo en Él. Pero la fe, o lo que es lo
mismo, el creer o no a Dios, lo decidimos nosotros; nadie está
imposibilitado para creer.
Ef
2:8-9; Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es
don de Dios;
9
no por obras, para que nadie se gloríe.
En
términos de interpretación, el pasaje anterior tiene cierta
similitud con el de Mt
16:16-18.
Quizá la
principal diferencia consiste en que en este caso no tenemos
dificultad en admitir, con buen criterio, que
“sobre
esta roca edificaré mi iglesia” no
se refiere a que la iglesia sería edificada sobre Pedro, sino sobre
“Cristo,
el Hijo del Dios viviente”,
tal
como había declarado el apóstol dos
versículos antes,
guiado por una revelación divina. Esa verdad la volvió a corroborar
posteriormente el Espíritu Santo (1
Co 3:10-11; Ef 2:20-22; 1 P 2:4-6).
Mt
16:16-18; Respondiendo
Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo
de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que
está en los cielos. 18 Y
yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré
mi iglesia;
y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
1
Co 3:10-11; Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como
perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero
cada uno mire cómo sobreedifica. 11 Porque
nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo.
Ef
2:20-22; ...edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo
la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser
un templo santo en el Señor; 22 en quien vosotros también sois
juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
1
P 2:4-6; Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por
los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5 vosotros también,
como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo. 6 Por
lo cual también contiene la Escritura: he aquí,
pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y
el que creyere en él, no
será avergonzado.
De
nuevo rechazo el argumento de que las personas a las que se les
anuncia el evangelio no pueden oír si Dios no las resucita, diciendo
que están muertos y un muerto no puede oír.
Tampoco
estoy de acuerdo en que todos están incapacitados para creer, pero
Dios pone la fe en en los que han de ser salvos; porque entonces no
tendrían sentido los reproches de Jesús en Mr
16:14
y
Lc
9:41. En
vez de reprocharles su incredulidad más bien les diría que no
podían creer porque no les había sido dada la fe. Aplicando el
argumento calvinista a las personas que ya han sido regeneradas,
también podríamos decir que cuando pecan es porque Dios no les dio
la fuerza necesaria para resistir la tentación (1
Co 10:13).
Mr
16:14; Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos
sentados a la mesa, y les
reprochó su incredulidad y dureza de corazón,
porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.
Lc
9:41; Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh
generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con
vosotros, y os he de soportar?
Trae
acá a tu hijo.
1
Co 10:13; No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana;
pero fiel
es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis
resistir,
sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para
que podáis soportar.
¿TIENEN
LOS HOMBRES LIBRE ALBEDRÍO?
La
cuestión de si el hombre caído de la gracia tiene o no libre
albedrío es un tema espinoso, que requiere una reflexión en
detalle.
La
Biblia enseña que la persona que no ha sido regenerada es esclava
del pecado y sólo puede alcanzar la libertad en Cristo. De nuevo
aquí la paradoja: si morimos a la ley (Ro
7:4-5) y
al pecado (Ro
6:5-6),
vivimos para Dios (Ro
6:11); si
servimos a la carne somos esclavos del pecado, mientras que si
servimos al Espíritu somos siervos de Cristo y libres del pecado (Ro
6:16-18).
Así que desde diferentes puntos de vista somos esclavos, porque, o
nos sometemos a Dios para servirlo, o somos esclavizados por el
pecado. Pero por encima de cualquier otra consideración, lo
realmente importante es que la obediencia a Dios trae vida, mientras
que la entrega al pecado causa la muerte.
Ro
7:4-5; Así también vosotros, hermanos míos, habéis
muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo,
para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a
fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque mientras estábamos en
la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en
nuestros miembros llevando fruto para muerte.
Ro
6:5-6; Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza
de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6
sabiendo esto, que nuestro
viejo hombre fue crucificado juntamente con él,
para
que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más
al pecado.
Ro
6:11; Así
también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios
en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Ro
6:16-18; ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos
para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del
pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero
gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de
corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
18 y
libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
El
calvinismo enseña que, debido a la esclavitud del pecado y a que
están espiritualmente muertos, los inconversos son libres para
decidir en asuntos carnales o mundanos, pero no para obedecer a Dios,
pues su naturaleza corrompida se lo impide. Dicen que el hombre no es
malo porque peca, sino que peca porque es malo.
EL
HOMBRE PECA PORQUE ES MALO Y ES MALO PORQUE PECA
Sobre
dicha cuestión Mt
7:16-17
dice que cada
árbol se conoce por sus frutos. Luego, ¿por qué un árbol es malo?
Porque da malos frutos, si no sería bueno ¿Y por qué da malos
frutos? Porque es mal árbol, si no los daría buenos. Lo mismo
podría decirse de un árbol bueno y sus frutos. Aunque esto sea una
perogrullada, a veces conviene recordar cosas obvias: que es tan
cierto que el hombre peca porque es malo, como que el hombre es malo
porque peca. Así que, lo que plantean aquí los calvinistas es un
falso dilema, porque no es cierto que se tenga que elegir entre dos
opciones mutuamente excluyentes. 2
Jn:6 resuelve
con claridad una cuestión similar a ésta.
Mt
7:16-17;
Por
sus frutos los conoceréis.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17
Así,
todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos
malos.
2
Jn:6; Y
este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el
mandamiento: que andéis en amor,
como vosotros habéis oído desde el principio.
¿PUEDE
UN ÁRBOL MEJORAR SU CALIDAD PARA DAR MEJORES FRUTOS?
Creo
que Mt
12:33-34
puede
ayudarnos a dilucidar esta cuestión. Está claro que siendo malos no
podemos hablar lo bueno ni dar buen fruto; pero, ¿podemos cambiar
para ser mejores árboles? En mi opinión, eso es precisamente lo que
les está diciendo Jesús a los fariseos: que hagan de ellos mismos
un árbol bueno que lleve en sí buen fruto, o bien que decidan
seguir siendo malos. Luego, existe la posibilidad de dejar de ser mal
árbol; pero, ¿cómo conseguirlo? Pues arrepintiéndonos
sinceramente de nuestros pecados y dejando de confiar en nuestras
propias fuerzas para depositar nuestra fe y única esperanza en
Cristo.
Mt
12:33-34; O
haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su
fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo
podéis hablar lo bueno, siendo malos?
Porque
de la abundancia del corazón habla la boca.
EL
PRIMER PECADO Y SU CONSECUENCIA
Remontándonos
al principio de la creación del hombre, vemos que en el Edén Adán
era bueno hasta que pecó. Eso lo convirtió en malo y, siendo malo,
continuó pecando (Gn
1:31; Ec 7:29).
La cuestión es que Adán y los demás seres humanos no seríamos
malos, si no fuera porque pecamos. Ahora bien, es normal que los
descendientes de Adán pequemos porque ya nacemos en pecado, pero
¿cómo es posible que Adán pecara, siendo santo y puro? Pues
porque, haciendo mal uso de su libre albedrío, desobedeció a Dios.
Gn
1:31; Y
vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era
bueno
en gran manera...
Ec
7:29; He aquí, solamente esto he hallado: que Dios
hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.
Como
consecuencia del pecado, el hombre se volvió inherente e
intrínsecamente malo, que no es lo mismo que ser absolutamente malo.
Me explico: el pecado, que está en la raíz de toda corrupción y
maldad, afecta a la totalidad del ser humano y, por tanto, a todas
las áreas de su personalidad; sin embargo, el hecho de que unas
personas alcancen mayor grado de depravación moral que otras,
demuestra que la maldad del hombre se mueve en el ámbito de la
relatividad.
Por
esa razón, como ya he argumentado antes (ver el último párrafo del
apartado “¿Depravación Total?”), Dios, que es absolutamente
sabio y justo, no dará a todos los salvos igual recompensa ni los
condenados serán castigados con la misma dureza, sino que unos y
otros serán juzgados teniéndose en cuenta sus obras, sus
motivaciones, la revelación que a cada uno le ha sido dada, etc.
Ciertamente
hay una tendencia generalizada del ser humano a pecar, aun en las
personas regeneradas, como nos manifiesta Ro
7:18-19 y
1
Jn 1:8-9. Pero
mientras mantengamos firme nuestro espíritu en su lucha contra la
carne (2
Ti 2:1), para
que el pecado no se convierta en una práctica
(1
Jn 3:8-9);
mientras acudamos arrepentidos a Cristo en demanda del perdón y la
ayuda que necesitamos (1
Jn 2:1),
andaremos
en victoria.
Ro
7:18-19;
Y yo sé que en
mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien
está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso
hago.
1
Jn 1:8-9; Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos,
y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad.
2
Ti 2:1; Tú, pues, hijo mío, esfuérzate
en la gracia que
es en Cristo Jesús.
Jn
3:8-9; El
que practica el pecado es del diablo;
porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo
de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo
aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado,
porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque
es nacido de Dios.
1
Jn 2:1; Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y
si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo.
CUALQUIERA
PUEDE ACEPTAR EL DON DE LA SALVACIÓN
Pero
una cosa es la tendencia innata de nuestra carne al pecado, y otra
decir que el inconverso no puede, por sí mismo, responder al llamado
al arrepentimiento que Dios nos hace a todos, en base a una supuesta
depravación total, que imposibilita que queramos reconciliarnos con
Dios.
Si
admitimos que a causa de una naturaleza absolutamente corrompida por
el pecado, el hombre no regenerado no puede oír y, menos aún,
obedecer la voz de Dios, ¿cómo es que Adán, con una naturaleza
absolutamente pura pudo desobedecer a Dios, actuando, por tanto,
contra natura? Emplear diferentes criterios en torno a la
naturaleza del hombre antes y después de su caída, en relación con
su libre albedrío, me parece contradictorio. Del mismo modo que la
naturaleza pura e incontaminada de Adán, no lo incapacitó para
desobedecer, tampoco la naturaleza corrupta del hombre actual le
imposibilita oír y obedecer a Dios. Buena prueba de ello es que Él
llama a los pecadores al arrepentimiento, como vemos en su Palabra, y
sería absurdo que llamara a personas que no pueden oír.
EL
HOMBRE ES RESPONSABLE DE SUS DECISIONES
Si
fuera cierto que no tenemos libre albedrío, ¿cómo es que Dios nos
hace responsables de nuestros actos? Libertad y responsabilidad van
inseparablemente unidas, como no puede ser de otra forma, por mucho
razonamiento artificioso que queramos hacer. Cuando Dios dice “Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar
(Mt
11:28)
o
“Mirad
a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy
Dios, y no hay más (Is 45:22), es
porque nadie está imposibilitado para hacerlo; depende de la
respuesta que cada uno quiera dar. Ciertamente va contra el carácter
de Dios que pida a alguien lo imposible y luego lo castigue por ello;
simplemente no tiene sentido.
HECHOS
A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS
Los
calvinistas dicen que Dios hace al hombre responsable de sus actos
aunque no sea libre para elegir el bien, porque aun después de la
caída sigue llevando, de manera indigna, la imagen de Dios (Gn
1:26-27; Stg 3:9).
Estoy de acuerdo en que mantenemos la imagen de Dios, aunque dañada
o distorsionada por el pecado. Pero, ¿qué refleja la imagen de Dios
en nosotros? Entiendo que se manifiesta en dos rasgos fundamentales:
1) la dimensión espiritual que, elevándose sobre alma y cuerpo,
puede llegar a comunicarse con Dios; 2) la conciencia, que nos
capacita para reflexionar sobre nuestros propios actos y discernir
entre el bien y el mal.
Gn
1:26-27; Entonces dijo Dios: Hagamos
al hombre a nuestra imagen, conforme
a nuestra semejanza...
27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó;
varón y hembra los creó.
Stg
3:9; Con ella (con
la lengua) bendecimos al Dios y Padre, y con ella
maldecimos a los
hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
EL
PAPEL DE LA CONCIENCIA
La
conciencia no nos fue arrebatada con el pecado, como lo prueba el
hecho de que Adán y Eva se dieron cuenta de su trasgresión; o sea,
después de pecar les remordió la conciencia, causándoles temor y
deseos de ocultarse de la presencia de Dios (Gn
3:8-10).
Gn
3:8-10; Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el
huerto,al aire del día; y
el hombre y su mujer se escondieron de la
presencia de Jehová Dios
entre
los árboles del huerto.
9
Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde
estás
tú? 10
Y él respondió: Oí
tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque
estaba desnudo; y me escondí.
De
manera que cuando una persona actúa en conciencia, lo que hace es
obedecer lo que le dicta su conciencia, la cual puso Dios en todo ser
humano. Mientras obedezcamos la voz de nuestra conciencia, ésta
funcionará de manera correcta; pero si la desobedecemos
reiteradamente se irá endureciendo y degradando progresivamente,
hasta degenerar en una conciencia enferma o cauterizada (1
Ti 4:2),
incapaz de cumplir su función. Si permitimos que eso nos suceda,
además de ser nosotros los únicos responsables, ya no podrá
servirnos la conciencia como último recurso a utilizar en nuestra
defensa (Ro
2:14-16), cuando
comparezcamos en juicio ante el gran trono blanco (Ap
20:11-15).
Ro
2:14-16; Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por
naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley
para sí mismos, 15 mostrando
la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su
conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los
hombres, conforme a mi evangelio.
RELACIÓN
DEL ESPÍRITU DEL HOMBRE CON EL ESPÍRITU DE DIOS
Pero
la conciencia sola no basta para poder reconciliarnos con Dios. Es
necesario que el que oye la Palabra de Dios la reciba con fe,
arrepintiéndose y convirtiéndose. Dicho de otra manera, el espíritu
del hombre debe someterse al Espíritu de Dios, permitiéndole que
more en él y ejerza el control y dirección de su vida. Sólo así
conseguirá restaurar aquella comunión original que tuvo con Dios en
el huerto de Edén.
DIOS
NO OBLIGA AL HOMBRE A VENIR A ÉL
Por
tanto, Dios no nos va a exigir responsabilidades porque hayamos
manchado su imagen reflejada en nosotros, puesto que ya fue limpiada
por Cristo, el postrer Adán, sino por desoír voluntariamente su
invitación de venir a Él. Si Dios nos llama al arrepentimiento es
porque podemos oírlo y obedecerlo. Así como Él permite la
tentación y el mal en el ser humano (y por extensión en el mundo)
sin causarlo (Stg
1:13,17), también
permite que le desobedezcamos sin interferir por acción u omisión
en nuestra decisión libre y voluntaria.
Stg
1:13,16-17;
13
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios;
porque Dios
no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie.
16
Amados hermanos míos, no
erréis. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo
alto, del Padre de
las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Ciertamente
Dios quiere nuestro bien porque nos ama (Jn
3:16).
Por eso interactúa con nosotros tratando de persuadirnos, pero no
nos fuerza (He
3:7-8).
Si
Dios no procediera así, nos convertiría en meros sujetos pasivos,
una especie de robots dirigidos por una voluntad externa a nosotros.
Es como si Él decidiera por las personas, tanto en el caso de las
que creen como en las que rehúsan creer. Es como si Él creyera y se
arrepintiera por nosotros. Hermanos, seamos inteligentes; seamos
niños en la malicia pero maduros en el modo de pensar (1
Co 14:20).
Jn
3:16; Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
He
3:7-8; Por lo cual, como
dice el Espíritu Santo: si
oyereis hoy su voz, 8
No endurezcáis vuestros corazones...
NUESTRA
DESOBEDIENCIA NO CUESTIONA LA SOBERANÍA DE DIOS
Eso
no quiere decir que Dios no actúe como soberano y todopoderoso. Lo
que ocurre es que en su soberanía concedió al ser humano la
facultad de aceptar o rechazar el ofrecimiento de su gracia. Él
tiene poder para obligarnos, pero prefiere que seamos nosotros
quienes voluntariamente nos sometamos a su voluntad. Todo lo que Dios
hizo fue bueno y lo hizo para su gloria. Las demás especies animales
fueron diseñadas sin libre albedrío, por lo que simplemente tratan
de sobrevivir satisfaciendo sus instintos, sin ser responsables de
sus actos, ya que no están dotadas de conciencia moral; pero en el
caso del ser humano es completamente diferente.
CON
NUESTRA OBEDIENCIA GLORIFICAMOS A DIOS
A
diferencia del resto del mundo animal, con el que compartimos alma y
un cuerpo que también salió del polvo de la tierra (Gn
2:7,19),
nosotros fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. Él culminó su
obra maestra con la formación de un ser que, reflejando de modo
finito sus atributos, tiene espíritu, conciencia moral,
inteligencia, libertad de elección, etc. Por eso debe glorificar a
Dios, que es para lo que fue creado, adorándolo en espíritu y en
verdad, pero de forma totalmente libre y voluntaria, conforme al
propósito de su creador.
Gn
2:7; Entonces Jehová Dios
formó al hombre del polvo de la tierra,
y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el
hombre
un ser viviente”.
Gn
2:19; Jehová Dios
formó, pues, de la tierra toda bestia del campo,
y toda ave de los cielos...
DIOS
BUSCA AL HOMBRE SIN ESPERAR A QUE ÉSTE LO BUSQUE
En
cuanto a la pregunta de si el hombre caído de la gracia puede buscar
a Dios, la Biblia en general nos enseña que es Dios quien toma la
iniciativa, buscándolo y hallándolo.
Lc
19:10; Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar
lo que se había perdido.
Sabemos
que Dios quiso y sigue queriendo que el hombre lo conozca de manera
íntima, y así fue antes de que éste le desobedeciera. Pero con la
caída en pecado perdió la comunión con Dios, su fuente de vida, y
le sobrevino la muerte espiritual. A partir de ese momento se quedó
perdido y solo en un mundo de tinieblas, con el recuerdo de Dios
borrado de su memoria.
LA
IDEA DE LA EXISTENCIA DE DIOS ES CONSUSTANCIAL AL HOMBRE
Sin
embargo y, pese a esa condición tan miserable, se dio cuenta de que
existía un gran arquitecto, al contemplar las maravillas que
encierra el universo y reflexionar sobre ellas (Ro
1:19-20; Sal 19:1).
También pudo percibir una voz interior (la conciencia) que lo guiaba
a hacer el bien y apartarse del mal, a modo de una ley que cuando la
desobedecía le producía sentimiento de culpa e insatisfacción.
Ro
1:19-20; ...porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues
Dios se lo manifestó. 20 Porque
las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas
por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Sal
19:1; Los
cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de
sus manos.
DIOS
SE REVELÓ COMO UN SER PERSONAL
En
eso consistió todo el conocimiento del hombre acerca de Dios, al
comenzar su andadura independiente. Dicho conocimiento revelaba la
existencia de un creador misterioso a la vez que omnipotente,
omnipresente y omnisciente, en contraste con la fragilidad y
debilidad humana. Pero con el transcurso del tiempo Dios se fue
mostrando al hombre como un ser personal a través del testimonio de
ciertas personas por Él escogidas, con el fin de darse a conocer y
transmitirnos su voluntad y propósito de amor para con nosotros.
DIOS
NOS REVELÓ, JUSTO LO QUE NECESITAMOS
Dios
sigue siendo en gran parte un misterio para los seres humanos, que
sólo podemos conocerlo en la medida en que Él se nos quiera
revelar. Una vez que Dios se revela a nuestras vidas y nos muestra el
camino a seguir, que es Cristo, ya podemos buscarlo con la certeza de
encontrarlo. Las exhortaciones a buscarlo son innumerables en la
Biblia, pero entiendo que la inmensa mayoría se dirigen a quienes ya
lo conocen.
¿PUEDE
EL HOMBRE BUSCAR A DIOS SIN CONOCERLO?
No
obstante, hay por lo menos un pasaje, para mí excepcional, en Hch
17:26-28,
en
el que se indica que Dios espera que los hombres en general de
cualquier época o lugar lo busquen, aunque sea palpando entre las
tinieblas por si pudieran hallarlo. Así que no podemos descartar que
el hombre pueda naturalmente iniciar una búsqueda de un Dios
misterioso del que intuye su existencia. En cualquier caso, estoy
convencido de que ningún hombre por sus propios medios puede llegar
a conocer a Dios, si éste no sale a su encuentro.
Hch
17:26-28;
Y
de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que
habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden
de los tiempos, y los límites de su habitación; 27 para
que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle,
aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 28 Porque
en él vivimos, y nos movemos, y somos...
Quizás
una forma de búsqueda sea meditar sobre las maravillas de la
creación e inquirir sobre su creador. Otra puede ser el tratar de
discernir un conjunto de leyes morales a partir de la experiencia de
nuestra propia conciencia, como, por ejemplo, la ley universal
mencionada por Jesús mismo en Mt
7:12.
Mt
7:12; Así que, todas
las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos;
porque esto es la ley y los profetas.
¿Ha
habido a lo largo de la historia personas con un deseo ferviente de
conocer la verdad y de encontrar el sentido y propósito de su
existencia? ¿Cuando Dios observa dicha actitud se revela a las vidas
de esas personas? Es posible que la respuesta sea afirmativa en ambos
casos, aunque basándome en la Biblia no tengo seguridad de que eso
sea así.
CONCLUSIÓN
Aparte
de la porción referida de Hch
17:26-28
y
quizás alguna otra, la Palabra nos enseña de manera consistente que
generalmente es Dios quien toma la iniciativa, amándonos Él
primero, buscándonos, estableciendo pactos con nosotros, etc. O sea,
es Él quien nos busca, nos halla y nos habla; pero de nosotros
depende la respuesta, ya que podemos aceptar o rechazar su gracia
libremente. Es precisamente esa libertad lo que nos hace responsables
de nuestra elección.
ELECCIÓN
INCONDICIONAL
DIOS
TRASCIENDE EL ESPACIO Y EL TIEMPO
Dios
es eterno (Dt
33:27; Is 40:28)
¿Qué
quiere decir eso? Entre otras cosas, que Él es el principio y el fin
o, dicho de otra manera, que no tiene principio de días ni fin de
vida (He
7:3).
Por tanto, no está sujeto o limitado por las coordenadas del tiempo
y el espacio, ya que fue Él mismo quien las creó. Estas dimensiones
son relativas y se miden conjuntamente con la velocidad, de tal modo
que el tiempo es el resultado de dividir el espacio por la velocidad
(t=e/v).
El espacio y el tiempo les son necesarios al hombre como puntos de
referencia para ubicarse en la Tierra; pero Dios, que es infinito y
eterno, trasciende el tiempo y el espacio.
Dt
33:27; El
eterno Dios es tu refugio...”.
Is
40:28; ¿No has sabido, no has oído que el
Dios eterno es Jehová,
el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga
con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
He
7:3; ...sin padre, sin madre, sin genealogía; que
ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al
Hijo de Dios,
permanece sacerdote para siempre.
Por
eso tiene todo el sentido que Él se haya revelado en su Palabra como
el “Yo Soy”. Como todos los seres humanos se mueven en un espacio
y tiempo determinados, Dios nos habla de un pasado, presente y
futuro, cuando se dirige a nosotros para que lo entendamos; pero lo
hace desde una posición de eterno presente.
REVELACIÓN
PROGRESIVA DE DIOS AL HOMBRE
Desde
el principio Dios se acercó a nosotros, hablándonos por medio de
las lenguas humanas que utilizaban sus profetas, hasta que llegado el
tiempo nos habló por medio de su propio Hijo, que se presentó a
nosotros como el Hijo del Hombre. Finalmente nos habla por su
Espíritu, el cual mora en los creyentes en Cristo y trae convicción
de pecado, justicia y juicio al mundo (Jn
16:8).
Jn
16:8; Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia
y de juicio.
¿Qué
más podía haber hecho Dios para mostrarse accesible y hacerse
entender? Es como si nosotros, queriendo advertir a unas hormigas que
están en serio peligro, les hablamos en su lenguaje para enseñarlas
a escapar de la muerte y, al ver que no reaccionan, elegimos a uno de
nosotros para que se convierta en hormiga y vaya y las salve.
ES
DIOS QUIEN ELIGE AL HOMBRE Y NO A LA INVERSA
La
Palabra dice bien claro que no es el hombre quien elige a Dios, sino
al revés (Jn
15:16).
Sin embargo no estoy de acuerdo con los calvinistas, cuando dicen que
una aceptación libre y voluntaria de la gracia hace que sea el
hombre quien elige a Dios. La elección por parte de Dios queda
preservada por el hecho de que es Él quien, tomando la iniciativa,
se acerca al hombre y le habla.
Jn
15:16; No
me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros,
y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca...
ELECCIÓN
BASADA EN EL ANTICIPADO CONOCIMIENTO DE DIOS
El
“Yo Soy” es y está desde la eternidad y hasta la eternidad,
valga la redundancia. Por eso nos conoció a cada uno desde antes de
la fundación del mundo, mucho antes de que apareciéramos en algún
lugar y momento por Él determinados. Ese conocimiento tan remoto de
cada ser humano se define como presciencia y forma parte de su
omnisciencia. Por tanto, no es de extrañar que Dios elija de
antemano a los que sabe que le van a obedecer; se trata de una
elección basada en el conocimiento previo que Él tiene de cada ser
humano, como se indica en
las
siguientes porciones.
Is
48:8; Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido;
ciertamente no se abrió antes tu oído; porque sabía que
siendo desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde
desde el vientre.
Ro
4:17; (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes)
delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y
llama las cosas que no son, como si fuesen.
1
P 1:2; ...elegidos según la presciencia de Dios
Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser
rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean
multiplicadas.
Ro
8:28-29; Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen
de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
LA
PREDESTINACIÓN
La
predestinación se refiere a lo que acabamos de comentar: a una
elección anticipada, basada en un conocimiento previo de Dios, el
cual supo siempre quiénes iban a aceptar su gracia y quiénes la
rechazarían.
Ef
1:4-5,11; según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor
habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos
por
medio de Jesucristo, según
el puro afecto de su voluntad.
11
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo
sido predestinados
conforme
al propósito del que hace todas las cosas según
el designio de su voluntad.
2
Ti 1:9; quien nos
salvó y llamó
con
llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según
el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús
antes de los tiempos de los siglos.
Respecto
a los versículos anteriores de Efesios, el hecho de que Dios nos
predestine “según
el puro afecto de su voluntad”,
no invalida necesariamente que lo haga en base a la respuesta que
cada persona va a dar a su ofrecimiento de gracia.
Si
examinamos el libro de Efesios, podemos ver que las expresiones en
Cristo y con Cristo se
repiten no menos de 17 veces en los tres primeros capítulos. En
Cristo ya fuimos escogidos antes de los tiempos, antes de la
fundación del mundo, cuando aún no existíamos, porque Él ya era.
Asimismo con Cristo ya fuimos resucitados y estamos sentados en los
lugares celestiales, sin haber viajado al futuro, simplemente porque
estamos en Él, somos su cuerpo. Aunque estas cosas no podamos
entenderlas cabalmente, lo que ponen de manifiesto es la eternidad
del Señor, el gran Yo Soy.
DIOS
NO CONFUNDE A NADIE PARA QUE SE PIERDA
La
siguiente porción de 2ª de Tesalonicenses también puede resultar
difícil de entender, porque parece que es Dios quien está en el
origen del mal, al enviar un poder engañoso. Sobre esto ya diserté
brevemente en el apartado de la “depravación total”, subapartado
“Deshaciendo malentendidos”. En la mayoría de los casos, Dios
simplemente retira su protección, entregándonos a la dureza de
nuestro propio corazón; y en ciertos casos incluso interviene
directamente para endurecer aún más el corazón de una persona,
cuando la actitud rebelde de ésta alcanza un punto culminante. Dios
no engaña ni incita al mal a nadie.
2
Ts 2:11-14; Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que
crean la mentira, 12 a
fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad,
sino que se complacieron en la injusticia.13 Pero nosotros debemos
dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por
el Señor, de que
Dios os haya escogido desde el principio para salvación,
mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, 14
a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la
gloria de nuestro Señor Jesucristo.
LA
PREDESTINACIÓN PARA CONDENACIÓN NO EXISTE
Ciertamente
Dios predestinó seres humanos con un propósito para su gloria; pero
no predestinó a nadie para condenación. Si hacemos una atenta
lectura de Ro
9:22-23, vemos que los vasos de misericordia para
gloria los preparó Dios mismo; pero no se dice lo mismo de los vasos
de ira para destrucción, que Él soportó con mucha paciencia. Es
más, Dios pone en nosotros la responsabilidad de limpiarnos de toda
inmundicia e iniquidad para ser así instrumentos de honra a su
servicio (2 Ti 2:20-21).
Ro
9:22-23; ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio
su poder, soportó
con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para
con los
vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria...?
2
Ti 2:20-21; Pero en una casa grande, no solamente hay
utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y
unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. 21 Así que, si
alguno se limpia de estas cosas, será
instrumento para honra, santificado, útil
al Señor, y dispuesto para toda buena obra.
Lo
que nos dice Ro 9:22 es
que Dios soportó con mucha paciencia los vasos de ira
(los rebeldes y obstinados), porque sabemos que Él es paciente y no
quiere que nadie se pierda, sino que todos se arrepientan (2
P 3:9; Is 55:6-7).
De
aquí se infiere que no es Dios sino
ellos mismos, los que se preparan para ser vasos de ira.
2
P 3:9; El
Señor no
retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que
es
paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.
Is
55:6-7; Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en
tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el
hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá
de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será
amplio en perdonar.
En
Mt
25:34 y 41 hay una enseñanza similar: a las ovejas
Dios les dice que el reino que heredan estaba de antemano preparado
para ellas. Sin embargo a los cabritos no les dice que el fuego
eterno había sido preparado para ellos, sino para el diablo y sus
ángeles. Sin duda ellos acaban allí porque, cuando aún estaban a
tiempo, rechazaron acogerse a la gracia de Dios.
Mt
25:34,41;
34
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi
Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
41
Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos
de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles.
Esto
me reafirma en mi convicción de que Dios no eligió a unos para
salvación y desechó a otros para que sean condenados, por puro
capricho. Más bien pone la salvación al alcance de todos y cada
hombre decide. La gracia de Dios es rica y abundante, aunque
lamentablemente sólo una parte de los hombres la acepta.
Precisamente los elegidos son quienes aceptan la gracia y
misericordia de Dios.
Jn
5:24; De cierto, de cierto os digo: El
que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna;
y
no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Jn
12:48; El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene
quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el
día postrero.
Ro
10:11-13; Pues la Escritura dice: Todo
aquel que en él creyere, no será avergonzado.
12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que
es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13
porque todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
MUCHOS
SON LOS LLAMADOS Y POCOS LOS ESCOGIDOS
Numerosos
versículos muestran que Dios llama de forma generalizada a todos los
hombres sin exclusión y no únicamente a los elegidos:
Is
55:1,3-4;
1
A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los
que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin
dinero y sin precio, vino y leche.
3
Inclinad
vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma;
y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
4 He
aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro
a las naciones.
Hch
17:30; Pero Dios,
habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda
a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.
Ap
3:20; He aquí, yo
estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Ap
22:17; Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y
el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera,
tome del agua de la vida gratuitamente.
Mt
22:8-10,14 (también
Lc
14:16-24);
8
Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas;
mas los que fueron convidados no eran dignos. 9 Id, pues, a las
salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y
saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que
hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de
convidados.
14
Porque
muchos son llamados, y pocos escogidos
(esta
última afirmación también aparece en Mt
20:16).
Dios
llamó a todos los descendientes de Jacob, pero escogió sólo a los
que creyeron, de igual modo que ha hecho con los gentiles, porque Él
no hace acepción de personas. En las dos porciones de Mateo y
Romanos que expongo a continuación, vemos que, aunque los
israelitas, como pueblo elegido, fueron los primeros destinatarios de
la gracia, ésta se presentó después a los gentiles. Así que con
los escogidos de ambos grupos, Dios formó un único cuerpo de
creyentes en la Iglesia (Ef
2:14-16).
Y para que nadie se ensoberbezca, “Dios
sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos”
(Ro 11:32).
También dice en 1
Co 1:27-29 que
para que nadie se gloríe por sus méritos o condición, Dios eligió
lo más necio, débil, vil y menospreciado de este mundo.
Ef
2:14-16; Porque él es nuestra paz, que de
ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de
los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la
cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella
las enemistades.
LOS
QUE RECHAZAN SER ENSEÑADOS POR DIOS NO SON ELEGIDOS
Algunos
versículos del capítulo 6 de Juan son muy mencionados por los
calvinistas. Los versículos 37, 44 y 65 dicen que los que el Padre
da a Jesús, y sólo éstos, vienen inexorablemente a él. Ahora
bien, el versículo 45 afirma que “serán todos
enseñados por Dios”; es
decir, que Dios habla, trayendo instrucción a todos. También dice
que “todo
aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí”.
Luego,
¿quiénes son los que vienen a Cristo traídos por el Padre? Los que
oyen y aprenden, o sea, los que de forma voluntaria atienden al
llamado de Dios y se sometan a la enseñanza de su Palabra, como así
lo corrobora Is 1:19-20 “Si quisiereis y
oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20 si
no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a
espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho”.
Jn
6:37,44-45,65;
37
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí;
y al que a mí viene, no le echo fuera.
44
Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le
trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45
Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados
por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él,
viene a mí.
65
Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí,
si no le fuere dado del Padre.
El
versículo que cito a continuación guarda relación con los
anteriormente comentados. Aquí Jesús desmiente la afirmación de
los judíos de ser hijos de Abraham e hijos de Dios, porque no hacían
las obras de Abraham, que daban testimonio de su fe, ni amaban a
Jesús, que había sido enviado por Dios. Eran hijos de su padre el
diablo cuyos deseos querían hacer, en vez de oír las palabras de
Dios y convertirse en sus hijos.
Jn
8:47; El que es de Dios, las palabras de
Dios oye; por
esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
SON
ESCOGIDOS PRECISAMENTE POR CREER EN CRISTO
A
Dios lo que más le importa del ser humano es su condición
espiritual, al margen de cualquier adscripción de pueblo o raza.
Según dicho criterio, para Él los que creen en el nombre de Cristo
son los verdaderos hijos de Abraham y los verdaderos israelitas.
Jn
8:39; Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les
dijo: Si
fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.
40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la
verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham.
Ro
2:28-29; Pues
no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la
que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que
lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en
espíritu, no en letra;
la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
Ro
9:6-8; No que la palabra de Dios haya fallado; porque no
todos los que descienden de Israel son israelitas, 7 ni por ser
descendientes de Abraham, son todos hijos;
sino: En Isaac te será llamada descendencia. 8 Esto es: No
los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los
que son hijos según la promesa
son
contados como descendientes.
Ga
3:7,29;
7
Sabed, por tanto, que los
que son de fe,
éstos son
hijos de Abraham.
29
Y si
vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y
herederos según la promesa.
TODO
HOMBRE PUEDE SER ELEGIDO, SI CREE
Así
que, con todos los escogidos forma un pueblo de toda raza, lengua y
nación. De nuevo sostengo aquí, en contra del calvinismo, que los
hombres no son elegidos por ser del pueblo de Dios, sino que pasan a
ser parte de su pueblo, al ser elegidos.
Hch
15:14-17; Simón ha contado cómo Dios
visitó por
primera vez a
los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.
15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está
escrito: 16 Después de esto volveré y
reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé
sus ruinas, y lo volveré a levantar, 17 para que el resto
de los hombres busque al Señor, y
todos
los gentiles,
sobre los cuales es invocado mi nombre.
Hch
18:9-10; Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No
temas, sino habla, y no calles; 10 porque yo estoy contigo, y ninguno
pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo
tengo mucho pueblo en esta ciudad.
Tit
2:14; quien se
dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y
purificar para sí un pueblo propio,
celoso de buenas obras.
1
P 2:9-10; Mas vosotros sois
linaje escogido,
real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os
llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro
tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios;
que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora
habéis alcanzado misericordia.
¿DIOS
CAPACITA A TODOS PARA QUE CREAN O SÓLO A UNOS POCOS?
Esto
ya lo traté parcialmente en el punto “¿Es
un mérito la fe?”,
en el apartado de la depravación total. En dicho punto analicé Ef
2:8-9,
llegando
a la conclusión de que el “don
de Dios”
no
se refiere a la fe, sino a la salvación por gracia; y que la fe, que
es la respuesta del hombre, no se contrapone a la gracia, sino a las
obras, tal como lo indica Ro
4:16.
Como
ya he afirmado anteriormente, mi tesis es que Dios llama a todos y
que cuando los llama los capacita para creer, aunque muchos no
quieren creer. En este sentido, vemos en
Mr
16:14
que
Jesús les reprochó a los apóstoles su incredulidad,
por no
creer a los discípulos que lo habían visto resucitado, ni al propio
Jesús, que en reiteradas ocasiones les había dicho que lo
crucificarían y al tercer día resucitaría (Mt
16:21; 17:22-23; 20:18-19, etc).
Pero si fuera cierto que no podían creer porque no habían recibido
de Dios la fe, ¿por
qué en vez de hacerles este reproche no los disculpó, diciendo que
no podían creer porque no les había sido dada la fe? Admito que la
fe, o más bien, la facultad de creer, procede de Dios, así como
nuestra propia vida y todo lo creado; pero entiendo que Dios le da
esa capacidad a todos cuando son llamados y no sólo a algunos
elegidos.
Mr
16:14; Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos
sentados a la mesa, y les
reprochó su incredulidad y dureza de corazón,
porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.
Lo
mismo ocurre en Mt
17:16-17. No está claro en este caso si
Jesús se dirige al gentío presente, al padre del muchacho, a sus
discípulos, o a ambos. Probablemente a ambos, porque en Mr
9:23-24 Jesús le pregunta al padre del endemoniado
si podía creer y, por otra parte, en Mt
17:19-20 les dice a los discípulos, que no
pudieron expulsar el demonio por su poca fe.
Mt
17:16-17; Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido
sanar. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh
generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con
vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?.
Mr
9:23-24; Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es
posible. 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:
Creo; ayuda
mi incredulidad.
Mt
17:19-20; Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte,
dijeron: ¿Por
qué nosotros no pudimos echarlo fuera? 20 Jesús les dijo: Por
vuestra poca fe;
porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de
mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;
y nada os será imposible.
Respecto
a Mr
9:24
es
interesante apuntar que el padre del endemoniado no dijo “no puedo
creer, dame fe”, sino “creo,
mas ayuda mi incredulidad”.
Y
respecto a
Mt
17:20 Jesús
no les dijo a los discípulos que no tenían fe, sino que tenían
poca fe.
Este
relato nos enseña, entre otras cosas, que la misma fe que es
necesaria y suficiente para nuestra justificación y salvación (1
P 1:9),
también obra para nuestra santificación. Así que desde la
perspectiva de la salvación, o crees o no crees, sin que pueda
hablarse de la cantidad de fe que se necesita; es decir, si crees
tienes fe, luego eres salvo. En cambio en la santificación, que es a
la vez un estado y un proceso, cada uno tiene su medida de fe según
haya crecido o madurado. Por tanto, la fe que opera en este proceso
continuo de santificación puede y debe ir en aumento con la ayuda de
Dios, a quien podemos pedírsela.
1
P 1:9; ...obteniendo el
fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
Lc
17:5; Dijeron los apóstoles al Señor: auméntanos
la fe.
2
Co 10:15; No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino
que esperamos
que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre
vosotros,
conforme a nuestra regla.
2
Ts 1:3; Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos,
como es digno, por
cuanto vuestra fe va creciendo...
En
cualquier caso, sobre esta cuestión hay al menos un par de
versículos difíciles de entender: uno es Fil
1:29 y
el otro
1
Ti 4:10.
Fil
1:29;
Porque
a vosotros os es concedido
a
causa de Cristo, no sólo que creáis
en él, sino
también que padezcáis por él.
1
Ti 4:10; Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque
esperamos en el Dios viviente, que es
el Salvador de todos los hombres, mayormente
de los que creen.
Estos
dos versículos van dirigidos a los seguidores de Cristo, a los
santos. En mi opinión, lo que diferencia en Fil
1:29
a
los seguidores de Cristo de aquellos que lo rechazan, es que a los
primeros no sólo les es concedida la facultad de creer, sino también
la de padecer por amor a Cristo; mientras que a los incrédulos no se
les concede el privilegio de padecer por causa de Cristo, porque no
estando incapacitados para creer, decidieron no hacerlo. En cuanto a
1
Ti 4:10,
pienso que se refiere a que Dios es potencialmente
el
salvador de todos los hombres, pero sólo es efectivamente
salvador
de los que creen.
NO
SER ELEGIDO NO EQUIVALE A SER RECHAZADO
Dios
elige siempre con un propósito determinado; eso no significa que los
que no son elegidos sean rechazados. El propósito de la elección de
Jacob, con preferencia a Esaú, es el de continuar el testimonio de
Dios en la tierra, desde la formación de Israel hasta la venida de
la simiente de Abraham, Isaac y Jacob (Gn
22:18; 26:4; 28:14),
que es Cristo (Ga
3:16).
Aquí sólo se trata de la elección de Jacob para bendición, pero
no se dice que Esaú fuera elegido para maldición o condenación;
simplemente no fue elegido. Lo mismo ocurre con toda elección
¿Cuando Dios eligió a María o a los doce apóstoles, rechazó a
los demás? Es obvio que no, ya que eligió con diferentes propósitos
a otros muchos.
Ro
9:10-12; Y no sólo esto, sino también cuando
Rebeca concibió
de
uno, de Isaac nuestro padre 11 (pues no
habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que
el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por
las obras sino por el que llama), 12 se le dijo: El mayor servirá al
menor.
Ga
3:16; Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su
simiente. No
dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno:
Y a tu simiente, la cual es Cristo.
INTERPRETACIÓN
CORRECTA DE JUAN 10:1-5
En
defensa de la llamada elección incondicional muchos utilizan Jn
10:1-5, considerando a las ovejas de Jesús un
grupo limitado y exclusivo que Dios tuvo a bien escoger.
Jn
10:1-5; De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta
en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es
ladrón y salteador. 2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de
las ovejas es. 3 A éste abre el portero, y las
ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y
las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5 Mas al extraño no
seguirán,
sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Para
entender este texto, creo que debemos analizar su contexto. En primer
lugar, Jesús está respondiendo a los fariseos, que se ofenden al
darse por aludidos, cuando Jesús se refiere a su ceguera espiritual
(Jn
9:40-41;
véase
también Mt
15:14).
Jn
9:40-41; Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír
esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? 41 Jesús
les respondió: Si
fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís:
Vemos, vuestro pecado permanece.
Mt
15:14; Dejadlos; son
ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán
en el hoyo.
En
segundo lugar, Jn 10:1-6 no
se está refiriendo a Jesús, que es el buen pastor (Jn
10:11) y
el Príncipe de los pastores (1 P 5:4),
sino
a los hombres llamados a pastorear a su pueblo, como los fariseos o
los sacerdotes, de los cuales sólo los que entran por la puerta, que
es Jesús (Jn 10:7 y
otros), son verdaderos pastores; mientras que los que acceden al
redil por otro sitio son ladrones y salteadores.
Jn
10:11; Yo soy el buen pastor; el buen pastor su
vida da por las ovejas (a
diferencia de lo que hacen los pastores asalariados, que cuando ven
venir al lobo las abandonan y huyen, dejándolas a merced del mismo).
1
P 5:2-4; Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando
de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia
deshonesta, sino con ánimo pronto; 3 no como teniendo señorío
sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la
grey. 4 Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
Jn
10:7; Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo:
Yo soy la puerta de las ovejas.
Si
comparamos Jn 10:1-18 con
el capítulo 34 de Ezequiel, observamos un notable paralelismo.
Ezequiel, hasta el versículo 10 trata acerca de los pastores
humanos, igual que Juan hasta el versículo 6; pero a partir del 11
en Ezequiel y del 7 en Juan, ya se refieren a Jesús, el pastor
divino. Por tanto, de los primeros seis versículos del capítulo 10
de Juan no se pueden extraer conclusiones sobre el pastoreo de Jesús,
porque el texto se refiere a los pastores humanos, sean éstos falsos
o verdaderos.
DIOS
ES JUSTO Y SIN ACEPCIÓN DE PERSONAS
Los
calvinistas sostienen que al estar todos perdidos, Dios no es injusto
porque aplicando su gracia salve a una parte. Es cierto que en
sentido estricto Dios no sería injusto por eso, pero sí haría
acepción de personas, contradiciendo sus propias afirmaciones, lo
cual es imposible. Así que, o bien Él elige de modo totalmente
arbitrario o, por el contrario, elige a quienes en su presciencia
sabe de antemano que van a aceptar su gracia. La segunda opción es,
qué duda cabe, mucho más lógica.
Hch
10:34-35; Entonces Pedro,
abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios
no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada
del que le teme y hace justicia.
LAS
OVEJAS DE JESÚS SON LAS QUE OYEN SU VOZ Y LO SIGUEN
En
los versículos que siguen, como en otros que no voy a mencionar
ahora, los adeptos al calvinismo establecen, a mi entender de modo
innecesario, una relación de causa-efecto que se asemeja a la
cuestión de si fue antes el huevo o la gallina. Esta supuesta
relación de causalidad, la trataré más adelante, en el apartado de
la “Perseverancia de los santos,” concretamente en el título
“Oír la voz de Jesús y seguirlo trae vida eterna”, en su
aplicación a Jn
10:25-27, y
en el título “Los que salen de nosotros, pero no son de nosotros”,
en relación a 1
Jn 2:19.
Jn
10:25-27; Jesús les respondió: os lo he dicho, y no creéis; las
obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
26 pero vosotros
no creéis, porque no sois de mis ovejas,
como os he dicho. 27 Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.
1
Jn 2:19; Salieron de nosotros, pero no
eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían
permanecido con nosotros;
pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
Lo
verdaderamente importante es que sus ovejas, para considerarse tales,
tienen que oír su voz y creer en Jesús, lo que dará paso a una
relación personal con Él y a una sumisión a su voluntad, que deben
mantener durante toda la vida.
Resumiendo
lo que he estado tratando: todos son llamados al
arrepentimiento y a creer en Jesús; los que responden
afirmativamente son elegidos y los que permanecen son fieles; éstos
acompañarán a Cristo en su segunda venida.
Ap
17:14; Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque
él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están
con él son llamados y elegidos y fieles.
Precisamente
la fidelidad de los santos consiste en guardar o conservar
pacientemente la fe de Jesús, así como los mandamientos de Dios,
que son la manifestación o evidencia de su fe.
Ap
14:12; Aquí está la paciencia de los santos,
los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Jn
8:51; De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi
palabra, nunca verá muerte.
1
Jn 2:3; Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus
mandamientos. 4 El
que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él.
DIOS
ABORRECE EL PECADO, PERO AMA A LOS PECADORES
Los
calvinistas sostienen que la declaración “Dios aborrece el pecado,
pero ama al pecador” no aparece en la Biblia y que es un invento de
Mahatma Gandhi. Sin embargo, que eso lo haya podido decir Gandhi o
que la Biblia no lo cite textualmente, no demuestra que dicho
enunciado sea falso. Palabras como la trinidad de Dios no aparecen en
la Biblia, pero el concepto y la doctrina sí que están presentes.
Dicen, por otra parte, que el pecado es inseparable del pecador y que
la Biblia enseña que Dios aborrece tanto el pecado como al pecador.
Sus argumentos se apoyan mayoritariamente en versículos del antiguo
testamento, como los siguientes:
Lv
20:23; Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré
de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y
los tuve en abominación.
Sal
5:5-6; Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces
a todos los que hacen iniquidad. 6 Destruirás a los que hablan
mentira; al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
Sal
7:11; Dios es juez justo, y Dios
está airado contra el impío todos los días.
12 Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su
arco, y lo ha preparado.
Sal
11:5; Jehová prueba al justo;
pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.
Pr
3:32; Porque Jehová abomina
al perverso; mas su comunión íntima es con los justos.
No
podemos negar lo que Dios dice en los versículos anteriores: que
abomina, aborrece y está airado contra los que infringen su ley, mas
está en comunión con los justos. El problema es que tanto en el
antiguo como en el nuevo testamento hay todo un arsenal de textos que
no armonizan con la idea de que Dios odia o aborrece al pecador, así
sin más.
¿Acaso
no somos todos injustos, malos, pecadores…? Precisamente por eso
Dios envió a su Hijo en expiación por los pecados de la humanidad
¿Y por qué lo envió? Indudablemente porque nos ama y se compadece
de nosotros. Él pone delante de nosotros la bendición y la
maldición, la vida y la muerte, deseando
que escojamos la vida.
Dt
30:19; A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra
vosotros, que os
he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición;
escoge,
pues, la vida, para que vivas
tú
y tu descendencia…
Jer
35:15 Y
envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y
sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de vuestro mal
camino,
y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para
servirles, y
viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; mas no
inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis.
Ez
33:11 (también
Ez
18:31-32); Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no
quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su
camino, y que viva. Volveos,
volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de
Israel?.
Zc
1:3; Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos
a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros,
ha dicho Jehová de los ejércitos.
Ante
la ofensa a su santidad, Él está airado, mas contiene su ira,
porque es lento para la ira y grande en misericordia. Pero llega un
momento en que el permanente rechazo al arrepentimiento insensibiliza
y endurece los corazones de modo irreversible. Cuando esto sucede,
cuando se llega al colmo de la maldad, se agota la paciencia de Dios,
se desata su ira y se acerca su justo juicio (en relación con esta
cuestión, recomiendo leer en este mismo blog mi estudio titulado
“Bondad
y severidad de Dios”).
Is
66:3-4,16,18;
3
...Y porque escogieron sus
propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, 4 también yo
escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que
temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron,
sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me
desagrada.
16
Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre;
y los muertos de Jehová serán multiplicados.
18
Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para
juntar a todas las naciones y lenguas;
y vendrán, y verán mi gloria.
Muchos
utilizan el capítulo 17 de Juan, como supuesta evidencia de que Dios
sólo ama a sus escogidos, pero no al mundo; o sea, a los que son del
mundo. Si nos fijamos sólo en el versículo 9, podría parecer que
es así; pero al llegar a los versículos 20 y 21 nos damos cuenta
que Jesús quiere que por la predicación del evangelio y el ejemplo
de unidad de sus discípulos, el mundo crea en Él. Esto nos lleva a
la conclusión de que Dios ama a todos los que están en el mundo,
puesto que se interesa por ellos, llamándolos al arrepentimiento y a
creer en Jesucristo, a quién Él envió.
Jn
17:9,20-21;
9
Yo ruego por ellos; no ruego
por el mundo, sino por los que me diste;
porque tuyos son…
20
Mas no ruego solamente por
éstos, sino también
por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti,
que también ellos sean uno en
nosotros; para que el
mundo crea que
tú me enviaste.
A
continuación expongo una serie de porciones bíblicas que nos
muestran el carácter amoroso de Dios, el cual nos amó siendo
enemigos. Precisamente por eso mismo nos enseña que amemos incluso a
nuestros enemigos, perdonándoles sus ofensas, devolviéndoles
bendición por maldición, bien por mal, etc.
1
Jn 4:8-10; El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios
es amor.
9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios
envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino
en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación
por nuestros pecados.
Mt
5:43-45,48;
43
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu
enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad
a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los
que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45
para
que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,
que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre
justos e injustos.
48
Sed,
pues, vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Ro
5:8; Mas
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Tit
3:3-5; Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos,
rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites
diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y
aborreciéndonos unos a otros. 4 Pero
cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y
su amor para con los hombres,
5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia...
2
P 3:9; El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca,
sino que todos procedan al arrepentimiento.
En
los siguientes versículos se pone de relieve una vez más, que Dios
extiende la salvación a toda la humanidad para que la reciba por
pura gracia, con sólo creer en Cristo.
Jn
3:16; Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
1
Ti 1:15; Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo
soy el primero.
Ro
3:23; ... por
cuanto todos pecaron,
y están destituidos de la gloria de Dios.
Si
Dios aborreciera a los pecadores, aborrecería también a sus
elegidos, porque aun éstos pecan. Es cierto que sus pecados pasados,
presentes y futuros los llevó Cristo en la cruz, pero aun así,
cuando el cristiano peca, debe arrepentirse y pedirle perdón.
1
Jn 1:8-9; Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos,
y la verdad no está en nosotros. 9 Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
En
el Salmo 51, entre otros, hallamos un buen modelo para clamar
arrepentidos a Dios en busca de su perdón. He aquí un extracto del
mismo:
Sal
51:1-4,17;
1
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la
multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame
más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. 3 Porque yo
reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. 4
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de
tus ojos...
17
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al
corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Nuestro
tiempo en la tierra es incierto para nosotros, pues sólo Dios lo
conoce. Por eso nadie debería dejar pendiente para más tarde su
reconciliación con Dios. Pero si usted ha ido posponiendo esa decisión, mientras no se extinga su último aliento sigue estando a tiempo
de arrepentirse y creer en Jesucristo. Uno de los malhechores que
estaba al lado de Él en la cruz recibió el perdón en los últimos
instantes de su vida y se fue derechito al cielo.
2
Co 6:2; ...He
aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
He
3:7-8; Por lo cual, como dice
el Espíritu Santo: Si oyereis
hoy su voz, 8
no endurezcáis vuestros corazones...
Lc
23:42-43; Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu
reino. 43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy
estarás conmigo en el paraíso.
EXPIACIÓN
LIMITADA
Iniciaré
este apartado reflexionando en torno a diferentes versículos que se
suelen utilizar para defender que Dios sólo hizo expiación por los
elegidos y posteriormente traeré a colación otras porciones
bíblicas que apuntan a que Cristo hizo expiación por los pecados de
toda la humanidad.
¿SALVOS
POR SER SU PUEBLO, O SER SU PUEBLO POR SER SALVOS?
Las
tres porciones siguientes no invalidan la tesis de que Cristo murió
por todos. Es cierto que sólo obtienen la salvación los que forman
su pueblo; lo que ocurre es que pasan a formar parte de su pueblo o
son añadidos a la Iglesia todos aquéllos que por fe reciben la
gracia salvadora de Dios.
Mt
12:21; Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados.
Ef
5:25; Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo
amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella...
He
2:16-17; Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que
socorrió a la descendencia de Abraham. 17 Por
lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser
misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a
Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
JESÚS
ORÓ POR LOS SUYOS Y POR LOS QUE ESTABAN EN EL MUNDO
Analicemos
el capítulo 17 de Juan. El versículo 6 se refiere a los que el
Padre dio a Jesús para que los guardara. A éstos el Padre los
conocía desde antes de la fundación del mundo, porque en su
presciencia sabía que iban a creer en Él. Antes de partir para
reunirse con su Padre en gloria, en el versículo 9 Jesús ora por
sus discípulos contemporáneos y en el 20 por los que en el futuro
serían apartados del mundo para ser también sus discípulos. En el
21 le pidió específicamente al Padre que permanecieran en perfecta
unidad “para que el mundo crea...”, lo
cual incluye a la generalidad de los hombres y no sólo a una parte
predeterminada. Por tanto Jesús no se desentiende, como pudiera
parecer, de los que aún son del mundo, sino que quiere atraerlos por
medio de la predicación del evangelio y el ejemplo de unidad de su
pueblo. En definitiva, quiere que todos sean salvos (2
P 3:9).
Jn
17:6,9,20-21;
6
He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me
diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu
palabra.
9
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que
me diste; porque tuyos son.
20
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los
que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para
que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea
que tú me enviaste.
2
P 3:9; El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.
LA
EVIDENCIA BÍBLICA DE LA REDENCIÓN UNIVERSAL ES ABRUMADORA
Hasta
aquí he comentado una serie de textos que podrían sugerir que
Cristo murió sólo por los escogidos. A continuación y como
argumento en defensa de la redención universal de Cristo, me
limitaré a presentar una selección de textos que, por su gran
claridad, no necesitan ningún comentario adicional. Y con ello daré
por finalizado este apartado.
Jn
3:16-17; Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea
salvo por él.
Jn
12:46-47; Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo
aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Al
que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no
he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
Ro
5:18; Así que, como por la transgresión de uno vino la
condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia
de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
2
Co 5:14-15,19; Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando
esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan
para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
19
...Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,
no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a
nosotros la palabra de la reconciliación.
1
Ti 1:15; Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero (no
dice que vino para salvar sólo a una parte de los pecadores, sino a
los pecadores en general; es decir, a todos).
1
Ti 2:4-6; el cual quiere que todos los hombres sean salvos
y vengan al conocimiento de la verdad. 5 Porque hay un
solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre, 6 el cual se dio a sí mismo en rescate por
todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
Tit
2:11; Porque la gracia de Dios se ha manifestado para
salvación a todos los hombres.
1
Jn 2:2; Y él es la propiciación por nuestros pecados; y
no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el
mundo.
1
Jn 4:14; Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha
enviado al Hijo, el Salvador del mundo.
He
2:9; Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles,
a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de
la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte
por todos.
GRACIA
IRRESISTIBLE
Que
los hombres pueden resistir la gracia de Dios es muy evidente a lo
largo de toda la Biblia, como incluso los propios calvinistas
reconocen. Pero, como admitir esto sin más equivale a reconocer que
el ser humano tiene la facultad de aceptar o rechazar la gracia de
Dios, contradiciendo sus postulados básicos, tratan de sortear este
problema recurriendo a explicaciones alternativas que se enmarcan en
una terminología creada al efecto.
¿DOS
LLAMAMIENTOS, UNO EXTERNO Y OTRO INTERNO?
Es
así como distinguen entre un llamamiento externo dirigido a los no
elegidos, que forzosamente rechazan la gracia, y un llamamiento
interno a los elegidos, que no se pueden resistir a ella. El primero
sería un llamamiento ineficaz, mientras que el segundo sería
eficaz.
Una
de las porciones que utilizan los calvinistas para afirmar que hay
dos tipos de llamamiento es 1
Co 1:23-24. Sin
embargo, lo que nos muestran estos versículos es que a todos se les
anuncia el mismo evangelio, pero unos lo reciben con gozo y otros lo
rechazan. Así que, el problema no está en el llamamiento de Dios,
sino en la respuesta que da el hombre. El deseo de Dios es que los
hombres no endurezcan sus corazones cuando oigan su voz, pero la
realidad es que muchos se endurecen y permanecen en incredulidad (Ez
33:11; He 3:7).
1
Co 1:23-24; ...pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para
los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; 24
mas para los llamados, así judíos como
griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
Ez
33:11; Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no
quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su
camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos;
¿por qué moriréis, oh casa de Israel?
He
3:7; Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: si oyereis
hoy su voz, 8 No endurezcáis vuestros corazones...
La
razón de por qué unos abren su corazón a la Palabra, mientras que
otros permanecen endurecidos y la rechazan, nos es desconocida; es
uno de tantos misterios que aún no nos ha sido revelado. Sabemos que
de la semilla sembrada una parte cae junto al camino, otra en
pedregales, otra entre espinos y otra en buena tierra, así como lo
que sucede con cada una de ellas (Mt 13:1-8,18-23);
pero
Jesús no nos aclara por qué es así.
DIOS
NO SALVA DE MODO ARBITRARIO
El
siguiente versículo nos indica que, en base a su presciencia, Dios
ordenó para vida eterna a todos los que, llegado el momento,
creerían.
Hch
13:48; Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la
palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban
ordenados para vida eterna.
Jesús,
como Hijo de Dios, también es omnisciente; por eso sabía de
antemano quiénes no creerían y quién lo había de entregar. En
cuanto a que nadie puede ir a Él, si no le fuere dado del Padre, me
remito a la explicación dada en el tema de la elección
incondicional, bajo el subtítulo “Los que rechazan ser enseñados
por Dios no son elegidos”.
Jn
2:23-25; Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos
creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. 24 Pero Jesús
mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, 25 y no tenía
necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía
lo que había en el hombre.
Jn
6:64-65; Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús
sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién
le había de entregar. 65 Y dijo: Por eso os he dicho que
ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
LA
CONVERSIÓN ES DEL HOMBRE CON LA AYUDA DE DIOS
La
siguiente porción no nos enseña, como algunos pretenden, que sea
Dios quien convierte al hombre, aunque Él ciertamente habla a su
corazón para que lo haga. Aquí vemos que Efraín ya se ha
arrepentido de su pecado y lo que le pide a Dios es que lo ayude a
cambiar, a convertirse.
Jer
31:18-19; Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me
azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme,
y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios. 19 Porque
después que me aparté tuve arrepentimiento, y después
que reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y me confundí,
porque llevé la afrenta de mi juventud.
El
caso de Lidia se pone como ejemplo de cómo es Dios quien abre el
corazón de las personas para que puedan oír su voz. En realidad no
sabemos nada de la vida de Lidia hasta que se encontró con Pablo en
Filipos, pero es evidente que estaba dispuesta para Dios, porque lo
adoraba y oía las palabras del apóstol. Esto sugiere que a pesar de
que aún no se había bautizado, probablemente había escuchado el
testimonio de algún cristiano y ya había aceptado al Señor en su
corazón. No hay duda de que la salvación procede de Dios, pero el
hombre tiene que recibirla, dejando que Él obre.
Hch
16:14; Entonces una mujer llamada Lidia,
vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba
a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella
para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
TODOS
PUEDEN ARREPENTIRSE, PERO MUCHOS NO QUIEREN
Termino
con la presentación de varios textos que pueden ayudarnos a seguir
reflexionando sobre este tema. En ellos queda patente, entre otras
cosas, que no se trata de poder sino de querer. Todos pueden aceptar
la gracia de Dios, pero la mayoría no quieren, porque prefieren
andar en sus propias concupiscencias que someterse a Dios.
Pr
1:24-26; Por cuanto llamé,
y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien
atendiese, 25 sino que desechasteis todo consejo mío y mi
reprensión no quisisteis, 26 también yo me reiré en
vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que
teméis...
Mt
23:37; ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas
a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a
tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y
no quisiste!
Jn
5:40; y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
Hch
7:51; ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de
oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo;
como vuestros padres, así también vosotros.
Hch
13:46; Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A
vosotros a la verdad era necesario que se os hablase
primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis,
y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos
volvemos a los gentiles.
PERSEVERANCIA
DE LOS SANTOS
Los
calvinistas argumentan que así como nadie puede ganar la salvación,
tampoco la puede perder. Siempre tratan de llevarnos a su terreno
razonando con conceptos ajenos a la Biblia. No es cuestión de ganar
o perder la salvación, sino de recibirla y retenerla, de aceptar por
fe el sacrificio de Cristo a nuestro favor y luego permanecer en Él.
OÍR
LA VOZ DE JESÚS Y SEGUIRLO TRAE VIDA ETERNA
Quizás
el texto más utilizado por los calvinistas para sostener que una vez
recibida la salvación nada puede hacer que se pierda, es Jn
10:27-28.
Pero hay otra explicación
alternativa a la de ellos. El tiempo verbal de la frase “Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida
eterna” aparece
en presente continuo. Eso significa que las ovejas no oyen su voz de
manera puntual una vez (Jesús no dice que sus ovejas “oyeron mi
voz”), sino que están oyendo de continuo su voz y siguiendo a
Jesús; es decir permanecen con y en Él. Manteniendo las ovejas esa
actitud, es cierto que tienen la vida eterna asegurada.
Jn
10:27-28; Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y
yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de mi mano.
Por
otra parte, el hecho de que las ovejas de Jesús reciban vida eterna
y no perezcan jamás ni nadie las pueda arrebatar de su mano, es la
consecuencia lógica de oír con fe a Jesús, recibirlo en su corazón
y seguirlo. No es incorrecto pensar que, si las ovejas oyen la voz de
Jesús, son conocidas por Él y lo siguen, es porque son sus ovejas,
escogidas desde antes de la fundación del mundo. Pero creo que no
podemos descartar como erróneo el razonamiento inverso: que si son
sus ovejas, es precisamente porque oyen su voz, son conocidas por Él
y lo siguen.
Las
relaciones de causa-efecto no siempre están en la Biblia tan claras
como nos gustaría. Para ilustrar esto voy a citar tres ejemplos.
Primer
ejemplo:
He
1:7 nos
recuerda el Sal
104:4.
Pero
resulta curioso que lo que en uno es complemento directo en el otro
es indirecto, produciéndose una especie de inversión causa-efecto.
He
1:7; Ciertamente de los ángeles dice: El que
hace a sus ángeles (mensajeros) espíritus (viento), y
a
sus ministros llama de fuego.
Sal
104:4; El que hace a los vientos (espíritus)
sus
mensajeros (ángeles),
y a las flamas de fuego sus ministros.
Segundo
ejemplo:
Lc
7:47; Por lo cual te digo que sus
muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a
quien se le perdona poco, poco ama.
Aquí
también hay otra posible inversión de causa y consecuencia: ¿Se le
perdonó mucho porque amó mucho, o amó mucho porque se le perdonó
mucho? Creo que la propia afirmación de Jesús, indica que la
respuesta a ambas preguntas es afirmativa; es decir, las dos cosas
son a la vez ciertas. Por tanto no se puede hablar de una estricta
relación causa-efecto.
Tercer
ejemplo:
2
Jn 6; Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este
es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis
oído desde el principio.
EN
LA MANO DEL PADRE ESTAMOS SEGUROS, MAS PODEMOS IRNOS
Continúa
diciendo Jn
10:29: “Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie
las puede arrebatar de la mano de mi Padre”.
Este versículo, junto con el 28 que lo precede y los versículos 37,
39, 44 y 65 del capítulo 6 de Juan, son muy claros, en el sentido de
que nadie puede ir a Cristo si no es enviado por el Padre, y que al
que a Él viene no lo echa fuera, ni se perderá, ni será arrebatado
de su mano. Pero junto a estos versículos está el 45, que
complementa y equilibra los anteriores para un mayor entendimiento.
En él se dice que el Padre imparte sus instrucciones a todos, y que
los que deciden oírlas y se dejan enseñar por Él vienen a Jesús.
Así que las enseñanzas del Padre están disponibles para todo aquél
que las quiera recibir, de modo que a nadie se le impide ir a Jesús.
Jn
6:37,39,44,65;
37
Todo lo que el Padre me da,
vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
39
Y esta es
la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere,
no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
44
Ninguno
puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere;
y yo le resucitaré...
65
Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno
puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
Jn
6:45; Escrito está en los profetas: y serán
todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y
aprendió de él, viene a mí.
En
los pasajes anteriores Jesús se está refiriendo a los que son suyos
(sus ovejas), a los que el Eterno en su presciencia conoció desde el
principio de los tiempos, a los que desde siempre supo que iban a
creer y permanecer en Cristo. Ciertamente Dios ya sabe de antemano
quiénes serán salvos, mas nosotros sabemos que somos salvos porque
permanecemos en Cristo y porque además el mismo Espíritu Santo da
testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Ro
8:16; El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios.
La
Palabra nos muestra que las personas pueden venir libremente a
Cristo, pero que también son libres para alejarse de Él. Dios no
nos atrae ni nos retiene a la fuerza (Jn
6:67-68).
Así que, si las ovejas no quieren, nadie las puede arrebatar de la
mano del Padre; pero ellas pueden libremente irse. De ahí las
innumerables exhortaciones a permanecer en la Biblia.
Jn
6:67-68; Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis
acaso iros también vosotros?
68
Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes
palabras de vida eterna.
A
LOS QUE SON DE CRISTO NADA LOS PODRÁ APARTAR DE SU AMOR
Los
que son de Cristo permanecen con Él hasta el fin, pase lo que pase,
y Él lo sabe; pero, ¿cómo podemos saber nosotros si somos suyos?
Pues permaneciendo en Él como antes he dicho. (Ro
8:16).
Ro
8:35,37-39;
35
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
37
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó. 38 Por
lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar
del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
EL
SEÑOR GUARDA A LOS SUYOS HASTA EL FIN
A
continuación presento una serie de textos en los que se indica que
el Señor Jesucristo confirmará, perfeccionará y guardará a los
suyos hasta el fin para que sean irreprensibles delante de Él en su
venida. Creo que esto será así, con tal de que nos reafirmemos en
la fe y no queramos apartarnos.
1
Co 1:7-8; ...esperando la manifestación de nuestro Señor
Jesucristo; 8 el
cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis
irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
Fil
1:6; estando persuadido de esto, que el
que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el
día de Jesucristo.
1
Ts 5:23-24; Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y
todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24
Fiel es el que os
llama, el cual también lo hará.
1
P 1:4-5; para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois
guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la
salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo
postrero.
La
siguiente porción que también vi mencionada en alguna ocasión, por
el contexto probablemente se refiere a que el Señor librará a
Pablo, no de sus propias malas obras, algo que también Dios puede
hacer, sino más bien de las malas obras de los adversarios del
evangelio contra él y la obra del Señor.
2
Ti 4:17-18; ...Así fui librado de la boca del león. 18 Y
el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su
reino celestial...
LA
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO
El
hijo menor, queriendo vivir por su cuenta y a su manera, se alejó de
la casa de su padre. Allí tenía todo y estaba seguro, pero llegó
un momento en que quiso irse y vemos que su padre no lo retuvo a la
fuerza. Sabemos que padeció gran calamidad, que regresó a casa
arrepentido y que su padre lo perdonó y restauró. De igual modo que
decidió voluntariamente irse, también decidió libremente regresar,
en el primer caso con gran pesar de su padre y en el segundo con
enorme alegría.
Llegados
a este punto, se podría argumentar que, a pesar de que hubo un
alejamiento temporal, durante todo ese tiempo cada cual mantuvo su
condición de padre, hijo y hermano. Podemos preguntarnos: ¿Por qué
no llegó a perder definitivamente su condición de hijo? Porque se
mantuvo físicamente vivo y sabemos que mientras eso suceda, aún
estamos a tiempo de arrepentirnos y volver a nuestro Padre, tal como hizo el hijo pródigo.
En
cualquier caso creo que lo más relevante de esta enseñanza es que
el hijo pródigo estuvo espiritualmente muerto (Lc
15:23-24),
como le ocurre a cualquier hombre separado de Dios, que es el dador y sustentador de la vida. Así que, en mi
opinión, lo más reseñable de esta parábola en relación con la
perseverancia de los santos, es que el hijo pródigo ¡llegó a estar
muerto! Es decir, estuvo vivo mientras permaneció con su padre,
estuvo muerto durante el tiempo en que estuvo alejado de él, y
volvió a renacer, cuando regresó arrepentido a la casa del padre.
Lc
15:23-24; ...hagamos
fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y
ha revivido; se había perdido, y es hallado.
Y comenzaron a regocijarse.
LOS
QUE SALEN DE NOSOTROS, PERO NO SON DE NOSOTROS
Se
utiliza frecuentemente
1
Jn 2:19 para
defender que los que se apartan es porque nunca fueron salvos, ya que
éstos siempre permanecen en Cristo. El problema es que se interpreta
este versículo de forma aislada, sin tener en cuenta el contexto de
todo el capítulo 2, en particular los versículos 17, 24 y 28, que
se deben confrontar con el 19.
1
Jn 2:19; Salieron
de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de
nosotros, habrían permanecido con nosotros;
pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
En
realidad se está refiriendo a los anticristos, que son los
engañadores que niegan al Hijo y por consiguiente también al Padre
(1
Jn 2:22-23), o
que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne (2
Jn 7).
Son personas que por un tiempo conviven con los verdaderos
cristianos, mezclados como el trigo y la cizaña, hasta que se hace
manifiesta su herejía y se acaban yendo. De ahí que el apóstol nos
exhorte a permanecer en Dios, lo cual sólo es posible reteniendo la
sana doctrina de la fe (1
Jn 2:24).
1
Jn 2:22-23; ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es
el Cristo? Este
es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que
confiesa al Hijo, tiene también al Padre.
2
Jn 1:7; Porque muchos engañadores han salido por el mundo,
que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace
es el engañador y el anticristo.
1
Jn 2:24; Lo
que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo
que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también
vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
Como
ya afirmé en mi comentario sobre varios versículos del capítulo 6
del evangelio de Juan, los que son de Cristo permanecen en Él y
precisamente por eso se sabe que son suyos, lo mismo que ocurre en 1
Jn 2:17 (“...pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre”).
Es cierto que con Cristo estamos seguros y que nadie puede
arrebatarnos de su mano, pero eso no obsta para que mantengamos el
máximo empeño en permanecer en Él. Si no, ¿por qué Juan nos
insta un poco más adelante en 1
Jn 2:28
a
permanecer? Entiendo que básicamente por tres razones: 1) por la
posibilidad de no hacerlo; 2) porque eso depende de nosotros, con la
ayuda del Espíritu Santo; y 3) porque si no permanecemos, la
consecuencia será terrible, nada menos que alejarnos avergonzados de
Cristo en su venida, lo cual equivale a la muerte eterna, ya que
fuera de Cristo no hay vida.
1
Jn 2:28; Y
ahora, hijitos, permaneced en él,
para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para
que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.
Jn
8:31; Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:
si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos...
¿UN
NOMBRE INSCRITO EN EL LIBRO DE LA VIDA PUEDE SER BORRADO?
Como
ya he venido argumentando, los santos que, según la presciencia de
Dios fueron apartados desde la fundación del mundo, permanecen en
Cristo hasta el fin, por lo que sus nombres nunca serán borrados del
libro de la vida.
Ap
17:8; La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del
abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos
cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el
libro de la vida,
se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.
Pero
a la vez nosotros, que no somos intemporales como Dios, labramos
nuestro futuro desde el presente, un continuo presente. ¿Cómo?
Permaneciendo en Cristo. Por eso
Ap
3:5 nos
muestra que un nombre que está escrito en el libro de la vida es
susceptible de ser borrado, si no obtiene la victoria contra el mal,
algo que sólo le es posible permaneciendo en el amor de Cristo.
Asimismo un poco después, en el versículo 11, se le dice al
creyente que hay en el cielo una corona de gloria reservada para él;
una corona que le pertenece, que es suya, con tal que retenga lo que
ha recibido de Cristo, dando a entender que le puede ser arrebatada,
si no permanece en Él.
Ap
3:5,11; El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y
no borraré su nombre del libro de la vida,
y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
11
He aquí, yo vengo pronto; retén
lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
Las
siguientes porciones también apuntan a la posibilidad de que un
nombre previamente escrito en el libro de la vida sea borrado:
Ex
32:31-33; Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues
este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de
oro, 32 que perdones ahora su pecado, y
si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.
33 Y Jehová respondió a Moisés: al
que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.
Sal
69:28; Sean
raídos del libro de los vivientes,
y no sean escritos entre los justos.
Ap
22:19; Y si
alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios
quitará su parte del libro de la vida,
y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este
libro.
EL
SELLO DEL ESPÍRITU SON LAS ARRAS DE NUESTRA HERENCIA
Los
defensores de la doctrina calvinista sobre la gracia afirman que el
Espíritu Santo con que es sellado todo aquél que cree, no puede ser
quitado. En su argumentación consideran dicho sello como si se
tratara de una señal o marca visible en el cuerpo, similar a la que porta el ganado que ha sido marcado con un hierro candente.
Ése
fue el caso de Abraham cuando fue circuncidado, al ser la
circuncisión la marca corporal de un sello para dar testimonio de la
justicia de su fe (Ro
4:11).
En cambio, el sello o prueba de que Pablo era apóstol para los
corintios (también para los demás creyentes, por supuesto), no era
una señal visible en su cuerpo, sino la propia existencia de la
comunidad de creyentes en Corinto.
Ro
4:11;
Y recibió
la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe
que
tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los
creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les
sea contada por justicia…
1
Co 9:2; Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo
soy; porque el
sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.
Pero
centrándonos en el tema que nos ocupa, el sello de los creyentes en
Cristo es el mismo Espíritu Santo, que es invisible, lo mismo que su
unción, a diferencia de la que se efectuaba sobre los reyes y
sacerdotes del viejo pacto. El sello del Espíritu, como dice la
Palabra de Dios, son las arras de nuestra herencia en el cielo, que
un día disfrutaremos y acerca de la cual ya nos debemos regocijar
ahora. Se observa aquí una cierta analogía con los actuales
contratos de arras vinculados a la compraventa de un inmueble, así
como al otorgamiento de una herencia, lo cual puede facilitar nuestra
comprensión del asunto.
A
las personas interesadas en adquirir una casa, normalmente se les
exige formalizar un contrato de arras, que incluye un anticipo a
cuenta del precio, conocido popularmente como paga y señal. En dicho
contrato se establece un vínculo legal, mediante el cual el
comprador se compromete a completar la totalidad del pago, el
vendedor a entregar la propiedad, y ambos a hacer frente a
determinadas penalizaciones económicas en caso de incumplimiento.
Estas precauciones se toman para garantizar la seriedad de la
operación y como un factor disuasorio contra la mera curiosidad, que
evite inútiles pérdidas de tiempo.
Pues
bien, Dios nos promete una herencia celestial. Para ello sella la
promesa con el Espíritu Santo, el cual nos es dado en prenda, como
señal de que esta herencia nos será entregada en el futuro. El
hecho de que sea Dios quien hace la promesa es en sí mismo una
garantía total de su cumplimiento. A diferencia de una compraventa
ordinaria, el precio del bien adquirido no lo pagamos nosotros, ni
puede pagarse con dinero; ya lo pagó Cristo al precio de su preciosa
sangre.
Por eso, siguiendo la analogía de la compra de una casa, ésta pasa a ser de nuestra propiedad y dominio; pero nada impide que después de poseerla podamos venderla y deshacernos de ella. Por otro lado, como ocurre con las herencias, los beneficiarios pueden aceptarlas o rechazarlas, a su libre elección. En el caso de los creyentes, podemos dejar de creer en esta promesa a lo largo de nuestra vida sobre la tierra, y de este modo renunciar a la herencia.
Por eso, siguiendo la analogía de la compra de una casa, ésta pasa a ser de nuestra propiedad y dominio; pero nada impide que después de poseerla podamos venderla y deshacernos de ella. Por otro lado, como ocurre con las herencias, los beneficiarios pueden aceptarlas o rechazarlas, a su libre elección. En el caso de los creyentes, podemos dejar de creer en esta promesa a lo largo de nuestra vida sobre la tierra, y de este modo renunciar a la herencia.
No
se trata, pues, de una marca imborrable, sino de una promesa fiel de
la que nos tenemos que apropiar y guardar para siempre en nuestros
corazones. Seguir confiando en ella depende de nosotros, contando
siempre, por supuesto, con la inestimable ayuda del Espíritu Santo.
2
Co 1:21-22; Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y
el que nos ungió, es Dios, 22 el cual también nos ha sellado, y nos
ha dado las arras del Espíritu
en
nuestros corazones.
2
Co 5:5; Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios,
quien nos ha dado las arras del Espíritu.
Ef
1:13-14; En él también vosotros, habiendo oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra salvación, y
habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la
redención de la posesión adquirida,
para alabanza de su gloria.
Ef
4:30; Y no contristéis al
Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día
de la redención.
LA
PALABRA NOS PREVIENE CONTRA LA APOSTASÍA
Los
siguientes versículos se refieren claramente a la apostasía,
exhortándonos a cuidarnos de nosotros mismos y de la doctrina con
persistencia para conservar la salvación. Alguien que nunca ha sido
salvo, por definición no puede apostatar, porque ¿en qué consiste
la apostasía, sino en desviarse o abandonar la fe de Cristo?
1
Ti 4:1,16; Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros
tiempos algunos
apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
16
Ten cuidado
de ti mismo y de la doctrina; persiste
en
ello, pues
haciendo esto, te salvarás a ti mismo
y
a los que te oyeren.
2
Ti 2:17-18; Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son
Himeneo y
Fileto,
18 que se
desviaron de la verdad
(o
sea, se desviaron de Cristo),
diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de
algunos.
LA
SALVACIÓN SE CONSUMA PERMANECIENDO EN CRISTO
¿Por
qué hay en el Nuevo Testamento tantas exhortaciones a perseverar en
la gracia y permanecer en la fe? ¿Por qué Dios le concede a eso
tanta importancia? Sin duda por la posibilidad de que no
permanezcamos y nos apartemos de Él. En realidad no tengo problema
en admitir que la perseverancia de los santos está garantizada; lo
que sucede es que para que nosotros seamos contados entre los santos
tenemos que perseverar.
Mt
10:22; Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas
el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Mt
24:12-13; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se
enfriará. 13 Mas
el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Jn
8:31;
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos…
(Jesús
podía haber dicho, de acuerdo con los postulados calvinistas, “si
sois mis verdaderos discípulos, permaneceréis en mi palabra”;
esta
proposición también sería cierta, pero
es
mucho más clarificador lo que dijo: que si permanecemos en su
palabra seremos sus discípulos, o lo que es igual, que seremos sus
discípulos si permanecemos en su palabra).
Hch
13:43; Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los
prosélitos piadosos siguieron a Pablo
y a
Bernabé,
quienes hablándoles, les
persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.
Hch
14:21-22; Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de
hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía,
22 confirmando
los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en
la fe,
y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios.
1
Co 9:26-27; Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura;
de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27 sino que
golpeo mi
cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo
para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
Col
1:21-23; ...os
ha reconciliado 22
en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros
santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23 si
en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de
la esperanza del evangelio que habéis oído...
He
2:1-3; Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a
las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 2 Porque
si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda
transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3 ¿cómo
escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?...
He
3:6,12-14;
6
...pero Cristo como hijo sobre su casa, la
cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la
confianza y
el gloriarnos en la esperanza.
12
Mirad, hermanos, que
no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo;
13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se
dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño
del pecado. 14 Porque somos
hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el
fin nuestra confianza del principio...
He
10:39; Pero nosotros
no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que
tienen fe para preservación del alma
(esta
declaración es una evidencia de que aunque nosotros no retrocedamos
para perdición, hay otros que sí).
2
Jn 8-9; Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de
vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. 9 Cualquiera
que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a
Dios;
el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y
al Hijo.
Stg
4:19; Hermanos, si
alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le
hace volver,
20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino,
salvará de
muerte un alma,
y cubrirá multitud de pecados.
Ap
2:10; No
temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a
algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y
tendréis tribulación por diez días. Sé
fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
¿PUEDE UN CREYENTE VOLVERSE SAL INSÍPIDA?
Los
dos textos siguientes parecen indicar que sí; sobre todo si tenemos
en cuenta cómo termina el versículo 35 de Lucas (“El
que tiene oídos para oír, oiga”).
Ahora bien, si eso llega a suceder, el creyente se vuelve inservible
hasta tal punto que es echado fuera para ser hollado. Pero, ¿qué
significa ser echado fuera? Pues ni más ni menos que ser expulsados
de la presencia de Dios, como lo avalan las porciones contenidas en
los capítulos 22 y 25 de Mateo.
Mt
5:13; Vosotros
sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué
será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y
hollada por los hombres.
Lc
14:34-35; Buena es la sal; mas si
la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? 35 Ni para la
tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El
que tiene oídos para oír, oiga.
Mt
22:11-13; Y
entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que
no estaba vestido de boda.
12
Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?
Mas él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los que servían:
Atadle de pies y manos, y echadle
en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de
dientes.
Mt
25:28-30; Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez
talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al
que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y
al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el
lloro y el crujir de dientes.
SI
NO PERMANECEMOS SEREMOS CORTADOS POR FALTA DE FRUTO
A
sus discípulos que ya estaban limpios por la Palabra que les había
hablado, Jesús les manda que permanezcan en Él, porque si no lo
hacen (se contempla esa posibilidad) no podrán llevar fruto, por lo
que se secarán y serán recogidos para que ardan en el fuego.
Jn
15:4-6,8; Permaneced
en mí,
y yo en vosotros. Como
el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en
la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la
vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él,
éste lleva mucho fruto;
porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El
que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se
secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
8
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis
así mis discípulos.
PERSEVEREMOS
PACIENTEMENTE EN LA JUSTICIA DE CRISTO
-Advertencia
en Gn 19:
En
este capítulo de Génesis hallamos una referencia escatológica al
derramamiento de la ira de Dios sobre las naciones, de la que el
remanente escogido por Dios será salvo (Lc
17:28-30). Pero
también podemos extraer una enseñanza de orden práctico, tanto a
nivel individual como colectivo, para el actual pueblo de Dios.
Lc
17:28-30; Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían,
bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 mas
el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y
azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo
del Hombre se manifieste.
Sodoma,
Gomorra y las demás ciudades de la llanura que fueron destruidas,
representan el juicio de Dios sobre la tierra y sus moradores en el
colmo de su maldad. Los yernos de Lot apuntan a aquellos que,
habiendo sido advertidos, no creyeron. En cambio Lot, junto con su
esposa e hijas, se refiere a quienes escuchan y creen en el
evangelio. A éstos se les mete prisa para que se pongan a salvo,
cuando aún están a tiempo. Observamos que, aunque Dios los ayuda en
su camino por medio de sus ángeles que los agarran de las manos,
deben ellos mismos salir por su propia voluntad y por sus propios
pies. Finalmente vemos que la mujer de Lot, la cual había sido
salva, volvió atrás su mirada, anhelando lo que había dejado, y
pereció en el camino.
En
resumidas cuentas, vemos que la esposa de Lot fue salva de la justa
ira de Dios porque se acogió a su gracia y misericordia, lo mismo
que su marido e hijas. Pero a diferencia de éstos, que alcanzaron la
meta final, en el camino ella dejó de mirar a Cristo, por lo cual
perdió la fe y desobedeció. La consecuencia de esto fue bien
trágica, como sabemos.
Gn
19:17,26;
17
Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa
por tu vida; no mires tras ti, ni pares en
toda esta llanura; escapa al monte, no
sea que perezcas.
26
Entonces la mujer
de Lot miró atrás,
a espaldas de él, y
se volvió estatua de sal.
Lo
mismo que le pasó a la mujer de Lot, le pasó a muchos que eran parte del pueblo
elegido y nos puede pasar a nosotros hoy, si no permanecemos en
Cristo. Aprendamos de los versículos siguientes:
Ez
20:37-38; Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los
vínculos del pacto; 38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes,
y a los que se
rebelaron contra mí; de la tierra de sus
peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán;
y sabréis que yo soy Jehová.
-Advertencia
en 1 S 2:
Elí,
como sumo sacerdote del linaje de Itamar, tenía la promesa de Dios
de que él y su descendencia ejercerían a perpetuidad el sacerdocio;
sin embargo, como observamos en el siguiente versículo, dicha
promesa fue anulada por permitir que sus hijos violaran el pacto
sacerdotal y fueran causa de tropiezo al pueblo. Igual que ellos
entonces, nosotros tenemos hoy firmes promesas, cuyo cumplimiento
está garantizado por Dios, con tal que queramos permanecer en su
gracia.
1
S 2:30; Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo
había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de
mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga,
porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán
tenidos en poco.
-Advertencia
en Ezequiel 3, 18 y 33:
Los
calvinistas no aceptan Ez
33:12-19 (también
Ez
3:18-21 y Ez 18:21-28) como
prueba de que personas que recibieron de Dios promesas de vida pueden
acabar en muerte, aduciendo que entonces estaban bajo el Antiguo
Pacto. Pero lo cierto es que la armonía que guardan estos versículos
con muchos textos del Nuevo Testamento, que luego presentaré, nos
indica que dicho mensaje es perfectamente válido para el creyente de
hoy.
Ez
33:13-15; Cuando
yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia
hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que
morirá por su iniquidad que hizo.
14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se
convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,
15 ...y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad,
vivirá ciertamente y no morirá.
-Advertencia
en Mt 24:
Tengamos
presente que aquí Jesús exhorta a sus siervos, y no a los
incrédulos o a los religiosos hipócritas como los fariseos, a estar
siempre preparados, orando y velando para hacer su voluntad y no ser
sorprendidos haciendo el mal cuando, de modo imprevisto, venga a
pedirnos cuentas. El Señor dice claramente que si desobedecemos su
Palabra, despreciando a nuestros hermanos y participando con los
incrédulos en sus pecados, recibiremos el mismo castigo que ellos en
un lugar de tormento.
Mt
24:45-51; ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso
su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle
haciendo así. 47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le
pondrá. 48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor
tarda en venir; 49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a
comer y a beber con los borrachos, 50 vendrá
el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora
que no sabe, 51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los
hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
-Advertencias
en Mt 25:
Las
enseñanzas de Jesús en este capítulo son muy parecidas a la
anterior. La parábola de las diez vírgenes se refiere al compromiso
entre Cristo y su esposa, la iglesia. Todas son vírgenes que esperan
al esposo para celebrar con él sus bodas, pero mientras una parte de
ellas es prudente y está preparada en todo momento para recibirlo,
las demás son insensatas y la venida del esposo las pilla
desprevenidas sin estar preparadas. Sucede que las primeras entran
con el esposo a celebrar las bodas, pero a las otras el esposo les
cierra la puerta y cuando llaman no las reconoce. Como nos advierte
He 2:3, no
debemos descuidar esta salvación tan grande.
Mt
25:6-13; Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el
esposo; salid a recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a
las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se
apagan. 9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos
falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y
comprad para vosotras mismas. 10 Pero mientras ellas iban a comprar,
vino el esposo; y
las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró
la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes,
diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo:
De cierto os digo, que no os conozco.
13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo
del Hombre ha de venir.
En
la parábola de los talentos también les habla a sus siervos, no a
extraños. Jesús asciende a la diestra del Padre y les entrega sus
bienes a sus siervos, repartiendo diferentes cantidades de talentos,
a cada uno conforme a su capacidad, para que los inviertan y
produzcan con ellos más talentos. Cuando regresa a la tierra y les
pide cuentas felicita y recompensa a unos por haber usado los
talentos recibidos para producir más talentos, pero desposee
totalmente y expulsa de su reino a los siervos negligentes que no
negocian con su talento para producir otro.
Mt
25:26-30; Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente,
sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al
venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28
Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29
Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no
tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y
al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el
lloro y el crujir de dientes.
La
enseñanza que se desprende de esta parábola, es que Dios manda a
sus siervos desarrollar los dones y talentos que Él les ha dado, o
lo que es lo mismo, tienen que producir buen fruto, el fruto del
Espíritu; de otro modo los considera inservibles e inútiles. Por lo
que vemos en este pasaje de Mateo, la consecuencia de desobedecer
este mandato, no acarrea una mera reprimenda, sino el terrible
castigo de ser arrojado de su presencia al reino de las tinieblas,
donde será el lloro y crujir de dientes.
-Advertencia
en Ro 11:
Aquí
se nos dice bien claro que así como muchos israelitas, siendo las
ramas naturales fueron desgajados del olivo por volverse incrédulos,
cuánto más nosotros, si no permanecemos en la gracia y la bondad de
Dios. No debemos pasar por alto que si somos cortados del olivo al
que hemos sido injertados, dejaremos de dar fruto, nos secaremos y
seremos arrojados al fuego, lo mismo que le sucede a los pámpanos
que se separan de la vid (Jn
15:4-6).
Ro
11:19-22; Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese
injertado. 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú
por la fe estás en pie. No
te ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no perdonó a las
ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad
ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si
permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás
cortado.
-Advertencia
en 1 Corintios 10:
El
siguiente texto es muy ilustrativo. Pablo se dirige a los hermanos en
la fe y por extensión a nosotros hoy, recordándonos lo que
aconteció a Israel tras su liberación de Egipto, como ejemplo y
amonestación para nosotros, para evitar que nos pase lo que le
ocurrió a Israel, que era y es el pueblo elegido. No debe pasarnos
desapercibido que la liberación de Egipto, el paso bajo el mar, la
nube que los acompañaba, el maná, el agua de la roca, y tantas
otras cosas, son figura y sombra de lo que había de venir con el
nuevo pacto en la sangre de Cristo.
1
Co 10:1-6,11-12; Porque
no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres
todos
estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; 2 y todos
en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, 3 y todos
comieron el mismo alimento espiritual, 4 y todos bebieron la misma
bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los
seguía, y la roca era Cristo. 5 Pero de los más de ellos no se
agradó Dios;
por lo cual quedaron postrados en el desierto. 6 Mas
estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros...
11
Y estas
cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los
siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
-Advertencia
en Hebreos 6:
Los
siguientes versículos de Hebreos no pueden ser más claros sobre la
posibilidad de que una persona nacida de nuevo renuncie a la fe. Aquí
no se está hablando de creyentes que simplemente pecan y luego se
arrepienten, sino de algo mucho más grave. Se está refiriendo a
personas que, tras disfrutar de todas las bendiciones en Cristo, se
apartan de la fe, produciendo mal fruto de forma persistente, y
también se refiere a su consecuencia final, que es arder en el fuego
eterno.
He
6:4-6; Porque
es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don
celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de
Dios y exponiéndole a vituperio.
He
escuchado de boca de un predicador que los que “recayeron” son
los falsos creyentes que están mezclados con los verdaderos, como se
describe en la parábola del trigo y la cizaña (Mt 13:24-30).
Pero “recaer” indica que algo o alguien vuelve a caer después de
haber sido levantado. Eso encaja perfectamente con las
personas
muertas
en
sus delitos y pecados que son
levantadas
por
el poder y la gracia de Dios, pero que después rechazan
esa
gracia y vuelven a
caer en un estado de muerte espiritual.
Además
esas personas que recayeron fueron hechas partícipes del Espíritu
Santo. ¿Quiere eso decir que simplemente observaron el poder y la
consolación del Espíritu Santo en otros que estaban con ellos, pero
sin experimentarlo en sí mismos? Al cotejar esta expresión de He
6:4 con
las de He 3:1 y
He 3:14,
podemos
ver que las personas que son hechas participantes o partícipes
(según la RAE: “Que tiene parte en algo, o entra
con otras a la parte en la distribución de ello”)
son sujetos activos y no meros sujetos pasivos presenciales. Por
tanto, los que fueron hechos partícipes recibieron todos, sin
exclusión, la unción del Espíritu Santo.
He
3:1,14; Por tanto, hermanos santos, participantes del
llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo
sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús…
14
Porque somos hechos participantes de Cristo, con
tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del
principio...
La
realidad de que existen personas que después de abrazar la fe de
Cristo se apartan del Él, no la desmienten los dos versículos que
siguen (7-8), los cuales declaran que aquellos que producen frutos
dignos de arrepentimiento, o frutos del espíritu, son bendecidos;
mientras que los que producen frutos de la carne son maldecidos y les
aguarda el infierno. Aquí el énfasis no está en la calidad de la
tierra que bebe la misma lluvia, sino en la calidad de los frutos,
aunque éstos sirvan para identificar la clase de tierra. Lo que
realmente importa, es que Dios espera de nosotros buen fruto y
nosotros debemos producirlo; de ese modo seremos buena tierra.
He
6:7-8; Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre
ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es
labrada, recibe bendición de Dios; 8 pero
la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser
maldecida, y su fin es el ser quemada.
Que
Pablo esté convencido de que los destinatarios de su carta
permanecen en la fe, tampoco invalida que los creyentes en general se
puedan apartar de Cristo.
He
6:9; Pero en
cuanto a vosotros, oh amados,
estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la
salvación, aunque hablamos así.
Por
eso el apóstol, al tiempo que los exhorta, manifiesta su deseo de
que permanezcan firmes hasta el fin para plena certeza de la
esperanza, imitando a aquellos que por la fe y la paciencia heredan
las promesas.
He
6:11-12; Pero deseamos
que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin,
para plena certeza de la esperanza, 12 a fin de que no os hagáis
perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia
heredan las promesas.
-Advertencia
en 2 Pedro 2:
El
contexto de este pasaje gira en torno a los falsos maestros que en un
tiempo futuro aparecerían en las congregaciones de los santos,
introduciendo sutilmente herejías destructivas, negando la eficacia
del sacrificio de Cristo, seduciendo con mentiras a los incautos,
arrastrando a muchos a una vida disoluta y comerciando con ellos por
avaricia. Entre otras cosas se dice de ellos que “han
dejado el camino recto, y se han extraviado...” (vs
15), o que para ellos “...la
más densa oscuridad está reservada para siempre” (vs
17).
El
capítulo 2 de esta carta incluye evidencias claras de que alguien
nacido de nuevo puede abandonar la fe una vez dada a los santos ¿Qué
otra interpretación le podemos dar a los siguientes versículos?
2
P 2:20-22; Ciertamente, si
habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el
conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez
en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el
primero. 21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino
de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del
santo mandamiento que les fue dado.
22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve
a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
-Advertencia
en la epístola de Judas:
Vemos
que en el versículo 3 se exhorta a los hermanos a contender
ardientemente por la fe que una vez fue dada a los santos,
para
no caer en las enseñanzas de los falsos maestros. A éstos se los
describe como nubes sin agua arrastradas por todo viento de doctrina
(Ef
4:14),
como árboles sin fruto, “dos
veces muertos y desarraigados”, “para los cuales está reservada
eternamente la oscuridad de las tinieblas”.
Jud
1:5,12-13;
5
Mas quiero
recordaros,
ya que una vez lo habéis sabido, que
el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después
destruyó a los que no creyeron.
12
Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente
con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes
sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles
otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;
13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas
errantes, para
las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.
Aunque
a alguien le pueda parecer discutible, para mí la expresión del
versículo 12 “dos
veces muertos y desarraigados” se
refiere a personas que después de sufrir la primera muerte en Adán
(Ro
5:14; 1 Co 15:21-22),
luego se hacen reos de la segunda muerte, por rechazar o, como en el
caso que nos ocupa, desarraigarse de Cristo, el postrer Adán (1
Co 15:45);
porque
nadie puede ser desarraigado si antes no ha echado raíces.
-Advertencia
en Gálatas 5:
Esto
mismo lo podemos ver también en Ga
5:4,7.
Los
gálatas habían comenzado bien, pero luego, influenciados por los
judaizantes, se desviaron de la verdad ¿Y cuál fue la consecuencia
práctica de ello? Pues ni más ni menos que desligarse de Cristo y
caer de la gracia. A estas personas les ocurre lo mismo que a los
árboles desarraigados mencionados en la epístola de Judas; si se
desligaron de Cristo es porque antes habían estado ligados o unidos
a Él. Esto creo que no admite discusión alguna.
Ga
5:4,7;
4
De Cristo
os desligasteis,
los que por la ley os justificáis; de
la gracia habéis caído.
7
Vosotros
corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?
-Advertencia
en Fil 2:
La
siguiente porción consta de dos versículos interdependientes, que
no podemos separar, si queremos entender el mensaje que trasmiten.
Pero los calvinistas hacen prevalecer el versículo 13 sobre el 12,
minimizando la importancia de éste.
Fil
2:12-13; Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no
como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia,
ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, 13
porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el
hacer, por su buena voluntad.
En
concordancia con He 2:3, se
exhorta aquí a no descuidarnos, ocupándonos de nuestra salvación
con santo temor. Por consiguiente, el mensaje completo es que Dios
es el que produce el querer como el hacer en nosotros, en
los que nos ocupamos en cuidar con esmero la salvación,
la
cual hemos recibido de Él. Como Dios es el que en nosotros produce el querer como el hacer, se
nos podía haber dicho en el versículo 12 que no nos preocupáramos
por nuestra salvación, pero dice justamente lo contrario ¿Por qué?
Porque si descuidamos esta salvación tan grande, no escaparemos al
castigo, como les ocurrió a los israelitas que desobedecieron a
Dios, transgrediendo sus leyes (He 2:1-3).
CONCLUSIÓN
Considerando
los argumentos aquí expuestos, basados en la Palabra de Dios,
enseñar que una vez salvo siempre se es salvo me parece una decisión
temeraria. Aun suponiendo que estuviéramos equivocados los que
creemos que un converso puede dejar de ser salvo, si decide apostatar de la fe,
enseñar esto contribuirá a que el creyente ande en santo temor, a
que no baje la guardia y muestre más celo por las cosas de Dios.
Pero si, como creo, los que están equivocados son los que afirman
que es imposible perder la salvación, al impartir dicha enseñanza
podrían, sin ser conscientes de ello, provocar tibieza espiritual en
una parte de sus seguidores o un relajamiento moral que acabe por
apartarlos de Cristo.
Ap
3:15-17; Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá
fueses frío o caliente! 16 Pero
por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi
boca.
17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna
cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado,
miserable, pobre, ciego y desnudo.
Ap
2:4-5; Pero
tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por
tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete,
y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y
quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
Y
si eso llega a ocurrir, algo que a la luz de la Palabra no podemos
descartar, sino todo lo contrario, ¿no serían tales enseñantes
responsables en alguna medida de su extravío? Esto es algo muy serio
sobre lo que debemos reflexionar. Es preferible albergar alguna duda
razonable que nos haga extremar la prudencia, que estar seguros de
una convicción errónea.
Los
creyentes afectados por esta enseñanza calvinista podrían ser
víctimas de un exceso de confianza que los lleve a endurecer sus
corazones y a caer en el engaño. Eso es lo que les había ocurrido a
los judíos a los que Jesús acusó de ser hijos del diablo, aunque
se consideraban a sí mismos hijos de Abraham e hijos de Dios y
estaban muy orgullosos de ello (Jn
8:39,41-42,44).
Jn
8:39,41-42,44;
39
Respondieron y le dijeron: nuestro
padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las
obras de Abraham haríais.
41
Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron:
Nosotros no somos nacidos de fornicación; un
padre tenemos, que es Dios. 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro
padre fuese Dios, ciertamente me amaríais;
porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí
mismo, sino que él me envió.
44
Vosotros
sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre
queréis hacer.
¿Tendría
sentido que cada uno de nosotros se preguntara si pertenece al grupo
de los elegidos para ser salvos? No, porque no ganaríamos nada con
ello, ya que, según los calvinistas, tanto si fuimos predestinados
para salvación como si fuimos predestinados para condenación, ya
está todo decidido de antemano, sin que podamos hacer nada para
cambiarlo.
Pero
para los que entendemos de otro modo la Palabra, sí tiene sentido
que reflexionemos sobre nuestras vidas, para ver en qué fallamos a
Dios y así poder arrepentirnos; para andar en santo temor, poniendo
el máximo empeño en hacer su voluntad; para estarle agradecidos;
para darle a Él toda la gloria; etc...
Consciente
de que este debate podría alargarse por tiempo indefinido, doy aquí
por finalizada mi contribución al mismo.
Que
Dios sea en todo glorificado. Amén.
Completo estudio del calvinismo, recientemente revisado y ampliado. Es el resultado de una reflexión en profundidad del autor, que ha procurado en todo momento mantenerse al margen de lo que otros autores hayan dicho al respecto, por muy prestigiosos que ellos sean. El único inconveniente es su extensión (55 páginas tipo folio), por lo que se recomienda su lectura por partes.
ResponderEliminarConsiderando los argumentos aquí expuestos, basados en la Palabra de Dios, enseñar que una vez salvo supeditado se es salvo por obras me parece una decisión temeraria. Aun suponiendo que estuviéramos equivocados los que creemos que un converso no puede dejar de ser salvo, si decide apostatar de la fe, enseñar esto contribuirá a que el creyente ande en santo temor, a que no baje la guardia y muestre más celo por las cosas de Dios. Pero si, como creo, los que están equivocados son los que afirman que es posible perder la salvación, al impartir dicha enseñanza podrían, sin ser conscientes de ello, provocar tibieza espiritual en una parte de sus seguidores o un relajamiento moral que acabe por apartarlos de Cristo viviendo con miedo y no con seguridad.
ResponderEliminarUna simple analogía, cuando Dios mando a Noe y su familia entrar al arca, está permaneció abierta, y fue Dios quien la cerro... Si salías morirás junto con todas las personas, pero si permaneces en la promesa de Dios de que el mandaría el juicio y el arca sería la única salvación, serías salvó. La situación es la misma, permanecer en la fe no es una obra, es simplemente fe, Pablo mismo enseña que fuimos salvos por gracia por medio de la fe, no por obras, para que nadie se glorien.
EliminarConsiderar a la fe como una obra, es contradecir a lo q la misma biblia dice.
un estudio debil lleno de contradicciones, si un cristiano esta seguro en manos de Dios no puede irse Dios se llegaria a contradecir y los pasajes que usan para hablar de su Salvación por obras se utilizan equivocadamente para creer como verdad una mentira como el arminianismo este post es una blasfemia
ResponderEliminarLlegue a la mitad de tu artículo, pero no me convenciste. Tengo hermanos que no creen en la predestinación, son mis hermanos.
ResponderEliminarMuy buen estudio
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