10/5/17

Luz y tinieblas


Reflexionar sobre la luz y las tinieblas es muy importante por su estrecha relación con la vida y la muerte, tanto en el orden natural como en el espiritual.



Jn 8:12 ...Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.



1 S 2:9 El guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas...



Is 59:9-10 Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos.



Jer 13:16 Dad gloria a Jehová Dios vuestro, antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la vuelva en sombra de muerte y tinieblas.



Lm 3:6 Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.



De la importancia de la luz y las tinieblas queda constancia en la Biblia por las innumerables veces que se mencionan. Y más aún si consideramos no sólo dichos términos estrictamente, sino también los medios o formas con que se manifiestan y las aplicaciones a nuestras vidas. La luz puede mostrarse por medio de una lumbrera, lucero, lámpara, antorcha, fuego, o sol y manifestarse en forma de día, iluminación, brillo o resplandor. Asimismo las tinieblas pueden presentarse como noche, oscuridad o valle de sombra de muerte.



La luz, igual que todas las demás cosas creadas, proviene de Dios. Lo primero que hizo Dios en el primer día de la creación fue precisamente la luz. De las tinieblas y la nada, creó la luz y la vida. Ambas van inseparablemente unidas, ya que la vida difícilmente puede darse sin la existencia de luz. Por eso creó Dios en primer lugar la luz y después todos los seres vivientes. Puede decirse que las tinieblas conducen a la muerte, mientras que la luz posibilita la vida.



Gn 1:1-5 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.



Sal 36:9 Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.



Como hemos dicho, tanto la vida como la luz proceden del Dios Todopoderoso; por eso tenemos la seguridad de que el bien triunfará sobre el mal, la verdad sobre la mentira, la justicia sobre la injusticia, la vida sobre la muerte y la luz sobre las tinieblas ¡Aleluya!



2 Ti 1:10 ...nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.



Jn 1:4-5 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

 

Dios es luz en sí mismo, su luz es tan intensa que todo lo ve; no hay nada que pueda ocultarse de su mirada. Para Él no hay secretos; escudriña la mente y el corazón de los hombres y penetra hasta lo más profundo de las tinieblas. Su luz es tan potente que puede, no sólo alumbrar el camino por donde deben transitar los hombres, sino también llenarlos de su luz para que puedan reflejarla y ayudar a los que vagan en la oscuridad a andar por el buen camino.



2 S 23:4 (Cristo, el Ungido de Jehová) Será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes...



1 Jn 1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.



Jn 1:8-9 No era él la luz (Juan el Bautista), sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.



Jn 12:46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.



Sal 4:6 Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.



Sal 139:11-12 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz.



Sal 90:17 Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros...

 

Sal 112:4 Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos...



Sal 118:27 Jehová es Dios, y nos ha dado luz...



Is 2:5 Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová.



Is 50:10 ...El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.



2 S 22:29 Tú eres mi lámpara, oh Jehová; mi Dios alumbrará mis tinieblas.



Sal 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.



Is 60:19-20 El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria. No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados.



Ap 21:23-25 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.



Ap 22:5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

 

Como Él es luz, cuando se manifiesta en gloria a los hombres, aparece cubierto de fuego y resplandor.



Mt 17:2 Y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.



Hch 9:3-5 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues...



En la naturaleza observamos en muchos lugares diferentes intensidades de luz y tinieblas, a los que nos podemos acostumbrar; pero una luz demasiado fuerte nos cegaría y una oscuridad absoluta no podríamos soportarla por mucho tiempo. A los justos en Cristo les va aumentando la intensidad de su luz hasta brillar como el sol a mediodía. 



Pr 4:18-19 Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan.



Mt 13:43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.



La luz se asocia frecuentemente en la naturaleza con el calor, ya que la principal fuente de luz, que es el sol, también produce calor. Cuando éste se oculta, sobreviene la oscuridad de la noche, durante la cual generalmente enfría la temperatura. Con el fuego ocurre algo parecido; éste puede emplearse tanto para alumbrar como para calentar.



Jn 5:35 Él (Juan el Bautista) era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.



Como en última instancia la fuente de toda luz y vida es Dios, podemos conectarnos a Él -así nos exhorta a hacerlo- como a una batería inagotable para cargar nuestras pilas y alumbrar nuestra lámpara, así como para encender y avivar el fuego de nuestra antorcha.



En el ámbito espiritual lo que predomina es la oscuridad, puesto que el mundo y los que en él están se hallan sumergidos en tinieblas. En este mundo de tinieblas, la luz es indispensable para no deambular extraviados. La luz verdadera que alumbra a todo hombre es Cristo. Los perdidos tienen ojos pero no ven, porque a su alrededor todo son tinieblas; por eso viendo no ven, porque la oscuridad total se lo impide.



Jn 12:34-36 ...¿Quién es este Hijo del Hombre? Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.



Hch 26:8 ... para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios...



2 Co 4:4, 6 ...el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.



Los cristianos, que son “hijos de luz”, deben resplandecer en las tinieblas, colocando su lámpara sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. Reflejando la luz de Cristo, deben guiar a los perdidos a los pies del Señor.



Mt 5:14-16 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.



1 P 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.



En cierto sentido, tener luz significa tener entendimiento y sabiduría; significa conocer a Dios y su Palabra, que nos ha sido revelada. La luz de Dios es la que nos permite andar en sus caminos, según su voluntad. Sólo en Él podemos hallar la verdad y -valga la redundancia- la verdadera libertad, paz, justicia, amor, gozo y felicidad; sólo en Él podemos tener una vida plena y abundante.



Ec 2:13 Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.



Is 42:6-7 Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.



Lc 1:78-79 Bendito el Señor Dios de Israel... Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.



Lc 2:32 Luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.



Sal 43:3 Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas.



En nuestros estados de ánimo la luz se asocia a la alegría, en tanto que la oscuridad a la melancolía, el desaliento, la depresión... Expresiones tan comunes como “hoy el día está alegre" (o triste), revelan que el tiempo atmosférico influye en nuestro estado de ánimo, en el sentido de que un día claro y soleado generalmente nos predispone a estar más alegres que un día nublado. El estrecho vínculo de la luz y oscuridad con los estados de ánimo se refleja abundantemente en la poesía.



Est 8:15-16 ...La ciudad de Susa entonces se alegró y regocijó; y los judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y honra.



Necesitamos la luz que, como hemos visto, es Cristo, para poder ser salvos, para no vagar en oscuridad por caminos de perdición.



Sal 27:1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?



Entre la luz y las tinieblas no hay comunión posible, como tampoco entre Dios y Satanás. Por eso los hijos de Dios, que son luz, no deben unirse o asociarse con los incrédulos, que están en tinieblas. 



2 Co 6:14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?



Ef 5:11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.



Para que la luz de Cristo nos alumbre, para que estemos en la luz, es necesario que estemos en comunión con Dios y los hermanos; si no es así nos engañamos a nosotros mismos.



1 Jn 1:6-7 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.



1 Jn 2:8-11 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.



En la Palabra, la identificación de la luz con el día y la oscuridad con la noche, se aplica a la vida del cristiano. La noche es para dormir, pero los que son “hijos de luz e hijos del día” deben velar para que el ladrón no los sorprenda de noche.



Ro 13:11-13 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia.



1 Ts 5:2, 4-6; Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.



Otra cualidad de la luz es la transparencia. Los “hijos de luz e hijos del día” debemos andar de tal forma que no haya nada de lo que tengamos que avergonzarnos, ni nada que temer delante de los hombres; porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado por la luz.



Mt 10:26-27 Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.



Jn 3:19-21 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.



Ef 5:8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.



Ef 5:13-14 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.



Dios dotó al ser humano de una serie de órganos sensoriales que nos permiten detectar e identificar numerosos objetos de la realidad. Todos los sentidos son necesarios porque así lo estimó Dios al crearnos, pero sin duda el más relevante para el hombre es la vista. De su importancia nos hablan los siguientes versículos:



Mt 6:22-23 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?



Pero, ¿cómo debemos entender los versículos anteriores? Creo que este texto no se está refiriendo a la necesidad de tener buena vista para poder ver físicamente las cosas más claras, sino a cómo miramos las cosas. La expresión de mirar a alguien con buenos o malos ojos nos indica la estima que tenemos a esa persona, no tiene que ver con un tipo de visión física, sino espiritual. Así pues, si vemos a una persona con buenos ojos, portaremos luz; mas si la miramos con malos ojos, estaremos en tinieblas.



En la misma línea estarían los versículos Mt 18:9 y Mt 5:28. En Mt 18:9 no se nos pide que nos auto-mutilemos, lo cual sería un acto pecaminoso, sino que seamos radicales en rechazar cualquier tentación que nos entre por los ojos. Mt 5:28 nos enseña lo importantes que son nuestras motivaciones, ya que para Dios, que escudriña la mente y el corazón, el mero deseo lujurioso hacia una mujer del prójimo, equivale a cometer adulterio, aun cuando el acto no se haya podido consumar.



Mt 18:9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.



Mt 5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.



La separación que hizo Dios entre la luz y las tinieblas, no hizo desaparecer estas últimas, sino que ambas realidades coexisten como la cara y cruz de una misma moneda. Luz y tinieblas se muestran simultánea o alternativamente en lugares y tiempos diferentes. Así, mientras la superficie de un océano puede estar brillando con una luz radiante, al mismo tiempo su fondo puede estar envuelto en completas tinieblas. También vemos diariamente la alternancia entre la claridad del día y la oscuridad de la noche. En el plano espiritual, mientras algunos están en la luz, la mayoría permanece en tinieblas.



Is 8:22 Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas.



Is 9:2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.



Is 60:1-3 Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.



En ausencia de luz no hay libertad, sino opresión y cadenas. La oscuridad puede paralizar completamente a las personas y llegar a ser insoportable para quienes la padecen.



Sal 107:10, 14; Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros.

Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones.



Is 42:7 ... para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas



Jud 6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.



Ex 10:21-23 Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe.Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.



Ap 16:10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas.



La salvación eterna sólo es posible si Dios nos atrae a sí y nos traslada de las tinieblas a su luz admirable. La condenación eterna consiste en ser apartados de la luz de Dios y expulsados fuera de su presencia al reino de las tinieblas. Esto es, sin duda, lo peor que le puede ocurrir a una persona.



Col 1:12-13 Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.



Mt 8:12 Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes (ver también Mt 22:13 y Mt 25:30).


Que el Señor nos ilumine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario